LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 22 de febrero de 2017

Silencios



Aprendí hace muchos años,  cuando niño,  que ningún grito es más fuerte que el silencio.
Comprendí bien temprano que no toda la soledad se transforma en silencio; más bien al contrario,  encontré soledad en medio del ruido.
Escuchar el ulular del viento,  los latidos del propio corazón,  la cadenciosa respiración de mi hija al dormirse en mis brazos... Todo ello posible al observar en silencio todos estos acontecimientos. La vida.
Un día descubrí el abrumador silencio de la muerte.  Una fría y blanca habitación de hospital me enseño un silencio petrificante... La muerte.
El silencio puede resultar perturbador cuando es el único sonido que escuchas y del que tratas de huir. Y no basta con hacerte notar para romperlo. Pues hay silencios que duermen el alma y hielan la piel.
En la suma de experiencias y vivencias me quedo con los silencios como lugar de recogimiento y paz.  Jamás el bullicio me ha ofrecido mejores recodos en los que varar mi alma.

lunes, 6 de febrero de 2017

Deporte y Cláusulas de la Vergüenza

De un tiempo a esta parte se ha puesto de moda,  sobre todo en el sur de Europa,  el poner cláusulas en los contratos de las deportistas para que no puedan quedarse embarazadas.  Algo que,  además de ilegal,  resulta totalmente inmoral y vergonzoso.
Resulta que si eres deportista varón los clubes se afanan en recomendarte que tengas pronto una familia y,  si puede ser,  hijos.  Dado que ello "da estabilidad".
Algo asombroso si lo trasladamos al deporte femenino. Porque entonces cambian las tornas y ser madre "no es bueno para tu carrera".
No he encontrado ninguna explicación médica o de otro tipo que diga que ser madre menoscabe tu capacidad para desarrollar cualquier deporte (o actividad en la vida). Todo lo más que puede ocurrir es que esté de baja durante un tiempo algo que,  por otro lado,  está recogido y garantizado en todos los convenios laborales.
La connivencia de federaciones y clubes sobre este particular deja a las mujeres es una tesitura compleja: o aceptan y supeditan su vida a los caprichos de otros,  o denuncian y se juegan su futuro deportivo.
Los políticos,  conocedores sin duda de este particular,  miran para otro lado o legislan (cuando lo hacen)  obligados por sentencias o escándalos.
Cuando los varones practicamos deporte no tenemos en nuestros contratos ningún impedimento para ser padres.
Desde mi humilde punto de vista esta práctica supone una aberración intelectual y,  desde luego,  se trata de algo ilegal que aleja todavía más la igualdad de género.  Triste más si cabe,  cuando se habla de deporte.
Sería bueno que el legislador y,  sobre todo,  el judicial,  hiciesen causa sobre este tema que para nada es baladí.

jueves, 15 de diciembre de 2016

ABALEAR

Todas las decisiones que tomamos a lo largo de nuestras vidas son determinantes en la misma medida en que seamos capaces de abalearlas. De separar el grano de la paja. Lo mollar casi siempre viene rodeado de diferentes distracciones que nos llevan a tomar el camino largo y tortuoso en lugar del recto y corto.
Como el fígaro que se afana en marcar la crencha de sus clientes, así debería de funcionar nuestro cerebro, sin embargo suele ser víctima de esa parte que algunos llaman corazón y gusta de sufrir y sentir.
El amor no siempre es real y sincero; torna por momentos zaino y fatuo. Aunque tiene el inmenso poder de arrastrarnos y de sumergirnos en el azaroso universo de los sentimientos desnudos. Allí donde la razón  no suele ganar a la impulsividad. Ese lugar lleno de espinas que nos laceran y brisas calmantes que nos empujan a seguir. Un torbellino de idas y venidas.
¿Cómo acertar con las decisiones? Qué pregunta! Se me ocurre pensar que la mejor manera de acertar es evitar tomar aquellas que vayan en contra de lo que sentimos. Mas es posible que dicho camino nos avoque a un error. En mi caso prefiero el error por dejarme llevar que cercenar un sueño.
Siempre podemos toparnos con personas que sienten amores de siesta. Esos que  se perciben intensos y profundos hasta que uno se despierta al cabo de un rato con cuerpo de mala noche. Tal vez quien concurra a nuestro encuentro sea alguien de siesta de pijama y orinal; esas tardes de Alcarria donde uno despierta feliz y ávido de seguir compartiendo.

