LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

jueves, 28 de abril de 2011

TUNEZ, EGIPTO, YEMEN, LIBIA, SIRIA…

Todos estos países, tan en boga últimamente, tienen en común muchas tradiciones, costumbres, hábitos, etc. También que han sido gobernados por dictaduras más o menos encubiertas. Sin embargo hay notables diferencias entre ellos.
Desde occidente observamos las revueltas en dichos países como una ola de cambio dentro del mundo musulmán y ahí es dónde cabría coger estas crisis con pinzas. Se están produciendo cambios, es cierto, pero de qué tipo son esos cambios. Muchos o algunos de ellos, lo son sólo de nombres; alguno hay que también de estilo pero…aquí se creen muchos que lo que se va a producir allí es una instauración de la democracia tal y como la conocemos aquí. Y eso es un error de apreciación importante.
Muchas de las regiones afectadas por estas revueltas son lugares tribales donde la cultura tradicional está muy por encima de cualquier interpretación moderna de la sociedad. La raíz del mundo islámico se asienta, sobre todo, en la fuerza de las sociedades tribales para hacer suyas unas tradiciones que son casi imposibles de cambiar, incluso con el uso de la fuerza.
Entre estos países hay también otras diferencias importantes en cuanto a la influencia real de la religión sobre el poder legislativo y ejecutivo de cada una de estas naciones.
Contemplamos el mundo musulmán como un todo, opinamos sobre el Islam sin conocerlo, sin adentrarnos en la intrincada sociedad de cada nación. Es como si desde allí nos observasen como un conjunto de naciones católicas, cuando lo cierto es que en nada se parece el catolicismo polaco al italiano, por ejemplo.
La intervención que occidente está manteniendo en estas naciones musulmanas es muy diferente entre sí. Atiende, no a juicios morales, sino a intereses geopolíticos de occidente sobre oriente. Así no es lo mismo intervenir en Libia que hacerlo en Túnez. Uno es un país productor de petróleo gobernado por un sátrapa, el otro es un país turístico, destino principal de muchos europeos, donde un dictador, revestido de presidente electo, gobernaba con el beneplácito de todos sin que molestase a occidente. Egipto es, por su situación geográfica, un enclave importantísimo para el comercio internacional a través del Canal de Suez, así como clave para el mantenimiento de una frontera tan importante como la que comparte con Palestina. Yemen se ha caracterizado en los últimos años por ser uno de los países donde terroristas yihadistas se formaban libremente, es por tanto, un lugar en el cual el cambio es mucho más importante de lo que realmente se está transmitiendo. El conflicto en Siria es mucho más peliagudo que en cualquier otro lugar, y lo es por varios motivos: de una lado se trata de un Estado militarizado, donde la preparación para una eventual intervención armada, esta en vanguardia. Por otro lado hablamos de una sociedad con una cultura muy arraigada, cuna de civilizaciones y, por tanto poco manipulable desde occidente.
Convendría, desde mi humilde punto de vista, mantener las emociones fuera del impulso político. El universo musulmán no se caracteriza, como el nuestro, por tener en cuenta la sensibilidad momentánea de unos u otros; sino por aferrar su modo de vida a la tradición. Cambiar estas tradiciones es cosa de ellos, de su evolución o involución, y no de occidente.
Podemos discutir si nuestro modo de vida es mejor o peor que el de ellos, el debate está abierto sobre la moralidad y la moralina... Lo que se impone por la fuerza se desecha por la misma fuerza, más pronto o más tarde. La cultura no debe ser aplicada con un fusil o una daga, sino con un libro, con un hecho, con la palabra...

¿Sentimos lo que vivimos o sentimos lo que pensamos?

