LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 28 de noviembre de 2012

...Y MIRARTE A LOS OJOS

Uno de estos días quisiera poder despertar a tu lado, sintiendo el calor de tu cuerpo contra el mío; quiero ver cómo te despiertas, cómo es el primer parpadeo de los ojos que al acostarse dejaron de mirarme. Quisiera hablarte al oído, sin levantar la voz, para decirte todas las cosas que deseo comunicarte; me encantaría ser capaz de hacerte reír a carcajadas y también envolverte con la ternura que siento si pienso en ti. Deseo recorrer con mis manos tu espalda, tus piernas, tus nalgas, recorrer con la yema de mis dedos tus pechos vacilantes, acariciar levemente tu abdomen y aferrar tu cuerpo contra el mío. Quiero estar dentro y fuera de ti; quiero sentir y hacerte sentir; quiero mirarte a los ojos y que mirándome, comprendas que todo tiene sentido: la vida, el sueño, tú, yo....

TU SOLA PRESENCIA

Es posible que no necesite nada más, quizá sea tu sola presencia lo que me haga sentirme mejor persona. La vida, esta que me ha tocado vivir pues no conozco otra, ha sido un constante ir y venir de emociones. Muchas trufadas de experiencias que creía improbables. Los sentimientos nos hacen ser lo que somos, en la medida en que interfieren en nuestras capacidades. Uno puede tener una gran formación académica, profesional, o de otro tipo; cuando las emociones invaden ese espacio todo sufre alteraciones. Algunas capacidades merman, otras se hacen poderosas... Cuando has estado cerca has logrado que me sintiese cómodo, cuando te has alejado has introducido en mi vida la incertidumbre. Gracias a ella he logrado aproximarme más a ti algunas veces, otras me he situado en tus antípodas. Siempre he dudado de tu existencia, sigo dudando. Sin embargo hay muchas cosas que todavía no soy capaz de explicar y que, por ello, te otorgan a ti el beneficio de la duda. Cuando la pérdida, la que sea, está todavía latente es cuando más lejos te encuentro, en esos momentos tu presencia se me antoja imposible. Porque si fuese posible tal vez las cosas habrían sido de otro modo. Muchos días he reflexionado sobre la conveniencia de que existas; tengo la certeza de que has servido a muchos para rellenar los espacios vacíos que existen en sus vidas. Nietzsche sostenía que de no existir habría que inventarte. También mantenía que te habríamos creado a nuestra imagen y semejanza...no podría ser de otro modo. Todos cuantos han hecho de ti fundamentalismo sólo han logrado aflicción, horror, tristeza... los que, al contrario, han tratado de explicarte sin hacer proselitismo de ello han sido tachados de locos aberrantes. Uno, en realidad, no sabe a qué quedarse. Yo, personalmente, tengo tendencia a creer aquello que veo, a simpatizar con aquello en lo que creo y a rechazar lo alegórico como verdad. De pequeño me enseñaron que tú existías, que no había duda sobre ello, con el tiempo (no me hizo falta mucho) las dudas me asaltaron y no encontré respuesta a aquellas preguntas. Ello, no me ha privado de sentir que cuando estás, me haces sentir mejor. Las contradicciones del hoy quizá sean las verdades del mañana, qué se yo. En todo caso la reflexión siempre ayuda a esclarecer las cosas.

