LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

jueves, 29 de diciembre de 2011

EL TREN QUE PERDEMOS

En la vida todos hemos perdido algún tren, hemos dejado pasar alguna oportunidad importante para nosotros; bien sea económica, bien sea laboral, bien sea un amor que se paseo ante nosotros sin percibirlo...

Sin embargo hay un tren que, a mi modo de ver, estamos dejando pasar para quizá tardar mucho tiempo en tener la oportunidad de volver a verlo, siquiera cerca. Me refiero a ese tren cargado de derechos y libertades que el sacrificio de muchos puso a nuestro alcance.

Es triste ver como en los últimos años las decisiones de las élites financieras han ido recortando todos los ideales que hicieron prosperar a la sociedad. La lucha por los Derechos Civiles, la persecución de derechos elementales como la vivienda, el trabajo, etc. se están marchando por el desagüe de una sociedad, la actual, que ha dejado de luchar porque se ha acomodado en la poltrona víctima de su propia laxitud.

Las generaciones que me preceden vivieron épocas convulsas, en las que el mero hecho de opinar era castigado incluso penalmente. Desde esa época, que está demasiado reciente en el tiempo a pesar de la poca memoria interesada de mucho, hasta nuestros días, la pérdida de derechos y sobre todo de ideales, ha sido de tal calado que miro hacia el exterior y sólo hay marasmo.

La juventud vive imbuida de una pátina absurda de comodidad ficticia; plácidamente viviendo en el hogar familiar a costa de los padres; unos padres que los mantienen así porque ellos si vivieron momentos crudos que pretenden ahorrar a sus hijos. Y es un error, los padres deberían empujar a sus hijos a una lucha real por su propia vida. Entendida esta como una búsqueda de su propio lugar en el mundo, y que no puede ser a dos metros de sus progenitores.

Pero somos nosotros, los herederos de aquellos que verdaderamente lucharon porque nosotros vivamos como lo hacemos, los que estamos haciendo un flaco favor a su memoria. Nosotros tenemos mucha de la responsabilidad de permitir que un puñado de chorizos sin escrúpulos sitúen a quien ellos quieran en nuestros gobiernos.
La democracia real que tanto propugnan algunas plataformas en estos días de hastío, no es más que una rémora de lo no hecho. Después de mucho tiempo disfrutando del Estado de Bienestar; nos damos cuenta ahora, que nos lo tocan, de que no se mantiene sólo, que sin el esfuerzo de todos nada es posible.

Para mí sería muy triste dejarle como herencia a mi hija una sociedad en la que todo viviese una regresión de cincuenta años enmascarada, eso sí, con una pincelada de modernidad. Nada mejor para controlar las mentes dormidas de los jóvenes que la manipulación fácil de las voluntades a través de ordenadores, tablets, smarfones, etc.

Los medios de comunicación han sido siempre el cuarto poder del Estado, desde las diferentes plataformas se llegan a modificar conductas políticas de estómagos agradecidos que son incapaces de vislumbrar el futuro más allá de sus cuentas corrientes.

El tren de la democracia real, de ese utópico se está alejando de nuestra sociedad a la velocidad de la tan manida Alta Velocidad. No hay mucho margen para poder asirse y luchar por ella. Confío en que seamos capaces de mantenernos sujetos y que tengamos la capacidad de arrastrar a otros del inmobilismo en el que se encuentran.

Observar estos días los magnos funerales que se celebran en Corea del Norte, y salvando las afortunadas distancias, nos indican hasta que punto se pueden manipular voluntades. Unas con miedo, otras con el simple desconocimiento de otra realidad.
Quizá los norcoreanos no conozcan, ni puedan conocer, otra forma de vida, pero aquí, que sí podemos hacerlo, pareciera que nos pudiesen manipular de una forma similar...
Son muchos los jóvenes de nuestras sociedades cuyo mundo no se aleja mucho más allá del jardín de casa...

lunes, 26 de diciembre de 2011

El camino que lleva al interior...ese viaje desconocido.

Quién no ha soñado alguna vez con un viaje, quién no ha deseado emprender un camino que le llevase a otro lado diferente del que está con el fin de disfrutar de momentos mejores. Por suerte para mí, he realizado algún que otro viaje y lo he podido disfrutar.

