LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

domingo, 22 de marzo de 2015

EL CAMINO DE TENER LIBERTAD A SER LIBRE

Estoy seguro de que hablar de libertad en estos tiempos no tiene, para muchos, sentido. Sin embargo vivimos un tiempo en el que no tenemos la libertad que parece que nos es otorgada. Para sentirse verdaderamente libre uno debe de poder elegir libremente aquello que quiere hacer, sabiendo valorar en cada momento que es responsable de sus actos. Ocurre que si la libertad es la capacidad de no ser esclavo, algo está fallando cuando no tenemos esa capacidad o, al menos, la tenemos coartada por las diferentes medidas coercitivas que nos rodean. La lapidaria frase de nuestras madres que decía: “haz lo que quieras, pero tu verás”; está presente en cada uno de nuestros actos. Somos esclavos de los sistemas modernos de comunicación e incluso hacemos parte de ello a nuestros mayores, los cuales habían alcanzado ese grado de libertad de hacer y decir lo que les dé la gana y que ahora se ven desbordados por sus nietos obligándoles a utilizar pantallas para las cuales apenas les llega con las gafas. Estamos en una compañía u otra de telefonía porque así lo impone nuestro estilo de vida. Apenas si tenemos la capacidad de decidir en cual, y poco más. Ser libre es, desde mi punto de vista, tener la capacidad de vivir al margen de la sociedad al menos durante breves instantes. Momentos en los que uno puede saborear la sensación de dominar todo cuanto le rodea sin premisas previas. Cuando uno escapa a la montaña y se queda sólo y sin cobertura lo experimenta. Y de inmediato le surge la angustia de no estar comunicado con el “exterior” por si le sucede algo. ¿Acaso no está en el exterior uno cuando se encuentra en un macizo montañoso? Hasta el vocabulario lo utilizamos en sus derivaciones más ambiguas o abstractas. Hoy día uno puede añorar a los que en los albures del siglo pasado tenían en mente luchas, más o menos posibles, en las que embarcarse. Curiosamente entonces, y a pesar de la ausencia de libertad que era latente en muchas latitudes, uno podía sentirse más libre que ahora. Pues era más fácil tener una cuota de espacio libre en el que pensar, soñar, gritar….

lunes, 2 de marzo de 2015

CUANDO TE ABRAZO

No se trata de lo que me transmites, sino de lo que siento. No se trata de lo que sueño, sino de lo que vivo. No se trata de ti, sino de mí. Cuando te abrazo me siento mucho mejor persona. Haces que cada día, que cada hora que estás cerca merezca la pena. Las emociones se caracterizan por ser difíciles de reprimir; hacerlo va contra natura y por ello nos causan excitación o aflicción; dolor o placer…vivir consiste en lograr el equilibrio entre lo que queremos sentir y lo que realmente sentimos. Tenerte es, sin ninguna duda, lo mejor que me ha pasado. Llegará un tiempo, sin embargo, en que nuestros abrazos se tornen tensos; días en los que nuestros caminos no siempre confluyan en la misma dirección. Cuando llegue ese instante trataré de no invadir mucho la senda por la que te adentres, pues bueno es que hierres o aciertes. Eso sí, no dudes de estirar la mano cuando lo precises pues la mía siempre la encontrarás tendida. Mucho has cambiado desde aquellos días de incertidumbre en los que navegaba por aguas turbulentas entre la emoción de conocerte y el desconcierto por tenerte. Ahora, que el tiempo va asentando en tu persona el poso del tiempo me quedo muchas veces absorto en la profusión de sensaciones, sentimientos y emociones que eres capaz de transmitirme. Me gustan tus abrazos, tus risas, tus largas parrafadas, tus risas e incluso esa cara de “yo no fui” que siempre pones cuando haces algo. Y me siento feliz cuando te abrazo, porque consigues que me esfuerce en ser, al menos contigo, mejor persona cada día. Gracias.

CUADERNAS

En estos días en los que uno trata de llevar a buen puerto un proyecto, que no siempre es agradecido, se da cuenta de lo importante que es construir algo partiendo de unos buenos cimientos. La ilusión todo lo puede, es cierto, pero al cabo del tiempo y de darse de bruces con los sinsabores de la realidad; debe de buscar a su alrededor elementos, como las cuadernas de una nao, que mantengan firme lo que se está creando. Tienden, aquellos que disfrutan de lo que uno trata de construir, a ser egoístas y meros usufructuarios de algo dado y a lo que apenas dan importancia. Por ello contar con su participación más allá del disfrute no es algo real. Afortunadamente, al menos en mi caso, siempre aparecen esas personas que te dan su apoyo de un modo incondicional y que suman siempre, aun cuando las cosas no salen del todo bien. Son las verdaderas cuadernas, el casi siempre ignorado sostén de los navíos. El tiempo, siempre inexorable, suele situar a cada uno en el lugar exacto donde merece estar. Los más dentro de la nao, lo menos fuera; bien a la deriva, bien en otras naos. Por ello uno debe de centrarse siempre que pueda en aquellos que se convierten en entusiastas de la causa y dejar varados a quienes, como termitas, van carcomiendo aquello que está en construcción. De momento seguimos a flote…