domingo, 25 de noviembre de 2012

Muertas en vida, muertas al fin y al cabo

Hoy se celebra el día contra la violencia hacia las mujeres, un día en el que todos los estamentos sociales y políticos ponen de manifiesto su repulsa ante algo que está imbricado en la propia sociedad. La violencia machista está, lamentablemente, tan dentro de la sociedad que resulta difícil luchar contra ella si lo que se hace es ejercer medidas contra los resultados de esa violencia. Quien maltrata sabe que se arriesga a una pena de cárcel, al rechazo social, etc. Las víctimas que perecen en estos actos pasan a ser meros números en una estadística global y dolor en las entrañas de las familias que sufren las pérdidas. No hay una varita mágica que solucione esta terrible lacra sin embargo, en mi opinión, las cosas mejorarían mucho si incidimos desde la mas tierna infancia en la formación de nuestros hijos de acuerdo con una idea que hoy tenemos de la igualdad absoluta entre ambos sexos, respetando los matices que nos caracterizan y haciendo de la diferencia el conocimiento del otro. Muchas son las personas, sobre todo mujeres, que sufren malos tratos; la gran mayoría, afortunadamente para ellas, no perecerán sin embargo un porcentaje muy elevado se podrían considerar muertas en vida, muertas al fin y al cabo. Personalidades difuminadas ante el sometimiento mordaz de sus parejas, vejadas psicológicamente hasta trasladarlas a las penumbras de la personalidad, allí donde es difícil ver el sol entre tanta niebla. ¿Qué hacer entonces? Básicamente estar alerta, no ser sujetos pasivos ante las actitudes descarnadas de quienes se jactan públicamente de ser buenas personas cuando en privado no son más que perros ladrando continuamente. Si tenemos el oído fino, si además de mirar vemos qué sucede a nuestro alrededor, seguramente descubriremos muchos casos de malos tratos, de conductas inapropiadas para con nuestros menores que pueden derivar en el futuro en trastornos de la personalidad. Los malos tratos buscan convertir al otro en un esclavo, en un muñeco de pim pam pum, donde golpear día tras día las rabias internas de quienes agreden. Como sociedad tenemos la obligación de eliminar esta lacra con todos los medios de los que disponemos. El mejor, sin duda, es la educación. Necesitamos formar a nuestros hijos de modo tal que nunca se acerquen al abismo del maltrato.

Soñaré contigo

Me gusta cerrar los ojos y dejarme llevar por las sensaciones que me transmite el hecho de haber estado cerca de ti. Quiero dejarme arrastrar por los sentimientos que pueden llegar a florecer en mi interior. La vida no es más que un ciclo efímero si lo comparamos con todo cuanto nos rodea. Por ello nada como vivir con intensidad cada día. Las caricias, los besos, las conversaciones en el bar, las charlas de salón, los paseos en compañía...todo aporta en el haber. Las relaciones se forjan cada día, y cada día también se someten a las tensiones del momento. Soñaré contigo cuando me vaya a mi lugar de reposo y fije en mis recuerdos casa instante vivido a tu lado. Tengo guardado para ti un hueco inmenso en mi corazón y voy fijando en mi cabeza las sonrisas, las palabras, las miradas... Quizá nunca consiga estar donde, en realidad, quiero estar. Soñaré contigo mientras tanto.

Las fronteras de la mente

En la historia de la humanidad está la búsqueda permanente de las fronteras de la mente. Lugares donde quizá termine el inmenso potencial del que estamos dotados, aunque muchos prescindan de su utilización. La mente es lo que somos, el cerebro nos lleva a encaminar nuestras vidas hacia un lado o a hacia otro. Los románticos queremos creer que el corazón quizá pueda con la masa gris en el dominio de nuestra vida, sin embargo, la realidad nos indica que es nuestro cerebro quien nos guía. Sin embargo es muy probable que se vea alterado por los convulsos latidos del corazón desbocado del alma enamorada. ¿dónde situar las fronteras de la mente? Difícil respuesta para alguien que apenas sí sabe nada del funcionamiento complejo de la máquina más perfecta creada por la naturaleza. Tal vez el límite sólo esté en nuestra infinita capacidad de aprendizaje, tan sólo mermado por la naturaleza conformista de muchos. Hemos escuchado muchas veces que nuestro cerebro es una esponja, que primero se enriquece de casi todo (cuando somos niños) y que más adelante sólo responde cuando nuestras inquietudes nos empujan al encuentro con el conocimiento y a la búsqueda de respuestas a las necesidades encontradas. Hay mentes cuyo límite se encuentra al otro lado de los párpados, y no por falta de capacidades mentales, sino porque los primeros árboles no les dejan ver el resto del campo. El hombre más peligroso casi nunca es el que utiliza la mente sino aquel que, disponiendo de ella, no la usa porque ello implica responsabilidad. Y la responsabilidad todos sabemos que sólo es patrimonio de quien confía en si mismo. Así pues sería bueno animar a los que vienen detrás a que inicien desde muy pronto la búsqueda de respuestas a esas preguntas tan manidas: ¿qué, cómo, dónde..? si ellos son capaces, desde muy pronto, de cuestionarse todo cuanto les rodea tal vez un día nos enseñen los límites de la mente humana. Tenemos infinitas capacidad cognitivas, algunas todavía por descubrir..ánimo en la búsqueda.

