LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

lunes, 3 de diciembre de 2012

¿CUAL ES EL JUEGO?

¿ A qué estamos jugando? ¿Por qué permanecemos quietos cuando nos están cambiando el suelo sobre el que apoyamos nuestros pies? Acaso no somos capaces de percibir que la realidad que nos espera en el futuro próximo, a este paso, no va a ser menos angustiosa que la peor de las pesadillas. Nadie hace menos daño a quien pretende terminar con un Estado de Bienestar en el que nunca creyó, que aquel que vive en connivencia con ellos. El futuro que nos están robando nos pertenece por derecho, porque otros lo han luchado durante décadas; no podemos permanecer agazapados tras el matorral del miedo. Porque eso es lo que pretenden, acongojarnos y acojonarnos con la falacia de que lo que hacen es necesario para salvarnos de ellos mismos. La sociedad actúa como un soldado perdido en el campo de batalla que ansía el liderazgo de alguien que lo saque de donde está, que lo aleje del punto en el que se ha situado como blanco de todos. Es cierto que nos faltan líderes, alguien capaz de aglutinar las esperanzas y las energías de quienes vemos tras estas políticas económicas el desmantelamiento de todo aquello en lo que hemos creído y con lo que crecimos. La falta de esos iconos no puede dejarnos en casa, debemos manifestar por cualquier medio que no somos tontos; que no somos imbéciles maleables desde cualquier atalaya informativa manipulada por el poder. Las montañas las forman granos de arena que independientes apenas suponen nada pero que juntos son capaces de ensombrecer aquello que se proponen. Ya no está en juego nuestra generación, la realidad del ahora mismo, sino que jugamos con las próximas generaciones. Seres que creíamos serían totalmente dueños de sus vidas y que corren el riesgo de ver sesgadas sus expectativas de vida al tener que permanecer atadas a sus casa ante la imposibilidad de ver más allá del alfeizar de sus ventanas. Las mayorías absolutas mal empleadas terminan aniquilando las herencias de tiempos pretéritos, en los que lo bueno superó con mucho lo malo. Al otro lado del poder está...la nada. Necesitamos una oposición creíble, cercana a la sociedad; necesitamos un líder al que adherirnos con el fin de no terminar barriendo los restos de un país que un día fuimos y que, ahora, ya no conocemos. ¿Queremos jugar a este juego que nos han propuesto? Un juego con cartas marcadas en el que ellos ya se saben vencedores. Tenemos que obligar al poder a jugar en un tablero nuevo, donde la balanza esté en equilibrio. Busquemos contrapesos con los que contrarrestar el peso plomizo de quien detenta el poder...

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