LUGARES PARA SOÑAR

cerrar lo ojos y sentir
miércoles, 22 de mayo de 2013
NO ERA, HE SIDO, NO SOY, NO ME IMPORTA
Este epitafio de Epicuro podría representar, muy bien, el desarrollo que toda persona debería tener en su existencia. Aunque no sea fácil asumir según qué cosas.
Antes de nacer no somos nada, a veces ni siquiera el deseo de nuestros padres. Muchos hemos podido llegar a este mundo, no por el deseo de nuestros padres, sino por los avatares a los que lleva al ser humano el disfrute del sexo. En todo caso, creencias al margen, lo cierto es que antes de nacer no éramos.
Mientras vivimos somos al tiempo que hemos sido; el tiempo pasa inexorable y aquello que hicimos ayer no lo haremos hoy, del mismo modo que no cruzamos el mismo río dos veces. No somos lo que fuimos ayer, porque el tiempo ya pasó y, aunque parecidos, no somos los mismos de un día para otro, ni siquiera al segundo siguiente.
Crecemos, creemos, planeamos, realizamos, soñamos, lloramos, perdemos, ganamos.... somos y hemos sido, ya veremos si seremos. En todo caso, qué importa.
Al final, da igual cómo haya sido nuestra vida, porque no la sobreviviremos. Y para los que aquí estén cuando no estemos nosotros, los recuerdos sobre lo que fuimos tergiversarán lo que hemos sido. Y en el recuerdo la persona recordada sólo será una elaboración en la mente de quien la recuerda.
¿ES LA MUERTE UN ACONTECIMIENTO DE LA VIDA?
Que la muerte nos da cierto respeto es algo que no se le escapa a nadie. Cuando por la razón que sea nos acercamos a ese balcón desde el que uno presume que está la muerte, comienza a sentir un vértigo tremendo.
¿Por qué no deberías temerle a la muerte? Una razón importante sería: porque no la experimentarás. Tu muerte no será algo que te suceda a ti;ya no estarás cuando acontezca.
Quizá tememos a la muerte por el atavismo instalado en nuestra mente que nos hace pensar en una vida ulterior, en un después. Y ese después puede ser un pasadizo angosto y lleno de trampas, dependiendo de las creencias de cada uno. La realidad, mucho más prosaica, es que nadie ha probado que después de la vida exista otra.
Los hindúes, que sí creen en la reencarnación, se lían la manta a la cabeza cuando braman a quien quiera escucharles las “supuestas” reencarnaciones habidas o por haber.
Crecemos pensando en cómo será el futuro dentro de un determinado tiempo, rara vez nos ponemos a pensar en cómo había sido el pasado, antes de nuestro nacimiento. Estamos seguros de que no podemos vivir los treinta años anteriores a nuestro nacimiento, pero nos rompemos la cabeza pensando en como serán los siguientes treinta años, sin siquiera tener certeza sobre la posibilidad de vivirlos.
Sí, es cierto, alguien puede argumentar que el pasado no se puede vivir pero que, al menos, para el futuro existe una esperanza de vivir. Pero esa esperanza sólo está fundamentada en un continuo espacio tiempo que no tiene por qué darse necesariamente.
Ante esta incertidumbre es cuando nos acongoja la idea de no estar, la idea de la muerte. ¿podríamos ver el pasado, el presente y el futuro con otra perspectiva sin el temor a la muerte? Pues seguramente que si, pero... ¿quien se aventura a tanto?
¿COMO SON REALMENTE LAS COSAS?
Nadie sabe nada, y ni siquiera eso es seguro. Pirrón, griego como muchos de los grandes filósofos creía que uno no debería de confiar en lo que cree como cierto, porque podría estar equivocado.
Normalmente creemos que sabemos muchas cosas; de algunas estamos absolutamente seguros. Sin embargo la realidad puede sorprendernos, es posible que algunas de esas verdades absolutas estén muy lejos de serlas.
Cuando un perro nos sale al paso ladrando y gruñendo, tenemos la creencia de que nos puede morder y, por tanto, tendemos a retroceder o a actuar con cautela. Pirrón se preguntaba si en realidad el perro querría morderle; y en ese caso ¿Cómo puedes estar seguro de que te va a doler? Lo subjetivo tendemos a convertirlo en objetivo, sin tener en cuenta que cada individuo tiene un umbral de dolor diferente, y una percepción del peligro distinta.
