LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 15 de octubre de 2014

RECORRIENDO...

Me gustaría pasar los días recorriendo tu piel; entreteniendo mis dedos y mis labios en cada pliegue. Deseo afrontar ese maravilloso camino hacia el abismo del deseo. Pretendo encontrarme cara a cara con ese lugar en el que pierdas la compostura y te dejes llevar por las sensaciones... quiero recorrerte...sin prisas...sin pausas. Ya puestos y una vez entrados en materia no estaría de más recorrer también el laberinto de tu mente; estoy dispuesto a sumergirme en las profundidades de tus pensamientos para encontrarme con tu verdad. No quiero quedarme en una superficie al alcance de cualquiera. Pretendo abrir puerta tras puerta hasta alcanzar esa poderosa sala de lectura que alberga el pensamiento de cada persona. Sé que se trata de un camino largo mas ya hemos empezado a caminar. Quisiera también, para no dejar nada en el alero, recorrer ese camino lleno de pasajes que conduce al corazón más profundo y puro. Ese lugar que rara vez somos capaces de encontrar. Querer, amar, sentir...todo ello se encuentra ahí. Permíteme recorrer tu corazón asiéndome cada vez con más fuerza en su interior. ¿Qué te ofrezco a cambio? recorrer un camino de la mano en el que todo esté por descubrir. No se trata de rehacer el camino ya hecho, sino de comenzar uno nuevo...

EL MIEDO A LO DESCONOCIDO

Esta crisis del Ebola trae de cabeza a buena parte de Occidente. Otrora libre de estas enfermedades que afectaban al "culo del mundo" (Africa). A nadie le habían importado, hasta ahora, enfermedades tan mortales como la Malaria, el Ébola, etc. Nuestro universo particular tan sólo temía una caída de la bolsa, a lo sumo una crisis con al gripe aviar... pero nada tan real como la muerte. "Ahora" descubrimos que la gente se puede morir por una enfermedad que, de haber afectado hace años al mundo occidental, seguramente ya habría tenido vacuna. En los medios de comunicación salen "especialistas" de todo tipo hablando con el pecho henchido como si supiesen de lo que hablan (y no me refiero a los médicos). los más variopintos periodistas hablan con la misma facilidad de lo que ocurre en la casa de Belén Esteban que de una crisis sanitaria sin precedentes en el África Negra. Porque es allí donde realmente está el problema. Desde la aparición de casos en occidentales, se ha soslayado la realidad macabra de países como Guinea Bissau, Sierra Leona, Congo... donde las muertes se cuentan por millares y a nadie aquí parece importarle. Hubo un tiempo, no hace mucho, que este tipo de brotes en el continente negro se erradicaban por las bravas. Se cerraban los poblados, se les dejaba morir y, en muchos casos incluso se les incineraba (quien sabe si muertos o vivos). De eso la OMS, seguramente no hablará nunca, porque les dejaría quedar en mal lugar. El miedo a lo desconocido nos lleva a una crítica absurda sobre el comportamiento de unos y otros. Nos acerca al lado oscuro del ser humano; muestra, en realidad, las miserias de ser occidental. Jamás nos ha importado llevar enfermedades a lugares donde no las conocían, hemos sido culpables de la muerte y desaparición de no pocas etnias. Hemos sido transporte de virus y bacterias inocuas ya para nosotros, pero que acabaron con la población local...y ahora, víctimas de nuestra propia globalización, nos toca recibir parte de lo sembrado. De ahora en adelante debemos incorporar a nuestro día a día enfermedades como la Malaria, el Ebola y otras todavía por describir en occidente. Hemos esquilmado de tal forma a los países de origen de dichas dolencias, que sus ciudadanos buscan en occidente la mentira que les vendemos a través de las películas, la publicidad y demás. Y con su emigración traerán nuevas dolencias para las que ellos estarán listos y nosotros no...

miércoles, 1 de octubre de 2014

VEN

Ven y siéntate a mi lado, miremos juntos este presente y pensemos en el futuro. Nada está escrito de antemano, tenemos una hoja en blanco en la que comenzar a narrar una nueva aventura de vida. Ven y déjame acarciar tu piel y mesar tus cabellos; quisiera recorrer la orografía de tu cuerpo como lo hacen los granos de arena sobre las dunas, sin fuerza, sin cesar. Ven y permíteme que te acompañe allá donde desees ir en compañía, y me sentaré a esperarte cuando prefieras caminar en soledad. Pues esa espera siempre merece la pena. Ven y acéptame como soy, o no merecerá la pena que vengas. Yo no querré cambiarte pues no tiene sentido querer cambiar el aroma de un perfume cuando nos gusta. Ven y me asomaré al balcón de tu vida, pues mi deseo es estar dentro de ella y ser parte de lo que da forma a tu existencia. Ven...no dejes de venir...