LUGARES PARA SOÑAR

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miércoles, 2 de mayo de 2012

UNA VIDA EN MEDIO DE OTRAS VIDAS

Ocurre, no pocas veces, que el quehacer diario de nuestra existencia nos parece lo más importante del mundo. Nuestros problemas son los más grandes, nuestros amores los más sentidos, nuestra desesperanza la única y así sucesivamente en cada cosa que hacemos. La realidad de las cosas es que nuestra vida es sólo una más en medio de otras vidas. Como vasos comunicantes influimos en aquellas vidas que tenemos a nuestro alrededor y éstas, a su vez, varían el cómo, el cuándo, el dónde...de la nuestra. Encontrar el equilibrio entre nuestra existencia y la de los demás es un ejercicio que consume buena parte de nuestra energía. Y en cómo administramos los lazos que entablamos o cortamos cada día es en lo que en realidad nos diferenciamos de los demás. Seguro que a nuestro alrededor encontramos personas que viven ensimismadas en su sola realidad, ajenas a todo cuanto les rodea. Alguno pensará que es un modo inteligente de vivir pues así son impermeables a los problemas de otros. Pero esto es una majadería, ya que el ser humano es permeable, está lleno de poros por los que se adentran en nuestras vidas las de los demás. Y cuanto más tratemos de impedir que alguien pueda establecer lazos con nosotros, más aburrida será nuestra estancia en este mundo. El ser humano, social por naturaleza, ha conseguido hacer de la comunicación un valor principal en su vida. Entender por qué suceden las cosas a nuestro alrededor nos ayuda a la sostenibilidad de una existencia, que en soledad, sería precaria. ¿Es necesario por ello vivir pendientes de la vida de otros? No, no creo que sea preciso. Más allá del cretinismo de unos cuantos que viven la vida de los otros sin vivir la suya propia; conocer qué pasa a tu lado es importante para saber a qué debes atenerte, por un lado y a ejercer eso tan en desuso en este tiempo como es la sociabilidad. Interesarse por lo que pasa no debe implicar inmiscuirse en las vidas ajenas; interesarse no debe pasar de un ejercicio natural de la búsqueda de una interacción necesaria para el fortalecimiento de lazos y la creación de asientos sobre los que, quizá, crear una amistad. Aquellos que viven entre visillos, atribulados por la vida de los demás, dando rienda suelta a la crítica sin fundamento de quienes les rodean, corren el riesgo de caer en el ostracismo social. Esa forma tan inteligente que tiene la sociedad civilizada y social de apartar de su camino a gentes de esta calaña, incapaces de disfrutar su propia existencia parapetados en la vida vacua que tienen. Siempre he pensado que vivir es maravilloso, que socializarse con otras personas, otras culturas...es la mejor manera de alcanzar un desarrollo intelectual que nos capacite aún más si cabe para la obtención de los conocimientos necesarios para vivir una vida en medio de otras vidas.

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