LUGARES PARA SOÑAR

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sábado, 21 de marzo de 2020

EL RETO DE MIRAR – EL PRIVILEGIO DE VER


En la vida uno aprende en base a la experimentación propia sobre los hechos que realiza y por la formación que recibe a lo largo del tiempo. Siempre teniendo en cuenta que, en la curva del aprendizaje, no todas las enseñanzas dadas o aprendidas son buenas. Lo que nos va a diferenciar de los demás no es otra cosa que la permeabilidad que tengamos hacia todas estas variables.
En el plano humano vamos superando obstáculos a lo largo de nuestra existencia y también disfrutando de los placeres que nos depara. Por suerte el equilibrio, para la mayoría de los seres humanos, se suele conseguir en algún punto entre en nacimiento y la muerte. De no ser así el mundo sería un lugar inhóspito.
Cuando atravesamos un momento malo y sufrimos por ello, nuestra respuesta cognitiva varía mucho en función de ese aprendizaje previo que nos ha ido dando la vida. Unos, cuando tratan de mirar al horizonte, sólo ven nubarrones oscuros ante los que su reacción es cerrar todas las puertas que dan acceso a su interior. Ven la vida a través de una mirilla, una suerte de ojo de buey que ofrece una visión distorsionada de la realidad. Vagan así por la vida lamiéndose las heridas, impermeables ante cualquier posibilidad de luz, de vida. Otros, al contrario, miran el horizonte y ven los mismos nubarrones negros (el daño, al fin y al cabo duele a todos), pero en lugar de bajar la cabeza y cerrar las puertas, camina…
Y caminando espera la primera oportunidad para doblar la esquina y trazar una senda nueva, tal vez sin camino cierto pero...¿quién tiene certezas en el plano emocional?. Avanzan día a día, con la piel erizada cada vez que se levanta viento, pero sin cesar en el empeño de alcanzar un lugar mejor.
De pronto, sin que nadie lo espere alcanzan una plaza en la que confluyen muchos otros como ellos. Individuos que todavía no han arrojado la llave de sus puertas al pozo del olvido pero que caminan simplemente al lado de los otros, no se miran.
Y ahí está el reto más importante, el de atreverse a mirar a los otros; pero mirarlos no con ojos de pasado, sino con el cristalino brillante por el presente que puede descubrir. Asomarse al alfeizar del compañero de camino es una tarea dura cuando las laceraciones internas duelen sólo con moverse, pero merece la pena. Ser capaces de superar el reto de mirar hacia dentro lleva parejo, muchas veces, el privilegio de ver el interior de las personas.
¿Están preparados para ver lo que hay dentro de los demás?¿Serán capaces, a su vez, de mostrar su propio interior una vez cruzado el umbral? Otra vez certezas que nadie tiene. Lo único real es el temblar de piernas a cada paso, la sorpresa al descubrir que sólo por nosotros mismos podemos valorar a los demás; y la ansiedad por dejar que otros averigüen cómo somos. El reto de mirar con ojos de hoy es todavía más importante, ser capaz de apear los conocimientos aprendidos de oídas para rellenar los huecos con las certezas descubiertas al ver con nuestros propios ojos, es un privilegio.
En la vida aprendí que sólo lo que he visto, sentido, percibido...era real. Todo lo que me habían contado; incluso enseñado, raras veces se acercó a lo experimentado. Y es para bien o para mal la vida, sólo es, cuando es vivida.

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