Me gustaría emprender ahora un viaje diferente, mucho más intenso, quizá más desconocido de lo que yo puedo llegar a creer; me gustaría emprender un viaje al interior de mi mismo. Un viaje desconocido porque se aventura en un territorio lleno de piedras que hará del tránsito un ejercicio laborioso e intenso.

Uno cree conocerse, saber cómo es...hasta que un día, por las circunstancias de la vida, se asoma a su propio interior y descubre que aquello que creía gris, es en realidad de otro color.

La regresión nunca está libre de peligros, pues supone interpretarse a uno mismo, para terminar juzgando los hechos pasados sin posibilidad de cambiarlos. Implica un nuevo conocimiento de nosotros mismos, un acercamiento, tal vez, a partes de nuestra personalidad que están ahí...y que nosotros no sabíamos.

Cuando uno está próximo a alcanzar la mitad de lo que se espera que viva, conviene mirar hacia delante con inteligencia; para ello un repaso moderado y sostenible de nuestro interior nos puede ayudar a afrontar el presente y el futuro de manera más adecuada.

Los fantasmas, todos los tenemos, van a salirme al camino; se van a cruzar en esta nueva exploración para hacerla penosa en algunos momentos. De cómo sea capaz de afrontar aquellos episodios que un día cambiaron mi caminara, va a depender mucho que este sea un viaje provechoso o, por el contrario, un adentrarse en precipicios innecesarios.

La madurez, entendida como el momento de nuestra vida en el que somos capaces de discernir entre el sueño bucólico, el sueño imposible, y el sueño realizable, no sería posible sin un conocimiento intenso de uno mismo. Las adormideras que ponderadamente han sometido nuestras aflicciones mientras avanzaban los años, apenas son necesarias ahora; el camino ya está expedito para que ellas puedan salir libremente y que nosotros podamos evaluarlas en su justa medida, con la perspectiva del tiempo.

No se trata de realizar un ejercicio de reconstrucción interna, para eso hace falta mucho más de lo que yo puedo hacer, sino que se trata de una búsqueda del por qué de las respuestas que dimos en un momento determinado, del análisis de las facultades que tenemos, de las que creemos tener y de las que tenemos y todavía no habíamos descubierto.

Dice el Tao que todo camino comienza con un primer paso, supongo que el viaje interior comienza de la misma manera. Por lo que llegados a este instante, aquí estoy, avanzando hacia lo desconocido...

NUEVOS PROPÓSITOS

A la vuelta de la esquina un nuevo año, tal vez el último según los Mayas, y con la llegada del día uno comenzará también el momento de los propósitos, de los deseos, de los intentos de... de las ganas de...

Todo lo que nos queda estos días es hacer balance del año que ya ha transcurrido desde los anteriores deseos, ver qué hemos conseguido y, en el mejor de los casos, volver a desear lo mismo un año más. No sea que no lo consigamos por no haberlo deseado suficientemente (algunas corrientes filosóficas hablas de visualizar las cosas que uno quiere conseguir).

Pragmáticamente hablando convendría afinar nuestras capacidades para lograr los objetivos que pretendemos. El libre albedrío y la suerte son factores que difícilmente acuden a nuestra ayuda cuando lo necesitamos. Por lo que es preferible conocer nuestras capacidades para saber qué deberíamos desear y qué dejar en el cajón de los imposibles.

Sin embargo es un ejercicio interesante el sentarse con uno mismo y, acudiendo a la memoria, recordar qué era lo que queríamos conseguir cuando éramos más jóvenes y en qué situación hemos quedado después del inexorable paso del tiempo.
Para muchos la rememoración de aquellos tiempos puede ser terrible, pues la vida les acabó derrotando, o llevando por otros caminos que se le antojaban distantes; otros harán del balance de los años un panegírico de su propia vida, en la que han logrado casi todo lo que pretendieron...

Como soñador que soy, también yo soy de los que desea y quiere, así pues me sitúo entre los que evalúan sus capacidades y los que las obvian a sabiendas de la poca posibilidad de tal o cual deseo.

lunes, 19 de diciembre de 2011

DEL SUEÑO ROTO A LA UTOPÍA DE UN SUEÑO MEJOR

En estas fechas uno siempre sueña con un futuro mejor, interpretamos nuestra realidad de forma positiva observando el futuro que aparece al doblar la esquina del día 31 con una sonrisa; queremos, y necesitamos, creer que aquello que nos espera va a ser mucho mejor que lo pasado, o al menos no peor. Y así pasamos los días.

