LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

sábado, 29 de diciembre de 2012

ELLA ES Y SERÁ TODO PARA MI

Este es el título de una canción que compuso Carlos Goñi para su grupo, Revolver. Un título que aglutina todo aquello que ella significa en mi vida. Ahora que ya ha cumplido nueve años, y que cada vez su capacidad para comunicar aquello que siente y quiere es mayor, se me antoja más imprescindible contar cómo me siento. Porque uno es padre desde el mismo momento de que es consciente de que, efectivamente, lo es. No tiene porque ser en otro momento. Una madre sabe desde cuando es madre, un padre no siempre. La cuestión es que, desde el momento en que fui consciente de su existencia supe que algo había cambiado para mí desde ese instante y para siempre. Hay un antes y un después. El antes no importa, es después es todo lo que sigue. Cada paso que das, cada decisión que tomas debe de ir sopesada con las implicaciones que pueda tener para con tu hija. A fin de cuentas nada es más importante. Ella es y será todo para mí, porque es lo más valioso que tengo. Uno quiere a sus padres, uno quiere a los amigos, pero a un hijo.. a un hijo se le quiere de otra manera. Y más cuando todavía la reciprocidad de afectos se manifiesta en cada instante. Tiempo habrá para que sus afectos la lleven a un camino donde deba dejar a un lado un cariño imperecedero en la búsqueda de un cariño diferente pero intenso al que todos llegamos a trompicones. Cada beso de buenas noches se convierte en una suerte de compañía continua que se difumina en los brazos de Morfeo. Cada beso de buenos días implica el comienzo de una nueva experiencia en la vida. He descubierto que cada día en la vida de mi hija cuando está a mi lado es un día diferente en la vida de ambos. Para ella es un aprendizaje continuo, la posibilidad de descubrir tras cada esquina. Para mí es un camino nuevo que surge tras la cara de sorpresa. Las preguntas y las respuestas; los deseos y las negativas; los llantos y las risas...todo este complejo entramado de interacciones para las que nadie te entrena, van marcando en tu vida un completo mapa de sentimientos. Un plano sobre el que ella puede incorporarse con la seguridad de que aquello es suyo. A medida que ha ido creciendo su dulzura se ha ido intensificando, o quizá yo me esté haciendo más receptivo a una sensibilidad que no tenía tan acentuada. Lo cierto es que además de hacerme mejor persona, me está haciendo más sensible. Corriendo el riesgo, a este paso, de terminar mis días como una plañidera.. Ella es y será todo para mí.

LA NECESIDAD DE COMUNICARSE

Si uno mira atrás en el tiempo y recuerda como era su vida a mediados de los noventa, se encontraría conque las cosas no sólo han evolucionado mucho sino que en menos de veinte años hemos pasado de hablarnos una vez a la semana por teléfono y mantener todavía relaciones epistolares con la familia y parejas, a tener una vida en la que la comunicación va por delante de los hechos. Parece que en el mundo actual las cosas van más deprisa, que suceden más cosas, que ahora se dan circunstancias que antes no se daban, etc... y no es cierto. Antes ocurrían cosas, lo que pasaba es que no te enterabas hasta mucho tiempo más tarde...si lo hacías. Ahora alguien roba una mandarina en Almería y lo sabemos en Ourense casi antes de que el autor de los hechos ponga su mano en la fruta. La necesidad de comunicarnos nos tiene ahora atados a los teléfonos móviles, apéndices postizos que apenas somos capaces de dejar a un palmo cuando nos metemos en la ducha (esto hasta que los hagan impermeables del todo). Vivimos la era del decir, del trasladar a otro cualquier cosa por peregrina que sea. La gratuidad en las comunicaciones vía Internet o vía móvil es algo valioso que, sin duda, ha mejorado mucho las cosas en una sociedad tan avanzada como la nuestra. Pero no es menos cierto que también ha traído consigo una serie de vicios de fábrica que difícilmente nos quitaremos de encima. Por una lado está el deseo de controlar que todo ser humano tiene. Controlar lo que el otro hace, cuando está despierto, duerme, escribe, habla... La transmisión, además, de imágenes en tiempo real ha logrado que circulen por la red insustanciales instantáneas de absurdos momentos sin el más mínimo interés o, en todo caso, el interés de quien estrena un nuevo aparato digital con que el pretende ilustrar a otro. Cuando las fotos había que revelarlas nos cuidábamos de hacer fotos estúpidas, bastante tenía uno con ser un manazas y aprovechar diez o doce de un carrete de 24. Hoy, cuando llegamos a una cena de amigos en la otra punta del planeta es posible que un lugareño desde la tumbona nos diga: “me gusta tu cocina”... como si te fuese a importar su opinión. A los genios que controlan las comunicaciones el mundo les debe de ir de maravilla. Cada día nos crean una necesidad nueva que no sabíamos que existía hasta el instante anterior a abrir el correo o leer un wathsapp. En el manual de la estupidez humana hay un lugar reservado para aquellos que terminamos tropezando una y otra vez en la piedra tecnológica nueva que nos van colocando. Estoy seguro de que el 90% de la población que tenemos teléfonos inteligentes no utilizamos ni una décima parte de su potencial, pero ahí están. Es como comprar un Porche para circular después por una carretera a treinta kilómetros por hora...pero ahí lo tenemos, protegido con fundas, plásticos.... La necesidad de comunicarnos...

