LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 11 de septiembre de 2013

TIEMPO

Mi existencia está marcada por el tiempo que me quede por vivir, por las cosas que pueda llegar a realizar desde este momento. El pasado, mis recuerdos, lo que he vivido forma parte del otro tiempo. Ese tiempo pretérito está en la mochila que llevo a cuestas; una mochila que pesa dependiendo del presente y del futuro al que me quiera encaminar. He conocido a muchos que soportan en su espalda el peso de un tiempo pasado que no terminan de sacarse de encima. Hay un tiempo para vivir en el que uno debe de aprender rápido y sobre la marcha que sentir puede ser emocionante, que las emociones son los signos gramaticales de nuestras vidas; aquellos que nos hacen pararnos y continuar, hacer una breve pausa o un punto y a parte. Vivir supone un ejercicio consciente de nuestra propia existencia como seres vivos. Lamentablemente hay personas que desperdician el tiempo para vivir en diferentes vacíos. Hay un tiempo para soñar en el que debemos dejar volar nuestra imaginación, despegar a veces los pies del suelo y alcanzar aquellas utopías con las que uno sueña de cuando en cuando. Si la vida es sueño, el tiempo que dediquemos a ello implicará necesariamente que también estamos vivos. Lo sueños son la válvula de escape que yo necesito para alejarme de ciertas realidades que llegan a afligirme. Hay un tiempo para recordar, en el que echar la vista atrás es necesario para seguir avanzando. Aprender de los errores es siempre útil. Por otro lado recordar lo que fuimos nos permite ser conscientes también de quienes somos. Hay un tiempo para reír y para llorar. Estos dos antagonistas que son tan imprescindibles para nuestras vidas. Sin la existencia del uno sería casi imposible evaluar el otro. Llorar nos hace fuertes, manifestar las emociones dolosas nunca ha sido síntoma de debilidad, mas al contrario, es un acto de valentía pues exponemos lo que sentimos ante los demás. Reír, sí solemos hacerlo de forma espontánea. El acerbo cultural de este acto nos permite hacerlo sin tener en cuenta el tiempo ni el modo. Hay un tiempo para envejecer, un período de nuestras vidas en al que uno se encamina una vez cruza el otoño de su existencia y cruza ese punto de no retorno que viene marcado por nuestra propia decadencia física. Muchas veces este hecho es lamentablemente duro por cuanto nuestra capacidad mental no sigue necesariamente su deterioro a la misma velocidad. Hay un tiempo para morir, para dejar de estar. Para que las interpretaciones de vida que cada uno tenemos se pongan de manifiesto. Desde la búsqueda de una nueva dimensión, paralela o no; hasta el fin sin más que yo, por ejemplo, considero como probable. Seguramente en este tiempo que he escrito muchos podrán descubrir otros diferentes para ellos: el tiempo climatológico, el tiempo geológico.... tiempo al fin y al cabo, sólo tiempo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión siempre es libre