LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

domingo, 29 de junio de 2014

TAL COMO ERES

En este tiempo vivido he conocido a muchas personas, a unas en profundidad (las menos) a otras de un modo relativamente profundo y a las más, de un modo totalmente superficial. Conocer en ningún modo significa saber cómo es una persona. Para ello es imprescindible que se den dos cosas: que tengas interés en ella y que esta sea proclive a dejarse conocer. Dejar que alguien acceda al interior de tu persona implica un ejercicio de apertura tal, que corres el riesgo de ser arrasada por el vendaval. Lleva aparejado un ejercicio de valentía que no todos somos capaces de llevar a cabo. Las personas que he conocido de un modo superficial no son ni buenas ni malas, ni mejores ni peores. Mi opinión sobre ellas sólo puede referirse a lo que me han mostrado y lo que yo he querido o podido ver. Son, sin duda, opiniones arriesgadas que uno debe de poner siempre en solfa. Decir que yo sé como es fulanito o menganita cuando apenas he intercambiado 200 palabras... es, cuando menos, una temeridad. Hay, sin embargo, otras personas que cuando te presentan o aparecen en tu vida, despiertan un interés cierto para con ellas. Pero uno no se aventura mucho en el conocimiento porque para ser real, debe de llevar aparejado una muestra de nuestro propio interior. Nadie te dará su versión real si tú no le enseñas la suya. Pero hay un juego que se establece cuando tienes interés en alguien que radica en sacar la mayor información posible de esa persona sin terminar de mostrarte tal y cómo eres realmente. A este punto, creo, llegamos todos cuando intuimos que alguien nos interesa de verdad. El paso siguiente es mostrarnos. Mostrarse implica dejar que el otro descubra nuestros secretos, nuestra personalidad, nuestros afectos, sentimientos, sensaciones...no es un proceso igual en todos los casos, ni tiene la misma profundidad. Hay amistades de toda una vida que se forjan en un conocimiento absoluto del otro; y hay otras amistades, igualmente fuertes, que se sostienen en la confianza. Y, cuando uno confía, tampoco necesita saberlo todo. Decir a alguien. “me gustas tal como eres” tiene, por tanto dos vertientes. La parte física o entusiasta; aquella que se refiere a la belleza externa y a las “gracias” que uno advierte en la personalidad del otro. Y la parte profunda del “tal como eres”, que recoge en sí misma una aceptación del otro con todas las virtudes y defectos que posea. Ese es el proceso complejo y difícil. Muchos, hombres y mujeres, adoptan una pose con la que intervienen en la vida diaria. Es una suerte de pantalla con la que protegerse de las propias inseguridades. Tan sólo aquellos que estén dispuestos a rascar sobre esa pose, alcanzarán el conocimiento profundo y podrán decir: me gustas Tal cómo eres...

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión siempre es libre