viernes, 21 de diciembre de 2012

YA QUE NO ES EL FIN...QUE TAL SI COMENZAMOS

A estas alturas del día parece claro que las predicciones no se cumplirán, como no lo hicieron antes otras (como la del famoso efecto 2000). De todos modos, y ya que muchos sí creían que sería el fin del mundo o de una era, o de un partido, podríamos aprovechar y comenzar de nuevo con algunos temas que se han quedado un tanto atrasados en el tiempo. Es el momento, ya que la Iglesia ha cambiado el Belén estos días, de añadir un nuevo Sacramento a los siete que ya tienen. Tras el Matrimonio sería bueno santificar el Divorcio. A fin de cuentas el matrimonio es la principal causa de divorcio y cada vez hay más. Ellos, la Curia, sabe que el negocio está ahí, pero tal vez no sean muy aperturistas todavía. De todos modos cuando la necesidad apriete de verdad santificarán el divorcio, las bodas entre homosexuales y lesbianas, el re-casamiento y lo que sea menester. Buenos son ellos. Desear que se terminen las Guerras en el mundo es algo tan inocente como pretender que los políticos actuales sean honestos. Pero sí podríamos hacer más por presionar a estos mismos políticos y decirles que si nos meten en conflictos no les votaremos. Los conflictos armados son el resultado de la necesidad de la industria armamentística de generar “enemigos” contra los que disparar todo cuanto fabrican. La paz nunca ha sido negocio, a no ser que sea impuesta por las armas. El mundo produce suficiente comida como para abastecer toda la demanda que existe. Entonces ¿por qué hay hambre en el mundo? Pues sencillo, porque unos estamos del lado de los que joden y otros se sitúan del lado de los que se joden. El mundo occidental sólo se acuerda de quienes no tienen para comer cuando una imagen nos impacta en televisión, mientras tanto desperdiciamos la mitad de lo que compramos. ¿es culpa nuestra? Sí, claro que sí, pero nos gusta decir que son otros los que deciden. Puede que sea tiempo de reiniciarnos y buscar, de verdad, la producción sostenible (aunque sólo sea un deseo utópico). La violencia contra las mujeres y los niños sigue presente, podemos desear que se erradique, lo cual está bien pero...si reflexionamos seriamente ¿cuantos miran para otro lado? ¿por qué lo permitimos? Pues porque hay mucho de atavismo en la violencia y porque nos miramos con demasiada frecuencia el ombligo sin percatarnos de que a pocos metros alguien no tiene ni la oportunidad de mirárselo. Estoy seguro de que todos encontraríamos mil y una causa que pulula a nuestro alrededor que merecería ser cambiada, reiniciada de otro modo. Tenemos las herramientas, tenemos las posibilidades, incluso tenemos la responsabilidad de cambiarlas. Entonces...¿por qué no lo hacemos?¿por qué año tras año deseamos lo mismo si después no hacemos nada? Es fácil de comprender. En este mundo en el que vivo, nos han enseñado a mirar sólo al espejo y descubrirnos cada mañana un poco mejor, aunque para ello precisemos guerras, hambre, violencia, corrupción... No somos meros observadores, aunque nos guste decirlo, sino que formamos parte de un todo. Un universo en continua transformación que, sin embargo, lleva muchos siglos con problemas similares. ¿Falla entonces la raza humana? No lo sé, no encuentro respuestas para todas las preguntas que me hago, pero sí me hago una reflexión: Desde que el hombre es hombre ha intentado someter al de al lado y ejercer el liderazgo sobre los demás. Y no le han dolido prendas a la hora de hacerlo por los medios más expeditivos, si así lo ha precisado. A lo mejor lo que debe cambiar no es la era, sino el hombre.

Corazones

Que el corazón es un órgano esencial para la vida, no es algo que vaya a descubrir yo ahora. La biología lo explica perfectamente sin entrar en diatribas sobre cómo y por qué. Coincidimos todos en que es una extraordinaria máquina repleta de misterios. Sin embargo hay muchas clases de corazones, más allá de su fisonomía. Están los corazones duros, los implacables que no ceden a los sentimientos sino que se mantienen impávidos ante las emociones. Quizá tras esa coraza exterior se esconda algo que merezca la pena pero uno se debería preguntar si merece la pena el esfuerzo o, al contrario, conviene dejarlo de lado. Están los corazones atribulados, llenos de idas y venidas, de incertidumbres que desmoronan una y otra vez los castillos de naipes que van construyendo. Se caracterizan por encerrarse en si mismos mareando su propia perdiz. Acostumbran a desesperar a quien pretenda entrar en ellos. Están los corazones de espejo, encantados de reproducir las emociones que percibe del exterior sin tener en cuenta las propias. Son corazones que buscan satisfacer a los demás sin encontrar satisfacción propia. Terminan sus días de forma pusilánime. Están los corazones de hierro, que no se deben de confundir con los duros, son éstos una clase en extinción, incapaces de sucumbir al desaliento, llenos de sentimientos marcados a fuego en las pareces interiores. Aquí figuran los de la gran mayoría de madres, que forjan los sentimientos hacia sus vástagos de forma tal que nada puede con ellos...o casi. Están los corazones florecientes, aquellos que alcanzan su primera primavera aturdidos por tanta emotividad. Los sentimientos son un río de lava que amenaza con explotar el pecho. Se ponen mustios con la misma frecuencia que florecen, así es la primavera. Están los corazones carguero, que llenan sus bodegas de las experiencias propias y ajenas en un batiburrillo de tal calibre que pueden llegar a confundir lo vivido con lo escuchado, lo soñado con lo oído; algo comprensible si se mira en su interior. Están los corazones al rojo vivo, esa clase de corazón capaz de dejarse llevar por cuanto sucede sin tener en cuenta que podría reventar o pararse. A este tipo le da igual el cómo, le da igual el por qué; tan sólo quiere latir cada vez de manera más intensa. No se amilana ante la adversidad, ante el no, ante la pena. Quiere, busca, persigue y alcanza. Y finalmente están los corazones sequoia, llenos de la experiencia vivida, de los tiempos que un día fueron y que ya no existen. También habitantes del hoy. Árboles que ralentizan la velocidad a la que se mueve su savia pues hace tiempo que han descubierto que ésta siempre llega a sus extremos. Son corazones dispuestos a darnos el cobijo necesario cuando la tormenta descalabra nuestros horizontes. Corazones que siempre están, que permanecen, que son... Corazones...