Quien no ha cometido a la hora de abalear desconoce la esencia de la vida.

LA DESAZÓN, EL ABATIMIENTO Y UNA SORPRESA

Vivir es toda una aventura, nos despertamos cada mañana con multitud de cosas por hacer, de planes por realizar; tal vez tengamos a alguien con quien compartir nuestros sentimientos o quizás no…
Intentamos que cada momento que vivimos tenga un sentido, un propósito que dé validez a nuestro día a día.
Ocurre, sin embargo, que la vida tiende a dar sorpresas desagradables de cuando en cuando. Imponderables que convierten nuestra existencia en algo insoportable.
La desazón que produce una pérdida, del tipo que sea, nos acerca a esos instantes en los que nuestras acciones son erráticas, los pensamientos se agolpan en nuestra cabeza a la par que los razonamientos complejos enturbian las labores cotidianas. El resultado es un abatimiento físico y mental. Perdemos las ganas de todo, nos adentramos en la penumbra de nuestra propia mente; allí donde los sentimientos nos dejan desnudos ante la falacia de una felicidad que creíamos nuestra.
Los círculos mentales en los que podemos llegar a caer cuando vienen mal dadas siempre han tenido la misma salida recta. Que no es otra que la sorpresa del hallazgo inesperado. Todo lo que creíamos haber perdido vuelve a aparecer ante nuestros ojos. Miramos incrédulos, nos negamos a creer…pero ahí está. Rebosante de dicha para hacernos crecer internamente y volver al ciclo de la vida.

Toda noche termina al alba, por larga que haya sido. Es cierto que las largas noches de invierno, cuando llegan en primavera, saltan por los aires todo cuando florece alrededor. Sin embargo pocos jardineros son tan capaces como el corazón.

jueves, 15 de septiembre de 2016

Utilicen la cabeza

Las leyes que nos hacen libres son, fundamentalmente, una conquista de la izquierda a las que la tradicional derecha se sumó sólo cuando fueron de su interés.   Ahora que perdemos derechos en todos los frentes no esperemos de quién los destruye nada que no sea mirar para otro lado y señalar. La conquista social siempre ha estado del mismo lado para disfrute posterior de ambos. Así que deben de ser, en mi opinión , los líderes de las fuerzas que representan esos valores quienes dejen atrás egos e imposiciones y busquen el consenso necesario para volver al statu quo previo.  Ya hemos salvado a quien no debíamos , lo mismo ya es tiempo de mirar por nosotros. Y ahora mismo hay quien está a otras cosas, pensando cómo salir de la quema.

sábado, 20 de agosto de 2016

Golondrina

Dicen que una golondrina no hace verano, sin embargo su sola presencia alegra a quien la observa. Así sucede en nuestras vidas cuando, de pronto, se cruza en nuestro camino alguien capaz de llenar de luz el espacio donde nos encontramos. Y si, es cierto que nada te garantiza la llegada del buen tiempo, mas es suficiente como para cambiar el semblante taciturno de los momentos menos claros. El estío nunca será permanente, tampoco podríamos tolerarlo; pero la transición de una etapa a otra es más fácil cuando uno disfruta de la sutil transformación de los días. Ahora que caminamos hacia los colores ocres y oxidados del otoño multicolor, toparse con una golondrina es, cuando menos, un buen motivo para sonreír.

martes, 26 de julio de 2016

Tiempo Futuro

Casi siempre son los cómo, los por qué...las respuestas que vamos aprendiendo se quedan obsoletas a cada año de nuestra vida. Las certezas de antaño no cubren las nuevas incertidumbres. No es cierto que cuanto más mayor más sabes o experiencia acumulas. Porque el pasado no regresa y aquellas experiencias apenas tienen cabida en este presente. La vida se resumiría en los "para qué " pues cada nuevo giro de este presente cambiante nos asoma a un universo de posibilidades. Reciclarse, esa es la palabra clave. Tenemos que aprender cada día, adaptarnos a los nuevos estímulos y buscar refugio temporal en lo conocido cuando no somos capaces de situar esos nuevos fogonazos. Renovarse o morir, tan viejo y tan nuevo.