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sábado, 3 de agosto de 2013

¿EN QUIEN PODEMOS CONFIAR?

Con la que está cayendo en nuestro país uno se puede plantear esta pregunta con mucha frecuencia. Cada día abrimos los periódicos con nuevas e impactantes noticias que nos dicen lo corrupta que es nuestra clase política, lo manipulada que está la judicial y lo torticera que puede ser la realidad inventada que nos hacen pasar por real los medios de comunicación. Todo lo pintan tan mal que de ser realidad tanto como dicen ya hace tiempo que aquí habría una revuelta social al estilo español, esto es, una guerra. Las cosas están mal, de eso no cabe ninguna duda, pero...¿están tan mal como nos lo pintan?, pues no, la realidad es que no. Pero ha sucedido que con esta crisis económica los de siempre se han beneficiado. Bajo el paraguas del todo vale para salvar la economía, de unos pocos; se dilapidan los derechos que tanto nos costó conseguir. Aquí se ha salvado a la banca, a los banqueros y a los amigos de los banqueros; se salva a las grandes empresas con la falacia de la posible pérdida de puestos de trabajo cuando los que dinamizan realmente nuestra economía son las pequeñas y medianas empresas. Uno mira a la clase política y lo menos que puede hacer es echarse a llorar. Son vergonzosos todos; todos porque en algún momento de sus vidas estuvieron en puestos de mando. La regeneración política no sólo debe de ser posible, sino necesaria. Precisamos un hemiciclo lleno de personas con ganas de llevar al país hacia delante y no con corruptos ávidos por llenar sus propios bolsillos. La justicia casi nunca ha sido imparcial a lo largo de la historia. Nos hacen creer que si, y nosotros tendemos a creerlo, pero la verdad es que la justicia sólo es igual para los pobres, que siempre salen perjudicados. Los demás inclinan la balanza en función del peso de sus alforjas. Las diferentes religiones hacen lo que pueden. No sus dirigentes que sólo se preocupan de lo suyo. Los que verdaderamente trabajan por los demás son los que llevan comedores sociales, los que ayudan de forma desinteresada, los religiosos de a pie. Y no sólo católicos, que se arrogan siempre esa medalla, sino también musulmanes, judíos, et. ¿En quien creer entonces? Pues definitivamente en el ser humano. En algún momento surgirá un líder que aglutine los valores precisos como para conseguir que la sociedad se movilice en un mismo sentido y arrastre, con su fuerza, la mierda que nos rodea. La sociedad Española necesita soltar lastre, dejar atrás los miedos atávicos hacia los cambios. La sociedad mejora cuando es capaz de eliminar de sus puestos de responsabilidad a quienes la debilitan y confunden (corruptos, delincuentes...); mientras la sociedad permanezca impasible frente a la televisión viendo como suceden las cosas como si no fuese con ella, se verá abocada a permanecer embarrada. Debemos apostar por apoyar a quienes realmente aglutinen los valores que buscamos, aun cuando no estén en la órbita de lo que nos gustaría a nosotros a priori. Puede ser que yo sea de derechas y que la persona que reúna valores esté en la izquierda, o viceversa. No podemos ser cainitas y dejarnos llevar sólo por nuestras ideas, sino que tenemos que abrir la mente y ver un poco más allá. Quizá así podamos depositar nuestra confianza en algún lugar....

1 comentario:

  1. En mi opinión ,en nuestras propias fortalezas y experiencia vital. Está claro que si tienes un mínimo de mente crítica te das cuenta que ningún partido político y/o sindicato nos representa salvo sus intereses que son seguir como parásitos de un sistema que está en caída libre a todos los niveles.

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