Los bancos, el dinero, los ladrones...políticos

Hubo un día en el que, sin pretenderlo, nos dimos cuenta de que en los bancos ya no había dinero porque se lo habían llevado los ladrones. Unos ladrones que dirigían los bancos que nos daban hipotecas que más tarde convertían en embargos con los que quedarse con nuestras casas. Es obvio que no todos los ladrones trabajan en los bancos, ni que todos los bancos sean ladrones; tampoco tengo del todo claro que en sus cajas se encuentre nuestro dinero. Con la banca todo lo que parece blanco es negro una vez lees la letra pequeña. Con el dinero que vamos a aportar todos los españoles en la próxima década vamos a salvar en breve a las entidades que se han llevado lo que era nuestro. Esto habla bastante mal de nosotros mismos. Les vamos a pagar por haberse llevado nuestro dinero, lo que no deja de ser un ejercicio de idiotez supina. Eso sí, como “no nos vamos a enterar” pues... que sigan mangoneándonos como hasta ahora. Hoy nos enteramos, para más inri, de que la Comunidad Europea va a obligar a esos bancos a liberarse de casi 8000 empleados, con lo cual la ecuación ya les va a salir redonda. Ya no sólo salvaremos sus entidades, sino que les liberamos de la carga de nóminas que, ahora, pasaremos a pagar, otra vez, todos en las oficinas del INEM. Si es que somos tontos. Para rematar ya esta operación falaz están los políticos que hemos elegido en nuestro país no hace mucho. Personajes capaces de vender su ropa interior a Europa con tal de que les den el dinero suficiente como para mantener en sus asientos a los banqueros que, tal vez, les colocaron en la parte de arriba de las listas electorales de sus partidos. La política y la banca siempre se han llevado bien. Unos y otros se han cubierto sus desmanes con un sólo objetivo: vivir bien a consta de la sociedad. Cabría pensar entonces que la sociedad en la que estamos es tonta...pues sí, y de remate. Todo cuanto sucede a nuestro alrededor ocurre con nuestra connivencia, y cuando algunos, pocos, salen a protestar por las injusticias que se comenten el resto mira desde la barrera; pero no como cuando van a ver a un matador experto, sino cuando ven al mono torero. ¿Soluciones? La hoguera tal vez.

