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jueves, 6 de octubre de 2011

20 N, ALGO MÁS QUE UNAS ELECCIONES GENERALES

Está próxima la apertura oficial de la campaña electoral previa a las elecciones que celebraremos el 20 de noviembre de este año y no son un asunto baladí. No se trata de elegir entre un candidato u otro, sino de algo mucho más profundo: decidir el modelo de Estado que queremos para el futuro.
Un candidato representa políticas que encaminarán el Estado hacia el liberalismo estricto; se tratará de un avance en las privatizaciones de las empresas públicas que queden o de los servicios básicos tales como educación y sanidad.
El otro candidato debería llevar consigo políticas encaminadas a mantener y sostener el Estado de bienestar en el cual vivimos, los derechos sociales, las prestaciones…pero nada de ello será gratis, sino a costa de pagar más impuestos.
Hay muchas más diferencias entre unas políticas y otras, como podría ser el que uno representa el modelo de economía que ha fracasado en occidente, un liberalismo que ha abocado al mundo a la mayor crisis económica conocida; el otro representa la “aparente” ineficacia en la respuesta a los problemas derivados de esa crisis...etc.
Somos los ciudadanos quienes deberíamos hacer una reflexión profunda sobre qué queremos a corto plazo y que a largo plazo. La inmediatez del momento y de los estilos de vida que se llevan en la actualidad pueden empujarnos a agarrarnos al primero que nos ofrezca “soluciones maravillosas” a corto plazo. Convendría cerciorarse de que la elección es la adecuada y que no implique una renuncia de facto al modo de vida que conocemos.
Debemos decidir si nuestros hijos tendrán derecho a una educación gratuita o que se garantice, al menos, el libre acceso a los estudios. No vayamos a toparnos de frente con un sistema que beneficie al que más tiene. ¿Queremos una sanidad de pago, o queremos seguir teniéndola como hasta ahora?, a esta pregunta también se da respuesta el próximo 20N, pues decidimos entre encaminarnos hacia el co-pago o mantener las cosas como hasta ahora. Y no se trata de que una opción sea mejor que la otra, se trata de que unos prometan bajada de impuestos, lo cual nos llevará, de forma indefectible hacia la privatización; la otra opción es pagar más impuestos, la única manera conocida y efectiva de sostener el Estado de bienestar. Somos un país que se caracteriza por aplaudir al que desfalca, al que “se va de rositas” sin pagar sus impuestos; y también admiramos la calidad de un Estado como Suecia y sus derechos… Derechos que tienen gracias a la recaudación de impuestos que revierten sobre la ciudadanía.
Así pues deberíamos plantearnos qué tipo de país queremos tener, más allá de las caras que se presentan.

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