LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

lunes, 26 de diciembre de 2011

El camino que lleva al interior...ese viaje desconocido.

Quién no ha soñado alguna vez con un viaje, quién no ha deseado emprender un camino que le llevase a otro lado diferente del que está con el fin de disfrutar de momentos mejores. Por suerte para mí, he realizado algún que otro viaje y lo he podido disfrutar.

Me gustaría emprender ahora un viaje diferente, mucho más intenso, quizá más desconocido de lo que yo puedo llegar a creer; me gustaría emprender un viaje al interior de mi mismo. Un viaje desconocido porque se aventura en un territorio lleno de piedras que hará del tránsito un ejercicio laborioso e intenso.

Uno cree conocerse, saber cómo es...hasta que un día, por las circunstancias de la vida, se asoma a su propio interior y descubre que aquello que creía gris, es en realidad de otro color.

La regresión nunca está libre de peligros, pues supone interpretarse a uno mismo, para terminar juzgando los hechos pasados sin posibilidad de cambiarlos. Implica un nuevo conocimiento de nosotros mismos, un acercamiento, tal vez, a partes de nuestra personalidad que están ahí...y que nosotros no sabíamos.

Cuando uno está próximo a alcanzar la mitad de lo que se espera que viva, conviene mirar hacia delante con inteligencia; para ello un repaso moderado y sostenible de nuestro interior nos puede ayudar a afrontar el presente y el futuro de manera más adecuada.

Los fantasmas, todos los tenemos, van a salirme al camino; se van a cruzar en esta nueva exploración para hacerla penosa en algunos momentos. De cómo sea capaz de afrontar aquellos episodios que un día cambiaron mi caminara, va a depender mucho que este sea un viaje provechoso o, por el contrario, un adentrarse en precipicios innecesarios.

La madurez, entendida como el momento de nuestra vida en el que somos capaces de discernir entre el sueño bucólico, el sueño imposible, y el sueño realizable, no sería posible sin un conocimiento intenso de uno mismo. Las adormideras que ponderadamente han sometido nuestras aflicciones mientras avanzaban los años, apenas son necesarias ahora; el camino ya está expedito para que ellas puedan salir libremente y que nosotros podamos evaluarlas en su justa medida, con la perspectiva del tiempo.

No se trata de realizar un ejercicio de reconstrucción interna, para eso hace falta mucho más de lo que yo puedo hacer, sino que se trata de una búsqueda del por qué de las respuestas que dimos en un momento determinado, del análisis de las facultades que tenemos, de las que creemos tener y de las que tenemos y todavía no habíamos descubierto.

Dice el Tao que todo camino comienza con un primer paso, supongo que el viaje interior comienza de la misma manera. Por lo que llegados a este instante, aquí estoy, avanzando hacia lo desconocido...

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