LUGARES PARA SOÑAR

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sábado, 8 de diciembre de 2012

LA CIUDAD DEL TIEMPO

Existe un lugar donde el tiempo parece detenerse tras cada esquina doblada. Una ciudad donde el tiempo es relativo, porque las certezas en la vida son patrimonio de los que viven sólo el pasado. He ido construyendo en mi cabeza un lugar fantástico en el que se pueden vivir todo tipo de aventuras. Una ciudad donde a cada desamor le sigue la ilusión por lo que está por llegar. Un buen lugar donde construir castillos de arena sin temor a que una ola los derribe. La ilusión es la mejor arquitecta de todo aquello que hoy nos parece inalcanzable. Las grandes obras han nacido primero en las cabezas pensantes de aquellos que las imaginaron primero, incluso cuando ellos ni siquiera las pudieron ver terminadas. Por ello en mi ciudad hay cabida para muchas cosas. Sobre todo para los sentimientos. Son los sentimientos y las emociones los verdaderos motores de mi vida; alguien que siempre ha sido impulsivo no podría vivir en otro lugar mejor que en aquel que un día ha soñado y que poco a poco ha ido construyendo con lo que ha ido viviendo. Quien tenga el interés en descubrir como son las calles y callejones de mi ciudad inventada, sólo tienen intentarlo. Salir de la suya propia y darse un garbeo por la que he ido creando. Seguro que habrá calles en las que los desconchados del pavimento necesiten una reparación urgente; en otras la luz será tenue porque las lámparas apenas dan para un leve titileo. Las plazas con más iluminación serán las próximas al corazón y el cerebro. Las primeras estarán sembradas de arenisca resbaladiza que hará difícil llegar al él. Nunca he sido el más ejemplar de los arquitectos en ese sentido. Las segundas, aquellas que se llenan de ideas son más fáciles de alcanzar y visitar, siempre y cuando quien las visite aporte algo a la obra. No quiero transeúntes impávidos, sino visitantes con ganas de integrarse y de integrar. La ciudad del tiempo, mi ciudad personal, se abre abigarrada para todos aquellos que teman traspasar la carretera por la cual se adentra en su interior; si llegas con la intención de quedarte, entonces te recibirá con el calor preciso y necesario como para que no quieras irte. La ciudad del Tiempo te invitará a recostarte en bancos desde los que observar cómo las emociones se acercan, te rodean y te hacen sentirte parte de ella. La ciudad del Tiempo te abrirá sus puertas de forma incondicional siempre y cuando decidas quedarte. Si decides salir y visitar otras confío en que su recuerdo te haga girar la cabeza de cuando en cuando y esbozar una sonrisa.

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