LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

lunes, 30 de diciembre de 2013

DERECHO A DECIDIR

El Derecho a decidir de la mujer sobre su propia vida debería no tener que estar en entredicho. Parece obvio reconocer que cada mujer es dueña de si misma y que toma las decisiones que toma en función de sus intereses particulares. Cuando los grupos “pro-vida” dicen que no pueden hacerlo porque de lo que se habla es de “acabar con otra vida” , pasan a tomar a la mujer como un mero recipiente, una suerte de mochila portadora de vida, lo que deja a esta en muy mal lugar. Tener un hijo no es una cuestión baladí, aun cuando este venga en el mejor de los entornos (economía saneada, posibilidades laborales, entorno adecuado de educación etc). Supone un hecho cierto de adecuación de nuestras vidas a la de otro ser vivo durante el resto de nuestras vidas. Cuando de lo que hablamos es de tener un hijo en condiciones que no son las mejores para el desarrollo de la vida de dicho niño, uno debería de tener el derecho a decidir sobre si tenerlo o no. Tener un hijo cuando no puedes darle una educación, cuando no puedes cuidarlo, cuando tienes dificultades para alimentarlo, cuando coarta tu desarrollo individual... no creo que sea lo mejor para el. Y si puedes evitarlo... Si ya sabes que la vida del hijo que esperas no es viable por sí solo; si conoces que su existencia estará marcada por la dependencia de los demás...entonces no sólo deberías tener el derecho para abortar, sino que deberías de tener todo el asesoramiento posible. Siempre estaré de acuerdo con los que afirmen que el derecho al aborto no debe de ser totalmente libre, porque no se trata de hacer de él una práctica común. Está claro que hay medios para evitar quedarse embarazada y por ello el aborto debería de estar restringido a casos en los que la viabilidad del feto esté en entredicho, a los casos en los que el embarazo sea como consecuencia de un hecho delictivo, o como consecuencia de una planificación familiar equivocada. También los problemas psicológicos son un eximente pero no puede haber aquí un campo abierto. El problema de base es la educación, mejor dicho, la falta de educación sexual que este país tiene en su modelo educativo. Partimos de una base anclada en la moralidad judeo cristiana y ello no se sostiene en un Estado laico. La libertad religiosa garantizada en el articulo 16 de la Constitución no se trasladó convenientemente a los centros educativos y ello nos ha llevado a que los ministros con una “moralina” más acusada lleven una Ley como esta hasta donde la ha llevado Gallardón. Nadie puede llevarse a engaño, detrás de las convicciones del ministro no están ni los derechos de la mujer, ni ninguna otra Ley que el ordenamiento jurídico español o internacional hayan desarrollado; tras las convicciones del ministro está la moral cristiana, una moral que no suele respetar a aquellos que no la siguen. Para muchos en este país, dicha moral está por encima de cualquier razonamiento legal. Se trata por tanto de un debate que se sitúa fuera del hemiciclo y, por tanto, fuera de la política. Del ministro, de éste en particular, no podría esperarse otro comportamiento. ¿Por qué? Pues posiblemente por ser el político más demagogo de cuantos estén en una cartera ministerial en este instante. Basta echar la vista atrás y ver cómo actuaba siendo Presidente de la Comunidad de Madrid o Alcalde de Madrid. La desfachatez de este personaje es sonrojante, aunque ha sabido venderse muy bien en los medios de comunicación afines. Por suerte para las mujeres de nuestro país, tras este gobierno vendrá otro que pueda volver a poner las cosas en su justa medida. En todo caso bueno sería que una Ley como esta, pareja a la de educación en cuanto a importancia, debería de contar con el apoyo de la mayoría de la cámara, de al menos 3/5. y debería necesitar esa misma mayoría para poder revocarse. Y, claro está, no poder ser manipulada por un Decreto Ley, esa figura jurídica que debería ser un recurso y no una carta en blanco para los gobiernos...

domingo, 22 de diciembre de 2013

PERCEPCIONES ,SENSACIONES Y SENTIMIENTOS

Percibir, tener sensaciones y sentir se confunden muy a menudo en el día a día, cuando en realidad no tienen por qué caminar de la mano. Tener la percepción de algo no implica más que percibir sensorialmente algo. Desde un sonido lejano hasta un latido del corazón propio. Una sensación es se produce por algo que estimula nuestros sentidos. No podemos tener sensaciones que no lleguen a nuestro cerebro a través de ellos. Sentir, es algo mucho más profundo; tanto si es a nivel físico como, sobre todo, si es a un nivel metafísico. A lo largo de nuestra vida vivimos momentos en los cuales percibimos, tenemos sensaciones y sentimos en una misma dirección, pero no siempre ocurre del mismo modo. Y, lo que es más frecuente, casi nunca ocurre del modo en que nosotros pensamos que sucede. Estamos hablando de algo subjetivo, algo no cuantificable por otro que no sea el que la viva. Cuanto sientes, cuanto amas, cuanto ruido percibes...tan sólo el estimulado puede referirse a lo que siente. En el otro lado del espectro está el cómo somos capaces de reaccionar a esto y cómo somos capaces de transmitir lo que sentimos. Y ahí es donde más divergencias se dan. Puede pasar, y pasa, que uno tiene la sensación de no ser correspondido en un sentimiento por el mero hecho de que su sensación personal así se lo indica.¿Implica esto que la otra persona no corresponde su sentimiento? No, definitivamente no, lo único que implica es que: o bien lo que el otro nos demuestra no nos es suficiente o que no tiene la capacidad de transmitirnos ese sentimiento de manera efectiva para nosotros. En el mundo de las relaciones humanas de amistad todos tenemos amigos que necesitan que les estés llamando todo el tiempo, a cada rato. Precisan sentirse parte de tu vida para creerse amigos tuyos. En el lado opuesto se encuentran los amigos que viven su vida, que tienen sus propios conocidos independientemente de los tuyos pero que son amigos tuyos de un modo incondicional, que siempre están. Cada uno elige que tipo de amigos quiere tener a su lado. El amor es ya de por sí complejo, tanto más cuando hablamos se percepciones, sensaciones y sentimientos. Muchas son las personas que hacen de su vida amorosa una declaración constante de afecto, un continuo agasajo de caricias, palabras y gestos destinados a la persona amada. En el otro lado de se encuentran quienes aman de un modo más pausado (que no menos intenso) que no tienen a bien demostrar cada hora su afecto, sino que uno sabe que le quieren o quiere sin alharacas, sin alardes. Imagino que en el equilibrio de unos y otros está el lugar exacto en el que me gustaría encontrarme, pero no siempre es sencillo. Ocurre lo mismo con el sentido del humor. Muchos son los que se acercarán a nosotros a decirnos aquello de: eso no tiene gracia. Y debemos de respetarlos, aun cuando para nosotros si la ha tenido. Ahora bien, si para nosotros tiene gracia y para ellos no, y debemos respetarlo...¿no deberían respetar ellos que a nosotros nos haga gracia? A veces tendemos a ver las percepciones en una sola dirección. El complejo mundo de las emociones y los sentimientos se adentra dentro de lo metafísico; adentra sus raíces en lo profundo de un cerebro que alberga no pocos miedos atávicos y mucha memoria histórica de la que no somos conscientes. Muchas veces saltan alarmas en nuestro corazón que no sabemos de dónde nos vienen, acaso porque son ajenas a nuestra voluntad y se encuentran imbricadas en lo profundo de nuestro pasado como raza. Cuando decimos a alguien: “te quiero” o “te odio” lo hacemos desde la subjetividad más manifiesta, no es algo objetivo. Así que conviene respetar que la otra persona pueda sentir o no lo mismo. Incluso debemos entender que; que alguien nos quiera de un modo diferente al que nosotros habíamos previsto o deseado, no implica en modo alguno que no sienta esos sentimientos para con nosotros. El aprendizaje de cada uno para con su propia vida hará que pueda abrir su mente y su corazón a otra forma de amar o, al contrario, se cierre a otro modo que no sea el suyo propio. En todo caso, y de un modo totalmente subjetivo, diría que lo último que alguien debe de hacer es tratar de cambiar su naturaleza como individuo para ajustarse a los cánones de la persona por la que tiene un fuerte sentimiento. Al final nuestro verdadero yo terminará por salir o por atormentarnos, y quizá entonces sea demasiado tarde. Si alguien quiere estar con uno debe de aceptar cómo es...sin vacilaciones. Igual que con los amigos que llaman a diario y los que lo hacen cada mes....

¿POR QUÉ NOS GUSTA EL BALONMANO?

Hace años una brillante campaña de abonados del Atlético de Madrid comenzaba con un niño preguntándole a su padre: “papa ¿por qué somos del Atlético de Madrid?, sin duda se trataba de una excelente promoción de un club. Explicaba el anuncio los valores sentimentales y no, por las que ellos eran socios y seguidores de ese club madrileño. Años más tarde mi hija me preguntó: ¿Por qué te gusta el balonmano? Yo traté de explicárselo con palabras que pudiese entender, no en vano tenía apenas siete años. Esta tarde, aquí, en mi trabajo he vuelto a acordarme de aquella pregunta y tal vez pueda responderle de otro modo, ya que ahora quizá pueda entender mejor las cosas. ¿Por qué nos gusta el balonmano? Podría decir que el balonmano ha sido mi vida, pero eso sería decir demasiado. Sin embargo no podría desligar la práctica del balonmano de los últimos 26 años de mi vida y eso, en realidad, supone que ha sido algo que situaría sin duda entre las tres cosas más importantes. De la práctica de este deporte he extraído para mi vida valores y emociones que son intrínseco¡as a la práctica deportiva: el compañerismo, la amistad, al emotividad, la superación, el sacrificio, el aprendizaje, las ganas de aprender, el deseo de ganar, la pena por la derrota, la rabia por las injusticias... el balonmano, sin ninguna duda, me ha hecho mejor persona. En el plano meramente deportivo pocos deportes aúnan en una cancha la fuerza física, el rigor táctico, la velocidad, la variabilidad como lo hace este deporte que jugamos en una pista de 40 por 20 metros. En esos 800 metros cuadrados se da una batalla, a veces épica, entre rivales que, de común terminan fundidos en un abrazo después de haberse dado no pocos golpes de forma recíproca durante una hora. No conozco otro deporte, tal vez el rugby, donde lo físico y lo emotivo vayan tan de la mano. El balonmano es plasticidad, se trata de un deporte visualmente muy atractivo donde el universo aéreo de los extremos se funde con el rojo sangre de los pivotes fajadores. Las posturas imposibles de los porteros frenando contraataques sólo son comparables con la valentía que tienen por mantenerse ante el francotirador (a menudo con mucha puntería) que amenaza con llevarse por delante su cabeza. El balonmano es inteligencia, no sólo en lo táctico (algo que se entrena y que diferencia en poco a unos equipos de otros) sino en el libre albedrío que cada jugador debe de llevar al máximo cuando decide saltarse una atadura táctica (esto es lo que verdaderamente diferencia a un equipo bueno de uno excelente). Siempre he creído, tal vez sea una mirada demasiado romántica del balonmano, que un jugador bueno de verdad es aquel que despierta en ti una emoción cuando lo ves o cuando compartes cancha. No me gustan los autómatas. El balonmano es una fuente inagotable de valores con los que transmitir, a una sociedad empobrecida de ellos como la nuestra, el respeto (por los demás y por uno mismo). He vivido en estos años situaciones en las que compañeros que vivían en situaciones complejas en sus hogares encontraron en el equipo un lugar donde cobijarse, unas horas en las que la tensión desaparecía o se relativizada. Los lazos de amistad que he establecido con los años a través de este deporte permanecen ahí, con independencia del tiempo que pase sin visitar a algunos. Lo que vive el grupo pertenece a ese grupo y queda ahí. ¿por qué me gusta el balonmano? Porque creo, sin ningún género de dudas, que es el mejor deporte del mundo, por ello sigo practicándolo....

