LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

domingo, 28 de octubre de 2012

La justicia de las leyes injustas

Los desahucios van en aumento, las consecuencias de la crisis que nos envuelve desde hace unos años, arrastra por el tobogán de la angustia y la desesperación a casi 500 personas cada día. Gentes que confiaron en la palabra interesada de banqueros sin escrúpulos que les vendieron la posibilidad de comprar el mundo con papel mojado. Las Leyes, como casi siempre, están del lado de ellos, de los que se benefician de la bajada de pantalones de los políticos; a quienes tienen atrapados por créditos infames. La banca, en connivencia con todas las administraciones públicas permitió que este país viviese muy por encima de sus posibilidades. Sabían, porque eran conocedores de ello, que jamás se pillarían las manos, todo lo más algún que otro escándalo para acallar a la opinión pública. Al final seríamos nosotros, todos nosotros, quienes tendríamos que arreglar su desaguisado. La Ley de desahucios es de 1909, y seguimos infligiendo un castigo atroz a quienes son víctimas, arrastrándolos de sus casas porque un día se dejaron llevar por la mano en la espalda de quienes ahora los empujan al cadalso financiero. Parece difícil entender como una sociedad del siglo XXI se somete a leyes que fueron aprobadas a comienzos del XX. En este caso no se puede echar la culpa a la justicia, que se ve atada de pies y manos por una ley inflexible que ha de aplicar bajo la presión de fiscales y abogados. El problema es del legislador, del Gobierno. Un Gobierno que puede hacer mucho por derogar o modificar dicha ley y hacer mucho más humano un proceso ya proceloso en las formas. La posibilidad de entregar nuestra vivienda hipotecada y cancelar así la deuda no se fija en el Congreso porque los partidos políticos adeudan demasiado dinero a la banca; y esta no tiene reparo alguno en apretar el nudo para que el legislador vaya por otros derroteros. La aplicación de injusta de las leyes se produce cuando el perjuicio que se causa a quien ha cometido una falta o delito, va más allá de la reposición de un bien económico. El daño moral y psicológico que resulta de la aplicación estricta de dicha ley hace que el Estado se haga también cargo de los gastos sanitarios que resultan de las crisis de ansiedad, nervios, etc. Así, los únicos que se van de rositas son aquellos que iniciaron el proceso, los bancos. En los próximos meses los medios de comunicación se irán haciendo eco de los diferentes casos de desahucio, de los suicidios que resulten de este problema y demás. Pero no creo que ningún medio de comunicación permanezca estoico defendiendo al ciudadano de los desmanes de los bancos. El poder económico y financiero, ese que coloca a los políticos donde les gusta, se encargará con maniobras soterradas o públicas de sembrar la opinión publicada de falacias sobre la libertad del cliente para solicitar uno u otro crédito. La inducción a comprar pisos todavía no es delito. ¿Cómo se combate esto? ¿cómo se puede modificar? Desde luego con presión social, elevando al congreso el número suficiente de firmas como para hacer comprender a los políticos que ellos también pueden ser víctimas, incluso de sí mismas. No se trata sólo de protestar delante de cada casa desahuciada, sino de postularse claramente del lado de la acera que es necesario. La pena es que este es un país donde las protestas sociales se llevan a otros campos ideológicos que terminan por hacer perder el interés de buena parte de la ciudadanía por más que se jueguen mucho en ello.

sábado, 27 de octubre de 2012

¿Hacia dónde caminar?

El mundo de hoy está lleno de incertidumbres, quizá siempre lo ha estado, y no es sencillo pararse en un cruce de caminos y decidir cuál tomar. La situación socio-económica está arrastrando a muchas personas a una situación de total desamparo. Cada día crece el desarraigo de las nuevas generaciones para con un país que no sabe cómo va a acogerlos en el inmediato presente. El pensamiento político, soterrado durante largos años, no termina de despegar. Las ideologías públicas no se corresponden con las privadas. Los que protestan y pueden cambiar las cosas luego no votan o, simplemente, mantienen una pose. El dejar hacer nos está llevando a una situación desesperada. Esto no es nuevo, parece algo atávico en el intrincado pensamiento patrio. Aguantamos a políticos corruptos, soportamos las leyes que nos imponen para salvaguardar los intereses de los propios legisladores, avanzamos como podemos por un laberinto angosto donde el cenagal económico amenaza con tragarnos a todos. Al final, como hemos hecho siempre y es tradición aquí, reventaremos y se armará la de Dios es Cristo. Para alguien que se plantee su futuro aquí no es fácil decidir el camino a tomar; optar por la emigración parece hoy día una opción más que plausible. Quienes se decanten por continuar formándose pueden terminar en el pozo de las mentiras, ese que se ha ido llenando de falsas promesas de futuro para quienes hacían de la formación un pilar básico. La formación, siendo necesaria quizá habría que replanteársela en los términos que ahora mismo están en boga. De qué sirve tener dos carreras y un máster si el empresario de turno sólo te va a contratar de becario para después despedirte... Creo en mi país, en la capacidad de sus gentes para salir de esta situación. Sin embargo percibo que nos hemos acostumbrado mal. En los últimos 25 años nos hemos acomodado, nos creímos en la cima de un mundo que se tornó irreal; ahora nos cuesta reconocer que no sólo nos equivocamos al elegir al político equivocado, sino que seguimos permitiendo cualquier desmán si con ello nos podemos beneficiar. La ampliación constante de la Unión Europea, en mi opinión, contribuye de forma exponencial a la deriva constante de economías que se ven infladas con subvenciones para no producir, con el riesgo latente del abuso... Por un lado nos dan para que durante estos años reformásemos nuestra economía y por otro lado ahora pretenden que renunciemos al jamón en favor del pan duro. En los próximos meses, incluso años, el mercado laboral dejará en la calle a una generación entera. Una multitud de personas que frisan hoy los cincuenta años se darán de bruces con una nueva realidad. Una verdad manifiesta que sustituye a personas cualificadas y con experiencia, pero caros, por imberbes jóvenes con mucha formación y nula experiencia. ¿hacia dónde van a caminar estos parados? No se sabe, aunque para muchos su futuro quizá se encuentre en la consulta de algún psiquiatra. Un viejo refrán dice que: “El que quiera truchas, se debe de mojar los pies” y eso es lo que tendremos que hacer. Queremos caminar, no sabemos hacia donde pero debemos iniciar camino...