La realidad suele golpearte la cara con dosis de veracidad en cuanto descubres, ya el día primero, que tu futuro tan sólo depende de ti, de tus propias decisiones, de tu capacidad para mejorar lo que es peor en ti y de no ser torpe con tus virtudes.

Los sueños rara vez se convierten en realidad, aunque cuando sucede debe de ser una experiencia absolutamente maravillosa. La utopía nos permite adentrarnos en terrenos desconocidos a poco que nos lo planteemos. En un mundo donde la utopía pudiese inundarlo todo, pintaríamos el cuadro de nuestra existencia de forma tal, que pareciese natural la felicidad.

La persecución de una vida mejor debería ser lo que nos moviese cada mañana al levantarnos. Aunque para muchos su meta suele ser no llegar al ocaso en peor estado. Mires donde mires las desgracias que te rodean siempre pueden ser superiores a cualquiera que tu vivas. No es que esto deba servirte de acicate para sobreponerte a la situación que vivas, pero si para demostrarte que nada es mejor o peor, sino que responde a un momento, a una tiempo, que nos ha tocado vivir y que podemos mejorar, pero no sólo dependerá de nosotros.

Yo sueño, me gusta hacerlo, no podría vivir sin dejarme llevar por los momentos oníricos en los que nada es como parece, en los que la realidad se confunde con el ideal que quisiera para mí. Sin embargo soy consciente de que mi propio mundo utópico no es más que eso...utópico.

Pero ¿acaso no es la utopía la culminación de cualquier anhelo futuro? Yo así lo creo, aspirar a lo mejor es una forma de alcanzar tanto como puedas. Que te conformes luego con lo que tengas ya sólo depende de tu espíritu de lucha, de tu forma de pensar y de las capacidades que tengas.

El sueño roto debe servirte como estímulo para el siguiente y no como losa para caminar con dificultad o permanecer inmóvil. Del sueño roto uno aprende que lo inalcanzable, muchas veces, lo es; aprende que el dolor puede ser intenso y que el alivio no siempre consiste en soplar o mirar hacia otro lado, pues quizá deje cicatrices. Unas cicatrices que deben de ser un estímulo para la superación.

El optimismo debería fomentarse desde la más tierna infancia; la vida permanentemente pone obstáculos en el camino para que el pesimista se acerque a tu vera y aporte buenas dosis de negativismo. Apostar por la vida es hacerlo por el sueño. Y del sueño a la utopía de una vida mejor, sólo hay un paso....

COSPEDAL, UNA MIRADA A OTRA REALIDAD...

Todos conocemos ya a la presidenta de Castilla la Mancha, alma mater de la candidatura del próximo presidente del Gobierno y por tanto alguien de vital importancia en las decisiones futuras de quien nos guiará como país en los próximos años.

Pues esta mujer tiene una curiosa visión de la realidad, una mirada diferente sobre cómo afrontar la crisis que tienen encima y que desde las filas de su partido primero contribuyeron a crear y luego no aportaron soluciones. Ha decidido suprimir fondos a colectivos minoritarios donde las protestas serán menos audibles que en colectivos donde las proclamas pudiesen hacerle daño.

Ha decidido suprimir las ayudas a las mujeres víctimas de maltrato, retirar los fondos que el Estado aportaba a través de las Comunidades Autónomas para la emancipación de aquellas mujeres que, ya víctimas de la violencia, no podían establecerse por su cuenta. Uno, ante una medida como esta, no puede menos que sentirse decepcionado porque una medida como esta sea tomada por una mujer que preside una Comunidad Autónoma. Quizá su interpretación de los derechos sociales sea diferente a la mía, tal vez los valores que ella querría para el resto de las féminas se sitúe también en las antípodas, pero lo que no puedo aceptar es que el recorte de dinero comience por un recorte de derechos, del derecho a la libertad, por un recorte al derecho a la vida.

Uno puede entender que muchas mujeres en su comunidad soporten a partir de ahora muchas más vejaciones ante las nula posibilidad de abandonar una vida conyugal terrible, al no poder acudir a la administración que debe de velar por su seguridad y pedirle una ayuda, sin la cual, no podrá irse.... terrible.

