LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 9 de enero de 2013

LA EMOCION

Siempre he creído que el ser humano ve determinadas sus actuaciones individuales por las emociones que le embargan en un momento dado. Somos emoción y por ello vulnerables a pesar de todo. La emoción es un fenómeno psíquico y fisiológico que se da sin que el que la padece tenga el menor control sobre ella. Se trata de algo espontáneo y, por tanto, inherente al propio carácter de cada uno de nosotros. Me considero una persona emotiva, capaz de conmoverse por los más diferentes acontecimientos o momentos. A veces me he llegado a sentir un tanto incómodo al emocionarme con cosas que a la mayoría del mundo les parece absurdo. Con el tiempo he comprendido que esos momentos forman parte de mí, de lo que soy. Un día, hace ya mucho tiempo, me sorprendí soltando lágrimas mientras veía un documental sobre un acontecimiento socio-político acontecido en otro país y narrado en otro idioma que sólo pude comprender mediante los subtítulos. Hay personas que se jactan de permanecer impertérritas ante cualquier cosa que suceda a su alrededor. A esas personas no les tengo confianza. No suelo fiarme de quien no manifiesta lo que siente. Creo que la valentía del ser humano está en ser capaz de mostrar las emociones sin temor a que los demás menoscaben por ello su carácter. Al contrario lo que las ocultan creo que pueden llegar a crear, al menos en mi persona, una incertidumbre innecesaria. La emoción permite el que podamos revivirlas con el paso de los años casi con la misma intensidad que cuando ocurren por primera vez. Imagino a una madre cuando rememora treinta años más tarde el nacimiento de un hijo y cómo es capaz de revivir aquellos instantes. La emoción también nos hace correr riesgos, nos impide calcular los peligros que puede conllevar el, por ejemplo, acudir a un acto multitudinario sin tener en cuenta nada de lo que sucede alrededor. Me gusta emocionarme, porque me hace demuestra que sigo vivo.

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