Tu olor, tu sabor, tu recuerdo

Muchas veces me quedo absorto en mis pensamientos, imaginándote, sintiéndote interiormente. No puedo ni quiero evitarlo. Para mí son momentos en los que me siento afortunado por haberte descubierto. Lo mejor que puedo decir de ti es que me haces sentir mejor, lo peor...no lo recuerdo o tal vez no exista nada malo. Amanezco algunas mañanas con la sensación de tener en mis labios todavía el sabor de tu piel. Una piel a veces dulce a veces salada. Dependiendo de tu estado de ánimo, de tu situación afectiva, de tu excitación interna...los sabores fluctúan. Se mezclan con tu olor. Un aroma embriagador que me transporta siempre a las emociones sentidas, a las vividas, a las que quedan por descubrir. Dicen que el recuerdo de las personas que has amado lo mantienes toda la vida, confío en no perder jamás las esencias que puedas haber dejado en mi. Algún día, cuando sea más mayor, rememoraré los momentos vividos y los haré presentes a cada instante que pueda. La felicidad, ese efímero estado que de cuando en cuando uno puede lograr alcanzar, sin duda la alcancé muchas veces a tu lado. Tan sólo por ello ya merece la pena haberte conocido.

viernes, 26 de octubre de 2012

OTRAS PARTES

Un viejo dicho dice que segundas partes nunca fueron buenas; supongo que el primero que pronunció tal frase fue alguien que no disfrutó la segunda o tercera oportunidad que tuvo de volver a repetir una experiencia pasada. Hoy día se emplea mucho para meter el dedo en la llaga de aquellas personas que intentan otra vez terminar aquello que en su día iniciaron y dejaron. Uno debería plantearse si la vida debe de vivirla del tirón o debe detenerse y repetir aquellas experiencias que en su día dejaron atrás. Si es cierto que el ser humano aprende con el paso de los años, lo lógico sería que pudiésemos repetir aquello que nos salió un día mal y corregir aquellos errores que se cometieron. Un deportista puede no triunfar en un determinado equipo porque las circunstancias de ese momento en lo permiten, luego, a la vuelta de unos años regresa y triunfa. Si lo hace es porque aprendió de los errores para poder enmendarlos. Las rupturas y los desalientos que se producen cuando rompemos una relación interpersonal suponen, casi siempre, una negación del pasado y una cerrazón ante la posibilidad de revivir de nuevo todo. En esos instantes no nos detenemos a pensar que más adelante, cuando la vida y el tiempo hace más pequeños los inconvenientes pasados, podemos ver las cosas con otra perspectiva y ser capaces de retomar el camino para no salirnos del sendero. El protagonista de la película “El exótico hotel Marigold” tiene como frase de cabecera aquello de que: “Al final todo sale bien, y si no ha salido bien, es por que no es todavía el final”. Filosofía simple y audaz que da cabida a cualquier rectificación sobre los actos previamente cometidos. O sobre cualquier hecho que ocurra en un momento dado. Una persona que tiene vicios tiene siempre la oportunidad de desandar el camino hecho y volver a una senda menos lesiva para sus intereses; quien roba puede dejar de hacerlo; quien consume drogas puede dejar de hacerlo; quien ama puede dejar de hacerlo; quien odia, debería dejar de hacerlo.... A lo largo de nuestra existencia siempre podremos encontrar ese hito en nuestro camino que nos ayude a situarnos en la carretera adecuada, aquella que nos haga mejores personas. Cabría preguntarse si tropezar dos veces con la misma piedra no es sino otra forma de saber que somos ciertamente impredecibles. Que podemos cambiar de opinión e incluso de idea de forma fácil, rápida, eficaz.. Así pues no hay otra parte u otra oportunidad; hay tantas como estemos dispuestos a conocer.

