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viernes, 18 de mayo de 2012

LAS OCURRENCIAS DE LA BOTELLA, DE LA SEÑORA BOTELLA

En ocasiones, escuchar lo que dicen los políticos puede resultar contraproducente para la salud de las personas. Sobre todo cuando atentan contra el más elemental sentido común. Vivimos tiempos difíciles, donde todo el mundo (bueno casi) se aprieta el cinturón. A muchos ese cinturón ya nos aprieta la nuez. El Estado trata de recaudar fondos de donde sea, normalmente estrangulando las economías domésticas, mucho más fáciles de exprimir que las cuentas de resultados de grandes empresas, instituciones, etc. Pues bien, a esta Señora, alcaldesa por otorgamiento de la capital del Estado, se le ha ocurrido decir (y lo que es peor, hacer) no cobrarle a la Iglesia el IBI porque, según su magna apreciación, la labor social de la institución es tal que no se le debe cobrar. Uno, que ya ha visto y escuchado de todo de esta clase de políticos, solo puede preguntarse si también va a perdonar el IBI a todos aquellos ciudadanos de su ayuntamiento que, anónimamente o no, realizan labores altruistas para con los demás. Si es así, y el ayuntamiento lo hiciese público, me callaría. Pero como no sólo no deja de cobrarles los impuestos sino que aplaude a quien no los paga, convendría que el Ministerio Fiscal investigase sobre un posible delito de prevaricación en la no aplicación de las leyes. La caradura de esta mujer es inaudita en los tiempos que corren, por no hablar de su cortedad política para presumir de actos que atentan contra la propia dignidad de quienes votaron a su partido (que no a ella) y que se ven agobiados por una crisis que cada día parece comerse más y más derechos. Para terminar, es preocupante que el Ayuntamiento más endeudado de España y uno de los más endeudados de occidente, deje de ingresar el IBI de la Iglesia Católica. Debería ingresarlo, de la misma manera de las sinagogas lo pagan, las mezquitas también, etc...

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