LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

viernes, 25 de octubre de 2013

DESLIZÁNDOME ENTRE TUS PIERNAS

El día ha sido intenso, tal vez demasiadas cosas por hacer para un sólo día de Otoño. Los grises se han impuesto a los claros desde primera hora de la mañana; el agua, ese líquido tan necesario gran parte del año, tiene la capacidad de saturarme al tercer día de pertinaz lluvia... Con el fin de aislarme comencé a pensar en ti, en la posibilidad de tenerte cerca. Y así, con el paso de las horas he ido creando en mí el deseo de ir deslizándome entre tus piernas. En cuanto tenga la oportunidad pondré mis orejas entre tus muslos, situando mis labios ante los tuyos para poder debatir durante un largo instante sobre las necesidades de uno y de otro. Ávido como estoy de que esa conversación llegue pronto, mantengo mi cabeza ocupada en otros menesteres, pues no es cuestión de terminar el día con las agujetas de un sueño. Llegado ese instante, en el que pueda deslizarme entre tus piernas, y habiendo despegado ya las orejas confío en ser capaz de provocar que tus ojos tengan dificultades para mirarme, y se dejen ir mecidos al compás de dos cuerpos que se encuentran necesitados el uno del otro. No, ahora no, ahora no es el momento de pensar en ello. Debo de alejarte de mi, aun queriendo tenerte cerca. Corro el peligro de carecer del riego necesario como para que mi mente piense de una manera lúcida. Lo mejor será respirar profundamente... El deseo es un poderoso asidero al que se agarra mi mente cada vez que pienso en ti. Tan sólo la certeza de poder disfrutar de tu compañía hace más llevaderos los días. Pronto podré deslizarme entre tus piernas y soñar....

HACIENDO NUDOS

Hace ya unos años alguien me dijo que uno debe de ir pasando por la vida apreciando las cosas que merecen la pena y descartando el relleno que la invade. Así un día me descubrí a mí mismo haciendo nudos. Hago nudos desde entonces para marcar los episodios de mi vida que merecen ser recordados. La memoria suele jugar malas pasadas con los recuerdos, por lo que conviene hacer nudos que nos recuerden al paso de la mano que allí ocurrió algo importante. Los nudos sujetan nuestras vidas, los frágiles hilos de los que pendemos, se hacen fuertes cuando los nudos que los sujetan tienen la consistencia necesaria. Desatarlos de manera inesperada suele llevarnos a situaciones incómodas o duras. Así, cuando nos topamos con personas que merece la pena tener cerca podemos actuar de muchos modos para retenerlas con nosotros. Una de las mejores que conozco es ir atándolas a nosotros. ¿cómo? Con esos nudos invisibles que se fijan entre el alma y el corazón. Los lazos más difíciles de romper son aquellos que implícitamente enseñan el camino de la libertad. Pretender que alguien esté con nosotros sintiéndose atado es sólo una garantía de huida. Pocos nudos habrá más resistentes que los que sujetan la relación entre una madre y sus hijos y, sin embargo, apenas hace falta que los apriete mucho. Uno se va alejando de su madre en la misma medida en que se siente libre para volver al primer temor. Haciendo nudos llevo ya un tiempo, tratando ahora de ir dejando pequeñas marcas en la cuerda de la vida. Muescas que me recuerden los buenos y malos momentos. Las alegrías me han enseñado mucho menos que las tristezas. He tratado de superar las penas para poder disfrutar de los buenos momentos, sin más. Haciendo nudos....