Nos adoctrinan desde pequeños para que adoptemos determinadas posturas ante situaciones de peligro, de alegría, de ruido... Y vamos creciendo con la seguridad de que dicho comportamiento es el correcto, que lo que vemos y escuchamos es aquello que en realidad es, pero ¿y si no fuese así? ¿y si las cosas que observamos fuesen diferentes a cómo nos han dicho que son? ¿variaría nuestro comportamiento? ¿seríamos capaces de desestructurar nuestra mente y volverla a estructurar? Resultaría, cuando menos, complejo.
Las cosas son...como son. Diferentes dependiendo de la óptica con la que las miramos. Los colores casi nunca son los mismos, pues hay ojos que ven colores básicos y otros que se instalan en lo imposible.
La sutileza de nuestra mente es la que nos encaminará hacia una realidad u otra. Librarse de las preocupaciones es un ejercicio al que todo ser humano dedica mucho tiempo en su vida. Un escéptico tendría claro que nada hay que temer porque nada está predestinado o predispuesto. Mas lo cierto es que si uno se tira de un acantilado tiene muchas posibilidades de matarse, por más que pueda cuestionarse en el camino si le va o no a doler.
Al final las cosas son como son, pero casi nunca son iguales para todos.
lunes, 6 de mayo de 2013
ENTRE TUS PIERNAS
Me gustaría ser capaz de explicarte sin ambages que mis pensamientos hacia ti suelen centrarse entre situarme en medio de tu corazón y entre tus piernas.
Por un lado pretendo instalarme de forma definitiva en ese lugar donde uno encuentra acomodo cuando tiene claro dónde quiere estar. Es una labor compleja, que implica por un lado abrir la mente del otro lo suficiente como para que pueda entender las complejidades de uno mismo. Al tiempo no somete al imperio de la razón, esa que se lleva tan mal con el mundo de las emociones.
La montaña rusa es lo más parecido a una relación entre personas. Con momentos de tensión por las bajadas y otros de paz cuando se asciende.
Entre tus piernas me gusta situarme porque es en esos momentos cuando percibo que soy capaz de provocar en ti mucho más de lo que cuentas. Entre tus piernas encuentran acomodo los libidinosos pensamientos que puedo tener en ese momento. Y ello desemboca en un instante lujurioso en el que las realidades y las fantasías se cruzan.
Entre tus piernas también me gusta descansar, sintiendo que puedo recostar mi cabeza y dejarla caer sobre ti. La confianza sólo se manifiesta con el bienestar.
Pero ¿qué hay entre tus piernas para que yo pueda perder la cabeza?, decía un viejo que conocí hace muchos años que, entre las piernas de una mujer se encuentra una mazmorra en la que todos caemos para estar prisioneros. Creo,sin embargo que entre tus piernas se encuentra el lugar en el que quiero permanecer hasta el ocaso. Mientras éste no llegue, trataré de disfrutar de cada una de las sorpresas que me depare. Aspiro a ser un explorador sagaz que pueda descubrir un mundo nuevo.
RESILIENCIA
La resiliencia es la capacidad que el ser humano tiene de salir fortalecido de una situación angustiosa o perjudicial para él. Tenemos la capacidad de avanzar a pesar de las losas que la vida va metiendo en nuestra mochila. Aunque es cierto que muchos no lo saben, o no han trabajado suficientemente en una capacidad que tenemos ahí.
Tendemos a afligirnos cuando las situaciones que nos sobrevienen nos superan, o nos pasan por encima. La emotividad produce en nuestro interior un cierto desorden que puede socavar la verdadera capacidad que sí tenemos para superarnos.
Crecemos con el apoyo de nuestros padres, el respaldo de nuestros amigos, nos arrimamos a cualquier árbol que nos de cobijo, y sólo cuando tenemos claro quienes somos nos aventuramos a afrontar la soledad de la decisión propia. Decidir por uno mismo exige un alto conocimiento de nosotros mismos y de nuestros límites.
Como personas podemos controlar muchas variables, pero todas ellas se pueden ver cercenadas por la voluntad de otro y éste no atiende a respetar las nuestras.
Podemos inferir del comportamiento de otra persona cómo es en realidad. Y aún así corremos el riesgo de equivocarnos dado que no siempre somos la misma persona.
Las adversidades son inherentes al ser humano. Llegamos a la vida sin estar preparados para vivirla, lo que nos convierte en dependientes durante mucho tiempo. Por otro lado hay muchas diferencias según la latitud donde te pongas a comparar. Nunca será lo mismo un niño de ocho años de una ciudad europea que otro de la selva de Borneo. A buen seguro el niño de Borneo será mucho más independiente. Pero no porque viva de una forma “salvaje”, sino porque es su mundo tendrá muchas menos necesidades creadas que un niño de aquí.
