LUGARES PARA SOÑAR

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lunes, 28 de febrero de 2011

SINTIENDO MIEDO

Desde hace poco tiempo estoy en un trabajo que se desarrolla fundamentalmente de noche y casi siempre en soledad. Un lugar común donde la ansiedad y el miedo pueden ser habituales a poco que quien desarrolle este trabajo sea una persona que elabore en su mente peligros ficticios, que ponga su sistema defensivo en alerta.
Pero ¿qué es sentir miedo? Podría describirse el miedo de muchas maneras, desde los atavismos histórico – sociales, hasta la real sensación de peligro que nuestros sentidos perciben en un momento dado. Quizá el peor de los miedos sea el psicológico, ese que no siempre atiende a factores externos o físicos, sino que se mantienen latentes en nuestro cerebro.
La tan manida frase de que: “el miedo es libre”, no es del todo cierto, o al menos no desde el punto de vista del libre albedrío, ese que hace de la aleatoriedad una manera de ser.
Los miedos obedecen, casi siempre, a una elaboración mental de situaciones reales mezcladas con “vivencias” irreales que se han ido depositando en nuestro subconsciente; algunas como resultado de nuestro modo de vida otras como resultado del adoctrinamiento social de la sociedad en la que estamos inmersos, algunas como herencia de un pasado remoto que no resultan fáciles de situar en un contexto presente.
Hay personas que temen a los espíritus sin tener una conciencia clara de la naturaleza real o ficticia de una dimensión de la que muchos hemos oído hablar y que casi nadie ha sabido mostrar. Otros experimentan un miedo físico por situaciones ya vividas, como quienes han sufrido estrés post-traumático tras un accidente; y y también hay elementos difusos, difíciles de explicar en el miedo, como cuando percibimos una sensación de peligro en lugares alejados de nosotros, que no nos atañen directamente pero que, de alguna manera, nos hacen ser partícipes de ello. La típica expresión de quien dice: “allí, va a pasar algo tremendo…”
Tener miedo forma parte de la naturaleza humana, es inherente al instinto de supervivencia que tiene el ser humano. Controlarlo no es fácil, si bien puede llegar a ser contenido.
¿Se puede inhibir el miedo? ¿Todos los miedos? Probablemente no, es seguro que con entrenamiento podemos ir creando en nuestro cerebro una suerte de sistema de celdas en los que almacenar los pensamientos o recuerdos que pueden empujarnos a una situación de pánico, también que podemos perder el miedo a muchas situaciones que antes nos lo daban, como por ejemplo meternos en aguas profundas… de lo que ya tengo más dudas es de la posibilidad de introducir en celdas los miedos psicológicos, aquellos como el temor al fracaso, que hacen de nosotros las personas que somos.
Intuyo que todas las celdas que seamos capaces de construir mentalmente se convertirán en vasos comunicantes en el momento en que una de las defensas se vaya al garete; para entonces todo se desmoronará y llevará su tiempo revertir una situación así.
Me fijo en los famosos “yuppies” de los ochenta y noventa, personajes seguros de sí mismos, en la cima de toda una pirámide social. Una pirámide con una base voluble, como todo lo humano, y por ello frágil a pesar de su apariencia. Aquellos cayeron con el derrumbe de los mercados emergentes, con la caída de las punto.com etc. La mayoría de los que fueron ya no son. Y de aquella ausencia de miedo pasaron al temor a todo lo intangible, a fin de cuentas, lo que más miedo nos da.
Hablamos del miedo a perder, pero también existe el miedo a ganar; porque ello supone un salto a lo desconocido. Estar en la cima es para personalidades fuertes, y no todos la tienen.
Creo, finalmente, que este es un tema donde caben las vivencias, las experiencias, la etimología, la historia…entra casi de todo, y casi todo puede ser origen del miedo.
Mi percepción personal del miedo a la muerte, me lleva a pensar que deberíamos aprovechar el miedo en su versión buena (si la tiene), que no es otra que la búsqueda mental y física de la tranquilidad. Con todo lo que ello implica: desde la adquisición de conocimientos, hasta el armazón de nuestra propia coraza….
Miedos...

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