LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

jueves, 15 de diciembre de 2016

ABALEAR

Todas las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas son determinantes en la misma medida en que seamos capaces de abalearlas. De separar el grano de la paja. Lo mollar casi siempre viene rodeado de diferentes distracciones que nos llevan a tomar el camino largo y tortuoso en lugar del recto y corto.
Como el fígaro que se afana en marcar la crencha de sus clientes, así debería de funcionar nuestro cerebro, sin embargo suele ser víctima de esa parte que algunos llaman corazón y gusta de sufrir y sentir.
El amor no siempre es real y sincero; torna por momentos zaino y fatuo. Aunque tiene el inmenso poder de arrastrarnos y de sumergirnos en el azaroso universo de los sentimientos desnudos. Allí donde la razón  no suele ganar a la impulsividad. Ese lugar lleno de espinas que nos laceran y brisas calmantes que nos empujan a seguir. Un torbellino de idas y venidas.
¿Cómo acertar con las decisiones? Qué pregunta! Se me ocurre pensar que la mejor manera de acertar es evitar tomar aquellas que vayan en contra de lo que sentimos. Mas es posible que dicho camino nos avoque a un error. En mi caso prefiero el error por dejarme llevar que cercenar un sueño.
Siempre podemos toparnos con personas que sienten amores de siesta. Esos que  se perciben intensos y profundos hasta que uno se despierta al cabo de un rato con cuerpo de mala noche. Tal vez quien concurra a nuestro encuentro sea alguien de siesta de pijama y orinal; esas tardes de Alcarria donde uno despierta feliz y ávido de seguir compartiendo.

Quien no ha cometido a la hora de abalear desconoce la esencia de la vida.

LA DESAZÓN, EL ABATIMIENTO Y UNA SORPRESA

Vivir es toda una aventura, nos despertamos cada mañana con multitud de cosas por hacer, de planes por realizar; tal vez tengamos a alguien con quien compartir nuestros sentimientos o quizás no…
Intentamos que cada momento que vivimos tenga un sentido, un propósito que dé validez a nuestro día a día.
Ocurre, sin embargo, que la vida tiende a dar sorpresas desagradables de cuando en cuando. Imponderables que convierten nuestra existencia en algo insoportable.
La desazón que produce una pérdida, del tipo que sea, nos acerca a esos instantes en los que nuestras acciones son erráticas, los pensamientos se agolpan en nuestra cabeza a la par que los razonamientos complejos enturbian las labores cotidianas. El resultado es un abatimiento físico y mental. Perdemos las ganas de todo, nos adentramos en la penumbra de nuestra propia mente; allí donde los sentimientos nos dejan desnudos ante la falacia de una felicidad que creíamos nuestra.
Los círculos mentales en los que podemos llegar a caer cuando vienen mal dadas siempre han tenido la misma salida recta. Que no es otra que la sorpresa del hallazgo inesperado. Todo lo que creíamos haber perdido vuelve a aparecer ante nuestros ojos. Miramos incrédulos, nos negamos a creer…pero ahí está. Rebosante de dicha para hacernos crecer internamente y volver al ciclo de la vida.

Toda noche termina al alba, por larga que haya sido. Es cierto que las largas noches de invierno, cuando llegan en primavera, saltan por los aires todo cuando florece alrededor. Sin embargo pocos jardineros son tan capaces como el corazón.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Utilicen la cabeza

Las leyes que nos hacen libres son, fundamentalmente, una conquista de la izquierda a las que la tradicional derecha se sumó sólo cuando fueron de su interés.   Ahora que perdemos derechos en todos los frentes no esperemos de quién los destruye nada que no sea mirar para otro lado y señalar. La conquista social siempre ha estado del mismo lado para disfrute posterior de ambos. Así que deben de ser, en mi opinión , los líderes de las fuerzas que representan esos valores quienes dejen atrás egos e imposiciones y busquen el consenso necesario para volver al statu quo previo.  Ya hemos salvado a quien no debíamos , lo mismo ya es tiempo de mirar por nosotros. Y ahora mismo hay quien está a otras cosas, pensando cómo salir de la quema.