jueves, 20 de diciembre de 2012

EL DIA QUE DEJAMOS DE SER LO QUE ERAMOS

Vivir en pareja es parte intrínseca del ser humano. Somos seres sociales que necesitamos relacionarnos con los demás. Seres que adoptamos la vida en común para afrontar juntos el desarrollo individual y colectivo partiendo del apoyo en el otro. Nos vamos a vivir con nuestras parejas enamorados y seguros de que la persona que tenemos a nuestro lado es la ideal para conquistar juntos todos aquellos sueños que anhelamos. ¿En qué momento dejamos de ser lo que éramos? Pues en el momento que miramos al otro a la cara y descubrimos que no sentimos ni frío ni calor. Analizamos entonces multitud de variables para agarrarnos a la relación, buscamos minimizar una realidad física y mental, agrandando otras que, en el fondo, no son verdaderamente importantes. Ocurre entonces que seguimos juntos por: los hijos, los padres, el trabajo, la economía, el qué dirán, la cobardía... Lo práctico, lo inteligente sería mirar cara a cara a nuestra pareja y exponerla claramente que hemos dejado de sentir por ellos. Que no se trata de hacer A o hacer B para solucionar las cosas. Creo sinceramente que cuando has dejado de querer a alguien, cuando ya “no te pone” esa persona, ya nada hay que hacer. Las soluciones que se buscan sólo alargan la agonía. Y no debería pasar nada por reconocer que las cosas no dan más de si. Pero nos han enseñado lo contrario. Nos han dicho que debemos de permanecer, que las parejas de hoy no aguantan nada, que se enfadan por tonterías...y otras muchas lindezas. La felicidad, para quienes nos dicen estas cosas, es algo difícil de cuantificar, incluso de explicar. Muchas parejas de antes aguantaron toda la vida juntos porque no les quedó otra. Unas veces por falta de valor, otras por miedo, la mayoría por ignorancia. Es posible que existan relaciones para toda la vida. Seguro que las hay. Aunque la realidad es cabezona y nos indica que tal vez dentro de treinta años las parejas que entonces tengan más de 50 años ya hayan cambiado de pareja al menos una vez. ¿por qué? Quizá habría que diferenciar entre quienes se han unido jóvenes y quienes lo hacen ya con una experiencia personal en la mochila importante. Para los primeros es mucho más fácil equivocarse, confundir los resortes que hacen fuerte una relación, etc. para los demás debería de ser mucho más fácil buscar lugares comunes con las personas que llevamos a nuestras vidas. A fin de cuentas ya sabemos un poco más cómo somos y lo que no nos gusta. No hay, en todo caso, una varita mágica que podamos agitar para hacernos felices. Ni siquiera una pócima para el amor. El amor, por suerte, sigue siento tan irracional como siempre. No entiende de casi nada y llega muchas veces de forma inesperada. Afrontémoslo cuando llegue y vivamos intensamente ese momento. El tiempo perdido, pasa, y nunca más se recupera.

CUANDO YA NO ESTÁN

Se aproximan días de fiestas familiares, momentos en los que las diferentes tradiciones se agrupan en el hecho cierto de celebrar una fiesta familiar. O más o menos familiar. Por ello es también tiempo de añoranza de aquellas personas que ya no se encuentran con nosotros, seres que hemos dejado en el camino de la vida y que recordamos ahora más que otros días. La tradición Católica nos ha enseñado a lo largo de los siglos que hemos de recordar a los nuestros de una forma sentida, íntima. En otra época incluso hasta pasado mucho tiempo no se podía celebrar ni siquiera una fiesta. Como bien describe “La casa de Bernarda Alba”. Recuerdo que con 17 años perdí a un ser querido en estas fechas, concretamente el día del sorteo de Navidad, y siempre me costó entender cuales son las razones que nos empujan a llorar al que perdemos recordando una y otra vez que se ha ido. Lo lógico sería juntarse y reír las gracias del personaje, acordarse de los buenos momentos y celebrar que nos acordamos de alguien fallecido para sonreír y no para tener un halo de tristeza en medio de una fiesta. Hace muchos años alguien me dijo que cuando él no estuviese quería que se acordasen de él, aunque fuese para mal. Implicaría ello que había dejado huella de algún modo. Y yo creo que esa es la misión que tenemos aquí, no ser meros seres vivientes, sino ser parte del todo. En el momento que pierdes a alguien que quieres, sobre todo si la pérdida es absoluta, el vacío que ser crea puede llegar a abrumar, toda vez que para muchos implica que una parte de su trayectoria vital, de pronto, se tambalea. Quiero pensar que quien ser va no quiere llevarse consigo al que se queda, sino que espera que rehaga su vida, que siga sonriendo, que tire para delante y, sobre todo, que cuando le recuerde no sea con pena. Si todos entendiésemos ese tránsito del mismo modo, sería mucho menos largo el duelo. La vida no es larga, aunque dure cien años, así que perder el tiempo en añoranzas tristes no ayuda a disfrutar. Invitaría a quien ha perdido a que vislumbre el futuro con alegría. Sólo haría una salvedad; creo que ningún padre debería enterrar a sus hijos. Esa pérdida, ese vacío jamás se llena. Cuando ya no están...

lunes, 17 de diciembre de 2012

CALLEJEANDO POR LA VIDA

Vivir quizá sea caminar cada día por una calle nueva; tal vez sea todo lo contrario y permanecer en la misma acera de la misma calle cada día, cada año, para siempre. Me inclino en todo caso por pensar que mi vida ha sido un continuo deambular por una ciudad todavía por descubrir. Por suerte o por desgracia he hecho demasiadas mudanzas en mi vida, no sólo físicas. Así que creo que uno quema etapas y con cada una de ellas va encontrándose a si mismo. Visitamos calles muy diferentes a lo largo de nuestras vidas, algunas tendrán un nombre que permanecerá indeleble para siempre en nuestra memoria otras, al contrario, se verán abocadas a terminar en esa calle del Olvido que todos tenemos en nuestra memoria. En la calle del Olvido meteremos todas aquellas experiencias que no han sido nada, que han dejado apenas un rastro tenue en nuestra existencia. Pasan muchas personas por delante de nosotros, a unas nos intentamos acercar, de otras buscamos alejarnos. De todas ellas siempre habrá un grupo que terminará en el Olvido, sin importar las razones. En el otro lado de la balanza están las personas, experiencias, lugares que acabarán dando nombre a muchas de las calles de nuestra memoria. Muchas serán lugares de continuo pase, otras sólo formarán parte de barrios a los que acudiremos de tanto en tanto para recordar en momentos puntuales. También habrá calles por las que añoremos pasar, lugares en los que no querremos estar porque implicaría un sarpullido de emociones que no siempre somos capaces de controlar. Con el paso del tiempo y la acumulación de vivencias y calles he comprendido que, en ocasiones, es necesario derribar una barriada para poder construir una nueva. Aun cuando la planificación de la futura urbanización estén todavía en simples bocetos. Las malas calles terminan siempre pudriendo barrios enteros. Erradicarlas no siempre es fácil porque es frecuente que estén pobladas por algún ocupa qué, sin contar con ello, ha migrado en nuestra memoria y con ello altera nuestro orden predeterminado. Somos, en el fondo, arquitectos de nuestra propia ciudad. Unos arquitectos un tanto volubles, capaces de la mejor de las soluciones y de la más absurda de las novedades vanguardistas. La vida es un continuo espacio – tiempo en el que la calle siempre necesita mantenimiento, renovación, sostén... Callejeando...

