LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

sábado, 15 de enero de 2011

EN MITAD DE ESTA NOCHE DE ENERO

Hace unas horas que quemo mi tiempo en esta oficina de doce metros cuadrados, un lugar sobrio, feo, sin alma y casi sin vida. Me gusta trabajar de noche, me permite disfrutar del día y cuando oscurece siempre encuentras el modo de avanzar en una madrugada que terminará con el alba dentro de un mes y medio; hoy la madrugada termina con la noche de la mañana…
Sentado delante del ordenador me pregunto, a veces, demasiadas cosas. Preguntas sobre mi propia existencia, sobre el devenir de los días y años, sobre el mundo que me rodea y en el cual pretendo implícame todo lo necesario.
Siento tu ausencia a mi lado, no podré acariciar tu piel ni sentir tu calor más allá de mi propia imaginación. Un abrazo en mitad de la noche, una caricia espontánea, un beso… debo dejar estos pensamientos a un lado y centrarme en otras cosas. Pensar en qué haré mañana y en cómo estaré para hacer lo que pretendo.
La vivir es estoy y mucho más, es soñar despierto con un futuro que otrora incierto ahora se convierte en realidad casi tangible. Vuela la imaginación cual pájaro al viento, una suerte de cormorán suspendido en el viento sin apenas esfuerzo. Los sueños nos permiten pasar estos momentos de absorto hastío de una manera mucho más fugaz.
Ladran los perros en el exterior, no lo hacen con muchas ganas, para ellos también el tedio se impone. Imaginar un mundo que se circunscribe a apenas dos hectáreas de terreno no es, lo que se diga, el sueño de un animal. De todas maneras gozo de su presencia cuando salgo de ronda o simplemente les acaricio en la puerta.
En mitad de la noche hasta los ruidos son diferentes, más densos, casi masticables. La chimenea de sonidos secos y fuertes que tengo a trescientos metros en línea recta me permite acordarme de dónde estoy, del lugar en el que trabajo. Ya me he acostumbrado, un unas horas será un leve rumor y al final de la madrugada quizá ni distinga su sonido..
En mitad de la noche…

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