LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

viernes, 1 de marzo de 2013

NO ESTAMOS TAN MAL

Con la que está cayendo, a todos nos parece que caminamos por una pendiente ya muy empinada de la que va a ser difícil no salir mal parado; sin embargo tengo la sensación de que no estamos tan mal. Cuando uno mira los medios de comunicación, lee las noticia o las escuchar no puede hacer otra cosa que apretar el culo y caminar mirando hacia atrás, no sea que alguien nos la enchufe por la puerta trasera. Sin embargo, mirando alrededor uno puede darse cuenta de que las cosas no son como las pintan. Sí, hay más precariedad; sí, hay menos consumo; sí, los ciudadanos no saben de quien fiarse...y así encontraría muchos síes que añadir. Por contra, cuando entablo conversación con éste o aquel me doy cuenta de qué la precariedad no es tal, qué la angustia no es tan profunda, etc. Sé que hay quienes lo están pasando fatal, que no llegan a final de mes y que, con dificultad comen. Mas afortunadamente son los menos, a la mayoría lo que nos acongoja es que se nos ha movido el statu quo. Lo que sucede es que se nos están desmontando el chiringuito que nos habían montado. Durante los últimos quince años se nos han creado unas necesidades que no teníamos y que no necesitamos en realidad. Aspiramos a tener tantas irrealidades que nos tiramos a la piscina del consumismo masivo, sin la menor preocupación por su verdadera utilidad. A muchos adolescentes no se le ocurre pensar que su casa no pueda tener dos o tres televisores, o que el lavavajillas era, no hace mucho, un artículo de lujo. Toda una generación ha crecido en la abundancia innecesaria del absurdo consumismo. Hoy, que la situación económica nos apabulla, comprendemos que es preciso apagar lo que no usamos; descubrimos que tenemos más cosas en nuestra casa de las que creíamos. Entonces ¿estamos tan mal como nos hacen creer? ¿No será que nos intentan meter esa angustia dentro para que cuando se supere esta crisis, no perdamos los hábitos anteriores? Hace unos días acudí a un establecimiento de comida rápida para comer una hamburguesa. Era tarde, cerca de la media noche, y acababa de salir de entrenar. Pues bien, el establecimiento en cuestión estaba lleno a aquella hora. Si uno se para a pensar en que la gran mayoría de clientes eran jóvenes que podrían haber cenado en sus casas apenas una hora antes o en aquel preciso instante, uno no puede más que sonreír. Quizá no tengan un duro para otra cosa pero no van, por ello, a perder su costumbre. Es una buena época para retomar antiguos hábitos que hacían de nosotros seres mucho más aprovechables. Es un buen momento para hacer actividades saludables, de bajo coste. Excursiones a pie, viajes cercanos aprovechando medios (hasta ahora había en el punto de partida de una caminata tantos coches como personas).... No estamos tan mal

No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión siempre es libre