martes, 16 de octubre de 2012

PERDIDO ENTRE LA MULTITUD

En algunas ocasiones transitando por las calles de la vida me he sentido perdido entre la multitud de personas que camina en una misma dirección sin preguntarse siquiera por qué. Dan por hecho que van en la dirección adecuada sin saber por qué lo hacen, ni saber hacia dónde van. En otras ocasiones he sido uno más de esos caminantes anónimos que siguen la estela del inmediatamente anterior como un animal en la manada. Perderse entre la multitud es, relativamente, fácil. Sobre todo porque lo más difícil quizá sea nadar contra corriente. Pensar de otro modo supone un ejercicio doble; por un lado implica una reflexión sobre el pensamiento común poniéndolo en solfa y por otro lleva implícito el hecho de tener que explicar, más pronto que tarde, por qué pensamos de otro modo. Ahora mismo, en un momento difícil socialmente hablando, son muchos los que se encuentra perdidos en medio de la multitud que se balancea de una lado a otro en función de la protesta del día. La gran mayoría se mueve en una dirección u otra por la sencilla razón de que el de al lado también lo hace. Si les preguntas por qué se manifiestan lo que hacen es repetir de forma sistemática las consignas que otros idearon y por las que la mayoría allí presente se situó detrás. Uno debería ser capaz de aislar su existencia en medio de las demás para ver si, efectivamente, somos parte de aquello en lo que nos estamos viendo inmersos o si, al contrario, no pintamos nada allí. Apoyar una idea, adherirse a una propuesta debe llevar implícito un conocimiento amplio de nuestra realidad. Por ese motivo me he sentido sólo en medio de la multitud. El ser humano, siendo como es grupal, se siente cómodo caminando rodeado de gentes similares. La percepción de uno mismo como parte de un todo nos da seguridad; por ello, cuando nos sentimos solos rodeados de tanta gente, la sensación de vacío puede llevarnos a la depresión, a la angustia, a la necesidad de refugiarnos en un mundo interior qué dependiendo de cuan amueblado esté, nos permitirá un refugio cómodo y seguro o nos acercará a un abismo del que nos puede costar salir.

EL SONIDO DE LOS LATIDOS DEL CORAZÓN

¿Cómo es el sonido de los latidos del corazón? ¿Qué música es capaz de mecer la máquina que nos da la vida? Todos tenemos más o menos claro cómo describir ese sonido. En algún momento de nuestra vida hemos acercado nuestra oreja al pecho de alguien para escuchar cómo suena. Mas ese no es el sonido al que me refiero en este instante, sino al sonido que se produce cuando las emociones de la vida alteran su normal ritmo. Cuando realizamos un ejercicio físico nuestro corazón se acelera, eso para todos nosotros es obvio; sin embargo no es menos la aceleración que se produce cuando nos encontramos ante esa persona que nos ha robado el aliento. En esos momentos los latidos los percibimos con una brutal fuerza. Si hiciésemos una encuesta para que todos describiésemos cómo se acelera nuestro corazón con las emociones todos lo describiríamos de un modo similar. Pero si tuviésemos que describir su sonido... ahí cada uno tendría sus dificultades para describirlo. Hay corazones románticos que suenan siempre como una canción de Perales, con un ritmo tranquilo; hay corazones rockeros que se saltan del pecho en los solos de batería que provocan las emociones repentinas; los hay cuya partitura apenas se ha podido escribir porque su dureza hace que apenas vibre con la vida. Cuando uno siente algo fuerte por alguien y ese sentimiento es recíproco se logra, en el encuentro físico, una suerte de conjunto armónico en el que el acompasamiento de los latidos puede llegar a crear una melodía maravillosa que tendemos a querer repetir hasta los límites de lo razonable. Puede pasar, y muchas veces pasa, que nuestros latidos parecen detenerse, parecen cesar; normalmente cuando las noticias que nos llegan no son buenas. En estos momentos va a ser la capacidad de asimilación de cada uno la que logre que esa melodía vuelva a sonar o que, por el contrario, sea un disco rayado por un tiempo indeterminado. Me gusta pensar que mi corazón se mueve como una melodía de blues, tal vez la música que más emociones me transmite.

SENTADO EN EL MALECÓN

Siempre me ha gustado estar en la naturaleza, en la cumbre de una montaña desde donde poder divisar infinitas vistas y perder la noción del tiempo extasiado por la magnitud de las proporciones que desde allí se divisan. En medio de una cordillera uno se siente pequeño, a penas un punto insignificante en medio de todo el conglomerado de vida que se percibe en cualquier dirección. Es, sin embargo, en el malecón de una ciudad portuaria cualquiera donde realmente se es consciente de que nuestro mundo, aquel en el cual desarrollamos nuestra vida, apenas alcanza un instante. Sentado frente al mar, en una tarde cualquiera uno puede reflexionar sobre los mundos que se encuentran más allá. Percibir la brisa del mar en nuestra piel es una manera de comenzar a descubrir qué hay allí. Seguramente serán los marineros, los pescadores, quienes se aventuren mar a dentro los que deben de sentir unas sensaciones especiales cada vez que se alejan del malecón y otras muy diferentes cuando se acercan. Para quien es marinero tierra adentro la soledad del mar es, quizá, un lugar en el que le costaría sobrevivir. Prefiero sentarme en la baranda del malecón y escuchar el sonido de las olas al romper. Quedarme con la mirada fija en una espuma blanca que crepita como un fuego invisible y húmedo que tal vez Neptuno utilice como gancho para atraer a futuros moradores de las profundidades marinas. Seguramente en mi retina se ha fijado ese malecón de la Habana tantas veces protagonista de escenas cinematográficas. Lugar mitificado de una decadente ciudad, capital de un todavía más decadente país. No obstante en él se agolpan muchos habaneros que perfilan sus sueños mientras unas buscan clientes, otros cantan canciones de historias reales que disimulan una realidad demasiado cruda para ser contada... El mundo ribereño está lleno de malecones donde los sueños se topan con la realidad; esa costa africana en la que un universo multicolor de frágiles barcos, que en occidente no obtendrían permiso para siquiera flotar, llena las costas de sueños con una vida mejor en otras latitudes. Es el el malecón de mi vida en el que me sitúo de cuando en cuando para poder otear qué hay ahí delante, qué se me ofrece en esta vida que me ha tocado vivir.