sábado, 20 de agosto de 2016

Golondrina

Dicen que una golondrina no hace verano, sin embargo su sola presencia alegra a quien la observa. Así sucede en nuestras vidas cuando, de pronto, se cruza en nuestro camino alguien capaz de llenar de luz el espacio donde nos encontramos. Y si, es cierto que nada te garantiza la llegada del buen tiempo, mas es suficiente como para cambiar el semblante taciturno de los momentos menos claros. El estío nunca será permanente, tampoco podríamos tolerarlo; pero la transición de una etapa a otra es más fácil cuando uno disfruta de la sutil transformación de los días. Ahora que caminamos hacia los colores ocres y oxidados del otoño multicolor, toparse con una golondrina es, cuando menos, un buen motivo para sonreír.

martes, 26 de julio de 2016

Tiempo Futuro

Casi siempre son los cómo, los por qué...las respuestas que vamos aprendiendo se quedan obsoletas a cada año de nuestra vida. Las certezas de antaño no cubren las nuevas incertidumbres. No es cierto que cuanto más mayor más sabes o experiencia acumulas. Porque el pasado no regresa y aquellas experiencias apenas tienen cabida en este presente. La vida se resumiría en los "para qué " pues cada nuevo giro de este presente cambiante nos asoma a un universo de posibilidades. Reciclarse, esa es la palabra clave. Tenemos que aprender cada día, adaptarnos a los nuevos estímulos y buscar refugio temporal en lo conocido cuando no somos capaces de situar esos nuevos fogonazos. Renovarse o morir, tan viejo y tan nuevo.

domingo, 17 de julio de 2016

Los "te quiero" prostituidos

Hubo un tiempo en el que las palabras: "te quiero" "te amo" no eran baladí. Tenían el peso de los sentimientos y el valor de la palabra dada. Uno decía las cosas cuando las sentía y eso no cambiaba de un día para otro. De unos años para aquí expresar este sentimiento profundo se ha vuelto muy barato, hasta el punto de ser una suerte de sentimiento prostituido, de venta fácil y aceptación inmediata. Y es una pena porque al final lo único que merma es la confianza en las personas. Dejando de poner en valor los sentimientos nos adentramos en un oscuro laberinto de irrealidad. Es cierto que las cosas pueden ir bien, mal o regular. Del bien al mal sin mediar conflicto ni hecho, sólo se pasa si el sentimiento era irreal o falso. Lo contrario implicaría un ejercicio de introspección mental que habría de llevar a la verdadera casuística de la persona. Parece que el amor no sólo no está de moda en el sentido estricto de la palabra, sino que se ha manoseado tanto que ya es complicado dilucidar en que se diferencia un "te quiero" a una persona de un "lo quiero" a un animal u objeto. Pero esas personas, las que designan mal sus propios sentimientos tendrían que hacérselo mirar, pues en su camino van dejando algún que otro cadáver y muchas laceraciones gratuitas e innecesarias. Y es una pena llegar al extremo de tener que desconfiar de los demás o bien aceptar la falsedad sentimental del mismo modo que la política. Juan Jose Corral Lopez

lunes, 23 de mayo de 2016

INCRUSTADO ENTRE TUS PIERNAS

Esta noche me has agarrado de la mano y hemos comenzado a caminar. Te miraba de soslayo, por temor a mirarte de frente y despertar; no he pensado ni un momento hacia dónde me llevabas, sabía que quería ir. Recuerdo aquella playa en la que me enseñaste la que pusimos nombre a las estrellas; una arena tamizada por los colores de la noche en la que pude descubrir tu piel mientras escuchaba la acompasada música de las olas golpeando nuestros pies. No recuerdo cuándo, ni siquiera cómo, pero me desperté incrustado entre tus piernas; sintiendo tus manos alrededor de mi cuerpo; notando el latir de tu corazón; respirando el mismo aire que tú, perdido en tu mirada. Me desperté muy temprano, apenas despuntaba el alba, pero ya te habías ido. Me pareció escuchar el aleteo de un colibrí en la ventana y quise verlo…pero ya no estaba. Y me desplomé sobre mi cama, rememorando el vaivén de tus caderas mientras estaba incrustado entre tus piernas.

