LUGARES PARA SOÑAR

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domingo, 7 de octubre de 2012

LIBERTADES A LA DERIVA

Un Estado democrático es aquel donde las libertades, individuales y colectivas, priman sobre las restricciones sobre las mismas. Una sociedad que se dice así misma avanzada, no puede permitirse el lujo de que sean las imágenes de la represión las que encabecen las portadas de los tabloides internacionales cuando a nuestro país se refieren. Corren malos tiempos para la libertad de expresión; y no ya en la calle, donde parece que manifestar la disconformidad de los ciudadanos para con la clase dirigente se transforma para unos cuantos en un ataque contra las instituciones; corren malos tiempos también en los medios de comunicación donde el sesgo partidista y partidario se impone sobre el libro de estilo que a los estudiantes de comunicación les enseñan en las Facultades de Periodismo. La libertad, entendida esta en su más amplia expresión, siempre ha sido mal vista por esa parte de la sociedad que enarbola la bandera de la coerción social enarbolando las banderas de la represión. Si haces lo que ellos estiman acertado podrás situarse a su vera y medrar a consta de quien sea. Si, por el contrario, te dedicas a manifestar tu enojo por la situación depauperada que estamos viviendo, implícitamente te sitúas (a sus ojos) en la acera de los que amenazan su modo de vida y por ende te conviertes en un elemento subversivo al que poder apalear. Las fuerzas de orden público, que yo siempre he defendido por su evidente utilidad, deberían regirse por el principio de equidad. Un principio que lleva aparejado en su aplicación la no vulneración de la integridad física de personas que no participan en ninguna agresión contra ellos. Cuando los que revientan las manifestaciones se asoman a la cabeza de las mismas con el único motivo de alimentar el jaleo e iniciar acciones contra las diferentes policías y así, terminar con las protestas legales que se están desarrollando, convendría hacer una reflexión profunda y preguntarse si acaso no serán estos grupos extremistas (tanto de extrema derecha como de extrema izquierda) meras marionetas a sueldo de aquellos a quienes les interesa que se hable del jaleo y no de la protesta social. Lo único cierto es que estamos pasando en un espacio de tiempo ridículo de ser un país donde se nos llenaba el pecho por los derechos alcanzados en tan pocas décadas a ser una nación donde las diferentes políticas merman cada día un poco más los derechos que tantos esfuerzos (incluso vidas) han costado. Y desde las élites políticas nos dicen que no nos defendamos, que no nos manifestemos, que permanezcamos en nuestras casas. Donde no se nos darán palos físicos. Y es cierto, en casa no nos dañan con las porras, en nuestros hogares son los palos en forma de impuestos, recortes, etc. los que no sólo están socavando nuestro modo de vida sino que están hipotecando el de nuestros hijos. La sociedad debe de seguir en su apuesta de hacerse visible, de salir a las calles para mostrarles a los que se esconden tras los escudos policiales, que sus políticas no son las correctas, que la situación a la que hemos llegado es consecuencia de sus desmanes. Desmanes que nosotros hemos permitido y que ya estamos pagando. Ahora, asumida nuestra responsabilidad, es preciso que ellos asuman la suya.

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