LUGARES PARA SOÑAR

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lunes, 17 de enero de 2011

ESPEJO ROTO

Verse reflejado en un espejo roto suele ser una de esas imágenes inquietantes que, a quien más y a quien menos, provoca una sensación diferente.
Creo que cuando conoces a alguien ves a la persona que quieres ver, adivinas en sus facciones aquellas que, sin querer, estás buscando en tu interior. Cuando comienzas el trato, empiezas a ver los entresijos de los individuos llega ese instante que miras al otro como un espejo roto.
Comienzas a ver sus defectos, a perfilar sus imperfecciones dentro del universo de tu cabeza. Nadie disfruta mirándose en un espejo roto y tampoco suele hacerlo en la observación de un espejo rasgado.
Sin embargo, no es un ejercicio menor el ponerte a observar los pedazos de espejo, ver cómo es el reflejo individual de cada trozo y tratar de ubicarlo en el espacio que le corresponde. Restañar nuestras propias heridas es algo que acometemos de cuando en cuando, por qué negamos esa posibilidad al otro. Por qué no intentamos adivinar dónde va cada trozo de cristal e intentamos situarlo de manera tal que su reflejo cada día, nos guste más.
La mayoría opta por buscar un cristal nuevo en el que reflejarse, un lugar donde reflejar nuestros deseos, nuestras ilusiones, nuestros sentimientos… es una búsqueda que termina en muchas ocasiones con la pérdida de perspectiva de la propia realidad. Observar un espejo roto de manera reiterada nos enseña a vernos como lo que somos, seres imperfectos.
La perfección es tan subjetiva como la imperfección, tan sólo dependerá del cristal por donde se mire…

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