LUGARES PARA SOÑAR

LUGARES PARA SOÑAR
cerrar lo ojos y sentir

lunes, 20 de abril de 2020

RECUPERAR EL RASTRO


Observar el mundo a través de una pantalla, de un cristal o desde el balcón no es la mejor manera de formar parte de él. En este tiempo estamos pasando de miradas furtivas detrás de los visillos de a una exposición de ventana digna de un estudio social.
Lo que hasta hace bien poco era una observación a hurtadillas del vecino/a con el fin de invadir su intimidad se está convirtiendo en una búsqueda de notoriedad desde el balcón de enfrente, tal vez para llamar la atención y empezar una conversación. Estamos pasando de hablar del vecino a hablar con él. Lo que no deja de resultar paradigmático cuando, en muchas ocasiones, ese vecino lleva un montón de años enfrente sin importarte nada.
Somos seres sociales, necesitamos de los demás para reafirmarnos en nosotros mismos. La condición humana nos hace esclavos de las relaciones. Incluso el ascetismo precisa de una conversación con alguien. Por eso, en unos días, podremos empezar a recuperar el rastro de lo hemos sido, de lo que quizás somos y tal vez seremos.
Nos advierten que nuestra sociedad no volverá a ser la misma. Que nos vamos a convertir, a la fuerza, en personas más distantes. Con una menor carga de efusividad y cercanía. Personalmente niego la mayor. Es posible, incluso probable que el miedo a contraer una enfermedad coarte nuestra manera de mostrar los sentimientos. Incluso cabe la posibilidad de que cercene muchos lazos que no tienen la resistencia de una amistad. Es posible, el tiempo dirá.
Mas yo creo que cabe una reformulación de cómo seremos sin dejar de ser quienes somos. El rastro que hemos dejado hasta ahora está sembrado de vivencias, sentimientos, certezas, dudas, risas y lágrimas… se trata de un rastro visible, para el que no hace falta arrastrarse por el suelo o tener vista de lince. Si no podemos desandar el camino, nada nos impide hacer uno paralelo. Quizás este tiempo nos haya ayudado a observar nuestros errores y a reiniciar el camino de un modo mejor, pero sin renunciar a la esencia de lo que somos.
Por mi parte pretendo reemprender mi camino con la mirada en el horizonte, la mochila cargada con abundantes provisiones para el recorrido y dispuesto a avanzar con respeto, pero no con miedo. Creo que nos queda mucho bueno por vivir. Y que de todo se aprende. La coerción de lo invisible suelta fuertes andanadas a nuestro espíritu de lucha; pero qué sería de nosotros si no fuésemos capaces de seguir caminando a pesar de las heridas en las rodillas por los tropiezos y caídas. No podemos dejar de ser quienes somos, sería un error.


No hay comentarios:

Publicar un comentario

La opinión siempre es libre