martes, 10 de diciembre de 2013

SILENCIOS QUE GRITAN; GRITOS QUE CALLAN

La sociedad en la que actualmente vivimos lleva una deriva peligrosa; la comunicación parece circunscribirse a una suerte de diálogo absurdo entre dos personas que, sentadas frente a frente, hablan a través de un teléfono. Apenas nos miramos a los ojos porque somos incapaces de apartarlos de una pantalla que nos ha atrapado con sus píxeles. Uno puede ser consciente de que esta realidad se impone cuando acude a centros escolares. Sobre todo cuando tiene la oportunidad de ir a un centro donde los alumnos pertenecen a clases menos pudientes y al rato cambia de barrio para ir a un centro de clase media alta. En ese instante, con una simple visita al patio en hora de recreo puede apreciar una cierta regresión en cuanto a comunicación social. En los centros donde el poder adquisitivo está en los límites de lo razonable los gritos se imponen. La algarabía propia de los colegios de antaño permanece perenne entre juegos clásicos y conversaciones propias de la edad, sazonadas de términos adquiridos en series de televisión que pueden llegar a confundir al inconsciente visitante que viva ajeno a ellas. Si uno se va de inmediato a un centro educativo donde en cada esquina del patio ve a un joven pertrechado de su teléfono inteligente o consola, se dará cuenta de que son los silencios los que gritan; uno puede ver las miradas absortas de los niños con sus juegos y las miradas perdidas de quien carecen de ese medio y se sienten “desnudos”, tecnológicamente hablando, en medio de todos. Una reflexión me la puedo hacer a mí mismo. Hace veinte años uno llamaba a sus amigos al teléfono de casa o, en la mayoría de los casos, quedaba de un día para otro en un determinado lugar. A la cita uno acudía para verse y para contar lo que había hecho, lo que había pensado o lo que tenía que hacer. En casa utilizábamos el ordenador para buscar cosas complejas que no era fácil encontrar en libros de texto. No diré que cualquier tiempo pasado fue mejor, porque seguramente el progreso nos ha hecho avanzar más en estos veinte años que en los anteriores cien; sin embargo desde un punto de vista social creo que hemos tomado un camino...que ya veremos qué consecuencias tiene en un futuro. Hoy, los jóvenes, cuando quedan lo hacen para no mirarse, para no hablarse sino a través de una red social aunque se encuentren a diez centímetros. Los adultos que usamos esta tecnología nos hemos convertido en peones de una partida cibernética. Somos parte de esa colección de robots que caminan por la calle intentando no pegarnos contra una farola mientras miramos las fotografías que acabamos de colocar en Facebook. Nos sentamos en una terraza con los amigos para enseñarles el teléfono, la tablet, el portátil.... Creo que esta sociedad corre el riesgo de verse un día atrapada en un diálogo difícil. La parquedad con las que nos expresamos para con los demás va mermando cada día más nuestra capacidad de comunicación. Sesgada ahora hasta un límite inimaginable con la utilización de un nuevo vocabulario que se emplea en teléfonos fundamentalmente. Imaginemos por un instante que se produce una tormenta solar, como la que se produjo a principios del siglo XX. Pensemos que con la llegada de ese campo magnético a la Tierra nos quedemos de pronto sin Internet, sin electricidad, sin coches, sin radio, sin televisión...¿seríamos capaces de hablarnos entre nosotros? ¿Cómo se comportarían en sociedad aquellos que han permanecido detrás del parapeto tecnológico? Es posible que una regresión de este calado no se produzca nunca; sería una catástrofe de proporciones bíblicas en el mundo occidental. La mayoría de la humanidad, sin embargo; aquella que carece de tantos medios, se adaptaría mucho mejor. Sus hijos apenas tendrían que cambiar los hábitos. Se trataría de seguir jugando en la calle, a voz en grito, como lo estaban haciendo...

viernes, 6 de diciembre de 2013

UN PUNTO DE VISTA

Desde hace años trabajo con escuelas deportivas de niños. Y ha sido un tiempo suficiente como para darme cuenta de varias cosas: por un lado el nivel académico de los niños no es el deseable y por otro la educación de los padres no hace otra cosa que socavar lo que aprenden día a día en los colegios a los que acuden. Siempre he pensado que en los centros escolares lo que deben de hacer es formar a nuestros hijos académicamente y, en todo caso, reforzar aquellos valores educativos que debemos, los padres, inculcarles en casa. Me dan miedo los colegios donde la moralina se convierte en doctrina. El problema, hoy día, es que buena parte de los padres se han despreocupado de la educación de sus hijos. Tan sólo se limitan a alimentarlos y, en el mejor de los casos, dejarlos en actividades extra-escolares que les permitan a ellos tener más tiempo para si mismos o para su trabajo. Así los niños van desarrollando sus capacidades cognitivas en ambientes carentes de los más elementales pilares de lo que debe de ser la formación de un niño. Creo, es mi opinión claro, que uno de los elementos fundamentales que debemos inculcar en los niños es el interés en conocer, el atreverse a preguntar por aquello que no conocen. Permanecer apocado en una esquina sin participar y quedarse con dudas sólo genera inseguridad. Son muchos los niños que se acercan sosteniendo verdades absolutas que sus padres les han contado y que nunca han comparado con "otras verdades". Facilitar el acceso de nuestros hijos a la educación es importante tambien. Negarles el derecho a aprender solo genera frustraccion. Al contrario muchos son los padres que se oponen frontalmente a la posibilidad de que sus hijos emprendan un camino diferente del que ellos les tienen marcados. Esto es habitual, es mi experiencia, en niños que pertenecen a etnias minoritarias o a niños que son oriundos de otras nacionalidades con costumbres diferentes. Aquí habría que tomarse las cosas con ciertas perspectiva ya que uno debe de comprender el choque cultural. Ellos me preocupan porque terminan viviendo una dicotomía familiar acusada. En cuando entran en sus hogares viven una vida regida por los hábitos culturales de sus países de origen y, al salir, viven la realidad de aquí. Y no siempre es fácil. Hay mucho rechazo social ante estos niños, sobre todo por el desconocimiento y desinterés sobre ellos y sus vidas. Respecto a los niños de aquí el problema es otro. Reside en el hecho, no siempre general claro, de que los padres han tenido a los hijos porque sí, porque tocaba y no porque realmente lo hubiesen planificado. Algo que debería de ser obligatorio en economías de subsistencia. No se trata de poner un niño más en el mundo, sino de hacer de él un ser con capacidad de formar su propia familia y de contribuir a su desarrollo personal y también social. Desde nuestro campo como monitores deportivos tratamos de acercarles valores que, tal vez, no vean en casa. Se trata de valores como la solidaridad, el compañerismo...ojalá contribuyamos a su crecimiento personal...

sábado, 16 de noviembre de 2013

De Ítaca a Utopía, un camino paralelo a la realidad

Vivir es toda una experiencia, podría decirse incluso que vivir es todo aquello que transcurre desde nuestro nacimiento y hasta nuestro deceso. Esta, que parece una verdad sin ningún género de dudas, puede convertirse en una verdad a medias si tenemos en cuenta que, paralelamente a nuestra realidad, transcurre otra vida. Esa que todos llevamos en el interior de nuestra imaginación y que vamos persiguiendo en la real. A medida que vamos creciendo vamos elaborando sueños, vamos creando nuestros propios paraísos a los que refugiarnos cuando las cosas vienen mal dadas. Homero decía en su Odisea que el camino hacia Ítaca debería ser largo, lleno de experiencias, lleno de aventuras. Ítaca, su isla paraíso, no es más que una representación para nosotros de aquel lugar que cada uno idealizamos a nuestra manera y que nos mantiene en la senda marcada cuando las experiencias no son agradables y las aventuras se convierten en sucesos. Vivir está bien, incluso muy bien. Particularmente me gusta estar vivo. Hay quien, pese a parecer increíble, no está feliz por estar vivo, su existencia es un sufrimiento constante (real o inventado). Muchas personas existen porque sus padres les han traído a este mundo y porque respirar es un acto involuntario. ¿Podríamos soportar las desventuras de nuestra existencia sin un lugar mental donde guarecernos? Posiblemente no. La mal llamada locura no es más que una huida hacia delante de nuestra mente ante la imposibilidad de afrontar problemas que se le presentan. Divagamos continuamente buscando nuestra propia Utopía. Una Utopía que no es más que el mundo idealizado que Tomás Moro reflejaba en aquella isla de ese mismo nombre. Una sociedad casi perfecta, un modo de vida en el que cualquiera querría estar. Mi utopía siempre me ha ayudado en la vida. Soñar viviendo es mucho mejor que vivir soñando; parece que no es mucha la diferencia, pero la hay. Los sueños me equilibran en la zozobra, me permiten arrinconar los problemas cuando estos amenazan con invadir mi espacio vital, sobre todo el mental. El abandono del puerto de Ítaca, alejarse de Utopía, suele llevar aparejado un enfrentamiento cruel con la realidad del que es difícil no salir herido. La vida es maravillosa 364 días al año, pero basta un sólo día para derribarla y terminar con el sueño utópico al que habíamos dedicado los demás días. Así que mi recomendación es vivir la vida del modo más intenso posible. Aquello que no hagas hoy tal vez no puedas hacerlo mañana, vive....

MIRANDO AL HORIZONTE

Me he asomado a la ventana esta mañana. El frío, que recién acaba de llegar, se hizo sentir en mi cara. Me gusta esa sensación. Cada invierno es como una bofetada en la cara que te dice: “ya estamos aquí, despierta”. Tras un breve espacio de tiempo en el que me dediqué a las más elementales tareas de primera hora de la mañana (ducha, desayuno y demás), salí a la calle buscando el horizonte. Un lugar lejano a día de hoy que tal vez mañana esté próximo. Mirando al mar uno siente que puede dar un salto y llegar al otro lado con rapidez. Caminar sobre las aguas es sólo una metáfora de la vida; una ensoñación que nos permite encontrarnos al otro lado. Deberíamos ser educados de tal modo que contemplásemos el horizonte como un lugar por alcanzar; sin embargo caminamos con la cabeza gacha mirando poco más adelante de nuestros propios pies. Desde hace un tiempo miro el horizonte con la esperanza de alcanzarlo...

viernes, 1 de noviembre de 2013

TAL VEZ SEA POSIBLE

Siempre me he considerado un optimista, una de esas personas que tiende a ver la botella medio llena. Supongo que cada uno de nosotros destila por los poros de su piel aquello que se le ha ido metiendo en el interior. El mundo que yo conocí siendo niño ha evolucionado de una forma muy diferente a cómo me lo habría imaginado cuando era adolescente. Mis padres no eras políticos ni tenían una formación demasiado amplia en temas sociales; como la mayoría circunscribían su vida a lo que les rodeaba porque lo de más allá “no les afectaba”. Lamentablemente las visiones del mundo tan reduccionistas no sirven hoy día. El mundo globalizado nos enseña que nada es posible sin que una amplia mayoría se ponga en marcha para cambiar las cosas. La crisis económica que hoy vivimos en buena parte del mundo Occidental es sólo una deriva más de un mundo cada vez más segregado. No hace muchos años un presidente del Gobierno de mí país hablaba de la “Alianza de Civilizaciones” (lo hizo en Naciones Unidas) cómo única salida posible de esta deriva que cada vez crea más distancia entre unas naciones y otras. Esa idea, abrazada por unos pocos, se torna al cabo del tiempo como una audaz idea que encierra en sí misma una realidad a todas luces palpable. No es posible que casi siete mil millones de personas vivan en el planeta si ochocientos millones tratan de pisotear a los demás. Basta un ejemplo: hace tres años algún iluminado perteneciente a un grupo de poder se le ocurrió que dada la escasez de combustible fósil habría que invertir en otro tipo. Se le ocurrió que utilizar el maíz era una buena idea (ya se utilizaba pero a menor escala). Esta idea de locos trajo varias consecuencias graves concatenadas, pero una de ellas fue terrible; por culpa de esa idea que duró meses los precios de los cereales en el mundo subieron exponencialmente, perjudicando sobre todo al (mal llamado) Tercer Mundo, que subsiste básicamente de los cereales. El ser humano se ha caracterizado hasta ahora por ser bastante pusilánime. Se ha dejado llevar por líderes que se han pasado los Derechos Humanos por el forro. En el mundo desarrollado, vivimos en un tontódromo permanente en el que nos hemos acostumbrado a la sopa boba, a tener más comodidades de las que precisamos, a lamentarnos ahora (con la crisis) de la carestía de la vida. Hay una generación entera de personas que no tienen la cultura del trabajo como forma de existencia. Las sociedades que viven lejos del estrés, aquellas que no conocen “las comodidades” del mundo moderno, tienen como único inconveniente el toparse con los que, desde esta sociedad que crea necesidades, se desplacen hasta sus lugares de origen a decirles cómo deberían vivir. En Papúa Nueva Guinea hay tribus que nunca se han topado con el hombre blanco, que jamás han visto ningún elemento de la vida moderna. Y han sobrevivido hasta ahora, y no han venido a nuestras sociedades a explicarnos que debemos de comer gusanos porque son fuente de proteínas. Ellos sólo se han limitado a vivir, sin más pretensiones. El modo de vida al que estamos acostumbrados aquí tiene pocos visos de poder sostenerse en los próximos cien años. Este aviso de colapso debería habernos puesto sobre la senda de la búsqueda de entendimientos entre las diferentes sociedades o civilizaciones. Demostrado está que somos capaces de producir alimentos anuales para alimentar a nueve mil millones de personas, ¿por qué dejamos entonces que casi dos mil millones pasen hambre? No basta con la caridad, es necesario algo más. Nuestro modo de vida se sostiene sobre pilares endebles, estamos dentro de un edificio que sólo tiene bonita la fachada principal y que tiene un patio trasero lleno de escombros de los continuos derrumbes que se producen en el interior. Parece hoy imposible que judíos y musulmanes; cristianos y ortodoxos; rusos y americanos; hutus y tutsis... caminen juntos de la mano. Sin embargo no hay más camino que el llegar a ententes en las que plasmar el futuro de las generaciones venideras. Lo contrario será que éstas tengan que partir de cero (lo cual tampoco sería una mala idea). Tal vez sea posible un cambio, una nueva forma de hacer las cosas mas para ello debemos dejar que broten los nuevos líderes que encabecen ese renacer social. Hace cincuenta años que el mundo está regido por los mismos y es obvio que se están equivocando porque cada vez hay más diferencias entre unos mundos y otros.

