LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

martes, 1 de diciembre de 2015

ENTRE LA SOSPECHA Y LA SUSPICACIA

Así es cómo parece vivir esta sociedad nuestra, en la que todo el mundo pudiese parecer un maleante y cualquier cosa que uno diga se mira con suspicacia. Hubo un tiempo, que uno creía ya superado, en el que la impronta de una dogmática determinada hizo de esta sociedad un Estado, no policial, sino de patio de vecinas. De cotillas irritadas que no dejan títere con cabeza. Sale alguien en cualquier medio de comunicación haciendo una aseveración y es puesta en duda por cualquier imbécil en otro medio sin atender a los razonamientos de quien la ha dicho. Vivimos en una sociedad de intérpretes de lo ajeno que trasladan razonamientos de otros a lo propio como dogmas de fe. Y los ciudadanos damos pábulo a semejante cutrez. Y todo esto lo trasladamos a nuestra vida personal. Parece que uno se presenta en una nueva relación, personal o laboral, y debe demostrar su “inocencia”, antes siquiera de que te valoren por lo que eres. Las relaciones de hoy día ya no son las de antes, donde muchos parejas estaban juntas años por imposición legal, cristiana o social. Hoy estamos el tiempo que queremos con la persona que nos apetezca. Sin embargo, ese avance social, se ve limitado por una sospecha perenne. Inicias una relación con todas las suspicacias posibles, te sientes observado en todo momento, analizado de un modo pormenorizado y hasta señalado por situaciones que, para ti no significan nada, pero para los demás son un acercarse al abismo. Dice el refranero español, tan acertado unas veces como desatinado otras: “Si no las haces no las temes”. Que sería de aplicación a todas las personas que someten a otras a la disyuntiva de no hacer aquello que no han hecho o hacer aquello que no quieren hacer. Iniciar una relación del tipo que sea bajo la sombra de la sospecha es para hacérselo mirar. “Pero me han engañado otras veces” “Ese no es trigo limpio que me lo dijo…” ¿Acaso vive uno dentro de una noria y todo se repite una y otra vez?, no lo creo. ¿Entonces por qué piensa la gente que siempre le van a hacer daño? Estaremos todos de acuerdo en que alguna vez hemos infringido alguna norma de tráfico o nos han multado por exceso de velocidad. ¿Estamos por ello constantemente infringiendo esas normas y quedándonos sin puntos? O, al contrario, aprendemos de ello y tenemos a bien prestar atención. Mas en la vida personal esta sociedad ha dejado de hacer tábula rasa cada vez que da paso a una nueva aventura. Vive bajo la sombra de la sospecha privándose así de la sorpresa del agrado, de los matices maravillosos que se producen cuando acudes libremente a una cita y no subyugado por el temor a decir o hacer algo que recuerde a…. Uno no puede juzgar a otro por aquello que vivió o le pasó con otro. Muchas veces tenemos un comportamiento en un momento de nuestra vida que jamás repetimos. Y no puede ser que te demonicen por ello. Obviamente para que esto suceda tienen que darse dos circunstancias reales: inteligencia y sentimientos reales. La inteligencia para ser capaz de discernir entre lo importante y lo que no lo es. Los sentimientos porque son los únicos capaces de dejarnos avanzar en un mundo tan absurdo. Es el corazón de las personas lo que mueve el mundo. El cerebro nos ayuda a manejarnos en el mundo. No hay vida sin emociones, sin verdaderos sentimientos. El ejemplo más claro lo tenemos en la Ira, ese sentimiento tan humano que nos lleva a cometer y sufrir atrocidades. Tal vez un día el ser humano sea capaz de respetar al otro sin tratar de imponer…

2 comentarios:

  1. Dicen que el gato escaldado del agua fría huye. Es humano temer, también desconfiar. Pero el que siempre desconfía está destinado a vivir en perpetuo estado de alarma. Y eso no es bueno. Yo, que cuanto más vieja me hago creo que más tonta también, pienso que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario; y que abunda más lo bueno que lo malo. Problema? Lo malo se ve más

    ResponderEliminar
  2. y que fácil es teorizar sobre los temores de otros. Cada uno va aprendiendo de sus propias experiencias, ellas nos hacen ser más o menos desconfiados. Quien vive experiencias de engaño y mentira en sus relaciones, tiende a aprender que para las siguientes debe ser más cauto. Cierto que en muchas ocasiones nos dejamos llevar únicamente por las emociones. Y no digo que "vivir el momento" no sea importante, pero puede que el precio de ello sea muy elevado.
    Las apariencias no suelen engañar, las que engañan son las expectativas, y el mentiroso y manipulador en una relación, difícilmente no repita las mismas pautas en la siguiente,Pero la emoción vela en parte la realidad, la difumina, crea las expectativas. Es la razón la que verá mejor las apariencias.
    Por lo tanto yo puedo entender el recelo que sienten algunas personas cuando alguien "nuevo" aparece e intenta formar parte de su vida.

    ResponderEliminar

La opinión siempre es libre