CRUCE DE CAMINOS

Caminamos por la vida a través de una senda que nos lleva a la única verdad que ya conocemos al nacer, la muerte. Es el cómo lo hacemos lo que nos diferencia de los demás. Cada cierto tiempo en nuestra travesía nos encontramos un cruce de caminos; uno de esos lugares donde las opciones que se nos muestran nos ponen en la tesitura de si continuar por el camino que nos habíamos marcado o si alterar nuestro rumbo. Incluso cabe la posibilidad de intentar varios caminos a la vez, aunque eso implique vivir a salto de mata. Una mirada inesperada, un encuentro fugaz, un roce al pasar, una conversación sin acabar...cualquier cosa puede ser suficiente como para desviarnos de nuestro camino e iniciar una senda incierta que nos haga sentirnos vivos de nuevo. Hay quien camina por la vida como un pollino de tiro, sin más perspectiva que la linea recta. Son personas peligrosas que nos acompañan en el día a día pero que son incapaces de asumir aquello que les rodea, por un camino sin retorno de un gris tan intenso que se come los colores de su propia vida. Son los que después acostumbran a decirnos cómo tenemos que vivir, cual es el camino correcto, etc. Desde siempre mi caminar raramente ha sido en linea recta; he acometido senderos con tantos baches que fue difícil salir de ellos sin abolladuras en las carrocería; sin embargo he tratado de no detenerme demasiado en los talleres no fuesen a darme una pátina de coherencia gris....