Para aquel la vida es un camino simple. Para éste la vida todavía es una idea difusa, en la que se entremezcla la realidad que vive en su hogar con la realidad virtual que ve en la televisión y que puede creer como tangible.
Superar una adversidad y salir airoso de ella nos hace más fuertes, más capaces, aumenta nuestras capacidades y las lleva a un plano diferente.
A nuestro alrededor, en este “universo occidental” nuestras necesidades son tan abrumadoras (e innecesarias) que no todos son capaces de abordarlas sólos. Algunas personas serán incapaces de salvar cualquier piedra que encuentren en su camino. Otros, al contrario, irán avanzando mientras solucionan los problemas en base a las experiencias que ya vivieron.
Siempre he creído que lo malo que te pueda pasar nunca podrá oscurecer lo bueno que has de descubrir. El positivismo es una medicina fantástica.
EL DESCONCIERTO CONCERTADO QUE GOBIERNA EL MUNDO
Llevamos ya muchos meses con la Crisis a cuestas, cada mañana nos sorprendemos con nuevas decisiones tomadas por nuestros políticos que nos acercan un poco más al abismo. Un abismo al que nos empujan no sólo los poderes públicos, sino los poderes fácticos. Poderes que verdaderamente nos gobiernan.
El desconcierto que parece existir en cuanto a la toma de decisiones importantes, no es más que una estrategia perfectamente planeada por los que rigen nuestros designios. Poderosas fortunas que compran y venden voluntades a la misma velocidad que desmantelan un país o provocan guerras civiles en otros.
Aquí nos están atizando con una estrategia económica que es, a todas luces, inviable desde el punto de vista social y dudosa desde el punto de visa económico. En otras latitudes se han forzado luchas tribales que han desencadenado verdaderas guerras civiles enmascaradas de revueltas sociales.
Uno se asoma a los diferentes medios de comunicación y advierte, si lee entre lineas, que unos pocos se están trajinando al resto del mundo. Los lobbies armamentísticos están logrando lo que quieren, que existan en más lugares conflictos armados con los que ellos enriquecerse. Al mismo tiempo el poder financiero engorda todavía más sus cuentas manejando los hilos que mueven los mercados. Un día estás en la cima y al siguiente te han borrado del mapa.
En los años setenta el mundo ya vivió un crisis económica similar. Fueron años en los que florecieron mucho títeres manejados por entidades de dudoso prestigio, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional. A la sombra de aquellos momentos en los que la crisis del Petróleo hacía albergar dudas sobre las reservas de este oro negro, crecieron dictadores que sometieron a sus propios conciudadanos para así facilitar las actividades de las potentes industrias occidentales. El tiempo transcurrió y aquellos que un día fueron hábilmente manipulados se volvieron contra sus manipuladores y claro, hubo que eliminarlos, daba igual el coste.
Hoy, que organizar una matanza está mal visto en occidente, se siguen cometiendo genocidios, pero disfrazados de crisis económicas. La realidad es que un porcentaje muy alto de europeos vive bajo el umbral de la pobreza. Esa gran cantidad de seres humanos son un caldo de cultivo para una revuelta social en Europa de proporciones inimaginadas. El tiempo dirá.
Si tengo claro que de estos años saldremos perdiendo todos:los menos favorecidos porque siempre llueve hacia abajo; y los más poderosos porque terminarán devorándose entre ellos. La fagotización será su única salida.
miércoles, 10 de abril de 2013
ES TU PIEL
Es tu piel la que añoro en las noches en las que, abrazado a la cintura de la noche, te recuerdo junto a mí. La calidez de tu piel junto a la mía, la fragancia que desprendes con sólo moverte. Sí, es tu piel lo que añoro.
Es tu piel el territorio por el que deseo perderme. Quisiera remontar tus montañas y hundirme en tus valles, buscando los humedales donde la vida toma un color especial. Tras los pliegues de tu piel quisiera esconderme, cuando el miedo llame a mi puerta.
Es tu piel la que me transmite los sentimientos que afloran de tu corazón; acurruco mi oreja sobre tu espalda y siento cómo me hablas sin decir nada. Mi tiempo se ralentiza cuando me abrazo a ti.
Es tu piel el universo que un día empecé a conocer y del que difícilmente podré encontrar salida, pues a cada paso que doy, me adentro más y más en ese paraíso inexplorado que un día comenzaste a mostrarme.
Es tu piel la que siente mis manos recorrerla, la que percibe cada uno de mis besos, la que me ha atrapado sin trampas, por el mero hecho de haberla sentido.
Es tu piel, y no otra, la que yo quiero....
Suscribirse a:
Entradas (Atom)