LUGARES PARA SOÑAR

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domingo, 2 de junio de 2013

PUERTAS

Las puertas son una constante en nuestra vida. Avanzamos por ella cruzando un umbral tras otro. Las etapas que vivimos quedan a nuestras espaldas, tras una puerta en la memoria de la que dejaremos salir sólo aquellos episodios que nos serán útiles. El resto quedará guardado tras una puerta segura. Muchos son lo que son incapaces de salir porque la puerta les es demasiado pesada; a veces el peso no es más que el montón de vivencias que han ido acumulando y que han sido incapaces de ir haciendo a un lado. A veces avanzamos por la vida sin soltar lastre, soportando pesos innecesarios que se van acomodando en las escapatorias. Para cuando queremos salir, el peso de la puerta nos supera. También están los que empujan la puerta en sentido opuesto al sistema de apertura. Quieren salir de una situación haciendo todo lo posible por impedirlo. Las puertas no pesan, apenas son leves hojas por las que se puede ver el otro lado, sin embargo no empujan en el sentido correcto. En las puertas giratorias muchos pierden parte de su vida. No salen del bucle en el que un día entraron y para el que no encuentran asidero en el que agarrarse. Quizá la única manera es salir de un salto, a pesar de correr el riesgo de salir trastabillado pero...siempre será mejor arriesgarse a un moratón que permanecer aturdido por el continuo giro sobre nosotros mismos. Poner puertas al campo es una labor tan absurda como estéril. Mas hay quien pretende ponerlas; tal vez porque el campo abierto es un lugar donde uno sólo puede mostrarse tal y cómo es. Y para ello hay que tener la capacidad de mirarse en un espejo y reconocerse. Me enseñaron que las cuando una puerta se abre otra se cierra. Qué siempre debemos avanzar, porque las dudas pueden ocasionarnos un tiempo extra entre dos puertas. La vida, el continuo espacio tiempo en el que vivimos, siempre pasa de forma inexorable. Podemos intentar ralentizar el proceso por el que suceden las cosas, mas al final, ocurren. Y para cuando llegue el momento lo ideal es haber cerrado bien la puerta de procedencia. Existen dos últimas opciones: la primera consiste en encerrarnos en nosotros mismos, incapaces de abrir la siguiente puerta en nuestra vida. Éste es, sin duda, el error más grave que podemos cometer y, por tanto, sería bueno tener en cuenta la otra opción: tirar la siguiente puerta a patadas. Tal vez no se una forma encantadora de avanzar, pero...avanzamos. Las puertas son necesarias, pero siempre dependiendo de dónde las vayamos a situar.

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