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cerrar lo ojos y sentir

miércoles, 16 de noviembre de 2011

EL CAMINO DE LOS SENTIMIENTOS

Todos caminamos por el tortuoso camino de la vida en busca de encontrar diversos asideros de felicidad en los que poder sostener nuestro ser, abatido por los muchos palos que sufrimos mientras vivimos.
La búsqueda de los sentimientos ha sido clave en el devenir del ser humano; capaz, cómo es, de luchar por ellos a vida o muerte. Unos buscan sentirse dichosos por la cantidad de propiedades que tienes, henchidos de sí mismos, vacíos normalmente de contenido.
Hay quien busca sentimientos de culpabilidad como única salida a la angosta mente que se ha ido labrando con el paso de los años. Muchos de esos sentimientos de culpa son atávicos, forman parte de esa parte de nosotros mismos que viene en nuestro código genético. No sabemos cómo, pero está ahí. También hay quien goza como un cochino en medio de las miserias propias.
Las miserias ajenas son el caldo de cultivo en el que maman muchas personas capaces de hacer del sufrimiento de los demás un lugar del goce propio, en la búsqueda de ese sentimiento de superioridad tan característico de muchos mediocres.
Sin embargo, cada uno de nosotros debería dedicar buena parte de su vida a la búsqueda incesante de aquellos sentimientos que llevan aparejados pocas penas y sí muchos disfrutes. La búsqueda del amor habría de ser el cenit de la humanidad, sino estuviese perdiendo el tiempo en tanta inutilidad. El amor proporciona un estado de bienestar tal que difícilmente podrá ser alcanzado por cualquier sustancia, sean drogas, sean alcoholes… el amor hace que la química orgánica de nuestro cuerpo se modifique cada instante, vibre, salte, viva, sienta…
Sí, ya sé que también puede causar dolor el desamor, el abandono y la pérdida. Sentimientos estos que engloban esa parte de nosotros que fluctúa por nuestra vida de cuando en cuando. Mas todos ellos, y esta es sólo mi opinión, viven en su reducto cuando el amor invade nuestra mente, nuestro cuerpo, nuestras vísceras.
El camino de los sentimientos implica un aprendizaje, discernir cual nos conviene y cual no; cual es evitable y cual arrasará. Casi ninguno es controlable, aunque tampoco van a su libre albedrío. Los sentimientos son una cosa muy seria, que diría un profesor. Son lo que somos, lo que queremos ser, lo que podemos ser, e incluso, lo que seremos.

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