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lunes, 9 de abril de 2012

EL VERDADERO HECHO DIFERENCIAL

En todos los medios de comunicación escuchamos muy a menudo que una determinada comunidad se independiza o sueña con esa independencia. Los partidos nacionalistas en diferentes puntos del planeta logran aunar a una determinada población para que luche por su independencia basándose en “el hecho diferencial”. Para ello acuden a tópicos y típicos, a sueños de grandeza que muchas veces chocan de frente con una realidad que les enseña que la diferencia no es tal.
Reflexionando sobre este particular y atendiendo a los cambios políticos, económicos y sociales que se han dado en los últimos sesenta o setenta años no deja de pensar que el verdadero hecho diferencial, aquel por el que deberíamos luchar es la educación y la formación técnica.
Vivimos una época en la que no es importante hablar idiomas (a pesar de lo mucho que nos dicen desde diferentes lobbies políticos), lo verdaderamente esencial es formar a nuestros jóvenes en ciencia y tecnología, toda vez que la información se transmite en un sistema binario de 1 y 0. Todo cuanto nos rodea, aquello que verdaderamente mueve al mundo está registrado en un sistema binario, lo que nos debería llevar a la pregunta:¿qué es más importante: el inglés o la informática?
El hecho diferencial del presente y, sobre todo, del futuro, estará situado en el umbral de la inteligencia. Habrá países con una población capacitada para la ciencia y la tecnología y, por tanto, una sociedad avanzada. Y otros que, con políticas que alejan a su población del acceso a la formación, se quedarán anclados cuando no atrasados.
El futuro de la humanidad será escrito por nosotros, no habrá que esperar a que la naturaleza haga su trabajo, pues en manos del hombre está ya la capacidad de acelerar los cambios, alterarlos e incluso en crear una metamorfosis absoluta en lo que al ser humano actual se refiere.
Invitaría a todos los políticos, da igual el color (en el supuesto caso de que lo tuviesen), a que afrontasen de la mano un esfuerzo mayúsculo por no recortar en el acceso a la educación, a que fomentasen la investigación...de nada vale vanagloriarse de sostener el Estado de Bienestar, si lo que en realidad nos lo garantizará en el futuro es que nuestros jóvenes puedan ser capaces de desarrollar las técnicas (de todo tipo) que hagan de nuestro futuro inmediato una realidad escrita por sus propias manos.
Como padres tendríamos que hacer toda la presión que fuese necesaria para llevar a los políticos a la senda de la cultura, de la educación, de la formación. Una senda que para ellos nunca resultará interesante; ya se sabe del peligro de la educación para la política. Un pueblo formado no es un títere en manos de sus dirigentes; ésta, que es una realidad tangible, debería ser ese hecho diferencial al que los partidos deberían acudir y dejarse de tonterías axiomáticas, usos y costumbres.

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