Cospedal es un peso pesado en su partido, alguien que no toma una decisión de esta magnitud sin haberlo sopesado con el núcleo de poder del futuro Gobierno. Uno siempre hace experimentos en pequeñas localidades antes de aplicarlas a la totalidad...¿anticipo de futuras decisiones de Rajoy? Querría creer que no pero mucho me temo que los recortes irán por ahí, por los que ya están acostumbrados a sufrir...

Desde luego es una lección de sociología que no me gusta recibir, una clase de civismo alejada del siglo XXI y una aberración intelectual...nada sorprendente por otro lado viniendo de quien viene.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

OTEANDO AL HORIZONTE

De pronto uno frena en su caminar por la vida y piensa: ¿qué quiero hacer de mi vida?¿dónde quiero estar en el futuro?. Las respuestas se agolpan en la mente, pues las ideas son tantas y diferentes que no sería inteligente ni productivo intentar alcanzarlas todas.

Así que comienzas a descartar aquellos imposibles que lejos de ser plausibles se pierden en los pozos de la imaginación, allí donde de cuando en cuando recurriremos para salir de la sofocante monotonía.

En otra estantería de la mente sitúas las metas que, aún quedando lejos de las posibilidades actuales, quizá un día puedas aspirar a ellas. Casi todo lo que cabe aquí se circunscribe a lo material. A las pequeñas o grandes cosas que podríamos alcanzar si mejorase nuestra situación. Y uno, claro, debe de vivir esperando mejorar.

Finalmente, en la estantería más cercana a la realidad podemos observar los tangibles de los que disponemos; las someras realidades que disfrutamos y que, por ende, formarán parte de nuestro futuro inmediato. Aquí, donde se agolpan las realidades intentando convertirse en ilusiones, es donde debemos hacer un ejercicio de discriminación positiva. En el sentido de quedarnos con aquello que es verdaderamente importante y dejando de lado lo que al final supondrá un lastre.

Pensar en qué amistad es real y cual imaginaria. Cual se fundamenta en la aportación de dos y cual forma parte del dar y no recibir. Hay que eliminar aquellos sentimientos nocivos que uno cree a ratos maravillosos pero que, en el fondo, son una falacia del sentir.

Las decisiones que uno toma serán consecuencias en un futuro inmediato. El futuro todavía lo podemos escribir. No se trata tanto de una ensoñación como de ir situando en los lados del camino asideros a los que agarrarse cuando vienen mal dadas.

Oteando el futuro uno puede darse cuenta de cómo es su presente, de cómo vive una realidad que, en ocasiones, nos es esquiva en cuanto a su percepción y otras nos paraliza con su impacto. La vida es para vivirla, pero también para sentirla, para olerla, saborearla...

Ahora mismo, sentado en una piedra en mi camino me observo a mi mismo y a mi vida y descubro que no lo he hecho tan mal, que quizá hubiese sido mejor de otra manera, pero...ya está hecho, hasta aquí me ha traído mi cabeza y mi corazón. Eso no lo puedo ni quiero cambiar. El horizonte quiero verlo lleno de luz, color, sabor... y en ello estoy.

lunes, 12 de diciembre de 2011

ES MUY INTELIGENTE PERO...

Muchos habremos escuchado en alguna ocasión esta frase referida a alguien, generalmente a niños y adolescentes a los que les cuesta estudiar; a adultos que fracasaron en el intento y ahora queman su vida en cualquier esquina, etc...
La realidad subyacente de esto bien podría ser que el sistema educativo ha fracasado, que ha sido desarrollado pensando en un modo determinado de fomentar el desarrollo mental, sin detenerse en las diferentes capacidades de cada persona.
No podemos intentar enseñar a varias personas de la misma forma, pues lo que para uno sirve, es un fracaso para el de al lado. La inteligencia es un don en si mismo, pero se puede mejorar con un poco de esfuerzo, tan solo hay que ser conscientes de las cosas.
Cada uno de nosotros tenemos unas habilidades diferenciadoras con respecto a otras que creíamos tener. Muchas personas son incapaces de articular un lenguaje medianamente educado y cabal, sin embargo pueden tener unas capacidades absolutamente brutales para hacer deporte, por ejemplo.
Y uno puede caer en la tentación vacía de manifestar que claro, para hacer deporte no hace falta esforzar la mente. Craso error, pues de todos es conocido que uno precisa tener una gran capacidad mental para desarrollar cualquier deporte a un cierto nivel de exigencia.
Como padres deberíamos ser capaces de fomentar en nuestros hijos aquellas habilidades para las que están especialmente motivados, sin menoscabo de una formación fuerte en otras áreas del saber.
Como sociedad tendríamos que fomentar el desarrollo de sistemas que garanticen la correcta evaluación de las personas en cuanto a méritos y capacidades. No podemos intentar que alguien se convierta en Picasso sólo porque le gusta pintar. La observación nos ayudará a descubrir qué y cómo.
Sólo las personas con discapacidades intelectuales, como los oligofrénicos, carecen de las capacidades necesarias para desarrollar plenamente su inteligencia. Así las cosas, cualquiera que esté bien es susceptible de desarrollarse plenamente. Más muchos son los que optan por el camino fácil de mínimo esfuerzo y el atoramiento de un futuro más que incierto.