LA DECISIÓN

La toma de decisiones siempre es compleja pues en ella lleva implícito algo que nos afecta a nosotros mismos. Decidir lleva aparejado, casi siempre, dejar algo de lado; emprender un nuevo camino; blanco o negro; frío o calor; amor o desamor… Y suele suceder qué, una vez tomada una decisión, aparecen en nuestro horizonte personas opinando sobre aquello que hemos tomado en consideración. El ser humano tiende a creer que su punto de vista es el correcto y por ello busca influir en las decisiones de los demás tratando de modificar las cosas. En la decisión siembre se nos genera una duda razonable y alguna que no lo es tanto. Sin embargo atendemos a ambas hasta el punto de crearnos dudas. ¿Por qué? Pues porque la responsabilidad siempre ha necesitado de una importante personalidad que la sostenga. Cambiar o modificar el camino que un día decidimos andar no es para pusilánimes. No hablo de las decisiones mundanas, de las que tomamos cada día pues esas, aunque sea uno un cirujano y opere a vida o muerte a un paciente, figuran o entran dentro de nuestro normal devenir. Las decisiones importantes son las que atañen siempre a nuestra vida privada. Las que van a suponer un antes y un después. El temor a equivocarse es tan humano como el deseo de llevar a cabo la propia decisión. Es el peso que ese temor tenga el que demora el giro a la vida. Y sí, hay personas que jamás pasan del temor y se quedan atrapadas en un bucle agónico; y pasan su vida entre el deseo de ser y la incapacidad mental de avanzar. También hay quien se refugia en los condicionantes externos; ven obras en la calle y por ello dicen que no se puede avanzar…cuando lo único que hay que hacer es ir con cuidado. Es cierto que los condicionantes económicos nos pueden llevar a vivir situaciones de Camarote de los hermanos Max. Y también que no todo el mundo tiene la gallardía de saltar de su vida sin tener claro dónde va a caer. Y seguro que quien lo hace no es mejor que quien se queda. La diferencia, a mi modo de ver, está en cómo afronta uno la vida después de verse en la encrucijada. Si has tomado la decisión vivirás la vida que tú has elegido. Aciertes o no. Mientras que si decides quedarte atrapado esperando vivirás la vida de los otros, la que las personas o la situación te permitan. Y estaría bien que siendo así uno no vaya lamentándose de su situación por las esquinas. Todos tenemos la capacidad de decidir. Decidir no es más que ser dueños de nuestros actos.