domingo, 18 de noviembre de 2012

LOS OJOS DE UNA MADRE

Si uno quiere saber descubrir como puede ser el mundo debería mirar mucho a los ojos de su madre. Estos no reflejan, seguramente, la verdad pero sí la realidad más próxima. Una madre siempre buscará con sus palabras que su familia se sienta reconfortada por su presencia. La tranquilidad que quiere provocar no impide que una mirada profunda a sus ojos no nos muestre la verdadera realidad. Los ojos de una madre encierran el afecto, la ternura, la comprensión, el amor, el sentido común... también la seguridad de que difícilmente te van a engañar. Las madres son, en el sentido literal, las anclas que sujetan el mundo, nuestro mundo, cuando este se tambalea. Da igual si tu relación es buena o mala con ellas; al final del camino, cuando los mundos se separan para siempre, terminas añorando incluso las miradas inquisidoras. En los ojos de una madre uno puede aprender que el mundo casi nunca es justo con los merecedores de justicia; puede uno atisbar que afecto significa mucho más que una caricia, implica (normalmente) la abnegación por los demás. Incluso en los malos momentos, en aquellos donde la tristeza provoca lágrimas en esos ojos que tan frecuentemente miramos, encontramos un rayo de esperanza a todas nuestras aflicciones. Sí, es cierto, algunas veces de esos ojos pueden salir rayos más destructivos que un láser. La mirada de una madre puede destruir la vida de un hijo, arruinar la capacidad de quienes no tienen la suficiente capacidad como para separarse del yugo materno que, queriendo o sin querer, somete algunas voluntades. Sin embargo por cada caso así hay cientos de miles que encierran en la mirada cuantos asideros precisemos para salir de cualquier atolladero que nos hubiésemos metido. Dice mi madre, supongo que más de una lo hará, que: “madre no hay más que una”. Muchas veces le respondo que: “Menos mal, dos como tú no las soportaría el mundo”. Sabe que se lo digo desde el cariño, que nuestra relación (dura y muy áspera en ocasiones) está marcada por el amor que le tengo, que lleva implícito el afán por buscar que se cuide, se mime, disfrute... si bien ella no está por la labor. A pesar de los defectos que le encuentro, a pesar de nuestras discusiones, a pesar de nuestros desencuentros, a pesar de todo ello...en sus ojos (que no en sus palabras) siempre he logrado encontrar ese asidero...

LA DUDA

La duda puede ser todo y nada; el inicio de un camino o la detención de un viaje. Desde el punto de vista del indeciso la duda suele provocar una detención momentánea previa a la parada definitiva. Para el buscador de respuestas la duda será el acicate que le empuje a la investigación, a la búsqueda de la verdad que necesite encontrar. Quién no ha tenido dudas en la vida, quién no se ha detenido antes de doblar una esquina con miles de preguntas en la cabeza sobre la conveniencia de doblarla o no. Somos seres incompletos que vamos implementando soluciones al puzzle que conforma nuestra vida. La resolución de las dudas nos ha hecho llegar a dónde estamos. Pero suele ser la duda sentimental la que nos quita más tiempo, la que nos roba horas de sueño, la que mueve los cimientos de nuestra existencia hasta llevarnos a ese punto cercano al límite de la razón; donde la racionalidad y el sentimentalismo rivalizan. La duda del amor aflige a quien la sufre; nada más duro que el debate interno entre el querer y el amar; entre el deseo y la costumbre... La duda existencial nos provoca incertidumbres, la ausencia de plausibilidad antes las preguntas sobre lo eterno logra que abramos nuestra mente a otras posibilidades mucho menos burdas y más tangibles. También es culpable esta duda de las creencias, la marea de creyentes de diferentes religiones que llena las iglesias, mezquitas y demás centros de culto, están en buena parte relacionadas con la incapacidad para resolver por si mismos dudas existenciales. La religión suele ser un lugar común donde aparcar la razón. He dudado muchas veces a lo largo de mi existencia, de personas, de hechos, de razonamientos, de mis propios ojos, de mis propios sentidos. Creo que no dudar de nada es peligroso, la creencia absoluta está alejada de la búsqueda de conocimiento. Las verdades son siempre relativas, y si hoy no lo son, lo serán en el futuro más inmediato. La duda...

