Así es como encontramos ahora a los fumadores en cada cafetería que tiene una en su exterior. Si antes éramos los no fumadores los que teníamos que disfrutar de las temperaturas exteriores si queríamos respirar aire puro, son ahora los fumadores quienes contribuyen a la buena salud de todos quemando tabaco en la puerta de los locales.
Toda ley restrictiva de libertades suele acarrear una crítica frontal, si bien habría que analizar en un debate serio, ¿qué clase de libertad se corresponde con fumar en un local cerrado en presencia de no fumadores o incluso menores?
Llega la Ley con retraso, pues nunca debería haber sido aprobada una media – ley como la anterior, que obligó a unos a inversiones que ahora quedan enterradas en el pozo de las pérdidas. Menoscabar la economía de las empresas de restauración con una Ley para un tiempo tan breve merecería al menos una reposición por parte del Estado, de un tanto por ciento de la inversión realizada…si bien este sería otro debate.
En otros países europeos la imposibilidad de fumar en espacios públicos ya lleva un tiempo presente, y los datos nos indican que en lugares como Italia o Irlanda los bares y pubs están llenos de gente aun cuando para quemar tabaco tengan que hacer una breve salida a la terraza.
Se abre ahora un negocio redondo para las tiendas que venden mantas pequeñas, pues se están poniendo de moda para acompañar a un café o una caña. Países como Suiza tienen, hace muchos años, mantas en sus cafeterías, lugares de encuentro y tertulia a poco que un rayo de sol amenace con salir. Aquí, donde el sol es un bien habitual, no hará falta mucha manta…
Fumar es un placer… decía la canción, y yo lo disfruté durante quince años. Estar en un ambiente sin humos es un verdadero placer…que estamos descubriendo desde hace unos días…
Juan J. Corral
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