LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 10 de abril de 2013

ES TU PIEL

Es tu piel la que añoro en las noches en las que, abrazado a la cintura de la noche, te recuerdo junto a mí. La calidez de tu piel junto a la mía, la fragancia que desprendes con sólo moverte. Sí, es tu piel lo que añoro. Es tu piel el territorio por el que deseo perderme. Quisiera remontar tus montañas y hundirme en tus valles, buscando los humedales donde la vida toma un color especial. Tras los pliegues de tu piel quisiera esconderme, cuando el miedo llame a mi puerta. Es tu piel la que me transmite los sentimientos que afloran de tu corazón; acurruco mi oreja sobre tu espalda y siento cómo me hablas sin decir nada. Mi tiempo se ralentiza cuando me abrazo a ti. Es tu piel el universo que un día empecé a conocer y del que difícilmente podré encontrar salida, pues a cada paso que doy, me adentro más y más en ese paraíso inexplorado que un día comenzaste a mostrarme. Es tu piel la que siente mis manos recorrerla, la que percibe cada uno de mis besos, la que me ha atrapado sin trampas, por el mero hecho de haberla sentido. Es tu piel, y no otra, la que yo quiero....

LUCIDEZ

La búsqueda de la lucidez debería de formar parte de la cotidianidad de las personas. Encontrarse cara a cara con la posibilidad de comprender la vida que vivimos merece la pena. La lucidez lleva aparejada una pesada mochila en la que debemos ir acomodando los descubrimientos que vamos haciendo en nuestro caminar. Descubrir implica conocer; conocer nos puede llevar a laberintos complejos de los que sólo podremos salir cuando logremos averiguar las respuestas a las preguntas que nos formulamos. La existencia anodina de quienes vagan por el mundo privados de lucidez, les hace partícipes de esa cinta transportadora en la que buena parte del mundo se traslada de un lugar a otro sin percatarse de qué sucede a su alrededor. En muchos momentos uno puede desear no estar muy cuerdo, porque en ese instante puede inhibirse de lo que acontece. La locura transitoria es un lugar común al que solemos recurrir cuanto la realidad nos abruma o se nos hace insoportable. La lucidez lleva al que la posee a situarse en la más elevada de las atalayas, aquella desde la cual puede otear el futuro sin acongojarse por el presente. Siempre he tenido dudas sobre la posibilidad de que la educación y la lucidez sigan caminos paralelos que raramente se entrecruzan. La formación académica de una persona nos indica que sus conocimientos son vastos en cuanto a un determinado tema, pero ello no implica necesariamente que dichos conocimientos alberguen en su interior la lucidez precisa para transmitirlos. He conocido artesanos con una lucidez tal, que fueron capaces de mostrarme sin dificultad el valor de su artesanía. Y no el valor económico, sino ese otro valor que tienen las cosas. La lucidez....