LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

domingo, 6 de diciembre de 2015

LAS MADRIGUERAS DE LOS SENTIMIENTOS

Resulta curioso como el ser humano logra protegerse del enemigo más peligroso, sus sentimientos. Años de un cuidadoso plan llevado a cabo por el corazón y la mente de muchas generaciones de personas. Durante siglos hemos ido construyendo elaboradas madrigueras en las que los afectos, los odios, las fobias y demás sentimientos profundos se han ido escondiendo. Y es en ellas donde permanecen ocultos hasta que su presencia es necesaria o se antoja imprescindible. Quizás sea el odio el sentimiento que toque más a arrebato. No en vano muchas de las barbaridades de este mundo suceden después de brotes exacerbados de un odio lacerante que dinamita la mejor de las mentes has convertirlas en poco más que polvo. Sin embargo nada acongoja más que el amor, ningún sentimiento ha movido más a la humanidad que éste. Las razones, no por manidas, dejan de ser importantes. Desde mi punto de vista la virtud del hombre reside en saber administrar los sentimientos de amor, sin caer en la precariedad de quien apenas sabe amar por no haberlo trabajado. Es posible que la razón sea capaz de adecuar los pensamientos a la realidad que, posteriormente, debemos vivir. Mas siempre he guardado para mí que la razón, en un sentido más metafísico, obedece sin duda a los sentimientos. No somos seres inanes, no tomamos una decisión de un modo aséptico, es falso. Decidimos después de sentir. Sentir y razonar lo que sentimos siempre será un ejercicio personal y complejo. Ya no sólo por cómo o qué sentimos; sino porque quizás no tengamos la capacidad de medir, o nos falten los indicadores mínimos del “desde y el hasta”. Los sentimientos condicionan todo cuando hacemos.

1 comentario:

  1. Poco importa que construyamos una coraza que mantenga los sentimientos bajo siete llaves. Al final afloran. Sobre todo el amor. Por mucho que se pretenda esconder y por mucho que se tema amar...el que es honesto consigo mismo sabe cuando ha perdido la batalla. Aunque quizá el error sea verlo como una batalla

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