NADA ES CÓMO ERA

Supongo que será por culpa de los años que uno va cumpliendo pero, lo cierto, es que ahora miro con perspectiva hacia atrás en el tiempo y me doy cuenta de lo mucho que han cambiado las cosas. Muchas han sido para mejor otras, no diría que tanto. Una de las cosas que más ha cambiado ha sido: “la inmediatez”. Todo ocurre ahora con una celeridad tal que ha terminado por quitarle sustancia a muchas cosas. Cuando las relaciones eran epistolares uno sacaba la cabeza por la ventana con la esperanza de ver al de correos llegar por la puerta. Mientras tanto daba vueltas en la cabeza al tema que fuese motivo de su ansiosa espera. Hoy día antes de que pienses lo que vas a escribir a otro éste ya te ha contestado. Cuando obtuve mi permiso para conducir recuerdo haber hecho un viaje iniciático a la meseta, a Madrid. Entonces me llevó unas siete horas llegar. Por el camino pude disfrutar de los paisajes de Castilla, parar a degustar quesos en Cubo de Benavente, un café en Tordesillas, otro en Arévalo...eran viajes que lograban que uno conociese el país en el que vive. La breve conversación con el comerciante de turno enriquecía, como mínimo, tu vocabulario al escuchar diferentes modos de hablar. Hoy día el viaje se hace por una sosa autovía que te lleva de A a B con una breve parada para ir al baño en una aséptica estación de servicio donde, con suerte, pagarás dos euros por un café y a cambio tendrás una mirada furtiva de un dependiente atribulado pensando en las horas que le quedan para salir. Con la televisión los cambios son todavía más dramáticos si echamos la vista atrás. Para cuando yo tuve mi primera televisión en casa se podían ver dos canales: la primera y la segunda. Y para eso la segunda poco, pues había más Carta de Ajuste que programación en sí. Poco después llegaron las autonómicas y con ellas entró por la puerta de casa el idioma local hablado de un modo que entendían pocos. Ahora se tiene más a respetar los matices lingüísticos de cada zona local, pero entonces hablaban el idioma normativo que casi nadie terminaba de comprender del todo. Ahora, con la TDT, las parabólicas, el cable y demás inventos la televisión se ha convertido en un asunto complejo. Hay tanta oferta que pasamos más tiempo cambiando de canal que viendo en realidad algo concreto. Y resulta más curioso todavía lo de los índices de audiencia. Si ya antes era complejo entender cómo controlaban quien veía qué, con diez canales, ahora.... en fin. Lo del teléfono móvil ha sido la eclosión de la primavera. Hemos pasado de vivir en el invierno donde había que llamar al teléfono público, que la señora María fuese a avisar a la vecina para que llamase al vecino y éste acudiese a atender la llamada; a un momento, el actual, en el que mantenemos multiconferencias con “x” personas a la vez. Si es difícil comunicarse bien con uno... En todo caso los modernos teléfonos, capaces de provocar orgasmos a muchos, están logrando que cada día compartamos más cosas con los demás a la vez que nos aislamos mucho más. Es una paradoja en si mismo, un elemento destinado a la comunicación de masas está logrando que para un gran número de jóvenes el mundo se reduzca a las pulgadas de la pantalla de su teléfono. Estamos perdiendo la comunicación verbal y corporal. Se trata ahora de escribir, muchas veces en un lenguaje sesgado, aquellas cosas que deberíamos hablar cara a cara. Creo que es bueno avanzar, que la lógica nos dice que debemos aprovechar los descubrimientos tecnológicos, etc. Sin embargo creo que en el camino nos estamos dejando muchas cosas. Cada día veo a la sociedad más aislada a pesar de las redes sociales y de la inmediatez de las comunicaciones. De las miles de conversaciones que cada segundo se producen en la red, un ochenta por ciento son mentira, o al menos más banales que las de una consulta de médico. Nos enseñan a viajar, comer, sentir, hablar...de un modo predeterminado. Una persona sin ordenador, sin teléfono o sin Facebook es, para muchos, “un rarito”. Mas es posible que su calidad de vida sea mucho mejor al no verse mediatizado por tanta información. Que existan las líneas de alta velocidad está bien, que cada día tengamos más autovías, también es un logro. Lo cual no impide aseverar que con ello se está muriendo una parte de la sociedad (los pueblos, las pequeñas ciudades), y con esa pérdida el horizonte que podemos vislumbrar siempre será más pobre. Hay valores y enseñanzas que jamás encontraremos en el mundo del mañana. Ese será el peaje que pagaremos todos y, me temo, será elevado.

FILOSOFÍA

EMPIRISMO.- Tres mujeres están en los vestuarios de una pista de pádel cambiándose para jugar cuando entra un hombre que sólo lleva una bolsa en la cabeza. Mi marido no es – dice la primera mujer después de mirarle los genitales. No, no es tu marido – afirma la segunda. Ni siquiera es socio de este club – asegura la tercera. MÉTODO CIENTÍFICO.- Un científico y su mujer salen a dar una vuelta en coche por el campo. ¡Ay, mira! - dice la mujer - ¡Han esquilado a esa oveja! Si. De ese lado, sí – responde el científico. CREER EN DIOS.- Una ancianita cristiana sale cada día al porche de su casa y grita: ¡Alabado sea Dios! Y cada mañana, su vecino el ateo de la puerta de al lado, le responde gritando. ¡Dios no existe! La anécdota se repite semana tras semana. Con el paso del tiempo, la señora empieza a tener dificultades económicas y casi no le llega el dinero para comer. Cuando sale al porche, le pide a Dios que le ayude con la compra y luego dice: ¡Alabado sea Dios! A la mañana siguiente, cuando sale al porche, se encuentra con unas bolsas de comida que le había pedido a Dios. Naturalmente grita: ¡Alabado sea Dios! El ateo aparece detrás de una mata y le dice: ¡Y un cuerno! Esta comida la he comprado yo. ¡Dios no existe! La ancianita le mira y se sonríe. Grita: ¡Alabado sea Dios! No sólo me has conseguido la comida, Señor, sino que además has hecho que la pagara Satán. FILOSOFIA CABEZA HUECA ¿Cuántos seguidores del New Age se necesitan para cambiar una bombilla? Ninguno, basta con montar un grupo de apoyo sobre “Cómo relacionarse en la oscuridad” EXISTENCIALISMO Un hombre está haciendo el amor con la mujer de su mejor amigo, cuando oyen que aparca un coche frente a la casa. El hombre se oculta en el armario. El marido entra, va hacia el armario a colgar la americana y, al encontrarse con su amigo desnudo, le dice: Pepe, ¿qué haces aquí? Pepe se encoge de hombros, pusilánime, y contesta: En alguna parte hay que estar, ¿no? RELATIVIDAD DEL TIEMPO Dos tortugas atacan a un caracol. Cuando la policía pregunta al caracol qué ha pasado, éste responde: No sé. Ha ocurrido todo tan deprisa... RELATIVIDAD DE LAS COSMOVISIONES Un francés entra en un bar. Lleva un loro ataviado con un frac sobre el hombro. El barman exclama: ¡Anda, qué chulo! ¿de dónde lo ha sacado? Y el loro responde: De Francia. Allí tienen montones de tipos como éste. RELATIVIDAD DE LOS VALORES Pepe, te llamo desde la autopista con mi nuevo teléfono móvil. Ten cuidado Manolo – dice Pepe – Acaban de decir por la radio que hay un loco que van en dirección contraria por la autopista. ¿Uno? ¡Hay cientos Pepe, cientos! Va un tío a un bar muy concurrido y anuncia que les va a contar un chiste catalán que es la monda. Se dispone a contarlo cuando el barman le interrumpe y le advierte: Cuidadito, colega, que soy catalán. Y el tío dice: Vale, vale, no te preocupes, lo contaré muy, muy despacio.