EL REGRESO DE LA “PERFIDA ALBION”

Que Gran Bretaña es un país diferente lo sabemos todos en Europa; ya decía su ilustre Winston churchill que “Europa era un Continente y ellos una isla”. Así que nada nuevo bajo el sol.
Resulta que han puesto a la Unión Europea en un trance tal que pareciera que la exclusión fuese la única salida a la encrucijada en la que nos ha querido situar su premier Cameron.
No estaría de más que esta vez fuesen los demás a una y dejasen fuera de la Unión a quien no desea permanecer en ella.
Seguramente dentro de Gran Bretaña muchos son los que están en contra de la decisión de sus gobernantes, pero el resto, los que si nos ceñimos a las decisiones franco – alemanas deberíamos pensar en este embrollo en clave europeísta.
Por qué en esa clave? La respuesta es sencilla, hoy día aquellos países que quieran estar al margen de las decisiones de Bruselas se sitúa al instante siguiente fuera de todo mercado. Lejos de la realidad que les rodea, aislado en medio de la nada.
Si un país, como es este caso y antes otros como la República Checa, tiene dirigentes que creen que estar fuera es mejor que permanecer al abrigo de todos, lo mejor que deben hacer el resto es darle vía libre, ahorrarnos los fondos que se les dan y a otra cosa.
Muchos creen que Gran Bretaña ha sido un país importante dentro de la formación y estabilización de la Unión Europea, y no es así. No entró hasta 1973 a formar parte y lo hizo cuando su situación económica les obligó a aceptar como socios a países de los que siempre ha desconfiado.
La prensa mundial se ha hecho eco de este impás, en el que unos se atormentan ante la ausencia de los británicos y otros hacen “palmas con las orejas” ante su salida y presunta debilidad del resto.
La historia debería enseñarnos que todo obedece a estrategias interiores de los dirigentes políticos; mecidos como están por las corrientes que sus encuestas internas les hacen padecer. Los conservadores británicos son mayormente euroescépticos; término éste nada moderno, pues nunca se han sentido verdaderamente parte, sino miembros.
Como español poco me importa lo que hagan en la isla, pues mi futuro lo marcarán en Berlín y París; a Londres iremos, como hasta ahora, para hacer turismo.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

¿ESCUCHAMOS LOS GRITOS DEL OTRO LADO DEL MURO?

Muchas veces me he preguntado por la sordera de esta sociedad en la que vivo; una sociedad que vive de espaldas a otras realidades existentes, que no repara en los sonidos que llegan desde el otro lado de ese muro que hemos levantado durante tanto tiempo y con el que hemos trazado una línea divisoria entre este mundo y los demás “mundos”.

En los últimos tiempos no conocemos más desgracias que las que nos dictan los mercados; nuestros días transcurren entre “la subida de tipos” y la “bajada” de nuestra economía; mientras, muy cerca, otros gritan simplemente por la libertad.

Las antenas parabólicas llevan más allá de nuestros muros una forma de vida que parece envidiable a ojos de aquellos que penan en países donde la libertad de expresión es una mera utopía. Ávidos de encontrar donde ellos viven cualquier pequeño resquicio que les haga soñar que podría ser posible este mundo allí, se lanzan a una lucha contra sus dirigentes, perdiendo la vida en el intento, o lo que es incluso peor, la dignidad.