viernes, 12 de octubre de 2012

NOVEL DE LA PAZ A EUROPA, UN PREMIO A LA HIPOCRESIA

A la Comunidad Europea le han otorgado el Nobel de la Paz de 2012. En sí mismo este titular ya merece una discusión en sí mismo. Siempre he creído que cuando se da un premio como este se tienen en cuenta los valores reales que se supone tiene el merecedor del galardón. En este caso lo pongo en duda. A mi modo de ver es un premio a la hipocresía. Darle el premio Nobel de la Paz a una institución que representa los intereses de tantos y tantos grupos empresariales cuya única consigna es vender armas a otros Estados o a Estados fallidos pues...cuando menos es cuestionable. Entre las loas que se le atribuyen a la Unión Europea se tiene en cuenta el periodo que va desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora. Se dice que ha sido un tiempo de paz. Obviamente no se tiene en cuenta su participación en los conflictos de los balcanes, tampoco se ha tenido en cuenta la inacción cuando sucedió el Genocidio de Rwanda, o cuando mira para otro lado ante la violación sistemática de los Derechos Humanos que llevan a cabo potencias económicas como Rusia, China, Reino Unido, España... Quizá a alguien sorprenda que nuestro país esté entre los que violan los Derechos Humanos pero...es la cruda realidad. Cada patera que se acerca a nuestras costas con ciudadanos que huyen de lugares en conflicto es tratada como ilegales, como personas non gratas. Las leyes internacionales, que nuestro país ha firmado, establecen el estatuto de refugiado en unas condiciones sin ambigüedades, pero al llegar estos refugiados a la Unión Europea se rechazan porque aquí, en Europa, tenemos a bien no reconocer su Guerra Civil como una guerra; eufemísticamente decimos que es un conflicto armado para así no reconocer los derechos a quien los necesita. Y a Europa llegan por aquí. Por otro lado Europa es una potencia mundial en la venta de armas, en el suministro de teorías y prácticas para la guerra: urbana y en campo abierto. Entonces ¿cómo es posible que obtenga un premio como este? Ya se sabe que la política hace extraños compañeros de alcoba, y este es un ejemplo. La hipocresía subyacente a este premio hace que muchos queramos mirar para otro lado por el asco que nos produce. En estos tiempos de crisis institucional europea cualquier premio bazofia como este sirve para dispersar a la opinión pública de la realidad, de la triste realidad a la que nuestros políticos nos han llevado.

LA AVENTURA DE CONOCERTE

El día que decidí acercarme a conocerte era sabedor de que comenzaba una aventura interesante cuyo final se establecería en el vértice justo de tu propia personalidad. Siempre he creído que un ser humano jamás termina de conocer al de al lado, por más que sea este su amigo, su hijo, su amante o … Para adentrarme en tu personalidad sólo es necesario que tú me franquees el paso de forma voluntaria. Los primeros contactos nos ayudan a establecer los lazos que nos harán más llevadero el sendero del conocimiento mutuo. No es posible querer conocer a alguien sin pretender que esa persona de te conozca a ti. La empatía es fundamental para alcanzar esa paz interior que nos hace sentirnos cómodos en presencia del otro. Adentrarte pues en tu persona es todo un reto. Ambos podemos trazar un plan. En ese plan debemos de incluir aquellos momentos en que los desencuentros sean palpables. Cuando nos aventuramos a descubrir que hay al otro lado, podemos descubrir cosas que no nos gusten, o que simplemente veríamos con ojos diferentes de ser nuestras. Compartir las situaciones agradables es gratificante, pero salir airoso de los duros momentos que se pueden llegar a vivir establece lazos mucho más resistentes. Quizá porque nos acordamos (como norma general) de aquellas cosas que nos han pasado en sentido negativo con una gran nitidez, y nuestros recuerdos de los buenos momentos suelen despistarnos. Sea como sea quiero seguir en el camino ya iniciado y llegar hasta tu vértice, allí donde, quizá, finalices. Descubrir todos los matices, reconocer todas las imperfecciones, disfrutar de tus cualidades....caminemos.