jueves, 13 de diciembre de 2012

CADA MINUTO...

Cada minuto a tu lado cuenta, cada instante que paso cerca de ti me hace sentir mejor conmigo mismo. Creo que merece la pena estar cerca de ti en todo momento. ¿por qué lo creo? Porque nada he encontrado que me haga pensar lo contrario. Las conversaciones nunca han entrado en ese punto muerto del que uno no sabe cómo salir. Siempre encontramos un vericueto por el que colarnos y pasar de esta a aquella conversación. Y son tantos los temas que ambos conocemos que se antoja complicado el aburrimiento. La amistad se forja con el paso del tiempo. Se fortalece con los lugares comunes que compartes con quien quieres que sea tu amigo. La amistad es parte intrínseca de una relación de pareja. Difícilmente se puede llegar a ningún lado si bajo la pátina de amor y deseo no existe un verdadero granero de amistad. La vida es tiempo, un tiempo que sólo viviremos una vez, y por ello todo minuto cuenta, todo segundo es tiempo perdido si no lo empleamos en aquello que verdaderamente merece la pena. Cada minuto....

TU PIEL, MI PIEL

Es tu piel lo que me hace sentir bien cuando la rozo, es tu piel la que me transmite cada una de las sensaciones que quieres transmitirme, también las que no. Es tu piel la que quisiera acariciar cada noche al meterme en tu cama; la que deseo sentir cálida por la noche; la que despierte a mi lado cada mañana... La piel es el órgano más grande del ser humano, capaz de trasmitir por sí sólo todas las emociones que somos capaces de sentir. En la piel de quien tenemos al lado, si queremos fijarnos en ella, encontraremos toda la vida, todas las experiencias, todas las heridas.... Así que sí, quiero trazar el mapa de tu geografía física, descubrir que escondes bajo ese manto que envuelve tu interior. Un interior al que quiero asomarme y del que estoy dispuesto a disfrutar. Mas para ello será necesario explorar cómo son los surcos que la vida ha ido dejando en la piel que protege esa parte interna que aspiro a recorrer. Mi piel, como la tuya, como la de los demás, está llena de carreteras trazadas por la vida que he vivido; continuos baches y repechos se descubren tras cada pliegue. La erosión de las vivencias, de los años, de los sentimientos, de los trabajos...ha ido moldeando una piel antes tersa en su totalidad hoy con muchos tramos plagados de hendiduras donde se ha ido acumulando mi historia vital. En el cerebro guardamos la memoria de los años recorridos, de la vida que hemos disfrutado, de todo cuando ha acontecido desde que llegamos al mundo. La piel, la piel ha estado ahí incluso desde antes. La piel comenzó su andadura en el mismo momento que comenzamos a formarnos... Así pues, quizá te animes a permitirme recorrer tu piel. Yo te permitiré recorrer la mía. El interior ya se sabe que es lo importante pero...¿acaso no es preciso explorar antes de penetrar?... La piel

MODELOS SOCIALES

Es posible que los problemas económicos que sacuden nuestro país no se solucionen de inmediato, no existen varitas mágicas que poder agitar para cambiar de un plumazo tanto desaguisado. En todo caso lo que sí se está produciendo es un cambio en la estructura social del país. Siempre que se produce un cambio de gobierno suelen llevarse a cabo políticas contrarias a las del periodo anterior pero ahora estamos en un punto mucho más trascendente. Además de la regresión en derechos sociales, que es notoria y manifiesta, está a punto de producirse un cambio mucho más dramático. En breve se alejará uno de los pilares del Estado de Derecho de la sociedad. La Justicia ya no será para todos, sino para la clase elitista que pueda permitirse pagarla. El aumento de las Tasas junto con los cambios que quiere acometer el ministro del ramo con el apoyo de su mayoría absoluta situará, en breve, a nuestro país a la cola de la equidad y de la igualdad. Cuando uno acude a votar, sobre todo si no va, en momentos tan delicados como los actuales, debe de ser consciente de que las mayorías absolutas pueden esconder extremos muy peligrosos que amenacen el statu quo alcanzado con anterioridad. Llevamos más de cinco reformas educativas desde la Transición, un tiempo en el que nuestro sistema educativo a vivido en una montaña rusa continua. Lo que hoy es pilar del Sistema Educativo llegan los siguientes y lo cambian. En esta época parece un poco trasnochado el hecho de que la religión pueda volver a tener un peso equivalente a las matemáticas en la Educación. Sea como sea cada año el informe PISA y cualquier otro que se ponga en liza, nos deja a la altura del betún. ¿por qué? Pues por que de la Educación han hecho área de proselitismo los políticos de uno y otro color. Con matices claros entre ellos. Una ideología nos acerca a la modernidad y otra nos retrotrae a un pasado...poco o nada glorioso. Si a la Justicia y a la Educación le sumamos la Sanidad, nos encontramos con que el cambio de modelo social está siendo mucho más profundo de lo que queremos creer. Pagaremos por la Justicia, pagaremos por la Educación y pagaremos por la Sanidad. Lo que hace apenas dos años parecía inverosímil será ahora más que probable porque a este Gobierno le ha salido el lado oscuro. Ese que hace de la necesidad virtud sólo para ellos y sus acólitos.

