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martes, 21 de diciembre de 2010

IZQUIERDA

Tal vez la izquierda no deje de ser nunca el lugar donde los valores humanos tienen cabida, la cámara de las ideas, esa cueva donde han quedado atrapados los sueños del hombre para conseguir un poco más de igualdad, fraternidad y de libertad.
No hace mucho que escuché que la izquierda subsiste en tanto en cuanto no moleste demasiado a la derecha. La libertad de acción del pensamiento de izquierdas está más que nunca acotado al ámbito del pensamiento, la elucubración, la ensoñación y el deseo. La realidad no deja que la ideología de izquierdas pueda asomar más allá de un mitin o de un juego de sueños imposibles.
El mundo está controlado por poderes que supuran en mucho cualquier ideología, están por encima de un pensamiento conservador, liberal o progresista. El mundo está controlado por Corporaciones empresariales que viven más allá del bien y del mal y que, en caso de necesitar una representatividad política, eligirían una política conservadora o liberal.
Para la izquierda ideológica está reservado el derecho al pataleo, el intento de subversión encubierto que se debería llevar a cabo desde las aulas, si estas no estuviesen infectadas de esa ideología única que enarbolan todos los conservadores.
Desde el punto de vista de la educación, ha sido el progresismo el que ha dado pasos de gigante en la mejora de la percepción social, del aprendizaje y demás. Claro que ha sido un progresismo que ha partido de un pragmatismo conservador, del que algunas cabezas negras han querido salir. Esas cabezas, en ningún caso ideológicamente de izquierdas, han terminado por abrazar el título de “progresistas” para poder ubicarse en algún lugar del mapa.
Para la posteridad y la historia quedarán los datos, el que en los últimos 200 años de España, los gobiernos progresistas apenas hayan representado el 10% del tiempo gobernado, sin embargo la impronta y los valores, así como la forma de sociedad han permanecido. El mundo tal y cómo lo conocemos ahora es, sobre todo, el resultado de la ruptura con el conservadurismo y la inclinación, al menos existencial durante un tiempo, hacia la izquierda.
La tradición conservadora ha subyugado durante muchos siglos todas las sociedades que nos rodean, incluida la nuestra, y ha gobernado durante la mayor parte del tiempo (con aciertos y errores). No sería justo, por tanto, atribuir a la izquierda sólo lo malo, como tampoco sólo lo bueno.

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