EL JUEGO DEMOCRÁTICO, LOS PRESOS, LAS LEYES

En estos días en que El Tribunal Europeo nos han enmendado la plana con respecto a la aplicación arbitraria de la Legislación Penal por parte del Estado, convendría hacer una reflexión seria sobre el cómo, el por qué y el cuando. No habrá muchos que estén en desacuerdo conmigo si digo que cualquier asesinato debería llevar de manera inequívoca como pena la cadena perpetua, algo que se cumple en países tan dispares como Canadá o Perú. Creo que este tipo de delincuentes (terroristas, asesinos...) no deberían salir nunca de la cárcel o, como mal menor, pocas o raras veces (Holanda, que tiene cadena perpetua, sólo ha concedido dos indultos en 36 años). Sin embargo el problema con nuestro país no tiene nada que ver con que sea o no de justicia que los terroristas y asesinos salgan libres; tiene que ver con la irresponsabilidad de nuestros políticos y juristas que siempre han temido poner en nuestro Código Penal la pena de Cadena Perpetua. ¿Por qué? Pues seguramente porque una vez terminada la Dictadura, cualquier pena que trascendiese tanto como esta sonaría a una vuelta a al pasado. Un pasado en el que se mataba por la espalda, en el que había pena de muerte pero en el que no se cumplían Cadenas Perpetuas. Aquí, lo mollar del asunto está en que con la Ley en la mano los presos que salgan ahora de prisión están en su derecho. Un derecho que tal vez no nos guste, que es posible que sea repugnante en muchos casos, pero es un derecho que la “todos hemos otorgado”. Y digo bien “todos” porque somos los votantes quienes decidimos quien nos gobierna y nunca hemos exigido que se apliquen correctamente las leyes. Un ejemplo de cómo es este país sería el de Miguel Monte Neiro, el hombre que más tiempo ha permanecido en prisión en España, 36 años, eso sí, no por matar, sino por no querer hacer la mili. Fue condenado en tiempos de Franco (1976) y a nadie le importó, salió en 2012...manda narices!! La sola posibilidad de encontrarme cara a cara con el asesino de un ser querido implicaría, en mi caso, la certeza de que pasaría yo los siguientes años en la prisión de la que él no debería haber salido. No sería fácil para mí controlarme en esa situación. Exijamos al legislador que modifique el Código Penal, que se pongan de acuerdo en el Congreso y lo hagan por amplia mayoría. No podemos ser un país de pandereta al que día sí y día también le vengan a dar en la cara con dictámenes que nos digan que no sólo dejamos sueltos a los jetas que se lo llevan puesto, sino que somos tan imbéciles que debemos soltar a los asesinos por una mala gestión de la Ley. Como demócrata, que me considero, no me queda otra que acatar una Ley que estaba ahí y que, hasta ahora y como a todos, apenas me inquietó. Uno, que no es jurista, cree que vive en un país moderno donde el Legislador hace su trabajo más o menos con diligencia. Pero no, tenemos ministros de justicia que prefieren decirle a las mujeres qué tienen que hacer con su cuerpo y qué no, en lugar de preocuparse por los temas que, ahora, le estallan en las manos. Sin duda una sentencia como esta merece al menos una reflexión profunda de los canallas políticos que nos gobiernan y, seguramente, alguna dimisión. Aunque aquí dimitir, ya no dimite nadie...

miércoles, 16 de octubre de 2013

EN TORNO A TI

He soñado muchas veces una vida plena. Una existencia en la que me sintiese tan lleno de felicidad que fuese incapaz de ver más allá. Sé que la realidad, cuando se convierte en algo tangible, suele alejarse de los sueños; es por ello que ahora que tengo la oportunidad de tenerte, que quisiera construir mi vida en torno a ti. A lo largo de mi existencia he cometido los suficientes errores como para aprender de todos ellos, aunque la lección uno nunca termina de aprenderla. No sé si a estas alturas seré capaz de dejar de lado mis “yo” para centrarme en los “nosotros”. Vivir en torno a alguien supone dejar de lado muchos “mis” para acertar otros “tus”. Creo que es el momento de hacerlo, es el momento de entregarme a ese juego tan antiguo y necesario. El juego del amor; un juego en el que el equilibrio peligra tras cada emoción. Mas, qué es vivir sin emoción? Posiblemente, sera vivir una desazón permanente. Un corazón herido que no quiere cicatrizar sus laceraciones termina siempre desangrado; las cicatrices nos ayudan a descubrir de un sólo vistazo que nos encontramos en un lugar que ya ha vivido. Y, por tanto, lo lógico es tener la suficiente calma como para advertir sosegadamente las virtudes de todo cuanto nos rodea. En torno a ti estoy dispuesto a construir un edificio colosal en el que quepa casi todo y apenas falte de nada. Incluso el miedo, ese miedo derivado de experiencias pasadas. Ese miedo que nos hace medirnos en lo que hacemos, decimos e incluso sentimos. Pues el temor nos mantiene alerta mientras, a traición, los sentimientos de afecto van ocupando terreno hasta hacerlo desaparecer. En torno a ti....

