LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

domingo, 5 de agosto de 2012

GUARDO

Todos y cada uno de nosotros acostumbramos a guardar cosas, experiencias, emociones, etc. lo hacemos en diferentes baúles que van acompañándonos a lo largo de nuestras vidas. Nunca he sido una persona de guardar cosas materiales, creo que las cosas son para usarlas, para disfrutarlas. Aquellas que han de conservarse con el paso de los años...se conservan solas. Las que se pierden, se estropean...esas las suelo tirar. No tengo añoranza de lo material. Guardo en la memoria de mi pituitaria aquel aroma a pan recién hecho que percibía de cuando en cuando en casa de unos vecinos cuando hacían pan en una “lareira” antigua y ennegrecida por el hollín. Quizá no fuese el mejor de los panes pero entonces me parecía unos de esos manjares divinos de los que tanto hablaban. Mi pituitaria tiene registrado también el desagradable olor de la manteca de cerdo derretida para convertir en aceite con qué cocinar, en las épocas en las que las telarañas abundaban en la despensa. Guardo en otra parte de mi cerebro la subida de adrenalina que día sí y día también experimentaba en mi infancia en juegos que hoy serían condenados por agresivos y que, a nosotros, nos ayudó a forjar un carácter. Días de miedos atávicos entrando en casas abandonadas, de objetos inanes que se movían ante nuestros ojos de forma clara aun cuando el polvo dejaba claro que hacía años que no lo hacían. Guardo en la memoria de mi corazón el primer beso, esa primera vez en la que uno acerca sus labios con el temor de hacerlo a una plancha ardiendo. El nerviosismo, el rubor próximo al paroxismo, el miedo a no saber que hacer...y después, después ese orgullo de quien ha dado un paso más en su crecimiento, ya eres mayor. También guardo el recuerdo de la primera relación sexual, pero este es un recuerdo sórdido, poco grato, que sirvió únicamente para mirar a otros que lo habían hecho, de igual a igual. Imagino que la adolescencia es, al final, un compendio de experiencias de las que reírse con el paso de los años. Guardo para mí el dolor de la desaparición de quien ha representado una serie de valores que, con los años, he terminado por valorar más. Criarte con alguien que no es tu padre puede ser difícil, sin embargo él hizo de mi existencia un lugar fantástico pues siempre podía acudir a su vera para sentirme reconfortado. Hay personas que uno siempre cree que no deben dejar este mundo, sin duda él era una de ellas. Guardo el recuerdo de las frustraciones que han ido situando piedras en camino de mi vida. El trecho que he recorrido está jalonado de errores infantiles, de errores de bulto y de aciertos, de alegrías, de momentos únicos en los que el aprendizaje superó a la emoción del momentos. Vivir es sólo un momento, y creo que son las experiencias que jalonan mi vida, las que me hacen afrontar el futuro sin temor a volver a equivocarme. Si lo hago...volveré a salir hacia delante. Guardo, y este lo he dejado para el final, el momento más importante de mi vida, ese instante en el que descubrí que la vida era algo más que estar en ella. Cuando nació mi hija el mundo giró de forma abrupta, haciéndome partícipe de una realidad que, hasta entonces, no significaba nada para mí. Ser padre implica responsabilidad, implica ser capaz de dar sin esperar nada a cambio, implica equivocarte, implica sentir de una manera en que no has sentido antes. Ese momento se produjo hace ya casi nueve años...y su recuerdo perdurará en mi memoria siempre. Guardar es algo que también hacemos de forma selectiva, apartando de nosotros aquellas cosas que pueden hacernos daño, que nos incomodan o que, simplemente no somos capaces de afrontar. La enfermedad del Alzheimer es especialmente cruel con este ejercicio que hacemos a lo largo de nuestra vida. Borra de nuestra memoria lo que hemos ido guardando. Espero que, si ha de tocarme, lo haga tarde y deje que cuando guardo pueda ser disfrutado cuando llegue el momento. Ahora es tiempo de dejar espacio para lo que esté por llegar, abrir las puertas a nuevas emociones.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión siempre es libre