PROSELITISMO EDUCATIVO

Nos ha salido un ministro gallito, un hombre acostumbrado a los medios de comunicación, donde antes de ser ministrable se sentía tan a gusto, que suelta titulares cada vez que habla. La pena es que no sólo suelta la lengua, sino que ha sido capaz de poner letra por escrito a alguna de sus diatribas. Que la derecha ha hecho proselitismo en las escuelas es algo tan antiguo como el modo de vida en el que han desarrollado su existencia. Para esa parte del espectro político el conocimiento detallado es siempre una amenaza. Es mucho mejor que todos conozcan lo que ellos quieren enseñarnos a qué cada comunidad tenga su cuota de poder. “Españolizar a los catalanes” además de ser una frase muy desafortunada que no hace más que echar gasolina al incendio independentista, es exabrupto que no tiene sentido alguno. Cataluña ha tenido siempre una personalidad muy marcada, definida en una institución , La Generalitat, que es más antigua que la propia idea de Estado español. El ruido que una parte importante de la ciudadanía catalana está haciendo cada poco no es más que un deseo baldío de una independencia que más de la mitad de los catalanes no querrían al albur de la realidad que tendrían que afrontar: exclusión de Europa, moneda diferente, etc. El ministro cree que obligando a estudiar todos lo mismo conseguirá sus propósitos. Que su política de propaganda se pueda extender de forma rápida y con el consentimiento de todos. La realidad, mucho menos fácil de lo que cree, es que quienes tienen una identidad de país propia, aunque sea dentro de otras fronteras comunes, hará cuanto pueda por regresar al statu quo anterior que tanto les ha constado conseguir. La pena es que los otros ministros o consejeros de las respectivas comunidades autónomas son tan incapaces como el ministro. Es increíble que no les obliguemos a llegar a un acuerdo global sobre la educación que sea invariable durante un tiempo largo y sostenido. Al paso que vamos en poco menos de medio siglo tenemos a mas de media España formada con diferentes leyes, distintas obligaciones y con conflictos semánticos cada vez que algún iluminado nos cambia las normas gramaticales. A todos les gusta meter mano en la educación, todos pretenden adoctrinar desde pequeños, obviando que es el libre albedrío el mejor de los modos de decidir en libertad.

domingo, 7 de octubre de 2012

PERDIDOS EN SU PROPIO MUNDO

“Era un buen chaval, pero se perdió...” este el inicio de alguna que otra frase que alguna vez hemos escuchado o escucharemos a lo largo de nuestra vida. Los lamentos por aquellos que no alcanzaron la vida que se le suponía casi siempre llevan aparejado el desconocimiento del mundo interior de aquellos que sucumbieron a si mismos. Cuando nacemos no llegamos con un manual de instrucciones que dice cómo formarnos, cómo educarnos, cómo hacernos comprender cómo es la vida. Somos seres imperfectos que en armonía con la naturaleza nos desarrollamos hasta ser capaces de vivir a pesar de todo lo que nos esforzamos en evitarlo. Somos esclavos de nuestras palabras y víctimas de las decisiones que tomamos. También somos responsables de esas mismas decisiones cuando afectan a terceros. En el momento que tomamos el camino largo, ese que se aleja del común de la sociedad, nos aventuramos en un sendero bacheado en el que los momentos de euforia se verán acompañados de agujeros tan profundos que nos puede costar una vida salir. Las compañías que elegimos, porque las elegimos nosotros, pueden llegar a ser el hilo conductor que nos lleve de una vida sosegada y tranquila a un tumulto continuo en el que apenas seamos capaces de discernir la realidad de la ficción. Y, para cuando ya sí somos capaces de separar el sueño de la realidad, esta nos golpea en la cara enseñándonos, quizá demasiado tarde, que aquel largo camino que tomamos un día no era el correcto. El mundo interior que cada uno de nosotros tenemos se labra con un sinfín de realidades a las que somos permeables, o no, en función de la pátina que recubra nuestra piel. Quienes sean más vulnerables aceptarán como propias cualquier idea de otros. Los que tengan la piel más dura serán más capaces de tomar decisiones por sí mismos y ser conscientes de qué lleva aparejada esa decisión. Nuestra responsabilidad como padres estriba en ser capaces de instaurar en el chip que rija la mente de nuestros hijos la capacidad de hacerse preguntas. ¿por qué hago esto?¿qué quiero conseguir?¿dónde quiero estar?¿estoy seguro de ello?...estas y otras preguntas logran, con sus respuestas, dar valor de verdad a las decisiones que, en un momento, tomamos libremente. Si sé dónde estoy, si sé con quién estoy, si conozco los riesgos de la decisión que he tomado....entonces no estaré perdido, sino que seré responsable de cuanto haga. Mientras no logre hacerme preguntas y, por tanto, tener respuestas, corro el riesgo de ser una marioneta en manos de otro. Pese a todos nuestros esfuerzos, e incluso los de los de ellos, es posible que alguno de los nuestros termine perdido en ese mundo tan suyo que no nos ha permitido entrar. En tal caso cabe pedir ayuda; las medidas desesperadas no tienen en la mayoría de las ocasiones mucho éxito pero es una probabilidad que uno nunca debe descartar. Ironías d ella vida, puede que cualquier mala experiencia les haga verse en el espejo que, hasta entonces, siempre evitaron. Y partiendo de esa imagen retomen el sendero menos malo de la vida.