viernes, 25 de octubre de 2013

DESLIZÁNDOME ENTRE TUS PIERNAS

El día ha sido intenso, tal vez demasiadas cosas por hacer para un sólo día de Otoño. Los grises se han impuesto a los claros desde primera hora de la mañana; el agua, ese líquido tan necesario gran parte del año, tiene la capacidad de saturarme al tercer día de pertinaz lluvia... Con el fin de aislarme comencé a pensar en ti, en la posibilidad de tenerte cerca. Y así, con el paso de las horas he ido creando en mí el deseo de ir deslizándome entre tus piernas. En cuanto tenga la oportunidad pondré mis orejas entre tus muslos, situando mis labios ante los tuyos para poder debatir durante un largo instante sobre las necesidades de uno y de otro. Ávido como estoy de que esa conversación llegue pronto, mantengo mi cabeza ocupada en otros menesteres, pues no es cuestión de terminar el día con las agujetas de un sueño. Llegado ese instante, en el que pueda deslizarme entre tus piernas, y habiendo despegado ya las orejas confío en ser capaz de provocar que tus ojos tengan dificultades para mirarme, y se dejen ir mecidos al compás de dos cuerpos que se encuentran necesitados el uno del otro. No, ahora no, ahora no es el momento de pensar en ello. Debo de alejarte de mi, aun queriendo tenerte cerca. Corro el peligro de carecer del riego necesario como para que mi mente piense de una manera lúcida. Lo mejor será respirar profundamente... El deseo es un poderoso asidero al que se agarra mi mente cada vez que pienso en ti. Tan sólo la certeza de poder disfrutar de tu compañía hace más llevaderos los días. Pronto podré deslizarme entre tus piernas y soñar....

HACIENDO NUDOS

Hace ya unos años alguien me dijo que uno debe de ir pasando por la vida apreciando las cosas que merecen la pena y descartando el relleno que la invade. Así un día me descubrí a mí mismo haciendo nudos. Hago nudos desde entonces para marcar los episodios de mi vida que merecen ser recordados. La memoria suele jugar malas pasadas con los recuerdos, por lo que conviene hacer nudos que nos recuerden al paso de la mano que allí ocurrió algo importante. Los nudos sujetan nuestras vidas, los frágiles hilos de los que pendemos, se hacen fuertes cuando los nudos que los sujetan tienen la consistencia necesaria. Desatarlos de manera inesperada suele llevarnos a situaciones incómodas o duras. Así, cuando nos topamos con personas que merece la pena tener cerca podemos actuar de muchos modos para retenerlas con nosotros. Una de las mejores que conozco es ir atándolas a nosotros. ¿cómo? Con esos nudos invisibles que se fijan entre el alma y el corazón. Los lazos más difíciles de romper son aquellos que implícitamente enseñan el camino de la libertad. Pretender que alguien esté con nosotros sintiéndose atado es sólo una garantía de huida. Pocos nudos habrá más resistentes que los que sujetan la relación entre una madre y sus hijos y, sin embargo, apenas hace falta que los apriete mucho. Uno se va alejando de su madre en la misma medida en que se siente libre para volver al primer temor. Haciendo nudos llevo ya un tiempo, tratando ahora de ir dejando pequeñas marcas en la cuerda de la vida. Muescas que me recuerden los buenos y malos momentos. Las alegrías me han enseñado mucho menos que las tristezas. He tratado de superar las penas para poder disfrutar de los buenos momentos, sin más. Haciendo nudos....

EL JUEGO DEMOCRÁTICO, LOS PRESOS, LAS LEYES

En estos días en que El Tribunal Europeo nos han enmendado la plana con respecto a la aplicación arbitraria de la Legislación Penal por parte del Estado, convendría hacer una reflexión seria sobre el cómo, el por qué y el cuando. No habrá muchos que estén en desacuerdo conmigo si digo que cualquier asesinato debería llevar de manera inequívoca como pena la cadena perpetua, algo que se cumple en países tan dispares como Canadá o Perú. Creo que este tipo de delincuentes (terroristas, asesinos...) no deberían salir nunca de la cárcel o, como mal menor, pocas o raras veces (Holanda, que tiene cadena perpetua, sólo ha concedido dos indultos en 36 años). Sin embargo el problema con nuestro país no tiene nada que ver con que sea o no de justicia que los terroristas y asesinos salgan libres; tiene que ver con la irresponsabilidad de nuestros políticos y juristas que siempre han temido poner en nuestro Código Penal la pena de Cadena Perpetua. ¿Por qué? Pues seguramente porque una vez terminada la Dictadura, cualquier pena que trascendiese tanto como esta sonaría a una vuelta a al pasado. Un pasado en el que se mataba por la espalda, en el que había pena de muerte pero en el que no se cumplían Cadenas Perpetuas. Aquí, lo mollar del asunto está en que con la Ley en la mano los presos que salgan ahora de prisión están en su derecho. Un derecho que tal vez no nos guste, que es posible que sea repugnante en muchos casos, pero es un derecho que la “todos hemos otorgado”. Y digo bien “todos” porque somos los votantes quienes decidimos quien nos gobierna y nunca hemos exigido que se apliquen correctamente las leyes. Un ejemplo de cómo es este país sería el de Miguel Monte Neiro, el hombre que más tiempo ha permanecido en prisión en España, 36 años, eso sí, no por matar, sino por no querer hacer la mili. Fue condenado en tiempos de Franco (1976) y a nadie le importó, salió en 2012...manda narices!! La sola posibilidad de encontrarme cara a cara con el asesino de un ser querido implicaría, en mi caso, la certeza de que pasaría yo los siguientes años en la prisión de la que él no debería haber salido. No sería fácil para mí controlarme en esa situación. Exijamos al legislador que modifique el Código Penal, que se pongan de acuerdo en el Congreso y lo hagan por amplia mayoría. No podemos ser un país de pandereta al que día sí y día también le vengan a dar en la cara con dictámenes que nos digan que no sólo dejamos sueltos a los jetas que se lo llevan puesto, sino que somos tan imbéciles que debemos soltar a los asesinos por una mala gestión de la Ley. Como demócrata, que me considero, no me queda otra que acatar una Ley que estaba ahí y que, hasta ahora y como a todos, apenas me inquietó. Uno, que no es jurista, cree que vive en un país moderno donde el Legislador hace su trabajo más o menos con diligencia. Pero no, tenemos ministros de justicia que prefieren decirle a las mujeres qué tienen que hacer con su cuerpo y qué no, en lugar de preocuparse por los temas que, ahora, le estallan en las manos. Sin duda una sentencia como esta merece al menos una reflexión profunda de los canallas políticos que nos gobiernan y, seguramente, alguna dimisión. Aunque aquí dimitir, ya no dimite nadie...

miércoles, 16 de octubre de 2013

EN TORNO A TI

He soñado muchas veces una vida plena. Una existencia en la que me sintiese tan lleno de felicidad que fuese incapaz de ver más allá. Sé que la realidad, cuando se convierte en algo tangible, suele alejarse de los sueños; es por ello que ahora que tengo la oportunidad de tenerte, que quisiera construir mi vida en torno a ti. A lo largo de mi existencia he cometido los suficientes errores como para aprender de todos ellos, aunque la lección uno nunca termina de aprenderla. No sé si a estas alturas seré capaz de dejar de lado mis “yo” para centrarme en los “nosotros”. Vivir en torno a alguien supone dejar de lado muchos “mis” para acertar otros “tus”. Creo que es el momento de hacerlo, es el momento de entregarme a ese juego tan antiguo y necesario. El juego del amor; un juego en el que el equilibrio peligra tras cada emoción. Mas, qué es vivir sin emoción? Posiblemente, sera vivir una desazón permanente. Un corazón herido que no quiere cicatrizar sus laceraciones termina siempre desangrado; las cicatrices nos ayudan a descubrir de un sólo vistazo que nos encontramos en un lugar que ya ha vivido. Y, por tanto, lo lógico es tener la suficiente calma como para advertir sosegadamente las virtudes de todo cuanto nos rodea. En torno a ti estoy dispuesto a construir un edificio colosal en el que quepa casi todo y apenas falte de nada. Incluso el miedo, ese miedo derivado de experiencias pasadas. Ese miedo que nos hace medirnos en lo que hacemos, decimos e incluso sentimos. Pues el temor nos mantiene alerta mientras, a traición, los sentimientos de afecto van ocupando terreno hasta hacerlo desaparecer. En torno a ti....

EL LUGAR DONDE LA REALIDAD Y LOS SUEÑOS SE ENCUENTRAN

Me ha ocurrido con cierta frecuencia el encontrarme con personas que, al referirse a los sueños me dicen: “soñaba cuando era joven, ahora vivo la realidad”. Yo suelo asentir por educación pero los miro con cierto escepticismo. ¿cómo pueden dejar a un lado el mundo de los sueños? ¿Cómo afrontar la realidad cada día sin la evasión que te permiten los sueños?. Supongo que cada uno decide cómo quiere vivir su vida. Afrontamos nuestros problemas como mejor sabemos y podemos; la congoja que nos suponen los diferentes inconvenientes diarios va en detrimento de nuestra calidad de vida y, por ende, en el modo en cómo afrontamos la vida. Desde pequeño elegí soñar como un modo de disfrutar de una realidad paralela a la mía, pues por diferentes circunstancias la vida que habría querido vivir de forma consciente se alejaba a la misma velocidad a la que yo la perseguía de un modo inconsciente. Quiero pensar que los menos favorecidos por la vida pueden disfrutar al menos los sueños. Aunque sé que mis sueños siempre serán diferentes de aquel que no ha podido acercarse nunca a las comodidades que uno puede percibir alrededor. El lugar donde los sueños y la realidad se encuentran es ese instante en el que, permaneciendo despierto, soy capaz de evadir mi mente y percibir una realidad diferente. Puede que no sea habitual en los demás, sólo puedo hablar por mí. Mas no es menos cierto que me sirvo de esta treta para afrontar de nuevo la realidad de un mejor modo. Un preso debería soñar a diario con la libertad, pues en el momento que deje de hacerlo y asuma que su realidad siempre será la prisión, jamás podrá escapar del sistema. Tal vez por ello muchos delincan una y otra vez. Cuestión que se torna diferente en aquellos lugares en los que la prisión es una certeza hasta el fin de los días. E incluso en ese caso estoy seguro de que muchos viven cada día en “libertad”. Espero tener la fortaleza mental de seguir soñando día tras día. Quiero que el mundo real que me toque vivir tenga un lugar paralelo en la dimensión que sea; la certeza de la muerte no impide que uno pueda creer que hay vida después de ella. En mi caso, que no creo tal cosa, soñar me ayuda a vivir lo que tal vez nunca suceda...

¿PARA QUÉ QUEREMOS NORMAS?