La mayoría de las personas creen que los sentimientos que tienen cada día son la consecuencia de sus vivencias, atribuyen a cada acto cotidiano la capacidad de influir en sus emociones, en una suerte de causa – efecto donde lo que realizamos cada día canaliza de una u otra forma lo que sentimos.
Para muchas personas su estado de ánimo es consecuencia directa de su desempeño profesional, de sus relaciones personales, de terceras personas, etc.
Hay otro grupo de personas, este mucho menor, que sostiene que nuestros pensamientos influyen de manera determinante, no sólo en lo que sentimos, sino en el normal desarrollo de nuestras acciones.
Está claro que los pensamientos positivos son capaces de canalizar nuestros actos de una manera tal que todo lo que realizamos termina siendo un refuerzo positivo del pensamiento original. Si nuestro pensamiento es negativo, los actos derivados de tal pensamiento no harán otra cosa que socavar nuestras verdaderas capacidades.

Yo soy de los que opina que no todo el mundo piensa, para muchos es más cómodo dejar su mente en una situación de “calma chicha” donde es más influenciable por las corrientes de pensamiento externo, ajenas a su voluntad, y por tanto convierte a estas personas en más volubles.

Entre el grupo mayoritario de personas pensantes está claro que son mayoría quienes enarbolan el pensamiento positivo como bandera de sus actos y emociones diarias. Cuando alguien piensa que tal o cual son, por ejemplo, “malas personas, a priori” está: no sólo, emitiendo un juicio de valor, sino atribuyendo a tales sujetos una condición que pueden no tener a la luz de un conocimiento más profundo; sin embargo este pensamiento “a priori” hará que los actos desempeñados en torno a esas personas tengan un cariz negativo.

Cuando somos capaces de interpretar nuestros pensamientos de una manera más positiva nuestra manera de ser, nuestro modo de vida, será, casi con total seguridad, mucho mejor.

Cuando creemos que nuestra vida es desgraciada por “esta persona” o por “aquel trabajo” etc., no tenemos en cuenta que somos nosotros mismos y los pensamientos que tenemos respecto a ellos los que contribuyen a manipular nuestra realidad. Vivimos pues, embargados por nuestra capacidad de discernir lo positivo de lo negativo, unas veces con conciencia de ello y otras fuera de nuestro alcance.

jueves, 14 de abril de 2011

PARADOJAS DE LA JUSTICIA ESPAÑOLA

Dicen, quienes dicen saber más de leyes, que nuestro país es un Estado garantista; vamos, un Estado caracterizado por la defensa de la Presunción de Inocencia. Dato este que no siempre se cumple o al menos no se ajusta al sentido explícito de la palabra.
Las dilaciones en los juicios, los defectos de forma, la superación de plazos, etc. Son sangrías que llevan a convertir los juzgados en bibliotecas temporales donde la acumulación de papeles supera, en mucho, la destreza y capacidad de los funcionarios que allí trabajan.
Fiscales y defensores hacen día sí y día también un esfuerzo denodado por retrasar el buen funcionamiento de la justicia, a lo que ayuda la judicatura de manera muy notable cuando los juicios morales personales entran en confrontación con los razonamientos lógicos basados en la interpretación de la Ley.
Hay profesiones que por la especial relevancia de su desempeño debería estar vigiladas de especial manera para que las negligencias que comenten estos profesionales no queden en el limbo judicial o social. Hablamos de jueces que dejan libres a pederastas, que condenan con dudas más que razonables; de médicos que operan lo inoperable; de arquitectos de proyectos inviables, etc.
En estos días se da la paradoja de que el Poder Judicial se encuentra enfrentado a un juez, las razones jurídicas seguro que se sostienen mas las razones sociales y morales seguramente han tenido mucho más que ver en esta beligerancia contra Garzón.
Sientan en el banquillo a un juez por una interpretación de la norma, pues de lo que se le acusa a él podrían acusar a muchos otros jueces; aunque es cierto que ninguno de ellos tiene la relevancia de Garzón, ni tampoco ha metido las narices en asuntos tan turbios.
El encuentro entre la política y la justicia tiene como resultado la prostitución de la Justicia. La venta de voluntades también se da en el terreno legal; la prevaricación es común en la política, habitual y poco perseguida; pero también se produce en la carrera judicial, y en algunas sentencias…llamativas.
El órgano supervisor de los jueces está formado por personas cuyo principal valor ha sido estar arrimado a un partido político u otro; lo que hace de ellos volubles sujetos ante las presiones, dineradas o de otro tipo, de quienes en un momento les empujaron al puesto. Como buenos vientres agradecidos se aletargan cuando es conveniente o son veloces como el rayo si les es preciso. La rapidez o lentitud de la justicia obedece sin duda a muchos intereses y no sólo a la carencia de personal.
Vaya por delante mi creencia personal en la justicia, no creer en ella supondría adentrarnos por los caminos de un anarquismo moral y social con final incierto. Pero sí dudo de la integridad de muchos de los que forman parte de uno de los pilares del Estado de Derecho, y motivos hay más que sobrados para hacerlo. Confiemos en que llegue un día donde el Poder Judicial y el Legislativo tomen la distancia mínima razonable, el uno del otro. Quizá entonces tengamos una Justicia más justa.