viernes, 16 de noviembre de 2012

VIVIR O EL DEBER DE HACERLO

Siempre he pensado que la vida es para ser vivida. Ahora también creo que tenemos la obligación de hacerlo. Un momento antes de escribir escuchaba una entrevista a José Luis Sampedro en el que reflexionaba sobre muchas cosas, la vida una de ellas. Creo que la sociedad de hoy, tan moderna, tan avanzada e industrializada se está perdiendo muchos de sus recursos en la medida en que arrincona a sus mayores en lugar de escucharles. Convivimos en una sociedad cuyos valores se difuminan entre wathsapp, sms y otros inventos modernos tan necesarios y efectivos como vacíos en la gran mayoría de ocasiones. Tenemos la obligación de vivir como seres pensantes, buscando continuamente la libertad de pensamiento, la única que nos hará realmente libres. Nuestra mente está capacitada para reconocer como propias las reflexiones de otros, mas su verdadero valor reside en su capacidad para pensar por si misma. Vivir conscientes de que estamos vivos no suele ser común; vivimos de forma autómata, actuamos de manera servil y guiada gran parte del tiempo que estamos despiertos. Convendría educar a nuestros hijos en el pensamiento de que todo es susceptible de ser cambiado a medida que ellos crezcan y se desarrollen. Vivir es una experiencia total, en la que entran en juego todos nuestros sentidos. En nuestras manos está el poder sentir cada segundo como si fuese el último. Hay quien gusta de caminar por los senderos de su existencia como un autómata que espera las órdenes oportunas para saber qué decidir al minuto siguiente. Generalmente, quien así actúa, es incapaz de darse cuenta de que su vida terminó en cuando asomó la cabeza a este modo de vida.

CORAZAS

Cuando tratamos de acercarnos a quienes nos interesan descubrimos que, en ocasiones, alrededor existe una coraza que impide que podamos acerarnos. No son más que actos reflejos condicionados por tiempos pretéritos en los que las cicatrices que esconde ese armazón se fueron labrando a fuego en la piel, en el alma. No existe una llave mágica que nos dé acceso a la ventana que da a su corazón. Tan sólo llevamos en nuestra cartera las herramientas que sirven para moldear el material de su caparazón de manera tal que nos permitan entrar y cerrar por dentro. Las experiencias que vamos acumulando a lo largo de nuestra existencia son las que perfilan los surcos de nuestra piel. Tajos que, en ocasiones, supuran constantemente. Nadie continua con la coraza adosada a sí mismo más allá de la batalla que mantenemos con nuestros miedos. Finalmente la dejamos colgada en la percha del olvido en cuanto el corazón late con esa fuerza, de la que es capaz, que rompe cualquier barrera por fuerte que sea.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

RECUERDO

Nuestra vida está jalonada de recuerdos, nuestra mente alberga estanterías en las que vamos depositando las experiencias de nuestras vidas. Sin esos recuerdos nuestro presente sería anodino. La comparación, siempre inevitable, nos sirve para hacer que crezcamos en nuestro desarrollo personal. La vida avanza, el futuro está por escribir mas es el recuerdo el que nos permite, de cuando en cuando, saber qué fuimos y cómo. Como todos, mi vida está llena de esos momentos que de cuando en cuando rememoro, instantes (felices e infelices) que me hacen sentir que ha vivido y, por lo tanto soy. Los malos, esos que siempre socavan tu felicidad con pequeñas dosis de angustia no tendrán cabida ahora. Es el momento de os otros recuerdos, aquellos que han supuesto diferentes puntos de inflexión en la vida de quien escribe. Recuerdo aquel primer sueldo cobrado, aquel instante de libertad económica en el que me sentí el más poderoso de los hombrecillos de 18 años. Ver que eres capaz de conseguir aportar a tu casa algo más que gastos y sonrisas, hace que hinches el pecho hasta cotas difícilmente igualables. Recuerdo el día en que, por primera vez, fui consciente de que amar era perder la razón. El amor tiene algo mágico, algo tan intenso que nos hace adictos de él. La pasión, el deseo, el ardor...todo cuanto lo rodea descalabra el orden interno que llevas dentro y hace de uno un flan. Recuerdo momentos en lugares perdidos en medio de España donde la confluencia de diferentes personalidades dio paso a la racionalidad de amistades imperecederas. Aparcamientos cazurros en los que se fraguaron complicidades, ilusiones, ganas y deseos. Miradas furtivas en medio de otros que ni siquiera se dan cuenta; palabras cercanas con personas un día lejanas. Sueños de verano en medio del invierno; primaveras de otoño. Es posible que la vida sea sólo un tren que recorre nuestra existencia, quizá en algún que otro andén hube de encontrarme con la otra mitad de mi vida, tal vez en algún avión salió más de un sueño.. Recuerdo sentirme un privilegiado observando la naturaleza excelsa que me rodeaba, montañas plegadas en los albores del mundo; verdes, azules, amarillos, rojos, grises...toda la escala de colores que la naturaleza, caprichosa, quiere o ha querido hacer. Recuerdo la alegría que uno siente cuando supera los malos momentos, cuando deja atrás la angustia, la desazón, el desatino...las malas experiencias me han servido para apreciar las buenas. Como no recordar ese instante en el que descubres que eres padre, que te conviertes en responsable de toda una vida. Porque...uno es padre hasta que se muere; del mismo modo en que somos hijos, si bien es mucho más fácil olvidarnos de ser hijos. Los recuerdos que vamos acumulando son, en definitiva, lo que somos. Uno no puede recordar lo que pudo ser porque no lo ha vivido, sólo deseado. ¿Qué sucede cuando tenemos la posibilidad de reencontrarnos con un recuerdo y revivirlo? Que lo mejor que podemos hacer es afrontar el presente sin tener presente el pasado para poder acumular un nuevo recuerdo futuro sobre una nueva realidad. Nadie se repite dos veces, nadie es el mismo tras el paso del tiempo... Si recuerdo es porque todavía vivo, así que nada mejor que seguir haciéndolo.