domingo, 10 de abril de 2016

NO DETENERSE JAMÁS

La vida me ha enseñado que casi nunca importa lo que los demás piensen. La mayoría de las ocasiones las opiniones parten de personas que no conocen la verdad en la que habitas. Y es posible que en realidad traten de ayudar, pero el punto de partida suele ser la propia experiencia personal; y ésta jamás es igual en dos personas. Si sentamos a una pareja que acabe de superar un problema en una mesa y les pedimos por separado que nos describan qué pasó y cómo, estoy seguro de que las diferencias serán manifiestas. No por ello malas, sino distintas. Ya que cada uno de nosotros tenemos un punto de vista distinto. Ocurre que muchos a nuestro alrededor piensan que dicho punto de vista es el correcto, que su visión de la vida es la que uno debe de seguir. Como padres cometemos ese error, decimos a nuestros hijos cómo deben hacer las cosas porque nuestro criterio, creemos, es el correcto. Lo lógico es darle las armas para que ellos mismos desarrollen sus propios herramientas. El argumentario individual se debe de construir en base a la propia experiencia más la suma de aquello que queremos coger del de los demás. Si es cierto que hay una máxima en la vida, no detenerse jamás. No importa cómo sea de dura o divertida; da igual si los matices son cortos o infinitos. La vida, per se, se acaba sin avisar y detenerse no sirve de nada. Cuando una experiencia no nos es favorable y nos hace daño, debemos aprender de ella y continuar camino hasta la siguiente. Si, al contrario, nos satisface y llena, tampoco será posible detenerse y quedarse; la evolución es constante y nuestro miércoles no será igual al martes. Entonces… ¿se puede disfrutar sin parar, sin contemplar? Claro que se puede, de hecho lo hacemos siempre, pero no lo percibimos. No somos conscientes de nuestra constante evolución y deterioro. Vivir sólo tiene camino de ida (al menos hasta que alguien me demuestre lo contrario). En nosotros está ya la capacidad de disfrutar de cada día; somos capaces de abstraernos sin que por ello dejemos de avanzar. Esto, la abstracción, es lo que nos diferencia de lo animales y lo que hace posible la vida tal y como la entendemos. Uno se sienta en un partido de futbol en la grada y mientras se desarrolla el juego, sin que desviemos la mirada del balón, somos capaces de pensar en miles de cosas. Y muchas veces es el ruido del público gritando “Gol”, lo que nos hace “regresar” a una realidad de la que nunca nos hemos ido. ¿Se detuvo el encuentro mientras nosotros “no estábamos”? No. Y vivir consiste en eso…en avanzar; aprendiendo tras cada experiencia, sobre la marcha.

viernes, 25 de marzo de 2016

¿?

Ocurre con la ausencia de respuestas que tiene como consecuencia el agolpamiento de preguntas. De pronto todo lo que parecías tener claro se desvanece en medio de las dudas. Las incógnitas pulsan en tu cerebro como las estrellas en una noche clara en el cielo. Y tratas de buscar respuestas... y estas se escapan una y otra vez. El limbo es un lugar en el que uno nunca quiere estar, la razón es obvia, se trata de un sitio en el que nada importas y nadie se preocupa por ti. Estar en el limbo es equiparable a la nada. Como personas necesitamos comprender para avanzar; entender los por qué, los cómo… y después, tan sólo después, poder asimilar aquello que sucede a nuestro alrededor y tomar decisiones. Incluso para las reacciones impulsivas uno necesita entender que debe de hacer una cosa concreta por inverosímil que pueda parecer. Perder a un ser querido, romper con alguien, etc. Puede llevarte a una situación de desesperación, de llorar la ausencia o reclamarle al altísimo. Lo incómodo es no perder a nadie, no romper con nadie y, sin embargo, tener la sensación de no ser nada, de estar arrinconado. Uno siempre tiene la posibilidad de cerrar esa puerta y continuar; de avanzar sin mirar atrás y dejarse de monsergas. El quiz, tal vez, radica en querer hacerlo. Porque cuando de verdad estás interesado en algo o alguien y te quedas en el limbo más absoluto, casi nada tiene sentido. Y ese es un terreno peligroso por el qué, descender, quizás te acerque a un abismo al que no quieras descender. El cerebro humano es muy permeable, aprende cada día; es fuerte y tenaz… mas también sufre, siente y padece. Y está el corazón, esa parte del cerebro mal identificada que nos hace sentirnos vivos. El otro corazón, el órgano en sí mismo, vive momentos ajetreados cuando el cerebro busca y no encuentra… El único modo que he conocido para poder avanzar en esta tesitura es la búsqueda incesante de respuestas. Para ello procuro que mi cerebro siga haciendo preguntas. Hasta las más estúpidas pudieran tener sentido en un momento dado. Cualquier cosa antes de permanecer en el limbo y correr el riesgo de perecer estancado.