lunes, 11 de abril de 2011

ESTABA AHÍ

Todos hemos escuchado hablar de Morfeo, de los sueños, de la fase REM, esa de sueño profundo caracterizada por el movimiento intenso de los ojos bajo los párpados, momento de los grandes sueños o las temibles pesadillas.
En medio de una de esas fases de la noche me encontraba cuando comencé a sentir la necesidad de acudir al baño.
Como es natural, estando dormido y cansado, uno intenta retrasar, en la medida de lo posible, acudir al baño para echar fuera todo el líquido acumulado. Así que opté por un cambio de postura que me mantuviese calentito bajo la ropa.
Al cabo de un rato, cuando ya las ganas de mear comenzaban a superar a las ganas de dormir estiré mi brazo para alcanzar esa parte de mí que estaba a punto de claudicar y, por tanto, obligarme a levantarme.
En ese preciso instante un escalofrío recorrió mi columna vertebral de abajo a arriba, toqué, busqué…y no estaba. No me la encontraba, ni restos…la congoja, la angustia se apoderó de mí. Comencé a buscar entre mis piernas como un desesperado.
Las sienes me latían de la tensión acumulada, la falta de otro lugar donde depositar tanta sangre hacía que esta se acumulase en mi cerebro y por tanto pensase demasiado…estaba a punto de volverme loco.
En ocasiones la duda me ha asaltado, y he creído que si tenemos dos lugares para acumular mucha sangre, debe de ser para no tener demasiada en el cerebro y pensar mucho… en fin.
El caso es que llegó un momento en el que busqué con los dedos una posible hendidura en mi cuerpo, afanándome en la exploración, no fuese a ser que la naturaleza apostase por mi lado femenino, de pronto y sin más explicaciones. Algo que chocaría, sin duda, de frente y contra el más mínimo decoro, si tenemos en cuenta que tengo pelo por todos lados menos por la cabeza…
En una suerte de imitación a Kafka estaba cuando un ruido me sobresaltó. Alcancé entonces a abrir un ojo, luego el otro…para cuando hube abierto los dos me di cuenta de que tenía ambas manos atrapando esa parte de mí que creía hasta entonces desaparecida. Estaba ahí, había sido sólo un mal sueño, producto quizá de la cantidad de sangre acumulada, en aquel momento, en esa parte de mi anatomía. Pero lo importante es que…estaba ahí.

