LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 1 de enero de 2014

UNA VENTANA ABIERTA A LA ILUSIÓN

Con el inicio de cada año nos hacemos las mismas proposiciones, nos deseamos las mismas cosas: Que nos vaya bien en la vida, en el trabajo, en el amor. Deseos repetidos que inundan estas noches cuando los recuerdos del año pasado se entremezclan con los deseos del año por vivir. Lo que deberíamos preguntarnos es cual es nuestra capacidad real como para hacer que las cosas vayan bien; cuál es el verdadero esfuerzo que estamos dispuestos a realizar en aras de encontrar la felicidad que tanto añoramos. Muchas veces las respuestas se ahogan en cuanto asomamos la puerta. Es por ello que uno debe de tener una ventana abierta a la ilusión, una utopía a la que agarrarse, un sueño que poder alcanzar cada vez que sale de su casa. Mas no basta con ello, es preciso vivir, es necesario dejar salir de nuestro interior todo aquello que nos golpea por dentro cuando nos lamentamos de no hacer las cosas. Los impulsos, esas verdaderas armas de destrucción masiva, son capaces de destrozar la vida de quienes, como yo, se dejan llevar por ellos. Decir las cosas que sientes o que piensas no siempre es la mejor opción; hacer aquello que deseas hacer sin red que te ampare puede ser una temeridad, un impulso que te lleve al desastre. Sin embargo mantener prisioneros los impulsos tan sólo nos destroza por dentro. Someter nuestros deseos a la costumbre tan sólo nos lleva a la frustración personal. Ha comenzado el año, y con él un saco de deseos se ha colado en nuestro equipaje. Muchos de ellos permanecerán encarcelados en las mazmorras de lo imposible; sin embargo muchos otros aflorarán y serán ellos los que nos muevan más allá de lo cotidiano. He escuchado decir que uno se acostumbra a la vida que lleva y va aparcando las cosas que desea porque mover el estatus quo en el que vive, supone un esfuerzo que no son capaces de afrontar. No todo el mundo tiene la misma velocidad, no todo el mundo se puede dejar llevar por el aire fresco de la ilusión, mas no es menos cierto que, al final de nuestras vidas, lo importante es poder mirar hacia atrás y haberse sentido vivos. Muchas veces no se trata de cambiar radicalmente de vida, sino de vivir más allá de lo que otros han establecido para nosotros....

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