LIBERTADES A LA DERIVA

Un Estado democrático es aquel donde las libertades, individuales y colectivas, priman sobre las restricciones sobre las mismas. Una sociedad que se dice así misma avanzada, no puede permitirse el lujo de que sean las imágenes de la represión las que encabecen las portadas de los tabloides internacionales cuando a nuestro país se refieren. Corren malos tiempos para la libertad de expresión; y no ya en la calle, donde parece que manifestar la disconformidad de los ciudadanos para con la clase dirigente se transforma para unos cuantos en un ataque contra las instituciones; corren malos tiempos también en los medios de comunicación donde el sesgo partidista y partidario se impone sobre el libro de estilo que a los estudiantes de comunicación les enseñan en las Facultades de Periodismo. La libertad, entendida esta en su más amplia expresión, siempre ha sido mal vista por esa parte de la sociedad que enarbola la bandera de la coerción social enarbolando las banderas de la represión. Si haces lo que ellos estiman acertado podrás situarse a su vera y medrar a consta de quien sea. Si, por el contrario, te dedicas a manifestar tu enojo por la situación depauperada que estamos viviendo, implícitamente te sitúas (a sus ojos) en la acera de los que amenazan su modo de vida y por ende te conviertes en un elemento subversivo al que poder apalear. Las fuerzas de orden público, que yo siempre he defendido por su evidente utilidad, deberían regirse por el principio de equidad. Un principio que lleva aparejado en su aplicación la no vulneración de la integridad física de personas que no participan en ninguna agresión contra ellos. Cuando los que revientan las manifestaciones se asoman a la cabeza de las mismas con el único motivo de alimentar el jaleo e iniciar acciones contra las diferentes policías y así, terminar con las protestas legales que se están desarrollando, convendría hacer una reflexión profunda y preguntarse si acaso no serán estos grupos extremistas (tanto de extrema derecha como de extrema izquierda) meras marionetas a sueldo de aquellos a quienes les interesa que se hable del jaleo y no de la protesta social. Lo único cierto es que estamos pasando en un espacio de tiempo ridículo de ser un país donde se nos llenaba el pecho por los derechos alcanzados en tan pocas décadas a ser una nación donde las diferentes políticas merman cada día un poco más los derechos que tantos esfuerzos (incluso vidas) han costado. Y desde las élites políticas nos dicen que no nos defendamos, que no nos manifestemos, que permanezcamos en nuestras casas. Donde no se nos darán palos físicos. Y es cierto, en casa no nos dañan con las porras, en nuestros hogares son los palos en forma de impuestos, recortes, etc. los que no sólo están socavando nuestro modo de vida sino que están hipotecando el de nuestros hijos. La sociedad debe de seguir en su apuesta de hacerse visible, de salir a las calles para mostrarles a los que se esconden tras los escudos policiales, que sus políticas no son las correctas, que la situación a la que hemos llegado es consecuencia de sus desmanes. Desmanes que nosotros hemos permitido y que ya estamos pagando. Ahora, asumida nuestra responsabilidad, es preciso que ellos asuman la suya.

LA TRANQUILIDAD DE TU REGAZO

Hay lugares donde uno se siente en el centro del mundo, sitios donde uno se encuentra en la cúspide de la vida, hoyos donde uno se precipita en una caída libre en la que va perdiendo todo aquello que un día tuvo... sin embargo es en tu regazo donde he encontrado la paz que necesitaba. Contigo mi vida encuentra el reposo que precisaba, ese lugar donde asentar unas huestes que, fatigadas por el farragoso camino recorrido, pretenden instalarse en un lugar cómodo, cálido y lleno de vida como es tu regazo. La vida está llena de momentos, de intensos lapsos de tiempo donde lo vivido se refleja en nuestra piel. En tu regazo pretendo disfrutar de esa paz que tanto he ansiado. Cuando miro tus ojos siento el arrebatador deseo de abrazarte contra mí para hacerte sentir que, cuanto siento, no sólo es real sino que obedece a los sentimientos que tú despiertas en mí. De niño busqué muchas veces ese ansiado asidero al que aferrarme cuando la inseguridad de tantas dudas movía los cimientos de una incipiente vida en la que daba apenas unos primeros pasos. No fue nada fácil estirar los brazos para rozar, apenas con la yema de los dedos, aquel regazo que tanto ansiaba. Cada uno de nosotros tenemos un pasado al que regresamos de cuando en cuando para, en un ejercicio de introspección, valorar lo que tenemos en el presente en su justa medida. Sin duda ahora estoy mucho mejor. Ahora, que he alcanzado este ansiado lugar, no quiero dejar pasar la oportunidad de disfrutarlo tanto como pueda. Para ello he decidido asirme tan fuerte como sea capaz, siendo consciente de que no siempre será sencillo hacerlo o que, quizá, otros puedan ocupar mi lugar en otro momento. En tu regazo....