EL LUGAR DONDE LA REALIDAD Y LOS SUEÑOS SE ENCUENTRAN

Me ha ocurrido con cierta frecuencia el encontrarme con personas que, al referirse a los sueños me dicen: “soñaba cuando era joven, ahora vivo la realidad”. Yo suelo asentir por educación pero los miro con cierto escepticismo. ¿cómo pueden dejar a un lado el mundo de los sueños? ¿Cómo afrontar la realidad cada día sin la evasión que te permiten los sueños?. Supongo que cada uno decide cómo quiere vivir su vida. Afrontamos nuestros problemas como mejor sabemos y podemos; la congoja que nos suponen los diferentes inconvenientes diarios va en detrimento de nuestra calidad de vida y, por ende, en el modo en cómo afrontamos la vida. Desde pequeño elegí soñar como un modo de disfrutar de una realidad paralela a la mía, pues por diferentes circunstancias la vida que habría querido vivir de forma consciente se alejaba a la misma velocidad a la que yo la perseguía de un modo inconsciente. Quiero pensar que los menos favorecidos por la vida pueden disfrutar al menos los sueños. Aunque sé que mis sueños siempre serán diferentes de aquel que no ha podido acercarse nunca a las comodidades que uno puede percibir alrededor. El lugar donde los sueños y la realidad se encuentran es ese instante en el que, permaneciendo despierto, soy capaz de evadir mi mente y percibir una realidad diferente. Puede que no sea habitual en los demás, sólo puedo hablar por mí. Mas no es menos cierto que me sirvo de esta treta para afrontar de nuevo la realidad de un mejor modo. Un preso debería soñar a diario con la libertad, pues en el momento que deje de hacerlo y asuma que su realidad siempre será la prisión, jamás podrá escapar del sistema. Tal vez por ello muchos delincan una y otra vez. Cuestión que se torna diferente en aquellos lugares en los que la prisión es una certeza hasta el fin de los días. E incluso en ese caso estoy seguro de que muchos viven cada día en “libertad”. Espero tener la fortaleza mental de seguir soñando día tras día. Quiero que el mundo real que me toque vivir tenga un lugar paralelo en la dimensión que sea; la certeza de la muerte no impide que uno pueda creer que hay vida después de ella. En mi caso, que no creo tal cosa, soñar me ayuda a vivir lo que tal vez nunca suceda...

¿PARA QUÉ QUEREMOS NORMAS?

Una aproximación a las normas alejada de toda moralidad nos dice que éstas son precisas para que la convivencia entre los iguales esté organizada, y que la convivencia con los diferentes se rija por un cierto orden, natural o no. Aceptamos que un país se ha de regir por una Leyes que nos sirvan para que la sociedad pueda manejarse con un cierto grado de entendimiento. Respetando aquello que establecemos por el bien común. Sin embargo aquí, en nuestro país, se “ha premiado” siempre a quien transgrede las normas. Vivimos una época de cierta impunidad en las que en cada esquina uno se topa con un corrupto político, con un delincuente o con un ciudadano que, simplemente, se pasa las normas por el... Se nos llena la boca al hablar de países de otras localizaciones del mundo, situándolos como cuna de la vagancia, de la arrogancia, de la ineptitud...etc. A cada nación le atribuimos una dogmática que, ciertamente, suele alejarse bastante de la realidad. En España las señales son meramente orientativas; porque aún siendo obligatorias muchas de ellas, el que más y el que menos se la pasa el Arco de Triunfo. Si podemos evadir impuestos lo hacemos, si podemos atajar por una dirección prohibida sin que nos vean lo hacemos, si incumplimos una norma que nos parece absurda (aun cuando al resto del mundo le parezca correcta) nos llenamos de satisfacción porque a fin de cuentas no estamos de acuerdo con ella. Cuando uno vive en una sociedad acepta las reglas que la rigen. Pero nos es dado a los españoles el respetar sólo las que nos convienen. Somos especialistas en hacernos los locos cuando alguien roba a nuestro lado (políticos) si por el camino pillamos un pellizco (trabajo). Mirar para otro lado solo sirve para demostrar dos cosas: que viajamos en el mismo barco que quien no observa las normas y que somos, además, unos cretinos por no beneficiarnos de ellas si otros sí lo hacen. No me gusta que me multen los guardias de tráfico, aunque es cierto que, casi siempre, las multas me las he merecido por incumplir las diferentes normas. Y me he quejado, aunque al cabo de un rato me suelo enfadar conmigo mismo, por idiota. Nuestro deber como ciudadanos, como miembros de una comunidad es respetar las normas establecidas, intentar cambiar las que no nos gusten de forma pactada y denunciar los hechos que se deriven del incumplimiento por parte de otros. ¿Por qué no lo hacemos? Pues porque nos va la marcha, porque en el fondo todos llevamos dentro un alma inconformista que se reconforta tirando una botella por la ventana del coche cuando lo lógico sería parar en un cubo de basura y echarlo allí....