LUGARES PARA SOÑAR

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cerrar lo ojos y sentir

domingo, 2 de enero de 2011

MURIENDO POCO A POCO

La muerte es una certeza, una verdad que tenemos al nacer. Cabe la posibilidad que tras la muerte física exista otra realidad, otro universo; mas yo no soy conocedor de él. Todo cuanto puedo hacer al respecto es abrir mi mente a cualquier otra explicación y descubrir, cuando toque, qué clase de realidad existe.
Mientras, intento que el proceso que me lleve hasta este hecho cierto, sea lo más lento posible. Para ello nada mejor que esforzarse en evitar aquello que nos haga hacer camino con muchas chinas en el zapato.
El ser humano siempre ha encontrado la manera de acelerar el proceso, de empeorar física y mentalmente tan rápido, que lamentablemente, hacen que se pierdan muchas experiencias y no pocas vivencias intensas.
Me acuerdo de quienes abrazan el calor del alcohol o la experiencia etérea de la droga; de quienes un día te dicen: “tranquilo, yo controlo”. Son éstos los que terminan enganchados a las diferentes drogas, acodados en la barra de un bar vaciando copa tras copa en el gaznate, con la vana esperanza de ahogar sus preocupaciones.
La miseria personal que lleva acarreada este tipo de vida no es algo propio de la persona, eso sería lo ideal; lo peor es que lleva atada a su cintura, el penar y pesar de los familiares y amigos. Vivir con estas personas es todo un ejercicio de fe en el ser humano, casi siempre sin resultado.
Matarnos poco a poco es algo que hacemos cuando comemos lo que no debemos, cuando matamos nuestro organismo siendo conscientes de ello. La comida es, a la vez, creadora y eliminadora de vida. Ayuda al desarrollo físico en una primera etapa y termina por ser un contribuidor necesario a nuestro deterioro. Sólo un conocimiento de lo que se ingiere y una buena capacidad para advertir qué necesitamos y qué no.
Siempre hay quien se va muriendo de pena, quien no puede superar una adversidad y comienza una cuesta abajo que desemboca en su óbito. Algunos se mueren de amor, cuando su compañero o compañera deja de estar presente en su vida; otros cuando sobreviven a sus hijos; otros… a veces, en nuestro cerebro, se abren espacios parecidos a los agujeros negros en el espacio. Son lugares inexplorados que arrastran toda la materia hacia su interior, hasta desaparecer; las emociones y los sentimientos, a veces, no sobreviven a los agujeros negros de nuestro cerebro.
Vivir es maravilloso, estar aquí es fantástico, hay que disfrutarlo tanto como se pueda, pues dura un minuto y los segundos pasan de forma inexorable. Pero claro, esta es mi opinión; una subjetividad que puede no corresponderse con la persona de al lado. En todo caso hagamos que la muerte, se atrase como un tren de mercancías…no tengamos prisa.

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