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lunes, 1 de octubre de 2012

EL POPULISMO DE LOS PRESUPUESTOS

En esta época de crisis es fácil caer en la tentación de hacer populismo en la crítica de las partidas presupuestarias. Podemos caer en el argumento fácil de que se recorta aquí en lugar de allí... se trata de críticas que se hacen desde la óptica del análisis estadístico parcial y sesgado. Es fácil criticar que se recorta un 20% en Educación, entre otras cosas, porque resulta obvio que si quitamos dinero para la formación el futuro será mucho más difícil para los que vienen detrás. Mucho más sencillo es poner a parir al gobernante de turno cuando hablamos de rebajas en Sanidad o en cualquier otra partida que afecte al Estado de Bienestar en el que nos acostumbramos a vivir desde la época en la que un andaluz nos invitó a conocerlo. Como ciudadano me preocupa mucho más la gestión del presupuesto asignado. Todo el mundo parece tener claro que hay que criticar que se recorte en lugar de preguntarse qué harán con el presupuesto asignado. La gestión es lo verdaderamente importante. Lamentablemente la cultura política de nuestra sociedad es demasiado superficial y nos quedamos con la crítica populista de unos y otros, en lugar de incidir sobre el cómo se gasta lo que se asigna. La mala gestión del dinero es un lugar común en nuestro sistema político. La disgregación de competencias y el reparto arbitrario del dinero público hace que la búsqueda de responsabilidades no sea tarea fácil. Todo el mundo echa la culpa al de al lado. Los picos que se pierden en el trasiego de dinero de un lado a otro suma, al final, una cantidad ingente de euros. Un dinero que rara vez se reclama a quienes lo gestionan y qué, sin ninguna duda, serviría para mitigar la precaria situación financiera actual. Ahora que se recorta en casi todo, es el momento en el que los tiburones se acercan más a la carroña política en la búsqueda del bocado más suculento. Cada día aparecen en nuestros medios de comunicación más y más casos de corrupción y corruptelas, cajones de sastre donde van a parar los fondos que todos necesitamos. Las diferencias ideológicas entre las dos grandes corrientes políticas se manifiestan siempre a la hora de gestionar el dinero público. Sin embargo con una mirada más en profundidad uno descubre que el agujero sigue en el mismo lugar...en la mala gestión de lo público. Nuestros políticos son, en su gran mayoría, populistas; lo ideal es que fuesen gestores eficaces. La pena es que aquí, cualquier mentecato puede terminar gestionando un dinero que no le cuesta dilapidar...y así nos va.

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