LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

martes, 21 de diciembre de 2010

HABLAR PARA NO DECIR NADA

Cada día que pasa me sorprende más la capacidad que tienen muchas personas para hablar y hablar y no decir nada. Es fabuloso como rellenan las editoriales de los periódicos día tras día sin aportar nada sustancial; por no hablar de los tertulianos de las diferentes cadenas de televisión, abonados a decir lo mismo un día tras otro. Aquí ya no se trata de no decir nada sino de pronunciar sandeces y tonterías una hora tras otra.
Imagino que la sociedad que consume este tipo de información es una sociedad enferma de valores, que quiere escuchar tonterías varias que desplacen sus problemas a otra zona de su organigrama diario.
Los jóvenes, por el contrario, no dejan de hablar y hablar, de comunicarse ¿o no? Yo tengo mis dudas, creo que los jóvenes de hoy, en general pasa con casi todo el mundo, hablan mucho, pero no para que los escuchen, sino para decir lo que quiere decir y ya está. Da igual si su interlocutor ha prestado atención o no. Sólo hay que sentarse en una cafetería una tarde y ser un poco maleducado, prestar atención a las conversaciones que se producen en el entorno de nuestra mesa; veremos entonces como dos interlocutores hablan de temas distintos, en un orden más o menos educado, pero dejando claro que cada uno dice, lo que tiene que decir. La interacción no va mucho más allá de un: “sí, bueno, puede ser… quizá”
Las conversaciones antológicas donde uno puede prestar atención a su interlocutor, donde participa de la conversación, del todo…han dejado de estar de moda. Parece como si el debate de bar, ese que se producía por cualquier motivo en otras épocas haya dejado paso a otra forma de comunicación, una manera de comunicarse que nos está alejando a los unos de los otros.

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