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jueves, 3 de mayo de 2012

Tal vez Dios esté muerto o quizá sea solamente una entelequia

La existencia de Dios, de algún tipo de Dios, ha sido una constante en el devenir del ser humano. Cansado éste de no encontrar explicaciones a muchos fenómenos acude a la existencia de un ente superior que vaya explicando las cosas. Dios ha sido una necesidad del ser humano y, por tanto, una creación del mismo. Así las cosas hemos creado dioses a imagen y semejanza de los poderosos, de aquellos que gobernaban o, de alguna otra manera, podían someter voluntades. Unas veces por la fuerza de las armas; otras por la fuerza de la palabra. Nunca, como ahora, ese Dios esté más en entredicho. Las circunstancias sociales, científicas, históricas, obligan a la humanidad a plantearse si Dios a muerto o si sólo ha sido una creación sin sustento cuantificable, una entelequia. Como seres racionales debemos buscar siempre explicaciones a los actos de nuestra vida cotidiana así como a todo aquello que nos rodea. La historia del hombre nos enseña que aquello que hace veinte siglos no tenía explicación y que atribuyeron a Dios, más tarde fue ponderado y se demostró que obedecía a otros designios, éstos fácilmente explicados. Llegados a este punto uno puede preguntarse se todo aquello que hoy no tiene explicación y otorgamos a Dios, no será en breve explicado desde la racionalidad o la ciencia. Y si fuese así, ¿habríamos matado a Dios?. Sé que muchos acudirán a ese espacio tan abierto a todo que es el amor, lo inmaterial, la espiritualidad... Encontrarán acomodo entonces todas aquellas creencias tan necesarias para vivir tal y cómo nos han enseñado a hacerlo. Pero ¿que habría pasado si Dios no hubiese estado presente? ¿a quién echaríamos la culpa de nuestras desgracias?¿a quién daríamos gracias por nuestros aciertos? Es casi seguro que el hombre encontraría otra figura a la que referirse, no fuese a tener que dar las gracias a la inteligencia de otro y, por tanto, ser deudor con esa otra persona. Con el paso del tiempo me he preguntado por qué acudimos a Dios para ofrecer, pedir, implorar, llorar, atribuir... en lugar de hacerlo a otros saberes. Es posible que pueda estar equivocado mas creo que en el inconsciente del hombre está muy arraigado el no dar poder a otro hombre. Para muchos un médico que nos cura un cáncer no es buen médico por su formación y no nos cura por los avances de una ciencia médica que avanza cada día más; acuden a Dios para justificar tanto la pericia del doctor como la capacidad del paciente de curarse en su fe, sea esta la que sea. Los neuro-psiquiatras han descubierto que las creencias imbricadas en nuestro sistema cerebral ayudan a conseguir curaciones aparentemente imposibles. Esto, que es un hecho cuasi-científico, demuestra que la capacidad de nuestro cerebro es la gran desconocida. Por ello creo que cada vez más, estamos matando a Dios; o mejo dicho, estamos poniendo en entredicho su mera existencia.

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