Una aproximación a las normas alejada de toda moralidad nos dice que éstas son precisas para que la convivencia entre los iguales esté organizada, y que la convivencia con los diferentes se rija por un cierto orden, natural o no. Aceptamos que un país se ha de regir por una Leyes que nos sirvan para que la sociedad pueda manejarse con un cierto grado de entendimiento. Respetando aquello que establecemos por el bien común. Sin embargo aquí, en nuestro país, se “ha premiado” siempre a quien transgrede las normas. Vivimos una época de cierta impunidad en las que en cada esquina uno se topa con un corrupto político, con un delincuente o con un ciudadano que, simplemente, se pasa las normas por el... Se nos llena la boca al hablar de países de otras localizaciones del mundo, situándolos como cuna de la vagancia, de la arrogancia, de la ineptitud...etc. A cada nación le atribuimos una dogmática que, ciertamente, suele alejarse bastante de la realidad. En España las señales son meramente orientativas; porque aún siendo obligatorias muchas de ellas, el que más y el que menos se la pasa el Arco de Triunfo. Si podemos evadir impuestos lo hacemos, si podemos atajar por una dirección prohibida sin que nos vean lo hacemos, si incumplimos una norma que nos parece absurda (aun cuando al resto del mundo le parezca correcta) nos llenamos de satisfacción porque a fin de cuentas no estamos de acuerdo con ella. Cuando uno vive en una sociedad acepta las reglas que la rigen. Pero nos es dado a los españoles el respetar sólo las que nos convienen. Somos especialistas en hacernos los locos cuando alguien roba a nuestro lado (políticos) si por el camino pillamos un pellizco (trabajo). Mirar para otro lado solo sirve para demostrar dos cosas: que viajamos en el mismo barco que quien no observa las normas y que somos, además, unos cretinos por no beneficiarnos de ellas si otros sí lo hacen. No me gusta que me multen los guardias de tráfico, aunque es cierto que, casi siempre, las multas me las he merecido por incumplir las diferentes normas. Y me he quejado, aunque al cabo de un rato me suelo enfadar conmigo mismo, por idiota. Nuestro deber como ciudadanos, como miembros de una comunidad es respetar las normas establecidas, intentar cambiar las que no nos gusten de forma pactada y denunciar los hechos que se deriven del incumplimiento por parte de otros. ¿Por qué no lo hacemos? Pues porque nos va la marcha, porque en el fondo todos llevamos dentro un alma inconformista que se reconforta tirando una botella por la ventana del coche cuando lo lógico sería parar en un cubo de basura y echarlo allí....

viernes, 27 de septiembre de 2013

EN LO PROFUNDO DE TU SER

Uno de estos días quisiera ser consciente de un hecho que busco desde el mismo momento que supe de tu existencia. Me gustaría ser capaz de establecer mi reino en lo profundo de tu ser. Quisiera formar parte de la corte de tu corazón, tener parada y fonda en los sentimientos más profundos que hoy eres capaz de sentir. La vida, unas veces procelosa y otras avara en sentimientos, me ha hecho caminar muchas veces por el borde del abismo. Un abismo del cual no sería fácil salir. Asumir los fracasos personales e ir acomodándolos en las estanterías del cerebro y del corazón no es una labor menor. Por ello, cuando supe de ti, me decidí a lanzarme por la colina, sin temor a dejarme el pellejo contra algún que otro árbol o matorral que, sin duda, se encontraban en el camino que me llevaba hacia ti. Así que hoy, movido desde mi propio interior por el deseo de abrazarte, quiero decirte que es dentro de tu cuerpo donde quiero estar, pues ahí encontraré el acomodo que he buscado siempre. No pienses que sólo busco morada, pues pretendo ser cocinero de muchas de tus emociones, de la mayor parte de tus deseos y de casi todo el amor que puedas llegar a sentir. Las dudas, esas grandes piedras que jalonan casi cualquier aventura emocional, serán menos en la medida en que sea capaz de hacer medrar la confianza a la vuelta de cualquier esquina. El pasado, muchas veces pesada losa que somete nuestras ilusiones bajo el peso del fracaso, lo apartaremos juntos. El largo caminar que nos ha de llevar al futuro será mucho más fácil de llevar si la carga es compartida. Así que recuerda lo que ahora te digo, quiero establecerme en lo más profundo de tu ser, en el mismo lugar en el que los recuerdos imborrables se vuelven perennes...

LOS SUEÑOS QUE NO SE CUMPLEN

¿Quién no ha soñado alguna vez? Seguramente podríamos aseverar que todo el mundo sueña en algún momento de su vida. El sueño nos ayuda a relajar la mente, a establecer una conexión entre lo real y lo inventado. La eterna lucha entre el deseo y la realidad. Son, sin embargo, los sueños que no se cumplen los que yo considero verdaderamente importantes; en tanto en cuanto me aproximan con certeza a la realidad que debo de vivir. Acostumbramos, con cierta frecuencia, a crear castillos en el aire; presumimos una vida que nunca tendremos basándonos en indicios poco fiables del futuro que realmente nos aguarda. La vida, la compleja existencia que mantenemos, se empeña día a día en enseñarnos la bondades de la existencia plena. Una existencia que debe de alejarse de lo metafísico para quedarse en lo terrenal. Vivir es sentir, es emocionarse, es llorar, es percibir.... los sueños nos permiten disfrutar de estas emociones de un modo tal que, al despertar, pueden llegar a crearnos ansiedad. Cuando somos conscientes de que nuestros sueños no van a cumplirse aprendemos, en el camino, que las limitaciones inherentes a cada uno están ahí. Si aprendemos de ellas creceremos interiormente de un modo exponencial, toda vez que los sueños incumplidos deben dar paso a las realidades posibles. Ambicionamos cada noche, al introducirnos en los terrenos de Morfeo, cumplir los deseos que de un modo real nos parecen inalcanzables. Nos lanzamos así a por un tobogán de emociones enlatadas en las que vivimos de un modo simulado, pero vívido, la fantasía de la vida. Al despertar somos, sin duda, mejores personas. Si no recordamos el sueño, nuestro cerebro guardará para sí ese secreto. Si descubrimos, al despertar, que todo terminó en ese preciso momento...habremos avanzado...

APRETANDOME CONTRA TI

He soñado tu cuerpo pegado al mío; he podido sentir como tu corazón latía acompasado con el mío; o tal vez vez fuese mi corazón el que, henchido de dicha por tu presencia, decidiese acompasarse al tuyo. Mis manos rozaron las tuyas nada más despertarse; acariciaron tus brazos hasta llegar a los hombros; mis labios buscaron tu cuello y...hube de alejarme levemente de ti, porque una parte de mi cuerpo amenazaba con entorpecer tu sueño y, de paso, comprometer mi capacidad parar controlarme. Al separarme de ti te observé; pude ver tu cuerpo en toda su extensión tendido a mi lado. Tus formas, tus bonitas formas, insinuantes; un hermoso cuerpo que, desnudo, mostraba una belleza abrumadora. Y mi mente comenzó a volar, y mi cuerpo no pudo por más que apretarse contra el tuyo. Si antes no quería despertarte, ahora sólo buscaba que sintieses el deseo irrefrenable que yo tenía en ese momento. Y tu cuerpo respondió, acomodándose para recibirme; instándome a descubrirlo, mostrándose en su justa medida...irresistible. Y así fue como te despertaste, así fue como, apretándome contra ti comencé a sentir la agitación de tu respiración, la humedad cálida de la parte de tu cuerpo que mi parte buscaba...

miércoles, 11 de septiembre de 2013

TIEMPO

Mi existencia está marcada por el tiempo que me quede por vivir, por las cosas que pueda llegar a realizar desde este momento. El pasado, mis recuerdos, lo que he vivido forma parte del otro tiempo. Ese tiempo pretérito está en la mochila que llevo a cuestas; una mochila que pesa dependiendo del presente y del futuro al que me quiera encaminar. He conocido a muchos que soportan en su espalda el peso de un tiempo pasado que no terminan de sacarse de encima. Hay un tiempo para vivir en el que uno debe de aprender rápido y sobre la marcha que sentir puede ser emocionante, que las emociones son los signos gramaticales de nuestras vidas; aquellos que nos hacen pararnos y continuar, hacer una breve pausa o un punto y a parte. Vivir supone un ejercicio consciente de nuestra propia existencia como seres vivos. Lamentablemente hay personas que desperdician el tiempo para vivir en diferentes vacíos. Hay un tiempo para soñar en el que debemos dejar volar nuestra imaginación, despegar a veces los pies del suelo y alcanzar aquellas utopías con las que uno sueña de cuando en cuando. Si la vida es sueño, el tiempo que dediquemos a ello implicará necesariamente que también estamos vivos. Lo sueños son la válvula de escape que yo necesito para alejarme de ciertas realidades que llegan a afligirme. Hay un tiempo para recordar, en el que echar la vista atrás es necesario para seguir avanzando. Aprender de los errores es siempre útil. Por otro lado recordar lo que fuimos nos permite ser conscientes también de quienes somos. Hay un tiempo para reír y para llorar. Estos dos antagonistas que son tan imprescindibles para nuestras vidas. Sin la existencia del uno sería casi imposible evaluar el otro. Llorar nos hace fuertes, manifestar las emociones dolosas nunca ha sido síntoma de debilidad, mas al contrario, es un acto de valentía pues exponemos lo que sentimos ante los demás. Reír, sí solemos hacerlo de forma espontánea. El acerbo cultural de este acto nos permite hacerlo sin tener en cuenta el tiempo ni el modo. Hay un tiempo para envejecer, un período de nuestras vidas en al que uno se encamina una vez cruza el otoño de su existencia y cruza ese punto de no retorno que viene marcado por nuestra propia decadencia física. Muchas veces este hecho es lamentablemente duro por cuanto nuestra capacidad mental no sigue necesariamente su deterioro a la misma velocidad. Hay un tiempo para morir, para dejar de estar. Para que las interpretaciones de vida que cada uno tenemos se pongan de manifiesto. Desde la búsqueda de una nueva dimensión, paralela o no; hasta el fin sin más que yo, por ejemplo, considero como probable. Seguramente en este tiempo que he escrito muchos podrán descubrir otros diferentes para ellos: el tiempo climatológico, el tiempo geológico.... tiempo al fin y al cabo, sólo tiempo.

domingo, 8 de septiembre de 2013

MI CABEZA ENTRE TUS MUSLOS

Esta mañana, cuando me desperté, todavía tenía tu sabor en mis labios. Eran vívidos los recuerdos de esta noche que hemos pasado juntos. No puedo dejar de recordar esa mirada tuya perdida en el techo mientras mi cabeza seguía presa entre tus muslos y tu cuerpo se mecía a un ritmo cadencioso que no cesaba. Antes, por un espacio largo de tiempo, me permití el asomarme por la vereda de atrás, remontando los montículos de tus glúteos en busca del final de tu espalda. Allí donde la quietud era manifiesta en ti, ante la certeza de una pronta entrada a esa habitación en la que me siento tan cómodo. A veces el recuerdo de lo anterior se difumina en mis recuerdos; en las yemas de mis dedos quedan sensaciones de aquellos senos que recorrí en todas las direcciones hasta memorizarlos en lo más profundo de mi mente. Mi espalda guarda recuerdos de tus manos acariciándola, de tus labios besándola; creo que pronto tendrás que volver a recorrerla pues corremos el riesgo de que termine echándote mucho de menos. El encuentro de mis caderas con las tuyas fue intenso, divertido, dulce...creo que ellas se sienten cómodas intercambiando sensaciones. Se que todo esto forma parte de las sensaciones que han quedado de este sueño que me ha permitido mirarte desde el monte que ocultas entre tus piernas....

EL DESEO DE SENTIR

¿Cómo es la vida para aquellos que, por un motivo u otro, han perdido el deseo de sentir? Creo que no será fácil y, en todo caso, seguro que un poco triste. La vida consiste en ir acumulando a lo largo de nuestra existencia el mayor número de experiencias de vida. Las sensoriales son, sin duda, las más importantes. Por ello cuando me topo con alguien que, voluntariamente, renuncia a dejarse llevar y sentir, tengo cierto recelo hacia ese individuo. Las emociones nos ayudan a reconocer nuestro verdadero estado físico y mental. El dolor y el placer, antagonistas habituales, van de la mano en la vida de cada uno. Muchos se aferran al dolor cuando lo han sentido, por incomprensible que parezca. Cuando yo hablo de sentir me refiero siempre a sentir en el sentido placentero del término. Un placer que no es físico en su mayor parte, sino que afecta a ese lugar tan complejo del ser humano, el cerebro. Siento que estoy vivo cuando percibo una caricia, cuando mis oídos escuchan una melodía que me agrada... me gusta dejarme llevar porque así puedo arribar a puertos en los que quizá no vuelva a tener oportunidad de estar. También se puede sentir odio, aflicción, disgusto, miedo...todo ello convalida el maravilloso efecto de sus contrarios. Cuando alguien renuncia a esos opuestos, está cerrando puertas por las que poder salir de los malos momentos. Es tal vez por ello que los depresivos suelan vivir con las puertas mentales cerradas.... El deseo de sentir...

