LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

lunes, 22 de agosto de 2011

CAMINANTE NOCTURNO

En las noches de vigilia, aquellas en las que el sueño no logra alcanzarme o quizás si, te escucho por los pasillos; el paso lento, pausado, como de quien flota al caminar o pretende pasar desapercibido por las sendas invisibles.
Algunas veces logras sobresaltarme, cuando profundamente dormido o bien a punto de caer rendido a Morfeo, siento tu presencia al otro lado de la puerta.
Me he preguntado, no pocas veces, quién eres. Acaso mi otro yo, ese ente resultado del desdoblamiento dimensional del que muchos hablan; tal vez seas el que antes fui y ya no soy, o no quiero ser...; también podría darse la circunstancia de que no sea yo, sino tú. Un ente con personalidad propia; alguien vigilante de mis actos, para corregir o conducir aquellos que son erráticos o errados.
La cuestión es que no me siento incómodo con tu presencia, las largas noches son eso...largas, tediosas, frías o cálidas...
Dicen que todos tenemos un fantasma, un ente (nunca me ha gustado este nombre, hubiese preferido un Manolo, un Pepe, qué se yo...), que nos acompaña toda la vida. Muchos jamás son conscientes de su presencia; otros, al contrario, se comunican de manera ocasional o constante con ellos..
El caminante nocturno ha sido protagonista de innumerables episodios de suspense en novelas, un personaje que da lugar a todo tipo de conjeturas: cojo, sin un ojo, sin los dos, con garfio, sin él, con sombrero, calvo, con saco, sin él....
Cierto es que suelen ser producto de la imaginación de las personas, o resultado de la invención de quienes, como yo, gustan de cuando en cuando de elucubrar sobre la posibilidad de que exista....

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