Muchas veces te he imaginado
estando despierto, ensimismado en ti mientras escuchaba una
conversación, una canción…. Otras tantas te he soñado, a
propósito y sin querer, si es que eso es posible cuando se cierran
los ojos sin darse cuenta.
El deseo de tenerte cerca ha
sido una constante, en perfecta contradicción con las muchas cosas
que he hecho por alejarte. Posiblemente porque, llevarme la contraria
a mi mismo haya sido una de las cosas que más y mejor he hecho.
Reconozco que muchas han sido
las ocasiones en las que me he adentrado en tu piel sin tu permiso;
casi tantas como sueños; y éstos, siempre nítidos, vívidos,
incluso con sabor a ti.
Arremolinado en torno a tu
cintura bien podría perder la cabeza. Confundida esta por el debate
entre subir y bajar; entre girar sin parar en la rotonda de tu
ombligo; ascender hacia las cumbres; tal vez dejarse ir por la vereda
que desciende a…
Unas veces me he visto asido a
tus caderas como náufrago al madero; otras, te he sentido a la grupa
de tu corcel como una amazona, cabalgado sin parar, la mirada perdida
y la sonrisa en la cara.
Nada como despertar al lado de
quien es capaz de provocar en ti la lujuria y la ternura. Si
encuentras a la persona que logra eso, habrás encontrado el eslabón
perdido que todos buscamos en la vida.
Dicen que, cuando uno salta en
paracaídas, afloran dos dudas razonables: ¿se abrirá? Y en caso de
hacerlo ¿cómo será el aterrizaje?. Por eso mucha gente es incapaz
de saltar. En mi caso, pese a haber nacido sin alas ya estoy en el
aire; no he reparado mucho en la mochila.
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