sábado, 8 de diciembre de 2012

LA CIUDAD DEL TIEMPO

Existe un lugar donde el tiempo parece detenerse tras cada esquina doblada. Una ciudad donde el tiempo es relativo, porque las certezas en la vida son patrimonio de los que viven sólo el pasado. He ido construyendo en mi cabeza un lugar fantástico en el que se pueden vivir todo tipo de aventuras. Una ciudad donde a cada desamor le sigue la ilusión por lo que está por llegar. Un buen lugar donde construir castillos de arena sin temor a que una ola los derribe. La ilusión es la mejor arquitecta de todo aquello que hoy nos parece inalcanzable. Las grandes obras han nacido primero en las cabezas pensantes de aquellos que las imaginaron primero, incluso cuando ellos ni siquiera las pudieron ver terminadas. Por ello en mi ciudad hay cabida para muchas cosas. Sobre todo para los sentimientos. Son los sentimientos y las emociones los verdaderos motores de mi vida; alguien que siempre ha sido impulsivo no podría vivir en otro lugar mejor que en aquel que un día ha soñado y que poco a poco ha ido construyendo con lo que ha ido viviendo. Quien tenga el interés en descubrir como son las calles y callejones de mi ciudad inventada, sólo tienen intentarlo. Salir de la suya propia y darse un garbeo por la que he ido creando. Seguro que habrá calles en las que los desconchados del pavimento necesiten una reparación urgente; en otras la luz será tenue porque las lámparas apenas dan para un leve titileo. Las plazas con más iluminación serán las próximas al corazón y el cerebro. Las primeras estarán sembradas de arenisca resbaladiza que hará difícil llegar al él. Nunca he sido el más ejemplar de los arquitectos en ese sentido. Las segundas, aquellas que se llenan de ideas son más fáciles de alcanzar y visitar, siempre y cuando quien las visite aporte algo a la obra. No quiero transeúntes impávidos, sino visitantes con ganas de integrarse y de integrar. La ciudad del tiempo, mi ciudad personal, se abre abigarrada para todos aquellos que teman traspasar la carretera por la cual se adentra en su interior; si llegas con la intención de quedarte, entonces te recibirá con el calor preciso y necesario como para que no quieras irte. La ciudad del Tiempo te invitará a recostarte en bancos desde los que observar cómo las emociones se acercan, te rodean y te hacen sentirte parte de ella. La ciudad del Tiempo te abrirá sus puertas de forma incondicional siempre y cuando decidas quedarte. Si decides salir y visitar otras confío en que su recuerdo te haga girar la cabeza de cuando en cuando y esbozar una sonrisa.

DICHO DE OTRO MODO

En los últimos tiempos venimos acostumbrando nuestros oídos a palabras nuevas que enmascaran las malas artes en el gobierno de las empresas públicas y privadas. Inundan los medios de comunicación con términos de vigencia efímera para que nos preocupemos de temas que no comprendemos la mayoría y que, en realidad, tratan de desviar la atención de lo realmente molar, de la desvergüenza que asola esta piel de toro. Dicen en una comunidad autónoma sita en el centro de la Nación que sus hospitales no se cierran ni dejan de ser públicos, sino que pasan a una mejor gestión que anticipa una mejor suerte. En todos los ámbitos se utilizan tecnicismos para engañar al contribuyente; un contribuyente que observa alelado el medio de comunicación de turno poniendo cara de no entender nada pero asintiendo: “debe de ser verdad si lo dice la tele”. Los nosocomios se desarrollaron desde los griegos como lugares donde atender a los enfermos, donde poder acudir a recibir unos cuidados médicos. Eran lugares donde al paciente se le trataba (dentro del orden social establecido) con los mejores medios del momento. Ahora quieren convertir aquellos en modernos lazaretos; hospitales a los que acudirá el vulgo a tratarse, con recortes drásticos que mermarán las atenciones para las que se ha luchado décadas en este y otros países. Para las clases altas, que siempre verán en la chusma el lugar a dónde arrojar sus miserias y sus ignorancias, quedarán los centros privados. Aquellos que puedan pagarse la sanidad la tendrán, los demás....no. No queremos darnos cuenta de la felonía que lleva a cabo la clase política; una traición al sistema público en beneficio de lo privado. Un eje vertebrador sobre el que quieren crear la sociedad del mañana. Una sociedad más clasista que nunca, mucho más cerca de los postulados del Antiguo Régimen que de la moderna sociedad post- industrial. España lleva camino de pasar de ser un lugar de fiesta, derroche y ladrillo a ser un lupanar en el que los ricos europeos se permitan repasar a todo aquel que se venda. Y todos tenemos precio (o casi). Nuestros jóvenes salen ahora de botellón, una borrachera de toda la vida pero vestida de modernidad. Y el origen de ella está en lo más antiguo del ser humano, en la socialización y no en los altos precios de las copas y demás, como nos quieren vender. Botellón hacen en Suiza y presumen de ser una sociedad sin problemas económicos. Ahora tenemos amigos con derecho a roce, o “folla-amigos”...toda la vida han existido. La promiscuidad la llevamos implícita en nuestro ADN. La fidelidad es, de hecho, algo reciente en la especie, algo más próximo a la influencia religiosa que a la verdadera necesidad del ser humano. Parece que ha pasado un lustro de la “prima de riesgo” y de “la presión de los mercados” , cuando hace menos de seis meses era un arma arrojadiza de unos y otros para alterar nuestro día a día y que dejásemos de ir al baño bajo la guillotina en forma de mercado que amenazaba con dejarnos sin papel con que limpiarnos el culo. Ahora que ya nos hemos cagado da igual si nos limpiamos o sino lo hacemos. Ellos van ganando por goleada. Nuestras tragaderas se han mostrado enormes; capaces de matar por que nos muevan un marco de una finca somos incapaces, sin embargo, de defender aquello por lo que algunos (no pocos) se dejaron la piel, cuando no la vida. Todos los sanitarios que se manifiestan en la defensa de una sanidad pública deberían estar respaldados por todos y cada uno de nosotros. Esa batalla, la suya, es también la nuestra. Una batalla que da sus últimos estertores en la búsqueda de la última bocanada de aire antes de perecer. Hay todavía alguna esperanza. Cambiar las cosas está en nuestras manos, aunque ahora no lo parezca. Empecemos por llamar a las cosas por su nombre y no dejemos que disfracen de siglas ilegibles lo que toda la vida ha sido robo, asalto, intimidación, desvergüenza y deslealtad. Una traición a todos los que lucharon un día por tener un mundo mejor.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