lunes, 1 de octubre de 2012

CAMINO AL INFIERNO

No hace mucho que escuché una frase que me hizo reflexionar, decía así: “el camino que lleva al infierno está sembrado de buenas intenciones”...sin duda toda una frase que invita a la reflexión. El contexto nada tiene que ver con lo religioso, no hablo de un lugar metafísico en el cual los manidos actos buenos nos lleven a un lugar y los malos a otro diferente. Se trata de algo más mundano, más fácil de entender. Situémonos en una sociedad civil que trata de avanzar en un mundo en el que también se instalan las malas intenciones. No cabe ninguna duda sobre la dualidad casi maniqueista que sitúa lo bueno a un lado y lo malo al otro. Por un lado tenemos lo que quieren avanzar en derechos, mejorar la calidad de vida de los habitantes del mundo, los que buscan la igualdad, etc. En el otro lado se sitúan los que viven bien en medio del caos, los que medran en la sombra de la desazón y el dolor ajeno. Para los primeros tomar cualquier medida represora supone un golpe sobre el eje vertebrador de su interpretación de la realidad, una realidad casi siempre utópica en la que yo, personalmente, me siento cómodo. Los otros, los que se sitúan al otro lado, aplauden esa incapacidad de socavar las libertades por parte de los buenos. Para quienes buscan el caos que quienes defienden la equidad y el orden sean incapaces de emprender acciones que mermen, de algún modo, los derechos adquiridos no hace más que situar en sus caras una gran sonrisa. Para ellos no hacemos otra cosa que sembrar el camino por el que ellos pasarán sin mirar qué pisan ni cómo. El terrorismo, por hablar de un extremo último, se hace más peligroso cuando se produce en sociedades que defienden la libertad del individuo sin ambages. Medra en ambientes políticos donde la instauración de leyes duras se interpreta como represoras... al final, las buenas intenciones de quienes defendemos la idea de libertad se ven machacadas por aquellos que ven en ello el camino llano por el que aniquilar con violencia todo lo que se interpone entre sus ideas y las nuestras. Está claro que querría vivir siempre en un Estado de Derecho pero también tengo claro que con buenas intenciones no se va a ningún lado. Debemos tener claro que salvaguardar los derechos debe llevar implícito que no puede haber café para todos. Está bien tener una sociedad plena de servicios universales (educación, sanidad, etc) pero...¿para todos? ¿debe soportar nuestra sociedad de derechos el mal uso que hacen de ellos quienes se benefician sin aportar nada? O por el contrario ¿deberíamos tener medidas que protegiesen esos derechos sin prejuicio de parecer que queremos cerrar puertas a otros?. Un ejemplo práctico sería Suiza, un lugar donde cualquiera que llegue y trabaje se sitúa en el umbral de los mismos derechos que los oriundos, sin embargo tienen claro que los primeros beneficiados de cualquier medida protectora son en primer lugar los suizos. ¿Es ello criticable? Seguramente sí, si nos situamos en la atalaya de la igualdad mas esa buena intención de la utopía igualitaria no es más que eso, una utopía. En el mundo real sólo la protección de los derechos adquiridos puede mantenerlos vigentes. Y si para ello es preciso situarnos en el horizonte de medidas que pueden parecer excluyentes quizá habría que hacerlo desde el mundo real y no desde la utopía. Así sería más fácil de entender.

MIRAME A LOS OJOS

Cuando lo hagas quiero que descubras en ellos todo aquello que siento, deseo que seas capaz de percibir los diferentes matices que guardo en el interior. Quiero que me mires cuando tengas que decirme aquello que me gusta, pero sobre todo hazlo cuando no te guste algo. Mucho mejor una mirada diáfana a los ojos que una colleja por la espalda. Nunca me han gustado las personas que evitan una mirada de frente. Creo que bajo la pátina de timidez que muchos aducen se esconden personalidades que tienen más oscuros que claros. Es fácil de entender que uno pueda no ser capaz de sostener la mirada de otro, las personalidades de unos y otros se manifiestan sobre todo en la dureza de las miradas. Algunas aceradas que pueden dejarte helado. Pese a todo prefiero eso a que eviten encontrarse con mis ojos y me hablen sin mirarme o haciéndolo hacia otro lado. Quiero mirar a los ojos y descubrir que la mirada que se encuentra con la mía es capaz de transmitirme aquello que siente. Me gusta toparme con personas que sin decir una sola palabra y con sólo mirarte son capaces de darte la más grata de las conversaciones. Abrazados, mirándonos a corta distancia, podemos descubrir de forma clara dos cosas: que nos sintamos cómodos y deseosos de permanecer; o que deseemos estar en cualquier otro lugar. Si además de abrazarnos, nos miramos, entonces es fácil saber por qué no se precisan palabras para describir el amor que sientes; cómo tampoco se necesitan para manifestar la repulsión. Mirando a los ojos se demuestra también confianza, templanza, afecto, calidez....también todo lo contrario, es obvio, pero al menos es fácil percibirlo.