miércoles, 16 de marzo de 2016

ACERO FRÍO

Las multitudes se agolpan tras las alambradas de frío acero que han devuelto el entramado de fronteras difusas a Europa. Ya no se trata de proteger los lindes del país, sino de apartar a los refugiados. Europa, tan pagada de sí misma, trata de mirar para otro lado; o lo que es peor, paga a países que sobrepasan una y otra vez la delgada línea de defensa de los Derechos Humanos (Turquía), para que sostenga a esta marea de personas que huyen del infierno que tienen en sus países. Un infierno, todo sea dicho de paso, al que hemos contribuido todas las naciones europeas. Antiguamente, los europeos, nos dedicábamos a masacrar a todo el que se pusiese delante en otras latitudes. Utilizamos África como tubo de ensayo para las cosas más viles, además de explotar todos los recursos que pudimos. Pero claro, aquello pillaba lejos y… “aquí no sabíamos nada”. Siria, país con el cual nos unen muchas más cosas (históricamente hablando) que con muchos otros países a los que le bailamos el agua, es hoy un país en ruinas. Su población sufre por todos lados el empuje de los más variados intereses. Los del Estado Islámico atemorizando con su loca utopía, el presidente sirio aprovechando para “limpiar” el país de los que no piensan como él y los rusos en su salsa, intentando controlar un país estratégico en el mundo global. ¿Y Europa? Haciendo el Don Tancredo. En una época de política falaz, donde ésta está al servicio de las grandes Corporaciones y alejándose cada vez más de la ciudadanía. No es de extrañar que vivamos una especie de bucle (hoy dicen una cosa y mañana vuelven al punto de partida). Europa tiene ante sí un reto importante, demostrar al mundo que somos las “personas civilizadas” que siempre hemos vendido al invadir otros países. El acero frío que estamos utilizando para meter en Campos de Refugiados a todas estas personas, no está muy alejado del herrumbroso hierro que otros utilizaron en Campos de Trabajo (Concentración), en la Segunda Guerra Mundial. Alguno dirá: “no matamos a nadie”… ¿seguro? Hay muchas maneras de matar, la más dura es matar en vida, quitar la esperanza y dejar a miles de seres humanos en el limbo. Sólo faltaría que en el siglo XXI, además, les gaseásemos. Aunque alguno habrá que lo piense para sí.

lunes, 22 de febrero de 2016

UTOPIA

Es posible, quizás no probable, que un día tengamos políticos que hagan verdadera política de Estado. La política de Estado, por cierto, no es aquella que nos postra a los pies de los caballos teutones, sino la que debe de estar encaminada a lograr una sociedad más equitativa e igualitaria. Con las políticas sociales pasa como con las Humanidades, las van arrinconando en detrimento de políticas económicas. Nos llenan de datos, estadísticas y ratios que casi nadie comprende y que sirven, generalmente, para empobrecer al país. Con las Humanidades pasa lo mismo, los políticos que legislan sobre educación no pretenden crear una sociedad con pensamiento crítico(peligroso para sus intereses), buscan el aborregamiento social encapsulado la educación en una suerte de pastillas focalizadoras de una atención determinada. Lo peor de todo este maremágnum de políticos corruptos y profundamente incompetentes, es que son elegidos una y otra vez por una ciudadanía que es incapaz de dar un paso adelante y echarlos de los lugares de mando. A veces uno tiene la sensación de vivir en un país de mierda, pero no es así; hemos sido capaces de sobrevivir a nosotros mismos... No es poco. Pero necesitamos savia nueva y darle tiempo para que germinen las nuevas ideas.