VISIONES

Pertenezco a una generación que creció en una sociedad que mantenía una dura disputa entre el pasado reciente y la modernidad que terminaría fagocitando aquel pasado casposo, hoy casi superado. Eran tiempos de televisión con rombos. Rombos que indicaban a los padres qué debían y no permitir ver a sus hijos, sin reparar en que aquellos imberbes tenían ojos para ver mucho más allá de lo que uno o dos rombos establecían como correctos. Alimentamos nuestra imaginación a partir de lo prohibido, siempre es lo que nos niegan lo primero que tratamos de buscar. Así las visiones que tenemos a lo largo de nuestra vida son las que nos hacen ir hacia un lado u otro. Las primeras tetas que recuerdo haber visto siendo consciente de las tetas formaban parte de mis fantasías, fueron las de dos amigas de mi madre. Unas “desvergonzadas” para la época que hacían topless en un pueblo de provincias. Aquellos melones de una y pequeños frutos de la otra entraron de pronto a ser objeto de culto en las tumultuosas noches de tiendas de campaña improvisadas bajo las mantas. Tras un constante peregrinar de estío a las orillas del río Miño llegó el otoño, y con el los cuellos altos. Eran tiempos duros, sin duda, donde sólo podías imaginar ya que ver...era difícil. Y eso que lo intentábamos, encaramándonos a muros, ventanas, balcones y otros lugares. Al final has de pasar al plan B. ¿Cual era el plan B? Asaltar por las bravas a alguna de las amigas y ver que sentías al tocar aquellas turgencias. Claro que la empresa no era fácil, por un lado el no saber muy bien qué ni cómo; por otro las represalias. Como quiera que nos adiestró alguno de nuestros mayores allá nos decidimos a la emboscada. Metiendo mano a la panadera, a la hija de éste, de aquel... tocando por tocar, pues las prisas para evitar el bofetón inmediato hacían que la visión que quedaba más tiempo en tu memoria fuera el dolor del manotazo. Aun y así...era una aventura casa diaria. Hoy lo mismo nos habrían acusado de acoso o algo así. Y que conste que era algo que no sólo hacían los chicos, pues recuerdo a chicas rodeando y tocando a alguno de los más “afortunados” que jugaba con nosotros. Otra de las visiones que seguramente guardamos en la memoria es la del primer cuerpo desnudo que vemos del otro sexo de forma buscada, premeditada, con todo el subidón del morbo de la primera vez. Como no podía ser de otro modo en alguien que se crió en un pueblo rodeado de amigos, la visión fue mancomunada. La afortunada una vecina que había llegado de Valencia ese mismo verano y que consideraban las lugareñas como “hippies” porque llevaban ropa...holgada. Esperamos casi dos horas con un calor del demonio tras un muro para ver cómo se duchaba. Fue como ver la luna con telescopio, una visión imborrable. Como también lo fue el ver la cara de su novio saltando el muro con una mala leche increíble. Eso sí...reír nos reímos mucho. Nos fuimos a casa y … cada uno con su propia tienda de campaña. Jamás aquella vecina volvió a ser observada con los mismos ojos. Durante mucho tiempo fue la utopía de algunos. Otra de esas visiones que se me han quedado grabadas el alguna estantería de mi memoria fue la de un vecino que siempre había sido ejemplo para todos, padre responsable, marido ejemplar y tenaz martilleador de la conciencia de su hijo y de la mía sobre cómo comportarnos con esto y con aquello. Pues bien, un día de verano su vástago y quien escribe bajaron a la ciudad al cine, en tren, como siempre que nuestros padres podían permitírselo o cuando habíamos ganado los suficiente recogiendo balones en el campo de fútbol. A la salida del cine, tras haber reído a carcajadas con “Loca academia de policía” paseábamos hasta la estación para tomar el tren de regreso cuando vimos el coche de su padre y, curiosos, fuimos a ver si lo veíamos. Era media tarde y el coche estaba próximo a uno de los puentes que cruza la ciudad. Y vimos al padre, bajo un arco, en una actitud nada correcta. Fue una visión que nunca olvidaremos. Entonces no sabíamos como llamar a los “chaperos”, en aquel entonces sólo sabíamos la palabra “maricón”...una visión en suma... Seguro que en mi vida hay más visiones, unas agradables, otras desagradables, alguna maravillosa, como cuando ves a tu hija por primera vez, etc. pero terminaría con una bastante reciente. Pasando por una playa nudista pensaba sobre mi disgusto por pasear a lo largo de la playa desnudo. Me gusta tomar el sol desnudo, incluso bañarme, pero caminar se me hace incómodo. El caso es que iba atribulado con estos pensamientos cuando vi, a lo lejos a una mujer que caminaba en sentido contrario. De lejos percibí que ella también llevaba la parte de abajo del bikini, caminando con otra amiga desnuda. Para mí pensé que no era el único y que había más que pensaban igual. A medida que nos acercábamos el bañador me parecía más rarito, pues no le veía los cordones laterales típicos, con los que sujetar dicha prenda. Ya más cerca mis ojos no pudieron dejar de mirar para aquel triángulo equilátero con más pelo que la cabeza de un mulato. No pude evitar sonreír, definitivamente el sentido del ridículo es tan personal como lo puede ser una mirada....