LA INOCENCIA PERDIDA

Cuando hablamos de inocencia, solemos referirnos a la candidez de nuestros niños y de algunas personas adultas para con ciertos temas que, tal vez, uno deba de afrontar a mayor edad. Hoy día, lamentablemente desde mi punto de vista, eso se ha perdido. Los niños ven dibujos animados que hablan con un lenguaje “de la calle”, y ven series que, pretendiendo ser para adolescentes, no son otra cosa que un mosaico de comportamientos que nada tienen que ver con la edad de los que se supone espectadores. Los juegos infantiles servían, además de para divertirse, para ir creciendo mejorando nuestras capacidades cognitivas. Los juegos en la calle y en grupo hacían del modo de relacionarse algo personal, algo cercano. Hoy día los juegos se hacen en red o, lo que es peor, a título individual. Creo que no es malo utilizar consolas, ver la tele y demás; lo peligroso está en el número de horas que se pasan delante de las diferentes pantallas. A este paso los críos llegarán a la madurez sin las más mínimas capacidades de comunicación no verbal. Una comunicación fundamental en el devenir de nuestras vidas. Mi hija, con menos de diez años, utiliza (no siempre por suerte) un lenguaje que no se ajusta en modo alguno, no ya a la edad que tiene, sino a la sociedad en la que vive. El mundo global logra que en una aldea de Galicia uno escuche hablar en términos de un niño de Detroit. Algo que dudo mucho sea de provecho en algún momento de su vida. No es que pretenda yo que volvamos a los estereotipos con los que crecí; no se trata de volver a la moralina del momento. Pero tampoco podemos permitir ese lenguaje “poligonero” que tanto se estila en algunas series pseudoinfantiles. Hoy los niños apenas se ruborizan por nada, si acaso cuando se dan cuenta de que han metido la pata...y se lo han dicho. Hay muchos padres que prestan tan poca atención a lo que tienen que decirle sus hijos que no los corrigen cuando golpean con puño firme el diccionario al hablar. Cuando de lo que hablamos es de perder la inocencia en términos sexuales, podemos toparnos con una realidad que no nos guste nada. Ya no se trata de a qué edad pierden la virginidad los unos y las otras; sino del modo en cómo pierden el pudor a todo tipo de interpretaciones sexuales. Internet les ofrece todo tipo de aprendizajes. Algunos manifiestamente malos. Lo peor de todo este “nuevo mundo” es que perdida la inocencia uno podría esperar de ellos que madurasen en todos los aspectos; sin embargo no sólo no aprenden sino que empeoran sus hábitos. Lo de lavarse cada vez lo llevan peor. Hay jóvenes a los que acercarse es todo un ejercicio espiritual, su mal disimulado olor termina por narcotizar a todos los que permanecen en su radio. Sino uno no podría explicar que los padres no los metiesen en la ducha con ropa y todo.

viernes, 23 de agosto de 2013

SOMOS LEVEDAD

¿Qué somos?, quizá sólo seamos levedad, poco más que una idea en la mente del hombre. La realidad no es más real porque uno la vea, sino porque la interpreta en su cerebro. El blanco no siempre es blanco. “El hombre nunca puede saber qué debe querer, porque vive una sola vida y no tiene modo de compararla con sus vidas precedentes ni enmendarlas en sus vidas posteriores”, este pasaje de “La insoportable levedad del Ser” de Milan Kundera, refleja bien a las claras una realidad que es del todo plausible. Pretender vivir del modo que nos dicen que tenemos que vivir, implica un ejercicio de supresión de nuestra propia personalidad. Uno debe vivir su vida, porque es casi seguro que no vivirá otra Habrá quien crea que la vida es mucho más que eso, que vivir implica dejar una impronta de nuestra existencia; tal vez tenga razón, pero esa impronta sólo será valorada en la medida en que alguien perciba que hemos estado aquí....

EL PARAPETO DE LOS IDIOTAS

El modo de vida que hemos conocido hasta ahora está comenzando a cambiar; la manera en cómo hemos sido capaces de dilapidar el legado de tantos como lucharon por que viviésemos como lo hacemos, asusta. Estamos permitiendo que se nos cercenen derechos, asentimos cuando inundan nuestros hogares desde las diferentes emisoras de televisión de una moralina perniciosa y llena de connotaciones del más peligroso pelaje. Habría que hacer del mundo en el que estamos un lugar mejor para aquellos que nos sucederán. Nuestros predecesores cometieron muchos errores, pero acertaron en tantas cosas que uno puede permitirse el lujo de obviar los fallos. Nosotros, los que vivimos ahora, en este tiempo; somos meros espectadores de la actuación de unos pocos. Esa escasa parte de la población que subyuga con sus decisiones a la inmensa mayoría, no son más que “listos” que nos acongojan con presuntas crisis, con hipérboles sobre la realidad que acontece. Todo ello para que nos quedemos tras el parapeto de nuestras comodidades, sin darnos cuenta de que ese es el parapeto de los idiotas. De aquellos que se dejan sin más. Tenemos todavía muchas oportunidades para cambiar las cosas. Debemos asumir que nos hemos equivocado al vivir una vida que realmente nos nos pertenecía. Vivir como ricos sin serlo, atesorar mucho más de lo que necesitamos por simple ego, por llenar los armarios de nuestro orgullo de...cosas vacías pero de mucho valor. El resultado es que ahora comenzamos a vivir una vida que no es nuestra, que está manejada desde lugares impensables. Somos marionetas, peluches maltrechos que pronto terminarán en el cubo de la basura. ¿Podemos hacer algo?¿Qué?, movernos, sobre todo movernos. La vida es movimiento; el movimiento consigue que avances, da igual la dirección. No importa si es errático lo que iniciamos; los cambios importantes casi siempre ocurren por causalidad, como resultado más o menos previsto de aquello que iniciamos incluso de forma tímida. El futuro será nuestro en la medida en que podamos controlar los impulsos que nos impiden saltar al vacío de la incertidumbre. Acostumbrados como estamos a tener todos los ases de la baraja. Mezclar las cartas y arriesgarse a jugar es la salida. Tenemos que abandonar el parapeto de los idiotas y cambiar las cosas...no importa el cómo, sino el cuándo; y no queda mucho tiempo....

lunes, 19 de agosto de 2013

EN MITAD DE LA NOCHE

Nunca el camino más corto te garantiza que llegues primero a tu objetivo. Es cierto que la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos, mas la vida es más compleja porque esa recta suele estar jalonada de cuestas que son difíciles de superar y que apenas son perceptibles en una vista simple de la situación. He descubierto, con el paso de los años que me siento mejor en mitad de la noche que a plena luz del día; tal vez porque la claridad se lleva mal con mis ojos o pudiera ser que la noche me permite observar la vida con la lentitud necesaria como para prestar atención a los pequeños detalles. Cuando uno es consciente de que vive debe de intentar avanzar por la vida por tantos caminos como sea necesario. Las desviaciones del itinerario previsto nos ayudan a descubrir que hay lugares que merece la pena visitar. Lugares como la tristeza que nos enseña el verdadero valor de la alegría. Sitios tan angostos como la angustia de la pérdida que corre paralela a la emoción del descubrimiento. Caminar, avanzar, supone un esfuerzo que se convierte en mayúsculo si en el devenir de nuestro camino tenemos a bien descubrir los vericuetos de nuestra existencia. Las noches son más cadenciosas que los días aun a pesar de ser más imprevisibles. Por el día actuamos como se supone que debemos hacerlo, cumpliendo con aquellas obligaciones que nos hemos marcado. Al caer la noche todo se ralentiza pues el camino de los sueños requiere que nuestro cuerpo se deje mecer por todo cuanto acontece entonces. Y uno puede tener la sensación, al despertar al día siguiente, de haber bajado por un tobogán a toda velocidad, dado que los sueños nos acercan a muchos lugares que son utopías en la vida real. En mitad de la noche acostumbro a encontrarme con recuerdos del pasado que se mezclan con ilusiones futuras. No es fácil saber que estás viviendo pues en mitad del futuro puedes encontrarte con un episodio del pasado y llegar a preguntarte si no será que la realidad y el sueño formen parte de un todo en el que tan sólo no aciertas a ubicarte. En mitad de la noche...

martes, 6 de agosto de 2013

MENTIRAS CAMINO DE RIBADUMIA

El Presidente de nuestro Gobierno está a punto de descansar en su retiro de verano, una bonita casa de turismo rural. En la maleta supongo que llevará un equipaje cargado de papeles en los que poder escribir las nuevas mentiras que nos va a contar en cuanto regrese. Es posible que, como de costumbre, no lo haga él en persona; suele delegar estas cosas en los diferentes cargos de responsabilidad que ha nombrado. Así las mentiras parecen menos, al ser contadas por otros. Uno de los suyos decía no hace mucho que su apuesta por el I+D era total, y resulta curioso como le cuesta a su ejecutivo aprobar partidas presupuestarias por valor de 100 millones de euros para el CESIC, cuando no hace mucho soltó dinero a espuertas para la banca. Un dinero que no sólo no van a devolver, sino que no sirve para nada al país. Tan sólo para beneficio de unos pocos. La investigación debería ser un tótem para cualquier país. Investigar genera riqueza, logra una menor dependencia de los demás y da prestigio. Aquí, este gobierno, empuja a nuestros investigadores a que hagan las maletas y se vayan del país. O, tal vez, esperan que las compañías privadas de sus amigos, financiadas por los bancos que han salvado les contraten y se hagan con las patentes que, de otro modo, pertenecerían al Estado. Nos dicen que suben el recibo de la luz para equilibrar las tarifas eléctricas y que el “déficit energético” sea cada vez menor. Curioso resulta que un país que produce electricidad suficiente como para surtir a toda su población, no sólo tenga que comprarla a otros países, sino que la paguemos a un precio incomprensiblemente alto para un país productor. Ahora, además, se van a cargar cualquier proyecto futuro de inversión en energía solar auto suficiente. Tal vez con ello lo que pretendan es que la banca no tenga que dar créditos a quien pudiese arriesgarse a una inversión así. No es interesante que los particulares inviertan en algo productivo. A ellos les gusta más que compremos a las empresas de sus amigos. Resulta obvio que las tramas de corrupción acosan no sólo al partido que sostiene al Presidente, sino a las mismas personas que lo forman. Varios de los miembros del gobierno son víctimas del “yo no sabía nada”; hecho que sucede cuando tu pareja o alguien cercano a ti se enriquece de pronto. Se pagan viajes sin dinero, cumpleaños a coste 0, viajes gratis...incluso la financiación ilegal del partido es “cosa de otros”. Tal vez se crean que la falacia de la Crisis nos aturde de tal modo que no vemos la mentira aparecer por todos lados. En un país serio, y no en uno de chiringuitos como éste, el presidente del Gobierno y otros muchos cargos de responsabilidad del Partido Popular, del Psoe, de CiU y otros...habrían dimitido; o los habrías echado. Aquí...ni con agua caliente se van. Bueno sí, se van de vacaciones a casas rurales... pero para ir apuntalando las veleidades que nos van a contar de aquí a final de año...

domingo, 4 de agosto de 2013

MIRAS ESTRECHAS

Vivimos tiempos duros para la economía, momentos en los que nos achuchan por todos lados con noticias malas, con augurios peores y con perspectivas de futuro negras o muy oscuras. A nuestro lado muchos son los que viven atemorizados por todas la noticias que salen y que, aun no parándose a averiguar su certeza, te martirizan con comentarios cada cual más negativo. Son personas con miras estrechas, seres cuya capacidad de perspectiva se ve cercenada por la falta de espíritu, por la negativa a creer. En lo personal tenemos siempre cerca a quienes se afligen ante la mera posibilidad de cambiar su estatus actual. Los cambios de situación personal los atribulan hasta el punto de hacerlos perennes de situaciones que, a todas luces, necesitan cambiar. Así hay multitud de parejas que duermen hace años de espalda uno al otro y en realidades diferentes; pero que son incapaces de ver más allá de esas miras estrechas por las que otean su mundo. Los cambios no son nunca fáciles, pero casi siempre son necesarios. Las personas con miras estrechas no son sólo incapaces de ver más allá, sino que son peligrosas para los que queremos mirar siempre al horizonte; aun cuando ese horizonte no sea más que una nebulosa. Quizás los soñadores nos situemos en el otro extremo de la balanza, tal vez seamos demasiado osados y nos aventuramos por senderos que nunca sabemos si terminarán bien o de manera abrupta. En todo caso prefiero a alguien que arriesgue por aquello que considera necesario que a otro que es incapaz de ver más allá de los primeros pasos delante suyo. Otra cosa son los que viendo que hay un horizonte, no encuentran el modo de avanzar; personas que necesitan un empujón para saltar. Esas personas no tienen miras estrechas, sino que no alcanzan a apartar de su perspectiva los fantasmas del fracaso. La valentía no garantiza en absoluto el éxito; las más de las veces suele alcanzar un éxito relativo en lo que busca. Pero en el intento, en la ilusión por conseguir lo que quieres, te sientes vivo, te sientes con fuerza y ganas de vivir. Los que se esconden tras las columnas y se niegan siquiera a intentarlo, sobre todo porque no lo ven; acostumbran a terminar sus días tal vez de forma más cómoda, pero desde luego sin haber vivido. Desde mi punto de vista, que seguramente será equivocado para muchos, hay dos maneras de vivir: la primera es como nos enseñaba el catolicismo más añejo, esto es, “temeroso de Dios”; viviendo tal y cómo se supone que deben vivir. La segunda es buscando la felicidad donde quiera que uno la encuentre. Da igual si uno termina pescando salmón en Yibuti, lo importante es que al tirar el anzuelo sonrías por haber logrado el hito de sentarte en la orilla de ese río a pescar. Los estrechos de miras jamás lograrán encontrar, siquiera en un mapa, el país...

sábado, 3 de agosto de 2013

¿EN QUIEN PODEMOS CONFIAR?