jueves, 4 de febrero de 2016

LO REAL, LO POSIBLE, LO IRREAL Y LO IMPOSIBLE

Lo real suele ser lo tangible, aquello que podemos percibir o sentir con nuestros sentidos… o no. Es posible que desde un punto de vista metafísico lo real pueda diluirse entre la penumbra del pensamiento. Sin embargo desde un punto de vista menos procaz, estoy seguro de que la realidad es aquella que percibimos y sentimos. Lo posible es aquello que, no teniéndolo, podremos alcanzarlo de un modo previsible. Es posible llegar a Marte, como en su día llegamos a la Luna. La posibilidad siempre es optimista pues va más allá de la realidad. Lo irreal es una entelequia, una futil posibilidad de convertir un sueño en realidad. Lo irreal nubla nuestro sentido; es capaz de transformar a los hombres en artificios. Lo imposible puede ser real o no, pero jamás será posible. Claro que esa imposibilidad podemos acotarla en un tiempo determinado y con unas pautas precisas. “Es imposible llegar a Saturno”, ahora mismo es una aseveración cierta a la luz de los medios disponibles pero… lo será en el futuro? Quien sabe… Como seres capaces de sentir y de desarrollar, a partir de los sentimientos, habilidades increíbles; nos encontraríamos en un punto en que podríamos convertir lo irreal en posible. Y, a la vez, conseguir que lo real sea imposible. ¿Cómo? Soñando. Mientras soñamos mantenemos una pelea constante entre lo que sentimos, observamos y creemos, contra lo que pensamos, no vemos y sabemos que es mentira. Este complejo equilibrio se logra cuanta mayor sea la capacidad de análisis por parte nuestra. Todo es posible menos lo que no lo es. De pequeño una profesora me hizo memorizar aquello de: “lo que no puede ser, no es y, además, es imposible… toda una declaración de intenciones. Soñar, contrariamente a lo que ella pensaba, nos acerca a la consecución de un sueño aunque sea durante los 100 minutos de una película.

martes, 2 de febrero de 2016

10.000 MANERAS DE MORIRSE DE VERGÜENZA

Hay noticias que por su calado deberían hacernos reflexionar pero qué, por su frecuencia casi pasan desapercibidas. Sin embargo algunas son tan dramáticas y nauseabundas que deberían invitarnos a un ejercicio profundo de madurez humana e intelectual. Hace dos días salta la noticia de qué, en el actual éxodo que se está produciendo desde Siria e Irak, han desaparecido 10.000 menores!!! Y a nadie parece importarle nada. Una mirada somera sobre el asunto ya debería de alarmarnos mucho más que cualquier cambio de gobierno que tan sólo dilucirá quien nos va a robar en los próximos años. En los años 90 del pasado siglo asistimos impasibles al Genocidio de Ruanda en el que murieron 800.000 personas. Y sólo fuimos en su ayuda cuando el olor a putrefacción era tan intenso que llegó a Europa, era 1994. Un año después, en Srebrenica (esto ya nos pilló más cerca) murieron 8000 personas por el simple hecho de haber nacido en una determinada comunidad. Podemos dar una vuelta por el globo y descubrir con horror los múltiples éxodos que los diferentes pueblos perseguidos llevan a cabo. Y si miramos en profundidad, comprenderemos que muchos aquí, sacan partido de ello. Que las desapariciones de 10.000 niños son una barbaridad que la Comunidad Internacional soslaya por un solo hecho cierto: “no son de los nuestros”, que diría el belga. Como ciudadanos no podemos ir a los países de procedencia y ayudarles; pero si podemos obligar a nuestros gobiernos a que ayuden. ¿Cómo? No es fácil, pero hay un hecho cierto: Aquellos países que han sido invadidos por occidente, o que han sufrido golpes de Estado promovidos por nosotros...están mucho peor, humanitariamente hablando, que antes. Es un dato objetivo. Los menores siempre han sido un objetivo fácil y un colectivo muy difícil de defender. Razones hay muchas. Por un lado difícilmente tendrán la oportunidad de levantar la voz ante “los mayores”; por otro lado siempre han sido invisibles para los ojos occidentales, incapaces de aceptar que el maltrato y explotación infantil son realidades. Tal vez habría que buscar tras la moralina de las diferentes religiones el encubrimiento de ciertas barbaridades. Concluiría con una reflexión: De este movimiento de personas por el mundo sin más control que el de cerrar fronteras, surgirá un problema inmenso y donde habrá un caldo de cultivo tremendo para futuros problemas de terrorismo… los guetos.