EL POPULISMO DE LOS PRESUPUESTOS

En esta época de crisis es fácil caer en la tentación de hacer populismo en la crítica de las partidas presupuestarias. Podemos caer en el argumento fácil de que se recorta aquí en lugar de allí... se trata de críticas que se hacen desde la óptica del análisis estadístico parcial y sesgado. Es fácil criticar que se recorta un 20% en Educación, entre otras cosas, porque resulta obvio que si quitamos dinero para la formación el futuro será mucho más difícil para los que vienen detrás. Mucho más sencillo es poner a parir al gobernante de turno cuando hablamos de rebajas en Sanidad o en cualquier otra partida que afecte al Estado de Bienestar en el que nos acostumbramos a vivir desde la época en la que un andaluz nos invitó a conocerlo. Como ciudadano me preocupa mucho más la gestión del presupuesto asignado. Todo el mundo parece tener claro que hay que criticar que se recorte en lugar de preguntarse qué harán con el presupuesto asignado. La gestión es lo verdaderamente importante. Lamentablemente la cultura política de nuestra sociedad es demasiado superficial y nos quedamos con la crítica populista de unos y otros, en lugar de incidir sobre el cómo se gasta lo que se asigna. La mala gestión del dinero es un lugar común en nuestro sistema político. La disgregación de competencias y el reparto arbitrario del dinero público hace que la búsqueda de responsabilidades no sea tarea fácil. Todo el mundo echa la culpa al de al lado. Los picos que se pierden en el trasiego de dinero de un lado a otro suma, al final, una cantidad ingente de euros. Un dinero que rara vez se reclama a quienes lo gestionan y qué, sin ninguna duda, serviría para mitigar la precaria situación financiera actual. Ahora que se recorta en casi todo, es el momento en el que los tiburones se acercan más a la carroña política en la búsqueda del bocado más suculento. Cada día aparecen en nuestros medios de comunicación más y más casos de corrupción y corruptelas, cajones de sastre donde van a parar los fondos que todos necesitamos. Las diferencias ideológicas entre las dos grandes corrientes políticas se manifiestan siempre a la hora de gestionar el dinero público. Sin embargo con una mirada más en profundidad uno descubre que el agujero sigue en el mismo lugar...en la mala gestión de lo público. Nuestros políticos son, en su gran mayoría, populistas; lo ideal es que fuesen gestores eficaces. La pena es que aquí, cualquier mentecato puede terminar gestionando un dinero que no le cuesta dilapidar...y así nos va.

UNIVERSIDAD O FORMACIÓN PROFESIONAL

A mediados de los años 80 del reciente siglo XX, la moda de este país era estudiar una carrera universitaria. El Estado de Bienestar estaba instalándose en una sociedad que venía de cuatro décadas ominosas de dictadura y, por lo tanto, estaba ávida de nuevas oportunidades. Nuestros padres, aquellos que vivieron las emigraciones en la búsqueda de un mundo mejor se creyeron, sin ningún género de duda, que lo más importante que podían hacer en aquel entonces para nosotros era darnos la oportunidad de estudiar una carrera universitaria. En aquellos días que un hijo se plantease la posibilidad de hacer una Formación Profesional era visto como una veleidad de un joven casi descarriado o con pocas luces. No podía ser, había que matricularse en el Bachiller y después acceder a una facultad, la que fuese, en la búsqueda del ansiado “estatus” de licenciado o, en su defecto, diplomado. La consecuencia es la que todo el mundo sabe. Un país con más licenciados que puestos de trabajo para ellos. Una sociedad en la que la formación ha superado, con mucho, el mercado laboral que había para ellos. Mientras tanto, aquellos que hicieron una Formación Profesional han logrado entrar en el mundo laboral con más rapidez y, lo que es todavía mejor, con grandes posibilidades de instalarse por su cuenta. En un mundo utópico, en el que la igualdad de oportunidades fuese real, el carácter universitario se habría de imponer sobre el de la Formación Profesional. En el mundo real, lo importante es tener la capacidad de acceder de modo temprano al desempeño de una labor para la que, lamentablemente, no se estaba preparado al salir de la Universidad. Pongamos un ejemplo práctico. Un abogado, y en este país colegiados hay miles, terminaba su carrera con 23 años, a los que debía de seguir un periodo (con mucha suerte) de dos a cuatro años en los que hacía prácticas en un bufete con la esperanza de montarse por su cuenta a los, digamos, 27-28 años. Para entonces un estudiante de FP habría llevado ya casi diez años en el mercado laboral. Para aquellos que lograsen, posteriormente, una carrera brillante en el mundo de la abogacía es posible que el esfuerzo mereciese la pena. Sin embargo, la gran mayoría terminaron opositando durante los siguientes años en la búsqueda de un trabajo “fijo”. Hoy las cosas han cambiado, la Formación Profesional ya no es la “apestada” del sistema educativo; pasa por ser, con mucho, como una de las mejores salidas para nuestros jóvenes. La entrada en el precario mundo laboral de este comienzo del siglo XXI siempre será mucho mejor a través de esta rama de la Educación. Ser universitario, lamentablemente se ha traducido en ser candidato firme a la cola del INEM. Mucho habría que hablar de los diferentes gobiernos que han cambiado una y otra vez las leyes hasta sembrar un universo de titulaciones diferentes. Con lo fácil que habría sido negociar, el tiempo que fuese necesario, y llegar a un acuerdo estable que proporcionase a los padres la seguridad de que sus hijos tendrán en el futuro un título homologable al de los demás conciudadanos europeos. A día de hoy, y tal y cómo veo el futuro, apostaría porque mi hija se decidiese, al menos en el inicio, por una Formación Profesional. Tiempo tendrá de hacer posteriormente una carrera universitaria.