Con la que está cayendo en nuestro país uno se puede plantear esta pregunta con mucha frecuencia. Cada día abrimos los periódicos con nuevas e impactantes noticias que nos dicen lo corrupta que es nuestra clase política, lo manipulada que está la judicial y lo torticera que puede ser la realidad inventada que nos hacen pasar por real los medios de comunicación. Todo lo pintan tan mal que de ser realidad tanto como dicen ya hace tiempo que aquí habría una revuelta social al estilo español, esto es, una guerra. Las cosas están mal, de eso no cabe ninguna duda, pero...¿están tan mal como nos lo pintan?, pues no, la realidad es que no. Pero ha sucedido que con esta crisis económica los de siempre se han beneficiado. Bajo el paraguas del todo vale para salvar la economía, de unos pocos; se dilapidan los derechos que tanto nos costó conseguir. Aquí se ha salvado a la banca, a los banqueros y a los amigos de los banqueros; se salva a las grandes empresas con la falacia de la posible pérdida de puestos de trabajo cuando los que dinamizan realmente nuestra economía son las pequeñas y medianas empresas. Uno mira a la clase política y lo menos que puede hacer es echarse a llorar. Son vergonzosos todos; todos porque en algún momento de sus vidas estuvieron en puestos de mando. La regeneración política no sólo debe de ser posible, sino necesaria. Precisamos un hemiciclo lleno de personas con ganas de llevar al país hacia delante y no con corruptos ávidos por llenar sus propios bolsillos. La justicia casi nunca ha sido imparcial a lo largo de la historia. Nos hacen creer que si, y nosotros tendemos a creerlo, pero la verdad es que la justicia sólo es igual para los pobres, que siempre salen perjudicados. Los demás inclinan la balanza en función del peso de sus alforjas. Las diferentes religiones hacen lo que pueden. No sus dirigentes que sólo se preocupan de lo suyo. Los que verdaderamente trabajan por los demás son los que llevan comedores sociales, los que ayudan de forma desinteresada, los religiosos de a pie. Y no sólo católicos, que se arrogan siempre esa medalla, sino también musulmanes, judíos, et. ¿En quien creer entonces? Pues definitivamente en el ser humano. En algún momento surgirá un líder que aglutine los valores precisos como para conseguir que la sociedad se movilice en un mismo sentido y arrastre, con su fuerza, la mierda que nos rodea. La sociedad Española necesita soltar lastre, dejar atrás los miedos atávicos hacia los cambios. La sociedad mejora cuando es capaz de eliminar de sus puestos de responsabilidad a quienes la debilitan y confunden (corruptos, delincuentes...); mientras la sociedad permanezca impasible frente a la televisión viendo como suceden las cosas como si no fuese con ella, se verá abocada a permanecer embarrada. Debemos apostar por apoyar a quienes realmente aglutinen los valores que buscamos, aun cuando no estén en la órbita de lo que nos gustaría a nosotros a priori. Puede ser que yo sea de derechas y que la persona que reúna valores esté en la izquierda, o viceversa. No podemos ser cainitas y dejarnos llevar sólo por nuestras ideas, sino que tenemos que abrir la mente y ver un poco más allá. Quizá así podamos depositar nuestra confianza en algún lugar....

UN LUGAR EN EL MUNDO

A menudo hemos escuchado que tal o cual todavía está buscando su lugar en el mundo; tal vez nos preguntásemos a nosotros mismos en alguna ocasión dónde está nuestro lugar. No creo que exista una respuesta fácil o única a esta reflexión. Imagino que vamos de un lugar a otro durante nuestra existencia en función de las decisiones que hemos tomado y, en menor medida, de las que otros han tomado por nosotros. Uno puede pensar, un día, que es un solitario, que adora la soledad. Y se adentra por los caminos del ermitaño, esos lugares donde la soledad buscada termina por inundar toda nuestra vida. Al cabo de un tiempo, más o menos largo, te das cuenta de que tanta soledad te abruma, de que necesitas a otros seres a tu lado porque, a fin de cuentas, eres un ser social. Y sigues buscando tu lugar. Las decisiones que tomamos en un momento dado de nuestras vidas no tienen por qué ser hipotecas para el resto de nuestras vidas. Si bien es cierto que, en ocasiones, nuestras acciones si tienen una consecuencia para toda la vida (como puede ser el decidir tener hijos). Pero en la mayoría de los casos las decisiones que un día tomamos podemos rectificarlas o cambiarlas, con el único inconveniente de reconocer que hemos de cambiar o que nos hemos equivocado. Estoy seguro de que todos tenemos nuestro lugar, un sitio en el que encontramos la paz necesaria como para sentirnos plenos. También es cierto que no todo el mundo logra su propósito de encontrarlo. Muchos son los que dan bandazos de un lado a otro; sufriendo en sus carnes las magulladuras que van dejando las aristas del camino. Al final uno va limando su propio perfil hasta adaptarlo a las situaciones que se le van dando. Lo que no podemos hacer es conformarnos, no podemos permanecer por el mero hecho de que un día tomamos una decisión y ésta se torna contraria a nuestros intereses. Debemos de tener la ambición suficiente como para superar el escoyo de nuestro propio orgullo y retomar el camino hasta encontrar nuestro lugar. En realidad yo no sé si he encontrado o no mi lugar en el mundo; me he planteado la vida como un camino en el que un día estoy en un lado y otro en sus antípodas. Ninguna situación es irreversible, salvo la muerte, así que...intento vivir y disfrutar de los diferentes lugares en los que me he encontrado.

lunes, 15 de julio de 2013

SUJETANDO TUS CADERAS

Desde el quicio de la puerta estaba observando como te desnudabas, como dejabas perfectamente doblada tu ropa sobre la tapa del baño. Tu cuerpo, tostado por el sol, se mostraba encantador mientras abrías la ducha para que fuese calentándose el agua. Ignorabas mi presencia. Ver como el agua corría sobre tu piel no hacía más que elevar mi temperatura corporal; los pensamientos libidinosos comenzaron a agolparse en mi mente. Sin embargo opté por seguir mirando como: cadenciosamente aquella esponja recorría tus piernas, tus pechos, tus glúteos, tus hombros; cómo tus manos recorrían tu propio cuerpo como en un ejercicio onanístico eterno. Mientras, la mampara comenzó a empañarse con el vaho el agua caliente, lo que difuminaba tu figura tornándose todavía más excitante. Por un momento dudé si dejarte continuar con la ducha o adentrarme en ella y ayudarte a enjabonarte donde no llegabas. Tras mirarme y, sobre todo, sentirme; ya no tuve dudas. Me desnudé rápidamente, dejando mi ropa en las antípodas de la tuya. Tirada en el suelo de forma desordenada, como quien la deja con la premura de tiempo de acudir a una cita más importante. Diste un respingo cuando sentiste que la mampara se abría, mas pronto sonreíste al verme...en aquel estado. Sin decirme nada me abrazaste, oprimiste tu cuerpo contra el mío, haciendo que aquella muestra evidente de mi excitación comenzase a estar al borde del estallido. Y tus manos se deslizaron por mi cuerpo. Un cuerpo que giraste hacia la pared, mostrándote mi espalda. Tus manos recorrieron todo mi cuerpo con rapidez, no dejando ni un sólo trocito de piel sin tocar. Me separaste de la pared y esta vez fueron mis posaderas las que tocaron los azulejos. Tocaba enjabonar la parte de delante, el pecho, los muslos, mi sexo...un sexo que a estas alturas apenas sí podía soportar un leve roce. Sonreías, con una sonrisa pícara que provocaba en mí una excitación tal que no pude contenerme más. Abrazándote contra mí comencé a acariciar tu desnudez sujetando tus glúteos y alzándote a horcajadas sobre mi sexo. Durante unos instantes nuestros cuerpos se balancearon acompasados, hasta que mis piernas comenzaron a temblar. No por falta de resistencia física, sino por ese efecto demoledor que el placer logra infringir sobre la musculatura. El agua continuaba cayendo sobre nosotros, nuestros labios se buscaban, nuestra respiración se acompasaba...pura sensualidad, puro placer. En un instante, con un pequeño salto decidiste abandonar aquella postura que estaba a punto de hacerme llegar al clímax. Ante mi desconcierto apartaste mi cuerpo de la pared y te pusiste contra ella, con el cuerpo ligeramente inclinado hacia delante, tus manos apoyadas contra la pared, ofreciéndome tus glúteos, tu sexo...una visión que no pude resistir. Sujetando tus caderas comencé a adentrarme en ti, cada vez con mayor ímpetu, como si quisiese, por un instante hacer que traspasases aquella pared. Nuestros jadeos y gemidos eran una constante hasta que, finalmente, mis piernas flaquearon mientras ambos llegábamos a un orgasmo tan acompasado como sorprendente. Tras un breve espacio de tiempo en el que apenas éramos capaces de pronunciar una palabra, me abrazaste, me besaste y me dejaste allí...sin fuerzas para otra cosa que dejar que el agua continuase cayendo sobre mi. Mientras, tu terminabas de asearte y salías del baño. En mi mente continuaban mis manos sujetando tus caderas....

IDEAS PREESTABLECIDAS

Durante nuestra vida crecemos con ideas preestablecidas de las que tomamos partido sin plantearnos, las más de las veces, su verdadera vigencia. Llamamos día al día y noche a la noche, porque así nos lo han establecido desde que tenemos uso de razón. Nuestros ritmos circadianos ponen de manifiesto que vivimos adecuados a esa idea preestablecida. Sin embargo cabe la posibilidad de rebatir aquellas ideas que, siendo dogmáticas, pueden sufrir variaciones en oposición a variables diferentes. No se trata de plantearse la refutación de todo aquello que nos rodea, entre otras cosas porque no tiene sentido (al menos desde un punto de vista práctico) discutir el color de la leche. Nos han enseñado que es blanca, y blanca es. Aunque con muchos matices. Las ideas preestablecidas nos ayudan a vivir la vida como los que nos precedieron, manteniendo una conducta conforme al modo en que los demás la tienen. Lo ideal, sin embargo, sería el hacer crecer a nuestros hijos dándole la posibilidad de preguntarse las cosas sin que crean en verdades absolutas, muy peligrosas para su vida futura. Es posible que el modo de vida en el que educamos a nuestros hijos sea arbitrario desde un punto de vista posterior de ellos. Entonces, ¿no sería estupendo que nuestros hijos se cuestionasen, por ejemplo, el modo en cómo les educamos? Seguro que muchos pensarían que sería una locura, que nunca llegaríamos a lugares comunes sobre los que asentar una idea. Que el futuro se escriba sobre los cimientos del pasado es bueno porque supone un cuerpo firme sobre el que asentarse; mas la vida es evolución, riesgo, investigación...incluso delito. Muchos de los avances médicos actuales se han fundamentado sobre las prácticas “poco éticas” de muchos investigadores. Pero sin esa “ética particular” no habría avances. Algo tan moderno y usado como el GPS, que todos nuestros teléfonos utilizan, tiene su nacimiento en las prácticas militares. El GPS ha ayudado a aniquilar población, a matar inocentes..pero nadie se cuestiona el preguntarse ¿cuántas? Quizás, sabiéndolo, descubriríamos una realidad que sería incómoda. Las ideas preestablecidas forman parte de los atavismos que tenemos...es tiempo de cambiarlas....