sábado, 30 de enero de 2016

AQUEL NIÑO

No llegó al mundo de un modo cómodo, ni tampoco con un pan debajo del brazo. Tal vez por ello quiso quedarse dentro de la madre. Pero aquel doctor carente de pericia le hizo sentir, desde muy pronto, que los caminos de la vida están llenos de espinas. Le recuerdo llorando de miedo en una pequeña cama plegable, de esas que cuando das un pequeño salto corres el riesgo de convertirte en perrito caliente. La sensación de ser una pequeña molestia comenzó entonces. Lo que le hizo espabilarse desde muy temprano para encontrar las grietas por las que poder colarse o salir corriendo. Encerrado en su habitación por los caprichos de los mayores, observando el mundo desde una atalaya de cinco metros. Creen los mayores que los niños no oyen pero no escuchan…y se equivocan. Pues las voces van quedando guardadas en la memoria para que más adelante salgan al paso cuando menos se las espera. Mirando con los ojos entornados lo que en otras casas se cocinaba, para emular en la mente aquello que había visto y tragar lo que tenía en el plato. Es un juego al que más adelante seguiría jugando toda la vida. Escuchaba que el amor de los padres siempre era lo más grande y él pensaba que su mundo debía de ser demasiado grande, pues siempre tuvo la sensación de que su amor era diminuto. Uno cree que es así hasta que descubre que hay mucho más allá. Un día, la vida se giró; y en el giro el universo cambió. La perspectiva siempre es un horizonte diferente para quien observa. Desde aquel entonces unos valores se afianzaron y otros de diluyeron en la absoluta falta de comprensión. Y aquel niño se adentró por la senda por la que van las cosas de los mayores; y hubo de tropezar muchas veces hasta poder comprender la diferencia entre el bien y el mal. Pues muchas veces el bien sólo hace daño. Sonreír en el frío de la madrugada no es sencillo; sobre todo si vas equipado con un pijama ligero y unas zapatillas raídas. La postura hierática de la cara tiene más que ver con el invierno que con la gracia del asunto. Un día lo vi subido a una mesa, rodeado de señoras ataviadas de negro. Le observaban como si hubiese hecho algo malo, cuando en realidad sólo quería llamar la atención de aquellos que le importaban. La incredulidad de entonces permanece ahora. Aquellos partidos en la curva; tres chavales jugándose la vida pateando una pelota sin más previsión que el claxon de los coches que ya lo tocaban a sabiendas. Aquello era deporte, éxtasis por momentos. La idiosincrasia de aquellos tiempos en los que nada era lo que aparentaba, quizás por la herencia de una época recientemente concluida y a la que, todavía, mucha gente temía. Aquel niño creció, siguió camino por la vereda de la vida. Ahora sacándose las espinas clavadas; otrora remontando los sentimientos de fatiga en la búsqueda de la alegría. Y esta llegó cuando un día pudo tomar distancia. El salto fue más cualitativo que cuantitativo, algo que nunca le importó. La calidad de diez minutos de buena compañía siempre será mejor que las muchas horas de abatimiento con las personas equivocadas. Aquel niño creció porque tocaba, porque una vez aquí… ¿por qué no? Dicen que no se puede echar de menos aquello que no has tenido. Es mentira, claro que se puede…

viernes, 22 de enero de 2016

FIRME

Tengo el firme propósito de conseguirlo, de ser lo suficientemente fuerte como para avanzar el angosto pasadizo de mis propios miedos y llegar a la luz del final; y disfrutar del amor en su máxima amplitud. Sé que este universo de sensaciones que vivo cada día es consecuencia de la absoluta pérdida de control sobre mí mismo. Afloran sentimientos que ni conocía, relativizando todo aquello que anteriormente sabía de mí mismo. Después de más de cuarenta años evolucionando de un modo más o menos controlado, vivo una etapa en la que las placas que forman mi cuerpo no hacen más que moverse, provocando terremotos en mi ecosistema. Descubrir de la noche a la mañana que has perdido el control sobre lo que sientes es maravilloso, pero…jodidamente difícil de contener dentro de un cuerpo por grande que sea. Como humanos aprendemos a golpes, por ensayo y error. Tan sólo espero ser capaz de superar el trance y vivir el resto de un modo tan intenso como hermoso y veraz. Soy firme en mi propósito aun cuando muchas veces mi culo quede al aire o mi rostro retratado… pelearé.

