LUGARES PARA SOÑAR

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lunes, 27 de septiembre de 2010

EL PAÍS EN EL QUE QUIERO VIVIR

A escasas 48 horas de la huelga general prevista en nuestro país para el próximo día 29 uno no puede hacer otra cosa que preguntarse por qué hemos llegado a esta situación y sobre todo debemos preguntarnos qué país queremos para vivir.

Por si alguien no se ha dado cuenta vivimos en un país que vive la crisis atada de pies y manos; da igual quien llegue al poder y lo que pretenda hacer, somos una economía de tercera con aspiraciones, nada más. Porque la verdad es taimada y siempre sale a la luz.

Tenemos 18 plantas de ensamblaje de vehículos en nuestro territorio, y no tenemos capacidad de decisión sobre ninguna de ellas, ninguna. Todas las decisiones que se toman con respecto a ellas vienen de fuera de nuestras fronteras. Da igual qué quiera hacer un gobierno si, al cabo de un tiempo, desde fuera se decide recortar producción, hacer un ERE o simplemente cerrar. ¿Qué puede hacer entonces el Gobierno? nada, absolutamente nada, pues vivimos en una economía de libre mercado. Al final lo único que consiguen es subvencionar a las empresas con la condición de que no cierren. El empresario sale de rositas. ¿De quién ha sido la culpa de que las plantas que aquí existen, estén en manos de otros?.

Un país como el nuestro, donde no producimos más energía que la que produce el agua, la escasa energía atómica y poco más, resulta que nuestro Estado no controla ninguna de las empresas imporantes, no puede hacer nada excepto controlar el tope de tarifa eléctrica, lo que genera una deuda con las eléctricas que jamás prodrán recuperar. ¿Por qué se ha producido esto? ¿Por qué sobre la mayor empresa de gas de nuestro país está el capital de una empresa foránea?

Los trabajadores, nosotros, nos situamos entre los peor cualificados de europa; somos la mano de obra barata. A la mano de obra en España no le falta capacidad de trabajo, sino capacidades para desarrollarlo, ¿por qué? porque, lamentablemente para nosotros, jamás nos hemos preocupado de mejorar, sino de ir tirando; nunca hemos querido prosperar en la empresa, sino trabajar lo justo para sobrevivir y durar mucho tiempo; no hacemos cursos de reciclaje; no estamos a la altura en tecnologías; etc.

¿Qué clase de sindicatos tenemos en España? sindicatos de clase. En su día, hace mucho, luchaban por la incorporación de unos derechos que nosotros teníamos vetados durante los cuarenta años de dictadura; ahora, al cabo de treinta años estamos ante sindicados que amarillean por lo viejo de sus ideas, que no avanzan con el paso de los tiempos y que cada día son más incapaces. Ahora mismo en algunos el olor a podrido es más elevado que en la Dinamarca de Hamlet.

La entrada en la Unión Europea supuso para nuestro país el dejar de estar en el vagón de cola de Europa y situarnos a mitad de tren; nos hizo modernizar el país a pasos agigantados contribuyendo con abundantes fondos. Estos fondos, muchos de ellos terriblemente utilizados y dilapidados sin el menos tapujo hicieron de la piel de toro de nuestra nación un nido de vagos, de trapicheros, de maleantes bajo la aureola de políticos representativos. ¡Aquí se subvencionó por no trabajar, para no producir! Así las cosas, no podemos esperar que tras años viviendo a la sopa boba ahora demos un salto al vacío y nos convirtamos en lo que no somos, una nación productiva.

Así podríamos seguir párrafos y párrafos, mas uno se pregunta qué país quisiera tener y no tengo dudas de que querría un país donde el sistema representativo fuese equitativo, donde la representatividad del pueblo fuese real y no ficticia como ahora. Una nación que pudiese controlar los servícios básicos de un Estado, como la energía y otras. Al modo de Francia, que en lugar de privatizar y regalar a los amigos del poder; privatizó una parte controlando la otra parte a través de empresas de capital estatal. No se dejaron llevar por lo fácil.
Quiero vivir en un país donde los sindicatos luchen de verdad por la mejora del mercado laboral, que expliquen, junto con los partidos políticos, que las reformas estructuturales no lo son de hoy para mañana: cambiar la productividad de este país requiere un cambio generacional, un tránsito de no menos diez a quince años.
Quiero vivir en un país donde la enseñanza sea el buque insignia de la representatividad de nuestra nación. Deberíamos presumir de gente formanda y no de grandes trabajadores, pues eso lo llevamos haciendo trescientos años.

Aun y así, los problemas sociales seguirían existiendo, pero de un modo mucho más mermado, mas tranquilo. No es lo mismo tener la capacidad de ir a trabajar a cuaquier punto del globo porque esto y cualificado; que tener que quedarme en la calle porque no se hacer la o con un canuto.

Está bien subvencionar la industria, los nichos de producción, pero sólo aquellos que sean productivos; hacer que los empresarios tengan que responder con su capital de las barbaridades que puedan cometer con las empresas, y sobre todo que las penas de cárcel sean efectivas y no mero entretenimiento del papel de prensa.

Vivo en un gran país, en una nación que tiene siglos de historia, con altos y bajos, pero con una Historia que para sí quisieran muchas naciones. Lamentablemente nuestra imagen no es la que se correspondería con ella. Y en nosotros está el cambiarla. Yo quiero implicarme en ello.

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