DE PROFESORES Y POLITICOS

Los problemas educativos en nuestro país están continuamente en el candelero. Por un lado están las políticas de recortes que socavan el sistema educativo, y por otro el fracaso escolar del que, profesores y alumnos, no pueden apartarse echando la culpa al político. Es cierto que la clase política no está la altura, no ya del alumnado, sino de la misma sociedad que les ha elegido; sin embargo detrás del fracaso del sistema no sólo están ellos. Los años de la Dictadura fueron años de una educación marcada por la moralina, por el machismo y por valores que obviamente estaban arraigados en otra época lejana y que sólo la vileza de un Estado Dictatorial podía sostener. Habrá quien crea que valores como: “la letra, con sangre entra”, no eran malos...se equivoca. Con la llegada de la Democracia se elaboró una Ley Educativa de choque, una ley que englobaba valores que antes no se tenían en cuenta, pero era una Ley susceptible de hacer cambios con el avance de la Democracia. Lo que nadie podía esperar es que, tanto tiempo después estemos a vueltas con la enésima Reforma. Los políticos de nuestro país han logrado que en treinta y cinco años de democracia haya varias generaciones que han estudiado cosas tan diferentes entre ellas que bien pareciese que fuesen dadas en distintos países. Los profesores, por su parte, cuando han estado en lugares de mando han hecho caso omiso de las recomendaciones que ellos mismos hacían cuando no habían alcanzado los puestos de gobierno. La falta de unión en la docencia se pone de manifiesto en muchas ocasiones. Algunos han llegado a la docencia de forma accidental, como una forma de ganar un sueldo y no con la ilusión de participar en la formación de un país. Porque ser profesor no sólo es dar clase a un grupo más o menos heterogéneo de alumnos. Ser profesor implica formar parte del mañana del país; implica formar a quienes detentarán el poder en el futuro inmediato y, con ello, a quienes tomarán futuras decisiones sobre todos nosotros. Y, desde mi humilde óptica, no lo han hecho bien. A un nivel autonómico este país es un ejemplo perfecto de cómo enredar a nivel educativo sin necesidad de hacerlo. Tenemos lenguas que proceden del latín, salvo el Euskera, y nos caracterizamos por hacer diferenciaciones absurdas entre nuestros idiomas autonómicos y el castellano por el mero hecho diferencial. Escribimos b, donde siempre ha ido v, por querer diferenciarse del idioma oficial del estado...lamentable. En cuanto a los alumnos, bueno, los alumnos son: por una parte las víctimas de la mala gestión política y la precariedad educativa; y por otro son parte de un sistema educativo del cual siempre son contrarios pero a los que, rara vez, aportan algo verdaderamente constructivo. El informe PISA pone de manifiesto no sólo el fracaso escolar, sino el fracaso de la sociedad. Supone de forma implícita el reconocimiento de que somos una sociedad incapaz de superar un problema que, año tras año, nos estrellan en la cara. ¿Cómo solucionarlo?, no existen baritas mágicas, pero sí hay una cosa obvia: debería haber un gran pacto de Estado sobre Educación en el que se marcaran unos plazos de 5-10 años en los que hacer revisiones sobre aquellos temas que pudieran ser susceptibles de cambios, como puede ser el área de ciencias. No parece adecuado para la formación de nuestros alumnos que en los estudios sea tan importante la formación en religión como la formación en matemáticas. Toda vez que las matemáticas nos vienen dadas y la religión es una opción que tomamos de manera voluntaria.

jueves, 4 de julio de 2013

PADRES 2.0

Casi todos coincidimos en que los tiempos han cambiado mucho en los últimos treinta años. La sociedad en la que nos criamos los que nacimos entre principios de los sesenta y finales de los setenta casi nada se parece a la actual. Sin embargo hay una parte de nuestro modo de actuar que parece haberse quedado anclada en tiempos pasados, por ejemplo el comportamiento de los padres para con sus hijos. Los padres de antes, los míos y los de los demás, se dedicaban a trabajar y a criar a sus hijos “como debería ser”, esto es: que creciesen, que se desarrollasen, que no pasasen muchas penurias y se hiciesen personas de bien en el futuro. Hoy, casi, ninguno de estos principios ha cambiado. La mayoría nos dedicamos a criar a nuestros hijos tratando de ejercer, como debemos, nuestra labor de padres. Hacemos cuanto creemos preciso para que ellos, nuestros hijos, sean también personas de bien en el futuro... Ahora, como antes, se comete en buena parte de los hogares el mismo error que se ha venido repitiendo en la historia. Educamos a nuestros hijos pensando en nuestro bien hacer como padres pero...¿hemos preguntado a nuestros vástagos por lo que ellos en realidad quieren? O bien presumimos desde nuestra atalaya de la experiencia de lo que ellos demandan. Con todos los adelantos que tenemos, y no me refiero sólo a los tecnológicos, pocos padres se preocupan realmente por las inquietudes psíquicas de sus hijos (sangrantes son los casos en que estas inquietudes son descubiertas y comentadas por docentes y rechazadas de pleno por los padres). Es posible que nuestra actitud como padres no se vea reflejada en la satisfacción por parte de ellos. Nuestra respuesta es casi siempre la misma: “ahora tenéis demasiadas cosas”, como si eso fuese una responsabilidad suya y no el resultado de nuestro espíritu consumidor. Observando a mi hija y a niños con los que tengo contacto en actividades extra escolares me he dado cuenta de que precisan más atención que cosas; que disfrutan mucho más cuando son interpelados sobre sus verdaderas necesidades que cuando se le “satisface” una creada por nosotros mismos. Luego nos quejamos de que no le dan aprecio a la cantidad de juguetes que tienen. ¿le hemos preguntado si verdaderamente los querían? “¡Es que los piden!” podrían decir muchos. Y yo digo: no podría ser que lo que quieren realmente no lo sabemos pero, en lugar de preguntarles, acudimos a lo fácil que es ir de compras. ¿cuántos padres no van con sus hijos a una gran superficie a comprar juguetes y no tienen idea de qué compran; ni de para qué sirven? ¿Qué hay de los juguetes educativos? Bueno, estos tienen la particularidad de que precisan de un adulto para adiestrarles en el arte del juego; lo que implica dedicación verdadera a ellos. Tener hijos es una responsabilidad que va más allá de darles alimentos con los que sostenerse, va más allá de ver sólo sonrisas y juegos. Tener hijos debe implicar necesariamente el estar atentos a sus verdaderas necesidades, preocuparse de la interacción padre – hijo que debería ser el tótem sobre el que edificar una educación responsable. Conversar con los niños implica escucharles, tratar de entender de qué hablan y por qué. Su “idioma” el idioma de los niños, suele ser un complejo galimatías en el que se mezcla lo real y lo figurado, en gran medida por la pobreza del idioma a estas edades. Saber qué hacen cuando no estamos presentes no precisa de una cámara oculta, ni de grandes investigaciones científicas. Normalmente es suficiente con escuchar. Si, además, conseguimos con este diálogo que nuestros hijos encuentren en él una forma de obtener la atención de sus padres sin necesidad de berrinches habremos ganado mucho. En el apartado tecnológico es donde más carencias mostramos los padres, no puede ser que compremos aparatos a nuestros hijos en los que únicamente sepamos ponerle pilas o enchufarlos. Ya no digo saber jugar con ellos, pero sí al menos en qué consisten los juegos, que finalidad tienen etc. Y si hablamos de ordenadores, teléfonos móviles, etc. no sirven prendas alegando: “es que ellos aprenden muy rápido y eso es un rollo”. Tendríamos que aplicarnos un poco más y tratar de lograr más lugares comunes en los que compartir con nuestros hijos. Nunca es tarde para aprender, y aquí la dicha siempre es buena. La evolución de la formación académica es otro de los puntos en los que debemos transformarnos en Padres 2.0. Cometer los mismos errores del pasado nos hace entrar en un bucle del que difícilmente vamos a salir. En las escuelas se forma, no se educa. O al menos no se educa en los valores fundamentales; todo lo más que pueden hacer los docentes es pulir esos valores. En las escuelas no se debe adoctrinar, no se debe inculcar una moral determinada (aunque ello sea inevitable en un país como el nuestro). En las escuelas deberían formar a nuestros hijos, nada más. Y en casa tenemos la obligación de educar, de integrar a nuestros hijos en la sociedad que les va a tocar vivir. Deberíamos tener la capacidad de darles la libertad suficiente como para que ellos se adentrasen en su futuro conscientes de ello. Para eso es imprescindible vivir no sólo nuestra vida, sino también parte de la de ellos. Nadie dice que ser padre sea fácil.

miércoles, 26 de junio de 2013

LA EUGENESIA DEL SIGLO XXI

Vivimos en un Estado otrora bandera del Estado de Bienestar, un modelo de Estado que tiene sus raíces en lo profundo del Siglo XIX, pero que fue desarrollado con posterioridad a 1948 una vez el mundo pudo haber dejado atrás los horrores de la Segunda Guerra Mundial. Llegar hasta aquí supuso no pocos esfuerzos, además de renuncias y aprendizajes de quienes, en otro tiempo, detentaban un poder casi absolutista. En 1956 Karl Popper describe: “ En ningún otro momento, y en ninguna otra parte, han sido los hombres más respetados, como hombres, que en nuestra sociedad. Nunca antes los Derechos Humanos y la dignidad humana, han sido tan respetados y nunca antes ha habido tantos dispuestos a hacer sacrificios por otros; especialmente por aquellos menos afortunados que ellos...Esos son los hechos”; y sigue: “quiero enfatizar que estoy al tanto de otros hechos. El poder todavía corrompe, incluso en nuestro mundo. Empleados públicos todavía se comportan a veces como amos descorteses. Todavía abundan dictadores de bolsillo...pero todo esto no se debe tanto a la falta de buenas intenciones como a la falta de habilidad e incompetencia” Estas palabras podrían muy bien ser suscritas por cualquiera hoy día. Los que han luchado tanto por alcanzar las cotas sociales de hace nada, deben de estar a punto de “cortarse las venas” ante la desfachatez de quienes hoy nos gobiernan y que están a nada de dejar la Sociedad del Bienestar como un erial sobre el que no crecerá la hierba en muchos decenios. Los recortes en leyes fundamentales para un país como la Educación, la Investigación...nos llevarán de regreso a unos años en los que sólo los “señoritos” podían vivir bien. A los políticos que pertenecen a ese nicho no les gusta que la clase media prospere. Son descendientes de quienes creían en la servidumbre y el vasallaje y, por tanto, señaladores de falsos aquelarres en los que los que no pensaban igual urdían terribles contubernios. Pero donde es terrible que se recorte es en Dependencia. Los recortes para aquellos que más lo necesitan y los recortes en Sanidad, van encaminados a una suerte de Eugenesia de Estado. La eugenesia es una filosofía social que busca la mejora de la especie a través de medidas coercitivas de los derechos humanos fundamentales. Si tú no puedes acudir a tu médico porque estás impedido, desapareces; y para ellos serás una carga menos. Poco antes de la instauración del Estado de Bienestar en Europa, otros en lo profundo de Europa creaban el programa Aktion 4, un programa de eutanasia que buscaba la higiene racial eliminando a todos aquellos que no podían defenderse: disminuidos físicos y psíquicos. Es posible que esta comparación no se pueda sostener en datos cuantitativos, pero si en datos cualitativos, pues lo que buscaba ese programa era hacer desaparecer a los necesitados del mapa social y, con ello, situar a su sociedad en la élite mundial. Las políticas de recortes que nuestro gobierno, el de aquí y el de Europa, están llevando a cabo persiguen eliminar de las listas sanitarias y de las cargas del Estado a quienes más lo necesitan. Recortar gastos en Sanidad, Educación y Dependencia, nos hará avanzar a pasos agigantados hacia un modelo social como el Americano. Ese modelo que tanto nos venden las series de televisión pero cuya realidad nos dice que hay más de un tercio de su población sin acceso a la sanidad. Un modelo que nos señala el camino hacia, ya no el fracaso escolar, sino hacia el abismo social. Estas políticas nos encaminan hacia dos situaciones posibles: la instauración de guetos en las ciudades, más allá de los barrios marginales actuales. O bien hacia una revuelta social de final incierto. Cabría, para terminar, recordar que hace 77 años otros, entonces en la oposición, iniciaron una Guerra Civil en este país, por bastante menos. Por suerte, la educación, hizo que el español sea hoy menos pelele que antes. Sólo era un dato.

viernes, 21 de junio de 2013

SI, LO HE TENIDO...