viernes, 9 de noviembre de 2012

AL DOBLAR LA ESQUINA...

Te estaré esperando, dispuesto a encontrarme de nuevo contigo para volver a sentirte, para volver a despertarme con la sensación nerviosa de que algo bueno está ocurriendo en mi corazón. Quiero encontrarme contigo amor y hacer camino de nuevo juntos. Quiero para mí la interminable sensación de placer que supone estar inundado por ti. Tu, amor que tantos quebraderos de cabeza eres capaz de producir, a ti he echado de menos todo este tiempo. Espero que en tu camino vuelvas a toparte conmigo, ya sea en esta esquina o en otra...allí te esperaré. Al doblar la esquina, cualquier esquina, la vida nos puede deparar una agradable sorpresa con la que provocar nuestra mejor sonrisa; también tiene la capacidad de acongojarnos con los apretones que sólo ella puede enseñarnos. La vida se sucede tras cada esquina que sorteamos en el devenir de nuestra existencia. Quizá sea a ti, mala suerte, a quien encuentre al doblar la esquina negra que todos debemos franquear en algún momento, si es a ti a quien me encuentro trataré de mostrarte mi lado más amable, aquel que te indique el camino de salida. La mala suerte puede ser nuestra amiga si sabemos hasta dónde puede hacernos daño y hasta dónde no. La casualidad es sólo fruto del desconocimiento de la causalidad. Nada ocurre porque sí, y si así fuere, seguro que tendría una explicación. La mala suerte nos acompañará en tanto en cuanto no seamos conscientes de su existencia; una vez la has mirado a los ojos y aprendes a identificarla, su presencia se hace menos imponente, hasta el punto de hacerla a un lado. Las esquinas son importantes lugares donde guarecerse del frío que recorre, en ocasiones, los pasillos de nuestra alma (si es que existe ésta); refugiarnos en ella nos permite recuperar el aliento y afrontar el resto del camino sin la angustia del frío que solapa nuestros pensamientos positivos. Las esquinas son lugares gratos cuando trenzan una suerte de laberinto por el que poder escapar de todo lo malo que nos acecha. Al doblar la esquina mírame...estaré observándote, disfrutando de cada paso que das hacia mí. No temas acercarte, tan sólo busco que mis ojos se topen con los tuyos; que mis sueños confluyan en los tuyos; que nuestras vidas recorran lo que reste del camino en compañía....

