LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 14 de noviembre de 2012

RECUERDO

Nuestra vida está jalonada de recuerdos, nuestra mente alberga estanterías en las que vamos depositando las experiencias de nuestras vidas. Sin esos recuerdos nuestro presente sería anodino. La comparación, siempre inevitable, nos sirve para hacer que crezcamos en nuestro desarrollo personal. La vida avanza, el futuro está por escribir mas es el recuerdo el que nos permite, de cuando en cuando, saber qué fuimos y cómo. Como todos, mi vida está llena de esos momentos que de cuando en cuando rememoro, instantes (felices e infelices) que me hacen sentir que ha vivido y, por lo tanto soy. Los malos, esos que siempre socavan tu felicidad con pequeñas dosis de angustia no tendrán cabida ahora. Es el momento de os otros recuerdos, aquellos que han supuesto diferentes puntos de inflexión en la vida de quien escribe. Recuerdo aquel primer sueldo cobrado, aquel instante de libertad económica en el que me sentí el más poderoso de los hombrecillos de 18 años. Ver que eres capaz de conseguir aportar a tu casa algo más que gastos y sonrisas, hace que hinches el pecho hasta cotas difícilmente igualables. Recuerdo el día en que, por primera vez, fui consciente de que amar era perder la razón. El amor tiene algo mágico, algo tan intenso que nos hace adictos de él. La pasión, el deseo, el ardor...todo cuanto lo rodea descalabra el orden interno que llevas dentro y hace de uno un flan. Recuerdo momentos en lugares perdidos en medio de España donde la confluencia de diferentes personalidades dio paso a la racionalidad de amistades imperecederas. Aparcamientos cazurros en los que se fraguaron complicidades, ilusiones, ganas y deseos. Miradas furtivas en medio de otros que ni siquiera se dan cuenta; palabras cercanas con personas un día lejanas. Sueños de verano en medio del invierno; primaveras de otoño. Es posible que la vida sea sólo un tren que recorre nuestra existencia, quizá en algún que otro andén hube de encontrarme con la otra mitad de mi vida, tal vez en algún avión salió más de un sueño.. Recuerdo sentirme un privilegiado observando la naturaleza excelsa que me rodeaba, montañas plegadas en los albores del mundo; verdes, azules, amarillos, rojos, grises...toda la escala de colores que la naturaleza, caprichosa, quiere o ha querido hacer. Recuerdo la alegría que uno siente cuando supera los malos momentos, cuando deja atrás la angustia, la desazón, el desatino...las malas experiencias me han servido para apreciar las buenas. Como no recordar ese instante en el que descubres que eres padre, que te conviertes en responsable de toda una vida. Porque...uno es padre hasta que se muere; del mismo modo en que somos hijos, si bien es mucho más fácil olvidarnos de ser hijos. Los recuerdos que vamos acumulando son, en definitiva, lo que somos. Uno no puede recordar lo que pudo ser porque no lo ha vivido, sólo deseado. ¿Qué sucede cuando tenemos la posibilidad de reencontrarnos con un recuerdo y revivirlo? Que lo mejor que podemos hacer es afrontar el presente sin tener presente el pasado para poder acumular un nuevo recuerdo futuro sobre una nueva realidad. Nadie se repite dos veces, nadie es el mismo tras el paso del tiempo... Si recuerdo es porque todavía vivo, así que nada mejor que seguir haciéndolo.

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