LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

viernes, 9 de octubre de 2015

DEL QUIJOTE AL PLANETA DE LOS SIMIOS

A poco que nos lo propongamos en el futuro nos comunicaremos con sonidos guturales, con gruñidos al más puro estilo mono. ¿Por qué? Basta que uno afine el oído en medio de la juventud que nos rodea o intente leer aquello que escriben y se dará cuenta de la regresión que estamos viviendo en materia de comunicación. Uno, que no es docente en sentido estricto, se asombra con el nivel de construcción gramatical que tiene la juventud para comunicarse entre sí y con los demás. No es de extrañar que muchos se queden mirándote con cara de mapa cuando utilizas una palabra que se sale del contexto que utilizan. Cierto es que el castellano es un idioma con unos verbos que están sobredimensionados para lo que es una utilización práctica pero… ¿Dónde está el problema? En todos lados en general y en casi ninguno en particular. Demasiadas leyes educativas, reducción innecesaria de asignaturas de humanidades que, además de aumentar nuestra capacidad de pensamiento crítico, ayudaban a dotar a los estudiantes de una riqueza lingüística que ahora queda circunscrita a los “raros” que eligen estudiar grados de humanidades. En la era de los mensajes en la red se escribe peor que nunca. Y eso que el fundamento de la misma era el poder acercar la información a todo el mundo. Traducido en dosis de realidad se ha vuelto un corta y pega sin leer. Los medios de comunicación, habituales transmisores de un vocabulario amplio se han transformado en lugares comprometidos con la dicción más elemental y dónde los gritos y los exabruptos están a la orden del día. La radio sigue siendo el lugar común al que uno recurre en busca de una información en tiempo real y, además, acude en la búsqueda de una construcción gramatical inteligible y fácil de entender. La televisión actual, salvo algunas excepciones, es un gran monumento a la pseudo-realidad y al chismorreo. Pero…y las aulas…y las familias…. Las aulas no son hoy día lugares donde la gran mayoría de alumnos vaya a aprender, sino el lugar que le toca estar entre un wathsapp y otro. La atención no está en comprender aquello que se explica, sino en que no suene o no vibre el teléfono, por si lo requisan. Las familias de hoy, como todas en las diferentes décadas, nada tienen que ver con las anteriores. Más se está perdiendo algo importante, el hablar a la hora de la comida, el intercambio elemental de información familiar. Ahora cada uno mira una pantalla de teléfono, Tablet o la televisión. Después, muchos padres, se sorprenden del absoluto desconocimiento que tienen de sus hijos o de la vida de éstos. Pierre Boulle imaginó un futuro en su novela “El planeta de los simios” donde los monos evolucionaban hasta tener la capacidad de hablar; algo que, por cierto, nos diferencia de las demás especies animales. 50 años más tarde vamos en dirección contraria, el gruñido está próximo….