lunes, 5 de noviembre de 2012

LABERINTOS

La vida es un laberinto lleno de puertas falsas; puertas que traspasamos continuamente sin tener la menor idea de hacia dónde nos llevarán. Quizá uno no quiera salir de este intrincado camino, a fin de cuentas no tengo muy claro cual es el objetivo. Si conozco su final, todos lo conocemos. A la vida sólo le sigue la muerte...o no. Nos pasamos la vida entrando y saliendo de laberintos. El laberinto del amor nos lleva muchas veces por derroteros de difícil explicación, aunque hay quienes escogen un solo camino y no salen por ninguna puerta falsa, o bien tomaron la equivocada y se ven incapaces de rectificar y volver atrás. La política, la economía, la crisis que vivimos...todo forma parte de diferentes laberintos que se entrecruzan de forma tal que parece que seamos incapaces de ver más allá del seto que nos rodea. Se necesitaría una perspectiva global, desde el aire para encontrar la salida adecuada. Puedes pasarte la vida siguiendo a otros, tropezando en sus mismas piedras, con la cabeza gacha y la boca cerrada. O puedes salirte de la senda e intentar cambiar de laberinto y hacer camino en el tuyo propio. Pretender salir de él sin entrar en otro es sólo un ejercicio de ensoñación casi mística. Algunos no son capaces de salir jamás de su universo particular, han dejado medrar tanto el seto que no son capaces de alcanzar a ver más allá o, si lo hacen, prefieren enrocarse a dar muestras de necesitar ayuda. La vida es un laberinto demasiado abrupto como para afrontarlo en soledad. Todo lo más alejarse un poco, husmear y regresar. Somos seres sociales que avanzaremos siempre que tengamos en cuenta la opinión de los demás, tanto en sentido positivo como negativo. De nada sirve ir dejando un rastro para volver atrás. El inexorable paso del tiempo pule de tal manera las aristas a las que creíamos poder agarrarnos que, con el tiempo, sólo podremos recordar dónde las habíamos dejado...y no todas. Hay, por el contrario, laberintos de los que sí se puede salir. Son los laberintos sociales, esos que casi nadie quiere percibir pero que están ahí desde siempre: el alcohol, las drogas...

TIEMPOS PLEGADOS

Durante largo tiempo el ser humano ha soñado, elucubrado e incluso desarrollado diversas tesis sobre la posibilidad de doblar el espacio tiempo. La búsqueda de atajos entre el punto A y el punto B en el tiempo ha sido y será uno de los mayores desafíos científicos. Tener un déjà vu es algo que nos ha sucedido a muchos en nuestra existencia, tener la sensación de que hemos vivido en el pasado una situación que es realmente nueva para nosotros siempre nos ha creado cierta desazón. En nuestra vida diaria queremos doblar el tiempo, atajar para alcanzar aquello que nos hemos propuesto como tarea de vida sin tener en cuenta que todo tiene un proceso de maduración. Muchas veces las experiencias vividas nos hacen alimentar la sensación de que ya nada es nuevo, que todo lo hemos vivido y que, por tanto, tenemos argumentos para enfrentarnos a ello. Sin embargo nunca repetiremos la misma experiencia por más que nosotros nos prestemos a decir aquello de: “yo ya pasé por esto”. Quienes han sido padres saben que nunca el nacimiento de un hijo es igual al anterior, así como que las vicisitudes que uno vive cuando se enamora la primera vez no son iguales a las de la última. Es posible que no encontremos un atajo en el tiempo, una senda que nos permita prescindir del tiempo intermedio que va desde el deseo hasta la consecución del mismo. Hoy día, en un momento en que todo es “ya”, parece casi imposible no creer en que alguien descubrirá pronto cómo se ha de plegar el tiempo para conseguir de manera rápida lo que nos pudiese llevar años. Creo, sin embargo, que la vida es para disfrutarla a lo largo y ancho, que no debemos buscar atajos. Todo aquello que experimentamos como personas nos va haciendo lo que somos al final de nuestras vidas. Nunca el tiempo es perdido, todo aporta, incluso las malas vivencias. El aprendizaje es inherente al ser humano. Dicen que todo tiene un final, lo que nadie puede aventurar es cómo será. A no ser, claro está, que tu final lo dicte otro... en todo caso no intentemos plegar el tiempo, dejemos que las cosas vayan a su ritmo...