En este lado del mundo ignoramos cuanto sucede al otro lado porque tememos que ellos puedan alcanzar un estatus parecido al nuestro; los que de verdad gobiernan el mundo, aquellos que con sus intereses económicos matan sin ningún complejo, son los mismos que nos benefician a nosotros a para tenernos donde quieren: silenciosos ante cualquier tropelía que ellos cometan.

Sí, hay organizaciones que se dedican a ayudar, en la medida de lo posible, a aquellos que lo necesitan. No es menos cierto también que tras muchas de estas organizaciones hay oscuras tramas encaminadas a situarse en una posición de privilegio y poder presionar a los que mandan en cada país y, así, conseguir concesiones por sabe Dios qué...

Una sociedad avanzada, moderna, en la punta de lanza del progreso suele tener como contrapartida una gran cantidad de “detritos” que va dejando atrás; toda esa acumulación de indignidad, de malversación, especulación y otros adjetivos malolientes son los que prestamos fácilmente fuera de los muros que nos rodean.

Tememos al que llega de fuera porque nos va a quitar la jubilación, porque inunda nuestros hospitales, porque ocupa nuestros puestos de trabajo...esto no son más que majaderías de una sociedad vieja que sólo vive lo inmediato sin recordar su pasado. Somos culpables de su situación, nos guste o no, porque permitimos que en nombre de nuestro bienestar esquilmen países que están poblados de personas como nosotros, que se encuentran, de pronto, sumidos en la desesperación de no poder dar de comer a sus hijos, de no poder hablar, de no poder vivir...

Siempre habrá diferentes velocidades en la evolución de las sociedades; habrá diferenciación entre unos y otros; cada sociedad tiene un modo de vida y ninguna debería inferir en aquella que no es igual. La igualdad de derechos no deja de ser una mera utopía en un mundo tan diferente. Escuchar con sordina lo que llega de fuera sólo nos hace más estúpidos, más sordos..

lunes, 5 de diciembre de 2011

DE LA CIUDAD AL CAMPO

Resulta curioso el proceso migratorio que se produce en las sociedades modernas. Durante casi dos siglos el hombre ha protagonizado un abandono, paulatino, del campo para ir a la ciudad en busca de una mejora en su vida. La Revolución Industrial en primera instancia y las comodidades que de ella se derivaron hicieron que permanecer en el campo fuese cada vez más anecdótico.

Curiosamente ahora que el sistema capitalista ha fracasado de un modo tan obvio se está produciendo una nueva migración hacia el campo, una suerte de regreso al comienzo. Quizá para volver a tomar impulso y retomar la vida en la ciudad cuando vengan mal dadas; pero es posible que muchos hayan vuelto con la intención de permanecer en aquellos lugares (rurales) que, en época de crisis económica, ofrecen más posibilidades de subsistencia.

Antiguamente los pobres se agolpaban en los pueblos, con malas cosechas, incapaces de vivir con las exiguas producciones que las explotaciones agropecuarias producían. La ciudad era el refugio pues allí cualquier trabajo permitía tener al alcance de la mano lo que uno buenamente podía necesitar.
Hoy, las cosas ya no son iguales. Una persona que comienza un declive económico en la urbe se transforma en un excluido social con suma rapidez; la carencia de unos mínimos en la ciudad modifica la vida de sus ciudadanos de forma tal que terminan en una precariedad tangible.
El campo, al contrario, proporciona (con los medios actuales) un mínimo de producción suficiente como para poder comer cada día, algo que no siempre se dará en un lugar tan agresivo y frío como la ciudad.

Por otro lado está la calidad de vida, ese otro tangible que mide de forma exponencial nuestra felicidad. Uno puede ser dueño de muchas video consolas, de ordenadores y televisiones, de electrodomésticos básicos, que si no puede utilizarlos por tener que restringir su gasto, termina todo en el cajón de los trastos y uno frustrado por su mala suerte. Al otro lado, un paseo por un entorno natural siempre es grato, proporciona plenitud física y, por tanto, mental.

Seguramente pasada esta crisis los movimientos migratorios volverán a llevar a las personas a los núcleos industriales; y con seguridad, esto proporcionará a los trabajadores una mejor calidad de vida. Sin embargo bien harían en nadar y guardar la ropa; sería recomendable que esta vez el abandono del campo fuese mucho más escalonado y seguro, no vaya a ser que terminemos un buen día sin un lugar donde guarecernos...