LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

domingo, 29 de noviembre de 2015

ENTRELAZADO EN TI

A lo largo de esta noche me voy a permitir el lujo de descubrir el modo de terminar entrelazado en ti. Buscaré en mi mente los algoritmos necesarios que me acerquen a la posibilidad de ser parte de ti y del nosotros. Empezaré por alejarme un par de metros y observarte. Descubrir en tu menudo cuerpo los lugares por los que alguien como yo perdería la cabeza. Esas peligrosas curvas a las que uno debe de acercarse con cuidado y que, sin embargo, termina llegando desbocado y sin frenos. Quiero verte dormir y descubrir como arrebujas tu cuerpo; de qué modo debo situarme a tu espalda para abrazarte sin perturbar tus viajes oníricos. Me gustaría aprender de tus modos y maneras para descubrir los lugares comunes que podamos compartir y aquellos en los que conviene dejarte el espacio necesario. A continuación te escucharé, pondré especial atención en aquello que dices con las palabras y en lo que manifiestes con tu mirada. A los silencios hay que prestarle especial atención puesto que suelen ser un gran medio de comunicación. Las conversaciones, profundas o triviales, son el producto más necesario en el desarrollo de una relación. Y lo son porque, sin ninguna duda, la comunicación es el fundamento que nos sostiene. Velaré por tus intereses, ya que necesariamente serán los míos. Trataré de no violentar tu espacio vital porque ese debe de ser un lugar libre de tránsito. Somos seres sociales que precisamos de los demás, pero necesitamos nuestro hueco, nuestro lugar. También quiero sentirte, notar tu presencia como una parte esencial de mi vida. Lo bueno de todo esto es mirar hacia ti y sentirse seguro. La confianza es cierto que se gana con el tiempo y los hechos; más no es menos cierto que se llega a ella de repente, por una creencia profunda de que aquel que nos llena el corazón está llamado a ser el asidero de nuestras dudas. El amor, el verdadero eje vertebrador de toda relación, llega en cualquier momento de este proceso. Es posible que pueda amarte sin mirarte, sin observarte, sin escucharte, sin sentirte… porque el amor es así; no entiende de ninguna otra cosa que de una pérdida del sentido de las cosas. Al final dormiré entrelazado a ti, albergando la esperanza de que te sientas parte del todo que formamos ambos.

LA ESPERA

La espera es un enemigo peligroso de los sueños. La espera garantiza la incertidumbre y con ella la ansiedad. La espera va contra el deseo humano del ahora, del ya. Por otro lado la espera permite observar aquello que se desea y valorarlo en su justa medida. Los refraneros dirán aquello de que: lo que merece la pena se hace esperar. Sin embargo la espera supone hipotecar los deseos a un momento que no sabes si se va a producir. Es una apuesta a futuros que deja de lado la realidad del momento que vives. Somos capaces de disfrutar o lamentarnos de los momentos que ya hemos vivido o de los que estamos viviendo; en ningún caso tendremos una satisfacción real en lo que no se ha producido. Lo ilusorio, siendo necesario, jamás mitiga del todo la angustia de la espera. La espera alimenta los sueños de aquellos que buscamos nuestro Ítaca particular, acaso para permitirnos elucubrar el cómo queremos que sea. Otro refrán dice que: “el que espera, desespera”. Y siempre es así cuando aquello que esperas conseguir o tener supone “el todo” que deseas. La espera….

miércoles, 18 de noviembre de 2015

EL LUGAR DESDE EL QUE MIRAMOS

Todos tenemos una opinión sobre las cosas que suceden a nuestro alrededor; opinamos según nuestro subjetivo punto de vista con demasiada facilidad. Casi siempre conviene una observación pausada de las cosas, una revisión de los hechos y, sólo después, emitir una opinión fundada pero… Hace muchos siglos Adriano declaró a Palmira “ciudad libre”, lo que era un avance significativo en los tiempos en los que la libertad era poco más que una quimera para el 90% de la población. Siglos más tarde un grupo terrorista decapita a seres humanos en el teatro de sus ruinas. ¿Una regresión al pasado? Al pueblo Kurdo no le hace ninguna gracia que sus tierras, aquellas en las que han vivido durante siglos, se las repartan diversas naciones sin tener en cuenta ni sus necesidades, ni sus derechos. Son la etnia más grande del mundo sin patria. ¿A quién le importa aquí? Durante décadas, se ha enmascarado el conflicto palestino – israelí como una lucha territorial entre un pueblo ocupado y otro que cree suyo el que nunca poseyó. Cualquiera que se detenga a revisar la historia del conflicto caerá en la cuenta de que se trata de una guerra por el agua. Que Israel ha trazado una frontera con dientes de sierra tratando de alcanzar los acuíferos existentes en la zona pero… ¿Quien detenta el poder económico sobre los medios que informan sobre el terreno? En Francia este año, en España en 2004, en USA en 2001 y en otros muchos lugares de occidente hemos visto como han atacado nuestro modo de vida. El acervo social que nos hace diferentes a los demás se ha edificado sobre demasiada hipocresía y mentira. Hace siglos dirimíamos nuestras disputas en África, saqueándola hasta dejarla casi yerma. Pululábamos por Oriente tratando de imponer un estilo de vida que aquellos pueblos no conocían y apenas entendían. ¿A quién le importaba si todo estaba lejos? La visión del mundo siempre dependerá del lugar donde uno se encuentre observando. Para los europeos la masacre de París es horrenda y merece toda reprobación posible. Para los kurdos, palestinos, afganos, camboyanos…. Apenas sería una reseña en sus periódicos. Una prensa que apenas encuentra hueco para otros temas que no sean la muerte y la destrucción. En esos lugares miran la televisión con el filtro de la desesperanza y el velo de la muerte. Han aprendido a vivir con el último suspiro tras cada paso. ¿Quién les ha enseñado a vivir así? Nosotros, los occidentales. Los que votamos a nuestros gobiernos para que hagan barbaridades lejos de nuestras fronteras. Y no los juzgamos porque muchos de esos actos bárbaros son los que, a la postre, garantizan nuestro “estado de bienestar”. Los terroristas que llegan desde aquellas latitudes, incluso los conversos, nos acercan a nuestros telediarios una pequeña representación del espectáculo que preside su vida. Y es obvio que es una animalada. Nada puede justificar las matanzas de Paris, Atocha, Nueva York. Mas se me antoja difícil justificar los “daños colaterales” que tan a menudo destruyen hospitales, campamentos de refugiados, pozos de agua…. Quizás, algún día, todos seamos capaces de ver al otro sin la hipocresía del que se cree superior por alguna razón que se escapa al más elemental sentido común. Mientras ese milagro social no se produzca seguiremos dándonos golpes de pecho al reclamar lo nuestro como lo más importante.