Resulta fácil respirar cuando el aire inunda tus pulmones sin nada que te oprima el pecho. Es sencillo conciliar el sueño cuando los cuervos vuelan lejos de tus encuentros con Morfeo. Las sonrisas vuelven a ocupar el lugar de las caras largas cuando las certidumbres terminan con esa losa pesada que el la incertidumbre que va derrumbándote interiormente. En este tiempo reciente he intentado no hacer caso de algo tan atávico como es el miedo a la muerte; he procurado llevar mis pensamientos de un rincón al otro de mi cerebro deteniéndome lo menos posible ante la mera suposición de un encuentro con los cuervos. Uno se encuentra un buen día ante un señor que, con rictus serio le dice: amigo, cabe la posibilidad de que tengas Cáncer. Y en ese preciso instante te cambia la perspectiva de la vida, te sitúas (por fuerte que seas) en la tesitura peor. Imaginas, sobre todo cuando desconoces, la peor de las situaciones. Para animarte alguien te comenta: “no te preocupes, después de la operación la esperanza es larga”; te dan ganas de partirle la cara o de echarte a llorar. Los “ánimos” que pretende darte no hacen más que socavar la tierra a tu alrededor. Empiezas esa tarea infructuosa de la información verosímil, casi siempre alejada de la realidad particular de cada uno, pero que se convierte en ariete de tus emociones. Analizas cada línea que lees tratando de arrimarte a la perspectiva que mejor te puede ir; encuentras asideros, claro que los encuentras, pero no aciertas con la forma de asirte a ellos. La zozobra se va instalando en tu cerebro, toda vez que la incertidumbre va haciendo mella en ti. Un día, sin darte cuenta, te topas de bruces con él. El miedo es algo que no tiene olor, ni siquiera sabor; mas casi puede uno mascarlo cuando lo siente. Es como un gas que desplaza tu oxígeno cada vez que quieres dar una bocanada de aire. Pasan los días, tu cabeza para sobrevivir trata de alejarse de aquello que te infunde miedo. Así intentas hacer muchas cosas a la vez, incluso las que no te llevan a ningún lado; la cuestión no es tanto qué hacer, sino por qué lo haces: Y lo haces por tener la mente en otro lugar que en la soledad de uno mismo. Sentado en la sala de espera, mientras pasaban uno y otro paciente, el aire que respiraba era denso, me provocaba un temblor nervioso en una de mis piernas, o en las dos, o en todo el cuerpo...sólo era miedo, pero cómo lo sentía. Y llegó el momento, y el señor que otrora taciturno te advertía, hoy me miró jovial, sonriente: “no es nada, no te preocupes. Estás perfecto.” Y la sonrisa volvió de repente. El día gris se tornó soleado y dichoso. La vida sigue ahí, para que yo pueda vivirla. Pero miedo, sí, lo he tenido...

martes, 18 de junio de 2013

UN MUNDO DE COLORES

ener hijos supone muchas cosas; lleva aparejada una implicación de por vida, asumir que en adelante cualquier acto que nosotros llevamos a cabo puede tener implicaciones para ellos, etc. Tener hijos, por tanto, es un ejercicio de responsabilidad del que no conviene alejarse mucho. Lo bueno, que es mucho, es la cantidad de intangibles que traen a tu vida. Esas situaciones inverosímiles que sólo se dan en el universo “niño”, ese espacio tiempo que les corresponde y en el que somos meros invitados. Eso sí, con la capacidad de destrozar ese su universo. En los últimos tiempos, debido a mi dedicación como entrenador de equipos de categorías menores, además de cómo padre efectivo; he podido acercame mucho más a su mundo. Se trata de un mundo de colores en el que uno puede descubrir innumerable matices en función del origen de cada uno de ellos. Escuchamos en muchos foros que la protección del menor debe de ser una de las piedras angulares sobre las que edificar cualquier sociedad que quiera avanzar. Los medios de comunicación hacen hincapié cientos de veces en la necesidad de crear el mejor modo de vida para que puedan desarrollarse...La realidad es que los niños forman parte de un mundo de colores donde la paleta puede ser infinita. Aunque no todos los colores sean uniformes. Cuando, además, los colores son de procedencia geográfica dispar, los matices se multiplican. Que cada uno venga de un lugar implica que tiene, también, sus propios hábitos; que los valores que lleven por bandera no sean los mismos; que la forma de manifestar sus afectos y frustraciones tampoco lo sean. Este universo de matices se organiza más o menos bien si la intromisión de los adultos no es muy profunda. El tiempo me ha demostrado que cuando la convivencia se establece en un periodo largo, en mundo de colores se organiza sin mucho esfuerzo. Sí, hay colores que nunca mezclarán, porque, de hacerlo, uno de ellos debería desaparecer. Lo bueno de disfrutar de este arco iris permanente es que uno aprende, con sólo observar, que lo importante siempre es relativo. A nivel personal creo que me ha enriquecido el encontronazo cultural, el toparme con colores que han llegado desde diferentes espacios geográficos, de diferentes estratos sociales...a pesar de que, ha habido oportunidades en las que no he sido capaz de establecer un razonamiento lógico de los acontecimientos. Mas, la naturaleza del ser humano es así de maravillosa...

martes, 11 de junio de 2013

LOS OJOS QUE NO VEN

LOS OJOS QUE NO VEN Dicen que no hay nadie más ciego que el que no quiere ver. Sin embargo son muchos los ojos velados por lágrimas los que no aciertan a ver más allá de ahora. La vida no nos prepara para sufrir, ni para sentir desengaños, ni para la pérdida. La vida, en realidad no nos enseña nada, sino que supone en si misma un aprendizaje. Una forma de enseñanza de la que no todos salimos del mismo modo. Hay ojos que no quieren ver que tras una mala experiencia es posible encontrar un nuevo horizonte, un lugar hacia el que encaminarse por los angostos senderos de la vida. Los ojos que no ven forman parte del pasado; el futuro es un lugar luminoso en el que se encuentran incómodos. Incómodos de no poder seguir generando tristeza, anclados en el dolor reciente. Es cierto que muchos son los afortunados que aprenden bien pronto, que las lágrimas se secan con rapidez cuando las ilusiones aparecen por la puerta. Entonces uno entorna la mirada para aclararse las penas y descubrir así que la vida siempre te da oportunidades para la felicidad. Los ojos que no ven son ojos muertos en vida...y quien va a querer acercarse a una fuente sin agua cuando tiene sed.... A los ojos que no ven les diría que para sentir basta cerrar los ojos, que para creer sólo es necesario tener fe, que para disfrutar de la felicidad tan sólo hay que salir a su encuentro. Mis ojos, que han enjugado no pocas lágrimas en todos estos años, han decidido asomarse a ventana para disfrutar de la vistas. Así, con la mirada fija en el futuro puedo atisbar que los cambios están próximos, cercanos...

domingo, 2 de junio de 2013

PUERTAS

Las puertas son una constante en nuestra vida. Avanzamos por ella cruzando un umbral tras otro. Las etapas que vivimos quedan a nuestras espaldas, tras una puerta en la memoria de la que dejaremos salir sólo aquellos episodios que nos serán útiles. El resto quedará guardado tras una puerta segura. Muchos son lo que son incapaces de salir porque la puerta les es demasiado pesada; a veces el peso no es más que el montón de vivencias que han ido acumulando y que han sido incapaces de ir haciendo a un lado. A veces avanzamos por la vida sin soltar lastre, soportando pesos innecesarios que se van acomodando en las escapatorias. Para cuando queremos salir, el peso de la puerta nos supera. También están los que empujan la puerta en sentido opuesto al sistema de apertura. Quieren salir de una situación haciendo todo lo posible por impedirlo. Las puertas no pesan, apenas son leves hojas por las que se puede ver el otro lado, sin embargo no empujan en el sentido correcto. En las puertas giratorias muchos pierden parte de su vida. No salen del bucle en el que un día entraron y para el que no encuentran asidero en el que agarrarse. Quizá la única manera es salir de un salto, a pesar de correr el riesgo de salir trastabillado pero...siempre será mejor arriesgarse a un moratón que permanecer aturdido por el continuo giro sobre nosotros mismos. Poner puertas al campo es una labor tan absurda como estéril. Mas hay quien pretende ponerlas; tal vez porque el campo abierto es un lugar donde uno sólo puede mostrarse tal y cómo es. Y para ello hay que tener la capacidad de mirarse en un espejo y reconocerse. Me enseñaron que las cuando una puerta se abre otra se cierra. Qué siempre debemos avanzar, porque las dudas pueden ocasionarnos un tiempo extra entre dos puertas. La vida, el continuo espacio tiempo en el que vivimos, siempre pasa de forma inexorable. Podemos intentar ralentizar el proceso por el que suceden las cosas, mas al final, ocurren. Y para cuando llegue el momento lo ideal es haber cerrado bien la puerta de procedencia. Existen dos últimas opciones: la primera consiste en encerrarnos en nosotros mismos, incapaces de abrir la siguiente puerta en nuestra vida. Éste es, sin duda, el error más grave que podemos cometer y, por tanto, sería bueno tener en cuenta la otra opción: tirar la siguiente puerta a patadas. Tal vez no se una forma encantadora de avanzar, pero...avanzamos. Las puertas son necesarias, pero siempre dependiendo de dónde las vayamos a situar.

jueves, 30 de mayo de 2013

ELLA

Hace ya más de nueve años que descubrí cómo un instante puede cambiarte la vida; sentí de una manera abrupta cómo la ternura se instalaba en mi carácter, en mi vida, en mi todo. Ella lo cambió todo. Conocerla no sólo me hizo ser mejor persona desde entonces, sino que removió los cimientos de mi personalidad hasta adaptarla a lo que mejor le convenía. Nada más gratificante, por otro lado. Desde entonces la observo cada día, descubro nuevos matices que me hacen aprender de la vida mucho más que mirando en el espejo al conocido que repite siempre lo que yo hago. En sus facciones descubro que cada día soy un poco más mayor; de su ternura me llevo un corazón henchido cada vez que estoy con ella. La personalidad es algo que se labra con el tiempo, una suerte de sendero minúsculo al principio que se va ampliando hasta convertirse en una amplia autopista. Su personalidad, la de ella, se está forjando a pasos agigantados; va dejando los miedos atrás a medida que descubre que el mundo es mucho más sencillo de lo que creemos, cuando lo miramos desde la óptica que nos da seguridad. Ella representa, sin duda, lo mejor que me ha pasado en la vida. No hay nada comparable. Cada instante con ella no volverá a repetirse del mismo modo, lo que supone un aprendizaje mutuo constante. Crecer supone avanzar, y cuando se avanza de manera continua el presente pronto es pasado; y este sólo puede ser recordado. La ausencia de manual de instrucciones hace que casi todos nosotros cuando somos padres nos encontremos ante las situaciones más dispares con la sensación de no haber estudiado para el examen. Con ella siempre fue fácil, incluso cuando lo incompresible de un llanto lo analiza uno hasta el paroxismo. Ella siempre será, yo espero serlo.

miércoles, 22 de mayo de 2013

ANOCHE

Sentí como tus manos acariciaban mi cuello, cómo tus dedos recorrían suavemente mi cabeza rala. Tus labios, besando mi nuca comenzaron a transportarme a ese lugar maravilloso en el que uno sólo espera más. Boca abajo te mostré mi cuerpo desnudo, a la espera de una continua caricia que no terminase jamás. Mi cuerpo reaccionaba sólo cuando tus manos y tus labios se deslizaron por mi espalda. La noche era tranquila, sin ruidos, con la temperatura adecuada como para sentirnos cómodos en nuestra desnudez. Apretaste mis nalgas, besaste mis glúteos y seguiste deslizándote hasta el final de mi cuerpo. Un cuerpo que, para entonces, se debatía entre el deseo y la relajación. Tu cuerpo sobre el mío, sintiéndote encima de mí, a mi espalda; es esa posición tan sensual donde el tradicional dominio cambia sin más. Me dejé llevar. Las palabras eran apenas audibles, tan sólo acertaba a percibir susurros en los que me hacías sentirme pleno, feliz, lleno. Fue entonces cuando me giraste. Y al girarme pude contemplar tu cuerpo, deleitar mis ojos con lo que me ofrecías sin tapujos. Al rato te dejaste caer sobre mí, para volver a tocarme, para retomar una maravillosa tortura en la que mil convictos querrían caer. Tu boca, tus manos, tu piel...todas me recorrieron; primero mi pecho, después mis piernas, dejando a un lado, y de forma voluntaria, lo que más tarde sería el inicio de la hoguera. Actuabas como si yo fuese el tapete en el que fueses moviendo tus fichas, lentamente. Boca abajo, con tu cabeza hacia mis pies y tus glúteos ofreciéndome un pasaje en el que recrearme, comenzaste a buscar entre mis piernas...y encontraste. A la vez, jadeante, no tuve más que adentrar mi boca, mis labios, mi lengua en aquel pasaje que había descubierto. Cada segundo que pasaba mi cuerpo y mi mente experimentaban nuevas sensaciones. Enardecido, además, por tus reacciones, por los gemidos que tu boca acertaba a soltar ocupada como estaba. Entonces decidiste que serías tu ante quien debía de postrarme, querías quizá descubrir cómo se siente uno cuando se siente de verdad. Me recreé con tus senos, descubriendo en ellos cada lugar donde provocar en ti, cada vez más, que te estirases buscándome, que ansiases encontrarme. Y continué camino. Y el sendero de tu ombligo me llevó al lugar donde uno puede perder desde la noción del tiempo hasta la misma cabeza. Y allí, postrado ante ti, comencé una exploración somera. Una suerte de recorrido fantástico en el que cada lugar que tocabas se transformaba en un gemido de placer. Nuestros cuerpos ya no podían soportar tanta lejanía; la temperatura era tal que era necesario hacer algo inmediatamente o alguien podría salir quemado. Y así, con un movimiento felino te sentaste a horcajadas sobre mí. Permitiendo que una parte de mi se adentrase en ti....Al rato, sonó el despertador