VOCACION

Siempre que hablamos de que una persona tiene vocación para una determinada actividad, estamos hablando de tener no sólo las capacidades para desarrollarla, sino una especial dedicación, basada sobre todo en la ilusión por desempeñarla.
Cuando uno está en una profesión por obligación o por necesidad, es posible que sea un gran profesional, incluso que llegue a ser brillante. Mas hay una diferencia grande con aquellos que lo hacen de manera vocacional.
Existen profesiones en las que la diferencia se hace mucho más latente como puede ser la de maestro, o la de médico, ebanista, etc.
En las aulas, sobre todo de un tiempo a esta parte, pululan muchos profesionales de la enseñanza, que desempeñan su profesión de una manera totalmente aséptica, carente del sentimiento necesario como para inculcar a un niño el amor por adquirir conocimientos.
Un profesor vocacional atenderá las disquisiciones de sus alumnos de una manera totalmente diferente del profesional. Donde el primero intentará mil y una formas de llegar al alumno, el segundo tirará de manual para no salirse un ápice de las legales directrices de enseñanza.
En la medicina ocurre otro tanto de lo mismo; quienes llegaron a la medicina con la intención de investigar y se ven en la obligación de atender a personas, marcan, quizá sin saberlo, una línea difícil de sobrepasar por el paciente que tanto necesita la cercanía. Peor será quien hace el juramento hipocrático partiendo de la “obligación” de hacer una carrera por temas familiares o demás.
La vocación es siempre el primer paso para el virtuosismo, adjetivo este que no podría aplicársele jamás a un profesional sin más.
Hoy día la vocación es necesaria para todo, quizá siempre lo fuese. Incluso para el matrimonio es preciso, toda vez que el matrimonio requiere de cierto virtuosismo para sostenerlo en el tiempo.
Mas la vocación puede surgir en cualquier momento, normalmente cuando somos capaces de dejar nuestra mente abierta a la aparición de esa meta que nos llena, que nos hace placenteros los momentos, los días, los años…vocación…

lunes, 4 de abril de 2011

¿CÓMO ME DEFIENDO DE MI PAPA?

Esta es una pregunta que muchos niños, víctimas directas o indirectas de la violencia de sus progenitores, se hará.
Cuando en una pareja se producen malos tratos (casi siempre de hombre a mujer), no sólo son víctimas quienes reciben la agresión física o psicológica, sino que también lo son aquellos que vivan en la misma casa. Y lo son los hijos, agredidos o no, porque pierden referencias, porque los constructos que ellos elaboran en su mente se desmoronan cada vez que su padre golpea o insulta a su madre.
Si, además, el menor recibe un castigo físico o verbal; si el adulto menoscaba las capacidades de ese niño, está claro que las capacidades cognitivas del menor se verán alteradas de muy diversas maneras, no todas estudiadas.
El maltrato debería estar castigado con penas mayores de las que se aplican, debería haber una partida presupuestaria debidamente implementada para hacer frente a esta lacra social. No puede ser que un policía tenga a su cargo a diez o doce mujeres o a varios menores, porque es materialmente imposible que llegue a cumplir bien con su deber.
Por otro lado, cuando se produce un juicio y en él queda demostrado, y por tanto sentenciado, que han existido maltratos se dicta una sentencia. Esta sentencia, condenatoria penalmente, no lleva implícito el ingreso en prisión si no hay antecedentes previos; pero si deja claro, ante la sociedad, que el individuo en cuestión es un maltratador. Una persona que difícilmente cambiará su manera de ser, pues nunca reconocerá que maltrata.
Un maltratador es, por condición, un mentiroso social, capaz de comportarse como un farol en la calle y un candil en casa. Para los demás una buena persona para los de casa un terror. ¿Cómo se defiende entonces el menor si, al cabo de un tiempo, los servicios sociales les facilitan estar a solas con él? La supervisión de estas personas debería llevarse de otro modo a cómo se lleva actualmente. Visitar a los hijos en un centro es instar al maltratador a comportarse como debe pues sabe que ahí lo ven, que registran sus actos. Los niños, sus hijos, ven a un padre que no es el real, a una persona que no es como realmente es, toda vez que su comportamiento entre esas cuatro paredes esta condicionado. De ahí pasan a estar en soledad con un personaje que ya no será el mismo, sino que será quien realmente es. El mismo ser aterrador e inconsciente que ellos creían olvidado y que, de pronto regresa a sus vidas. ¿Cómo se pueden defender?...es en estas cuestiones, y no en otras, donde deberían centrar sus esfuerzos los psicólogos, los jueces y los políticos.