martes, 19 de enero de 2016

LA SUTIL DIFERENCIA ENTRE QUERERTE Y AMARTE

En un tiempo en el que las palabras vacías llenan los espacios públicos, quisiera explicarte la sutil diferencia que existe entre que te quiera y te ame. Queremos a muchas personas, animales o cosas; pero difícilmente amamos en la misma medida. El amor es un sentimiento complejo, en ocasiones arranca como un torbellino capaz de arrastrarte tras él, otrora se inicia de un modo sereno, casi imperceptible pero imparable. Querer tiene un significado más allá de la palabra o el sentimiento. Implica la renuncia voluntaria a muchas de las libertades que tienes cuando no albergas ese sentimiento. Amar va un paso más allá, amar es la aceptación absoluta del otro en toda su dimensión humana. Lleva implícito un plus de generosidad. El corazón de alguien que ama es mucho más fuerte de aquel que no ha cruzado todavía el umbral del que quiere. Explicado de un modo sencillo uno podría decir que, si bien no deja de querer de inmediato, si puede girar su vida y su corazón hacia otros puertos. Cuando amas la cosa se complica. Amar es dejar de lado las necesidades de uno mismo en beneficio de las necesidades de ambos. Cuando amas a alguien tienes la certeza de que es con esa persona y no con otra con la que quieres construir un universo privado en el que guarecerte siempre que sea posible. Sería bueno que las personas tuviesen más cuidado al utilizar ambas palabras. No porque los sentimientos estén tan distantes que parezcan inalcanzables, sino porque amar es algo muy serio. Sin duda que por sentirse amado bien merece la pena librar una guerra.

domingo, 10 de enero de 2016

NO MOLESTES

Normalmente escuchas estas palabras cuando interrumpes la actividad de terceras personas que, de un modo un tanto despectivo, te invitan a abandonar el lugar donde estás o la actitud que estés teniendo en ese momento. Cuando estas palabras te las dice alguien a quien quieres, se transforman en hirientes. Una persona que te quiere difícilmente podrá sentirse molestada hasta ese punto como para decirte tales palabras. Si lo hace, quizás no tenga la consideración necesaria por ti. Uno puede excusar casi cualquier actitud de una persona ante situaciones de estrés. Sin embargo la educación jamás debería de estar reñida con ello. Más aún si no hay un motivo evidente para una reacción similar. Hoy me ha tocado leer, ya que desgraciadamente ahora no se habla, un desplante así. Y me quedé frío, triste. Porque no se trataba de una palabra dicha en medio de un duelo dialéctico, sino de un desplante personal. Mi reacción ha sido de estupor, de no entender una reacción así en una persona a la que te une un afecto tremendo. Ahora, pasada una hora, le encuentro, si cabe, menos explicaciones. Más allá de un cruce de cables o una excusa para generar un desencuentro. Creo que en las relaciones personales no todo vale.

martes, 5 de enero de 2016

Lecciones de nada

Y de pronto... La duda. Ese enemigo implacable y enigmático capaz de socavar la más férrea de las alianzas. Por qué soslayar un hecho que en sí mismo cambia el concepto del todo?. Uno pretendía lo máximo y termina en más de lo mismo. Quién sabe, tal vez sea éste el tiempo en el que termine de una vez por todas con el mito del beneficio de la duda. Toca sonreír, mirar para dentro y, ahora sí, comprender que los comportamientos que otros quieren evitar en nosotros, son los que ellos han llevado a cabo. Lecciones de nada, para una vida más falsa que cierta. Apretare los dientes, de todos modos, con la esperanza de que pronto la realidad será eso...Real.