EL SENTIDO IMPERFECTO DE LAS COSAS

Desde que apenas nacemos nuestros padres, nuestros maestros, aquellos que se implican en nuestra formación como individuos se fajan en explicarnos cómo hacer las cosas bien. Nos indican el modo adecuado de hacer esto o lo otro. La búsqueda de la perfección hace que, a menudo, dejemos de percibir las maravillosas imperfecciones que nos rodean. El mundo no es perfecto, la naturaleza tampoco lo es, el sentido imperfecto de las cosas logra que tengamos un espejo en el que comparar lo que nosotros creemos que es correcto en contrapartida con otros modos, otras formas. Los cánones de belleza han ido cambiando con el paso de los siglos; describiendo, es su curso, amplios meandros que han estado muy próximos entre ellos. Lo que esta década es hortera y feo se antoja moderno y descarado en la siguiente. Con los valores morales pasa lo mismo. Ya no digamos con los sociales. La moralina, disfrazada de moral, es tan fluctuante como lo puede ser la bolsa, con picos y valles. El alejamiento o acercamiento a la moral que se establece en un lugar determinado hace que los que la siguen nos miren como personas cercanas a la perfección o como seres imperfectos que ellos deben moldear. Los valores sociales todavía son más cambiantes, pues se dejan influenciar por demasiadas corrientes. Si hasta hace poco tiempo sólo Cantinflas llevaba los pantalones en el fondo del culo, ahora son nuestros jóvenes quienes llevan la ropa así. Claro que no fue el ilustre mexicano quien lo puso en boga, sino los presos de cárceles de Estados Unidos, que cosas... En las relaciones personales aquello que a uno le parece correcto se convierte en insoportable para otro que lo ve desde una distancia similar. Nadie es racista hasta que una persona de otra etnia tiene la intención de entrar en su familia. Entonces, por poner un ejemplo, aquella belleza de ébano se convierte en un negro. Siempre he creído que en el amor los iguales terminan por repelerse, sin embargo también he comprobado que los polos opuestos casi siempre están destinados a ser eso...opuestos. Por más que el juego de la diferencia haga intenso el momento del encuentro. El equilibro, quizá, esté en ser capaces de advertir las imperfecciones de todo cuanto nos rodea y de quien tengamos a nuestro lado. Admitir que aquello que vemos imperfecto seguramente, desde el otro lado, no se vea así. Todos somos etnocentristas, creemos que lo nuestro es lo válido, lo real, la verdad...casi nunca existe una sola verdad. Todo lo que nos rodea está tallado con las imperfecciones necesarias para llegar a la perfección de algunas de las cosas que podemos disfrutar. Si somos capaces de valorar lo que tenemos...

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿CUAL ES EL JUEGO?

¿ A qué estamos jugando? ¿Por qué permanecemos quietos cuando nos están cambiando el suelo sobre el que apoyamos nuestros pies? Acaso no somos capaces de percibir que la realidad que nos espera en el futuro próximo, a este paso, no va a ser menos angustiosa que la peor de las pesadillas. Nadie hace menos daño a quien pretende terminar con un Estado de Bienestar en el que nunca creyó, que aquel que vive en connivencia con ellos. El futuro que nos están robando nos pertenece por derecho, porque otros lo han luchado durante décadas; no podemos permanecer agazapados tras el matorral del miedo. Porque eso es lo que pretenden, acongojarnos y acojonarnos con la falacia de que lo que hacen es necesario para salvarnos de ellos mismos. La sociedad actúa como un soldado perdido en el campo de batalla que ansía el liderazgo de alguien que lo saque de donde está, que lo aleje del punto en el que se ha situado como blanco de todos. Es cierto que nos faltan líderes, alguien capaz de aglutinar las esperanzas y las energías de quienes vemos tras estas políticas económicas el desmantelamiento de todo aquello en lo que hemos creído y con lo que crecimos. La falta de esos iconos no puede dejarnos en casa, debemos manifestar por cualquier medio que no somos tontos; que no somos imbéciles maleables desde cualquier atalaya informativa manipulada por el poder. Las montañas las forman granos de arena que independientes apenas suponen nada pero que juntos son capaces de ensombrecer aquello que se proponen. Ya no está en juego nuestra generación, la realidad del ahora mismo, sino que jugamos con las próximas generaciones. Seres que creíamos serían totalmente dueños de sus vidas y que corren el riesgo de ver sesgadas sus expectativas de vida al tener que permanecer atadas a sus casa ante la imposibilidad de ver más allá del alfeizar de sus ventanas. Las mayorías absolutas mal empleadas terminan aniquilando las herencias de tiempos pretéritos, en los que lo bueno superó con mucho lo malo. Al otro lado del poder está...la nada. Necesitamos una oposición creíble, cercana a la sociedad; necesitamos un líder al que adherirnos con el fin de no terminar barriendo los restos de un país que un día fuimos y que, ahora, ya no conocemos. ¿Queremos jugar a este juego que nos han propuesto? Un juego con cartas marcadas en el que ellos ya se saben vencedores. Tenemos que obligar al poder a jugar en un tablero nuevo, donde la balanza esté en equilibrio. Busquemos contrapesos con los que contrarrestar el peso plomizo de quien detenta el poder...

sábado, 1 de diciembre de 2012

CUAL ES LA VERDAD

Muchas veces nos hemos encontrado en la tesitura siguiente: hablamos con alguien que nos dice que lo que nosotros le decimos no es cierto, que la verdad es la suya. Y nos enfrascamos en una discusión sin sentido cuyo único objetivo es imponer una verdad que siempre será relativa. A no se que lo que diga la otra parte sea manifiestamente mentira. Cuando uno ve las cosas que le suceden de un modo y el de al lado las ve de otro diferente, ¿quién tiene la razón? ¿cuál es la verdad? Hay quien sostiene que la verdad sólo tiene una cara; sin embargo yo creo que la verdad sólo nos parece verdadera cuando llena nuestros oídos con la realidad que esperamos que nos cuenten. La mentira tiene las patas cortas, dice el refranero español, sin embargo no es cierto. La historia del hombre está tallada con medias verdades. La verdadera realidad apenas es conocida por la persona que vive una situación. La segunda vez que narra lo acontecido comienza a incorporar a su discurso nuevas situaciones que, tal vez, no se dieron. Y no se trata de que se inventen cosas a propósito, sino que tendemos a adornar aquello que nos agrada y a minimizar lo que nos puede parecer poco importante. Muchas veces sucede que quedas con alguien parar tomarte un café y no llegas. Seguro que tú tienes tus motivos, razones que te han impedido acudir a la cita. Explicas a la otra parte lo sucedido pero, por norma general, desconfiará de lo que tú le digas porque su realidad, su verdad, es que estuvo esperando. Da igual si es verdad o mentira lo que te ha impedido estar, la otra parte habrá puesto para entonces una pátina de falsedad a tu discurso porque, de lo contrario implicaría asumir que se cometió un error al juzgarnos previamente. Al final de una larga y oscura noche siempre aguarda el alba, esta es una verdad impepinable, sin embargo...no comienza el alba para todos al mismo tiempo. Así, la percepción de la verdad de unos y otros no casa. Sería bueno admitir, al menos en principio, los razonamientos de la otra parte como válidos, dado que lo contrario sería pretencioso. Y si no nos gusta estar con ese amigo, novia, o persona conocida...no hacerlo. Pero no juzgar las cosas que pasen a terceros según nuestra propia óptica, al menos a priori.